¿Estás intentando no ir a la escuela o al trabajo? ¿Tratas de librarte de un amigo para darle una gran sorpresa con una fiesta? ¿Interpretas a un enfermo en una obra de teatro? O ¿simplemente estás perezoso y quieres descansar el resto del día? Saber cómo aparentar que estás enfermo te será de gran ayuda.

Método 1
Método 1 de 5:
Métete en el personaje

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    Decide qué enfermedad vas a fingir. Lo ideal es algo que te incapacite para cumplir con tus responsabilidades, pero no tan serio que haga que te lleven al hospital. Un resfriado, una fiebre o un virus de 24 horas son buenas opciones. Asegúrate de conocer los síntomas que quieres fingir y limita tu actuación a ellos.
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    Empieza a decir que sientes esos síntomas el día antes al que quieres “estar enfermo”. Si no quieres ir a la escuela el lunes, finge estar muy cansado y lento el domingo por la tarde. Di que no te sientes bien, o que tienes un ligero dolor de cabeza. No comas mucho y vete a la cama temprano. De esa forma, cuando “tengas” síntomas más severos será más creíble.
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    Refresca tu memoria. Tú has estado enfermo de verdad antes, y la gente lo notó. Piensa en cómo te sentiste y en cómo lo notaron los demás. Intenta reproducir esos síntomas y canaliza ese sentimiento. Será mucho más fácil convencer a otros de que tienes algún malestar con algo que ya hayas tenido antes que con una enfermedad nueva para ti.
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    Palidece tu rostro. Si tienes maquillaje corrector de ojeras verde, extiende un poco por tus mejillas y frente para parecer pálido. No te pintes de verde la cara; solo cambia ligeramente el color de tu piel.
    • Asegúrate de saber aplicar el maquillaje de forma efectiva. Si es muy obvio que te has maquillado, te van a descubrir.
    • Si usas maquillaje, evita que te toquen. Si alguien te toca la cara y el maquillaje se corre, te descubrirán.
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    Finge que estás mareado y atolondrado. Camina despacio, con pasos cortos. Tómate tu tiempo para levantarte de la cama o de una silla. Cuando te levantes de tu escritorio, finge que pierdes el equilibrio un poco y pon tu mano en la mesa para “recuperar” el equilibrio.
    • Para recordar cómo te sientes al estar mareado, espera a quedarte a solas y da unas vueltas sobre ti mismo para marearte un poco. Toma nota de cómo te sientes y cómo actúas. Cuando estés frente a otros, imita este comportamiento, pero muy levemente.
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    Actúa como si no estuvieras cómodo. Quien está enfermo no se siente bien, así que no bromea ni sonríe mucho. Debes dar la impresión de estar desorientado y “en tu propio mundo”. Si eres de los que se ponen irritables cuando estás enfermo, entonces ponte irritable, como de mal humor. No aparentes disfrutar de las cosas que normalmente disfrutas. Si te invitan a ir al cine y normalmente te encanta ir, declina la oferta.
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    Sé perezoso. Quédate en la cama si puedes. Querer quedarse en la cama y dormir mucho es una reacción natural cuando uno está enfermo. Es la manera que tiene tu cuerpo de darse tiempo para luchar contra la enfermedad y curarse. Da cabezadas o pon la cabeza sobre el escritorio de vez en cuando. Cada vez que tengas la oportunidad, recuéstate sobre el sofá más cercano que encuentres.
    • Finge escalofríos estando en la cama, incluso bajo las mantas.
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    Actúa como si te molestara estar enfermo. Estar enfermo de verdad no es divertido, y a menudo te deja con un montón de trabajo para poner al día. Dile a la gente que desearías poder hacer lo que estás dejando, y pide disculpas por los inconvenientes que puedas causar. Nunca des la impresión de estar feliz por quedarte en casa. Expresa un “está bien” desganado y entre dientes, y finge irte a dormir de nuevo.
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    No te mejores de golpe. Si has logrado convencer a todos de que estás enfermo, empezarán a sospechar si estás al 100 % al día siguiente de tu enfermedad. Si tus padres deciden dejar que te quedes en casa, no empieces a sonreír y actuar con energía a las pocas horas de terminar el horario de clases.
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Método 2
Método 2 de 5:
Finge una fiebre

