Si recién empezaste a usar un retenedor para arreglar un problema dental, es posible que experimentes un efecto secundario: tienes dificultades para hablar mientras usas el retenedor. Este problema es común para muchas personas cuando empiezan a usarlo. Quizás debas esperar un tiempo para que tu boca se acostumbre al retenedor y dejes de cecear o tropezarte con las palabras, pero si practicas lo suficiente, podrás hablar relativamente bien a pesar del retenedor.

Método 1
Método 1 de 2:
Practicar hablando y cantando

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    Practica hablando despacio con tus amigos y familiares. Para sentir más comodidad cuando hables mientras uses el retenedor, empieza hablando despacio todos los días con las personas más cercanas. Mientras más practiques, más cómodo te sentirás cuando hables. Debes poder hablar con bastante facilidad después de uno o dos meses de usar el retenedor.[1]
    • Con el transcurso del tiempo, tu lengua se adaptará al retenedor. Si practicas mucho y usas todo tipo de palabras, lograrás hablar normalmente con el tiempo.
    • Cuando empieces a practicar la pronunciación de las palabras, quizás te des cuenta de que escupes o babeas cuando hablas. Esto es normal porque la boca se llenará más de saliva a causa del retenedor.[2] Mientras te acostumbras a usar y a hablar con el retenedor, puedes atrapar con un paño la saliva alrededor de la boca o la barbilla.
    • La razón por la que se produce más saliva es porque la boca percibe el retenedor como un objeto extraño. La boca reacciona de la misma forma en que reaccionaría ante un trozo de comida: aumenta la producción de saliva.
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    Lee en voz alta al menos cinco minutos diarios. Otra forma de lograr que la boca se acostumbre al retenedor es practicar la lectura durante un mínimo de cinco minutos al día. Puedes leer un pasaje de tu libro favorito o elegir una sección del periódico al azar. Leer en voz alta cuando estás solo o con otra persona te permite practicar la pronunciación de distintas palabras.[3]
    • Quizás sea buena idea leer en voz alta el mismo pasaje todos los días hasta que sientas que puedes leerlo de forma clara y segura. Cuando hayas leído el pasaje en voz alta, puedes elegir un pasaje más largo o con palabras más complejas y más largas.
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    Trata de cantar una parte de una canción al menos una vez al día. Cantar es otra forma excelente para lograr que la boca se adapte al retenedor. Puedes cantar el estribillo de tu canción favorita mientras te duchas o ante un público de amigos y familiares. Puedes elegir una canción infantil sencilla o una melodía familiar que contenga palabras simples. Luego, puedes practicarla en voz alta una vez al día hasta que puedas cantarla con claridad y sin dificultades.[4]
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    Repite las palabras que tengas dificultades para pronunciar con el retenedor. Cuando cantes o leas en voz alta, escúchate hablar y anota las palabras o las frases que te causen dificultades. Podrían ser las palabras más largas o las que contienen los sonidos "sh" y "c" o también "s", "z" o "t", para los cuales la lengua se coloca en cierta posición sobre el retenedor. Debes repetir varias veces estas palabras cuando las leas o las cantes para practicar su pronunciación. Con el transcurso del tiempo, debes poder pronunciar de forma correcta estas palabras difíciles mientras usas el retenedor.
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    Habla más durante los fines de semana. Si te avergüenza hablar en la escuela o en los pasillos con tus compañeros durante la semana, adquiere el hábito de hablar mientras usas el retenedor los fines de semana. Puedes caminar por la casa y hablar contigo mismo o con tus padres. Quizás te parezca menos intimidante hablar en una habitación vacía o con unos padres comprensivos.

Método 2
Método 2 de 2:
Cuidar del retenedor

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    Cepilla el retenedor al menos una vez al día. Si cuidas del retenedor, quizás te resulte más fácil hablar mientras lo usas, ya que no tendrá malos olores ni acumulaciones de placa, que pueden hacerte sentir incómodo mientras usas el retenedor y conversas de una forma profunda con los demás. Para mantener el retenedor limpio y atrayente, cepíllalo con pasta y un cepillo de dientes una vez al día como mínimo.[5]
    • Consulta con el ortodoncista sobre la limpieza del retenedor porque algunos deben limpiarse únicamente con agua y un cepillo de dientes, y no con pasta de dientes. Ciertas pastas, sobre todo las que son abrasivas, pueden dañar algunos retenedores.[6]
    • La acumulación de placa y bacterias en el retenedor también es dañina para las encías y los dientes.
    • Si sientes que el retenedor tiene un olor muy fuerte, a pesar de cepillarlo con frecuencia, puedes sumergirlo en una tableta de carbón disuelta en agua. También puedes disolver una cucharada de bicarbonato en un vaso de agua y sumergir el retenedor en la mezcla.
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    Quítate el retenedor únicamente para nadar o para comer. Para que cumpla su función, el retenedor debe estar en la boca la mayor parte del tiempo. Únicamente debes quitártelo a la hora de comer o cuando nades porque no debe hacer contacto con el agua de la piscina.[7]
    • Debes consultar con el ortodoncista sobre esta regla, ya que algunos médicos pueden darte instrucciones adicionales sobre los momentos en los que debes usar el retenedor. Podrían recomendarte no usar el retenedor cuando practiques algún deporte de contacto o cualquier otro que pueda lastimarte los dientes o romper el retenedor.
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    Guarda el retenedor en el estuche cuando no lo uses. Para evitar perderlo o dañarlo, debes colocarlo en el estuche cuando no lo tengas puesto. Coloca el estuche en la mochila para tenerlo a la mano cuando estés en la escuela y debas quitarte el retenedor para comer o asegúrate de tenerlo siempre que vayas a practicar natación. Si guardas el retenedor en el estuche, te asegurarás que esté en un lugar seguro y listo para usar.[8]
    • El estuche debe tener algunos agujeros para que el aire fluya y el retenedor se mantenga seco. Si el estuche está completamente sellado, fomentará el crecimiento de bacterias porque evitará que el retenedor se seque.
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    Pídele al ortodoncista que ajuste el retenedor si lo sientes incómodo o apretado. Si has practicado hablar con el retenedor durante más de un mes y aún lo sientes incómodo y apretado en la boca, quizás debas hacer una cita con el ortodoncista para darle seguimiento.[9]
    • El ortodoncista podría recomendarte usar un retenedor distinto o ajustar el que tienes para que se adapte mejor a tu boca. Algunos retenedores pueden rozarse contra la boca a causa de un alambre mal colocado y quizás lo sientas más cómodo después de que el ortodoncista le haga un pequeño ajuste.

Acerca de este wikiHow

Cristian Macau, DDS
Coescrito por:
Doctor en Cirugía Dental
Este artículo fue coescrito por Cristian Macau, DDS. El Dr. Macau es un cirujano oral, periodoncista y esteticista en la Clínica Dental Favero en Londres. Recibió su doctorado en Cirugía Dental en la Universidad de Medicina Carol Davila en 2015. Este artículo ha sido visto 33 092 veces.
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