Los colorantes o tintes de alimentos son una manera divertida de hacer tu comida más brillante, ya sea que quieras ponerle un poco de rojo al sombrero de Papá Noel en un pastel de Navidad, crear un sol amarillo sobre una magdalena o hacer un mar azul con tu puré de papas. Sin embargo, hay muchas otras opciones que van más allá de estos tres colores primarios y crear diferentes colorantes de alimentos puede ser una manera divertida y fácil de añadirle un poco de vitalidad a tu plato.

Parte 1
Parte 1 de 2:
Conseguir los colorantes alimentarios

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    Sé consciente de los peligros que podrían conllevar los colorantes artificiales de alimentos. Algunas fuentes médicas y científicas sostienen que estos pueden estar asociados al cáncer, los tumores en el cerebro, la hiperactividad y los problemas de conducta en niños.[1] [2]
    • Hace poco, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos solicitó a los fabricantes incorporar etiquetas de advertencia cuando utilicen los colorantes de alimentos más comunes como el amarillo n° 5 y n° 6; rojo n° 40 y 3; azul n° 1 y 2; verde n° 3; y naranja B. Sin embargo, todavía se pueden añadir estos colores a la comida procesada y, de hecho, esto sucede. Además se comercializan en las tiendas.[3]
    • Aunque utilizarlos en tu comida depende de ti, es importante ser consciente de los posibles riesgos a los que se les asocia y tomar una decisión informada como consumidor.
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    Considera los colorantes alimentarios orgánicos. En el Internet y las tiendas, hay varias marcas que producen colorantes naturales u orgánicos hechos a partir de extractos de alimentos y plantas.[4]
    • Ten en cuenta que la mayoría de estos productos recomienda probar varios colores orgánicos diferentes para saber cuáles son mejores para tu proyecto, pues es posible que algunos no aguanten temperaturas altas.
    • Asimismo, estos tintes orgánicos pueden ser costosos, así que compra una cantidad pequeña para probarlos antes de quedarte con muchos que te cuesten más.
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    Elabora tus propios colorantes alimentarios. Aunque esta opción podría tomarte más tiempo, es rentable y estarás seguro de que el colorante provenga de fuentes naturales. Puedes crear colores naturales y hermosos para tus alimentos si utilizas jugos de frutas y verduras como la betarraga, la granada, la zanahoria, la col y la papa; y de especias como la canela, el palillo y el cacao en polvo.[5] Sin embargo, es importante tener en mente las diferencias entre los colorantes naturales y los artificiales, como las que se mencionan a continuación:
    • Los colorantes naturales generalmente tienen tonos más opacos o claros que los artificiales. Como los concentrados que se compran en la tienda solo requieren de algunas gotas para dar color, no cambian la consistencia de la comida porque no agregan mucho líquido. Por lo tanto, es un poco más difícil conseguir un “rojo” profundo verdadero con el jugo de la betarraga en vez de un rosado claro pues la mayoría de recetas no están hechas para incluir la cantidad de líquido necesaria para conseguir dicho color con este método.
    • Como los colorantes alimentarios naturales contienen otros alimentos, los platos que tienen mucho color, también suelen tener un sabor intenso. Entonces, no utilices grandes cantidades de tintes caseros en tus alimentos para garantizar que no se apoderen de ellos o los vuelvan imposibles de comer. Por ejemplo, una pequeña cantidad de canela puede agregar un color marrón intenso, pero una gran cantidad hará que sea difícil sentir otro sabor que no sea el de este condimento.
    • Siempre que sea posible, utiliza polvo en vez de líquido. Por ejemplo, utilizar polvo de betarraga en vez de jugo te permitirá obtener un color rojo intenso y bonito, sin añadir demasiado líquido a tu plato.
    • Si decides utilizar este método, tendrás que comprar o tener acceso a un extractor de jugos.[6]

Parte 2
Parte 2 de 2:
Mezclar los colorantes alimentarios

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    Imprime una rueda de colores. Esta es la referencia más importante para mezclarlos así que podría ser útil tener una copia frente a ti para visualizarlos conforme los vas mezclando.
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    Junta tus colores primarios. Estos son el azul, el rojo y el amarillo. Tendrás que mezclarlos para obtener colores secundarios y, a su vez, combinar estos últimos para conseguir los terciarios.
    • Piensa que los colores primarios son los padres de la familia. Cuando combinas dos de ellos, obtendrás tres nuevos tonos que se conocen como colores secundarios, quienes representan a los hijos en la familia de los colores.
    • Al combinar un color primario con el secundario más cercano en la rueda de colores, crearás seis nuevos tonos llamados colores terciarios. Entonces, estos últimos serán los nietos en la familia.
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    Mezcla los tres colores secundarios. Utiliza tres boles limpios para hacerlo. Ten en cuenta que si estás usando colorantes artificiales, solo tendrás que echar unas cuantas gotas de cada color; pero si utilizas los naturales, es posible que necesites un poco más de cada uno.
    • Toma el color amarillo y combínalo con el rojo para crear el naranja.
    • Combina el rojo con el azul para crear el morado.
    • Mezcla el azul y el amarillo para obtener el verde.
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    Crea tus colores terciarios. Ahora que ya creaste los colores secundarios, saca otros seis boles limpios para crear los terciarios.
    • Toma el amarillo y combínalo con el naranja para crear un naranja amarillento.
    • Combina el rojo con el naranja para obtener un naranja rojizo.
    • Toma un poco de color rojo y combínalo con el violeta para hacer un tono violeta rojizo
    • Mezcla azul y violeta para crear un morado azulado.
    • Toma el azul y mézclalo con el verde para obtener un verde azulado.
    • Combina el color amarillo con el verde para crear un verde amarillento.
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    Juega con otros tonos, tintes, matices y tonalidades. Ahora que tienes doce colores básicos, puedes agregar más rojo o naranja para crear una tonalidad especial del primero o añadir un poco más de morado o azul para obtener un tono particular de este último color. Tienes posibilidades infinitas en cuanto a los colores que ahora puedes crear para añadirle un toque extra a tus alimentos.
    • Si quieres comenzar con una base neutra para alimentos como el glaseado o las decoraciones para torta, empieza con un recubrimiento de color blanco y agrégale colores. No le añadas extracto de vainilla pues le cambiará el color.[7]

Advertencias

  • Siempre ten cuidado al momento de utilizar colorantes alimentarios pues pueden manchar fuertemente tu ropa o tus manos si les cae.

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