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    Haz que tu cara se vea acalorada y sudorosa. La fiebre es un síntoma clásico para fingir, ya que implica que tienes algo contagioso y el tratamiento recomendado es quedarse en la cama. Quienes tienen fiebre, normalmente tienen la cara y la frente calientes, aunque sienten frío. Hay varias formas de dar a tu cara una apariencia febril:
    • Toma una ducha caliente sin mojarte el pelo.
    • Expón tu rostro al aire caliente de un secador de cabello.
    • Ponte agua en la cara para que parezca sudorosa.
    • Calienta tu cara durante unos minutos con una almohadilla eléctrica o una botella con agua caliente cuando nadie te vea.
    • Restriega tu rostro vigorosamente con tus manos.
    • Túmbate de espaldas en la cama con la cabeza colgando por un lateral, para que toda la sangre fluya a ella.
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    Cúbrete con muchas capas de mantas y edredones. Esto te hará sudar, y los demás pensarán que tienes mucho frío. Finge sentir escalofríos, sin importar cuánto te abrigues. El sudor frío es un síntoma inequívoco de resfriado y fiebre.
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    Manipula el termómetro. Si tus padres o tu enfermera te dejan solo con un termómetro en la boca, hay algunas cosas que puedes hacer para elevar la temperatura artificialmente. Solo asegúrate de no elevarla demasiado; esto dejaría tu engaño al descubierto o provocaría que te llevaran con el doctor inmediatamente para tratar tu peligrosa fiebre alta.
    • Bebe agua muy caliente antes de ponerte el termómetro en la boca.
    • Toca con el termómetro una bombilla encendida por unos segundos.
    • Sacude el termómetro vigorosamente tomándolo por la ampolla de mercurio para que el metal líquido suba por la escala. Por supuesto, esto no funciona con termómetros digitales.
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Método 3
Método 3 de 5:
Finge malestar estomacal

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    Muestra pérdida de apetito. Picotea tu comida y evita acabar incluso las cosas que normalmente te gustan.
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    Tócate el estómago y frótalo de vez en cuando. Acompaña el gesto con una mueca de incomodidad. No hace falta que digas nada al principio, pero menciona que te molesta la barriga si alguien te pregunta.
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    Mantén un cubo o un balde a tu lado. Incluso si nunca lo has usado, darás la impresión de que estás a punto de vomitar allí mismo. De vez en cuando, agárralo desconcertadamente y mete tu cara en él como si estuvieras sintiendo una fuerte nausea.
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    Pasa mucho tiempo en el baño. Ya sea por vómitos o diarrea, quienes se sienten mal del estómago hacen frecuentes y prolongadas visitas al baño. No hace falta que hagas un espectáculo, solo con correr al baño unas cuantas veces cada hora, todos notarán que algo malo te sucede.
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    Finge que vomitas. Corre al baño, haz un sonido fuerte de arcada mientras arrojas un vaso de agua al retrete, y después descarga la cisterna. Repítelo un par de veces, y luego tómate un minuto para “limpiarte” antes de volver a tu sitio con apariencia desdichada.
    • Lo normal es que la gente no quiera ver tu vómito, así que el espectáculo de sonidos debería ser suficiente. También puedes fabricar vómito falso y arrojarlo al retrete mientras finges vomitar.
    • Si estás tomando una sopa, pon un poco en tu boca y finge que te la tragas. Luego, hincha tus mejillas como si la sopa hubiera regresado a tu boca y corre al baño para escupirla en la taza del baño.
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Método 4
Método 4 de 5:
Finge síntomas de resfriado o gripe

