Un lindo par de zapatos de vestir puede durar una vida entera, pero el movimiento de los pies adentro de ellos a veces provoca que el cuero se arrugue. Aunque es inevitable que se formen líneas, hay medidas que puedas tomar para evitar que tus zapatos de vestir se arruguen.

Método 1
Método 1 de 2:
Evitar las arrugas

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    Escoge unos zapatos que te queden bien. Si hay un espacio entre el pie y el zapato, el cuero se doblará más. Esta es la razón por la que la mayoría se arruga. Esto es muy común en la puntera, así que busca un par de zapatos de vestir que te queden bien al pie sin apretarte mucho.[1]
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    Aplícales un repelente de agua antes de ponerte los zapatos por primera vez. Este producto contribuirá a protegerlos de la humedad del ambiente o el agua inesperada del piso, que podría volverlos más susceptibles a las arrugas.[2]
    • Podrás comprar el repelente de agua donde hayas comprado los zapatos.
    • Este producto no volverá impermeables tus zapatos, así que siempre evita situaciones en las que podrían mojarse.
    • Sería bueno aplicar el repelente para agua más o menos una vez al año.[3]
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    En las primeras salidas, ponte los zapatos en condiciones secas. La mayoría de los zapatos de cuero necesitan al menos 24 horas de uso antes de que estén completamente amoldados. Siempre debes evitar que se mojen, pero si ocurre mientras se están amoldando, será más probable que se les formen arrugas en el lugar donde flexionas los dedos del pie.[4]
    • Incluso después de que tus zapatos se amolden, evita que se mojen pues el cuero podría perder su color.
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    Usa un calzador para ponerte los zapatos de vestir. Este es un objeto largo y plano que te ayuda a deslizar el pie en el talón del zapato. Utilizarlo te ayudará a que la parte posterior del zapato no se estropee ni se arrugue.[5]
    • Puedes comprar un calzador en casi cualquier tienda de zapatos.
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    Pon una horma dentro de tus zapatos de vestir apenas te los saques. Se mete este implemento dentro del zapato para que absorba la humedad y lo ayude a conservar su forma. Colocar una horma dentro de tus zapatos cuando no los estés usando es la medida más importante que puedes tomar para que no se arruguen.[6]
    • Puedes encontrar hormas en la mayoría de las tiendas de zapatos.
    • Si no tienes una, rellénalos con bolas de pañuelitos de papel o periódico para que conserven su forma.
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    No te pongas el mismo par de zapatos de vestir 2 días seguidos. Dales un día entero para que se sequen después de ponértelos. Cuando te los pones en días consecutivos, la humedad de los pies se puede alojar en el cuero y provocar la formación de arrugas.[7]
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    Ponles placas metálicas si tus zapatos de vestir son en punta. Las placas son discos pequeños que se adhieren al final de la suela de un zapato que termina en punta. Contribuyen a evitar el desgaste de la punta de la suela, que es el lugar donde suele suceder primero. El daño en la suela puede provocar que la parte de arriba del zapato se deforme y se arrugue.[8]
    • Usualmente las placas metálicas se adhieren a la suela del zapato con clavos. Para garantizar que queden bien adheridas, haz que las ponga un zapatero profesional.
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    Rellena el interior de los zapatos con calcetines enrollados antes de empacarlos. Si vas a viajar, llenar tus zapatos de vestir con calcetines ayudará a que conserven su forma mientras estén adentro de una maleta.[9]
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    Acondiciona el cuero cada 3 a 6 meses. El acondicionador de cuero se usa para que la parte de arriba de los zapatos se mantenga blanda y flexible. Además, permite doblarlos sin que se le formen arrugas permanentes. El acondicionador es similar a una loción y se puede frotar suavemente sobre el cuero.[10]
    • Aunque cada 3 a 6 meses es una frecuencia adecuada para la mayoría de las personas, si vives en un área con un clima muy seco, sería mejor acondicionar tus zapatos más seguido.

Método 2
Método 2 de 2:
Quitar arrugas con aceite para cueros

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    Humedece la arruga con un aceite especial para cueros. Asegúrate de saturar la línea con el aceite para que el cuero que la rodea se ponga flexible. Este elemento ayudará a proteger tus zapatos del daño cuando expongas el cuero al calor.[11]
    • Puedes comprar un aceite para cuero, como el de visón o de pata de buey, en una tienda especializada en cuero o donde se vendan zapatos de este material.
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    Usa una pistola térmica o un secador de cabello para ablandar el cuero de arriba del zapato. Mueve la boquilla de la pistola por todos lados sin dejarla por más de 2 a 3 segundos en un solo lugar. El proceso completo tomará aproximadamente un minuto.[12]
    • Los cueros más claros son susceptibles a perder el color cuando se los expone al calor, así que haz una prueba en una pequeña área del talón del zapato antes de aplicarle calor en partes más visibles.
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    Masajea el cuero hasta que la arruga desaparezca. La combinación de aceite y calor hará que el material se ponga maleable. Usa las manos para estirar y uniformizar la arruga hasta que empiece a desaparecer.[13]
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    Deja una horma dentro del zapato mientras se esté enfriando. Inserta la horma lo más ajustada posible. Cuando el zapato se vaya enfriando, la textura uniforme se volverá permanente.
    • Asegúrate de no ajustar mucho la horma para zapatos. Como el cuero estará caliente, será susceptible a estirarse.

Cosas que necesitarás

  • un aceite para cuero
  • una pistola térmica o un secador
  • una horma para zapatos

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Categorías: Zapatos