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    Respira solo por la boca. Es difícil fingir una nariz mocosa, pero puedes fingir que está taponada. Respira solo por la boca y habla un poco más despacio. Inspira entrecortadamente por la nariz de vez en cuando, como si te estuvieras sorbiendo los mocos.
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    Tiembla como si tuvieras escalofríos y finge que sientes mucho frío. Ponte mucha ropa o tápate con muchas mantas. Date una ducha con agua fría para que tu piel parezca helada al tocarla.
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    Tose o estornuda. Esta es una maniobra arriesgada. Cualquiera de las dos opciones, si no se fingen convincentemente, pueden hacer pensar que realmente no estás enfermo. Fingir la tos es mucho más fácil que fingir un estornudo, pero también puede sonar forzada si no eres cuidadoso.
    • También puedes provocarte un estornudo real, oliendo pimienta. Coloca un poco de pimienta en un pañuelo y finge que te limpias la nariz con él mientras esnifas la pimienta. Esto te provocará un estornudo.
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    Ponte un poco de pasta dental debajo de tus párpados para que tus ojos se pongan llorosos. Asegúrate de ponerla cerca pero no dentro del ojo. Deja la pasta allí por unos tres minutos para que tus ojos parezcan irritados.
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Método 5
Método 5 de 5:
Finge una enfermedad por teléfono

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    Haz que tu voz suene diferente. Si tienes que llamar a tu jefe para no ir al trabajo, tu voz debe ser convincente para evitar sospechas.
    • Habla un poco más despacio. Pausa ocasionalmente por un segundo en medio de tus frases. No respondas muy rápido. Recuerda que estás enfermo y cansado.
    • Intenta respirar por la boca para que parezca que tienes la nariz taponada.
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    Cuenta lo contagiosa que es tu enfermedad. A tu jefe tal vez no le importe cómo te sientes, pero sí le preocupará que puedas contagiar al resto de la plantilla. Menciona que crees que te contagiaste de alguien. Explícale que estás estornudando como loco y moqueando.
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    Tose o estornuda. No lo hagas directamente sobre el teléfono. No lo harías normalmente, ¿verdad? Sujeta el teléfono a una distancia razonable de tu boca y tose o estornuda. Luego pide disculpas y continúa la conversación.
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    Finge sonidos de vómito. Haz la llamada desde el cuarto de baño y ten listos un par de vasos de agua. Si realmente quieres sonar enfermo, detén la conversación abruptamente, haz un sonido gutural y vierte el agua en la taza del retrete. Así parecerá que estás arrojando hasta la primera papilla.
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    No lo exageres. La manera más fácil de que te descubran es pasarte de la rosca con tu actuación. Si solo deseas tomarte un día de descanso, limítate a decir que te sientes mal, o te arriesgarás a que te atrapen en tu red de mentiras.
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Consejos

  • Espera a que tus padres te digan que te quedes en casa. Si te lo ofrecen, tendrás más posibilidades de triunfar que si lo propones tú.
  • Finge que olvidaste hacer tareas simples, como ponerte desodorante, cepillar tus dientes, peinarte, o cosas así.
  • Mantén un registro de fechas, excusas, razones y enfermedades fingidas. Asegúrate de no actuar con un patrón de conducta definido para que no te descubran.
  • Menos es más cuando hablas con la autoridad. Si quieres pedirle al jefe un día libre por enfermedad, no entres en muchos detalles, a no ser que él pregunte específicamente. Cuanto más complicadas sean tus mentiras, más fácilmente te descubrirán.
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Advertencias

  • Si te quedas en casa, ten cuidado de no levantarte de la cama o hacer cosas por un rato, incluso si tus padres están fuera. Existe la posibilidad de que regresen de improviso si olvidaran algo o quisieran ver cómo te encuentras.
  • Borra esta página del historial de tu navegador. Si dejas pistas de planear algo así, es probable que otros te descubran.
  • No tomes medicinas para síntomas que solo estás fingiendo. Podría ser peligroso. Si se trata de una pastilla, finge que te la tragas colocándola bajo tu lengua, y escúpela cuando nadie te mire.
  • Ten cuidado de no dar falsas alarmas. Mentir tiene sus consecuencias. Si te descubren fingiendo estar enfermo, tal vez no te crean cuando realmente necesites ayuda por una enfermedad real.
  • Especialmente si estás en la escuela, no finjas síntomas embarazosos. La tos, la fiebre y los vómitos están bien, pero no digas que tienes diarrea si no quieres que se burlen de ti y hagan bromas pesadas.
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