La limpieza emocional es la práctica que consiste en adquirir consciencia de nuestras compulsiones y reacciones mentales y emocionales para "curarlas" o integrarlas. El objetivo final de este método es la integridad, que en realidad se encuentra un paso más allá de la iluminación. No obstante, hay que dejar claro que la eficacia de la limpieza emocional no está rigurosamente probada, por lo que deberás proceder con cuidado si decides probar esta terapia.

Parte 1
Parte 1 de 2:
Lidiar con las causas desencadenantes

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    Identifica las causas desencadenantes en tu caso. Para poner en práctica la limpieza emocional, tendrás que saber qué experiencia o episodio emocional estás tratando de esclarecer. El detonante puede ser cualquier cosa que provoque una respuesta emocional negativa.
    • Reflexiona acerca de las cosas que te hayan causado emociones negativas últimamente. ¿Se trata de una pelea con un ser querido? ¿Un atasco por exceso de tráfico? Cualquiera de estos dos ejemplos puede ser un detonante.
    • Intenta tener en cuenta los detonantes en los que no suelas pensar. Por ejemplo, es posible que haga mucho calor afuera y que en realidad ese sea el motivo de que estés de mal humor, o tal vez te hayas dado un golpe en el pie y el dolor te haya hecho enfadar, aunque atribuyas tu malestar a otra causa o persona como, por ejemplo, tu pareja.
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    Acepta las sensaciones negativas de tu cuerpo. Deja de resistirte a los sentimientos negativos y trata de ser consciente de todos los aspectos de tu cuerpo, permitiendo que las sensaciones te informen de lo que piensas y lo que sientes acerca del mundo que te rodea y de lo que ocurre en tu mente.[1]
    • Para aceptar las sensaciones negativas de tu cuerpo, no intentes evitar o evadir los sentimientos negativos. Lo que debes hacer es aceptar que de vez en cuando experimentarás emociones negativas, asimilándolas como algo normal, y pensar en cómo afectan a tu cuerpo.
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    Relájate. Respira hondo, inhalando y exhalando, para calmarte y entrar en un estado de relajación profunda.[2]
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    Deja de resistirte a tus emociones. En lugar de evadir tus emociones, sé consciente de ellas y permite que te afecten. Muchas veces, evitamos sentir de verdad nuestras emociones proyectándolas y reprimiéndolas. Para hacer limpieza emocional, debemos abandonar este hábito.[3]
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    Acepta los pensamientos negativos. En lugar de intentar acallar tus pensamientos negativos, obsérvalos y cuestiónalos.
    • Al observar y cuestionar tus propios pensamientos y emociones, hazte responsable de ellos repitiéndote que te pertenecen a ti y solamente a ti.[4]
    • Cuestiona tus emociones preguntándote por qué crees que las experimentas, pregúntate a ti mismo si estás seguro de que la causa es la que piensas. Por ejemplo, es posible que estés enfadado por algo que tu pareja te haya dicho, tal vez haga demasiado calor fuera y estés de mal humor, o quizás se trate de una combinación de ambas cosas.
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    Sigue tus sensaciones hasta llegar a la raíz. Al aceptar tus sensaciones, sentimientos, pensamientos y opiniones, síguelos hasta sus orígenes en la infancia.
    • Piensa en la relación que puede haber entre la forma en que piensas y sientes ahora, y tus experiencias más tempranas durante la infancia. De esta forma, entrarás en un estado en el que las secuelas causadas por el incidente traumático o impactante se empezarán a disolver o "curar" naturalmente.
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    Observa tus propias sensaciones desde la raíz. Deja que todas estas emociones se calmen y fluyan, alrededor y dentro de tu espacio corporal, aceptando a tu yo de la infancia.
    • Mira a través de la antigua técnica del tercer ojo contactando con las energías curativas del universo: el ying y el yang.[5]
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Parte 2
Parte 2 de 2:
Poner en práctica la limpieza emocional

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    Libera tus emociones. Una vez que hayas identificado las causas detonantes y las hayas aceptado, será hora de liberar tus emociones. Expresa tus sentimientos sin herir a los demás. Grita bajo una almohada si te sientes molesto, por ejemplo, o sal a correr para desahogarte, dejando que salgan tus emociones.
    • Es importante liberar las emociones tanto verbal como físicamente para que la energía salga del cuerpo emocional y físico.
    • Liberar las emociones de forma verbal implica hablar de lo que te hace sentirte mal o molesto. Liberar las emociones de forma física implica expresar los sentimientos a través del cuerpo (por ejemplo, apretando los puños con mucha fuerza durante unos segundos cuando te sientas enfadado).
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    Da un paso hacia atrás y observa. Observa la situación como si no formaras parte de ella. Imagínate a ti mismo observando desde arriba el suceso detonante de tu malestar. Intenta analizar la situación de forma honesta liberándote de cualquier prejuicio. Al ponerte en el lugar de un observador externo, te resultará más fácil analizar y liberar tus emociones.
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    Lidia con el detonante. Si el detonante es otra persona, como podría ser tu pareja tras haberte dicho algo que te haya hecho enfadar, habla con ella abiertamente del tema. Comparte tus sentimientos honestamente con esa persona y pídele que haga lo mismo contigo.
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    Busca el espejo. Búscate a ti mismo en la otra persona mientras le comunicas tus emociones. De esta forma, podrás empatizar con la otra persona y te resultará más fácil ser sincero contigo mismo.
    • Imagina que la otra persona es, literalmente, un espejo emocional que refleja todo lo que sientes, pero a través de la luz de su verdadera forma de ser.
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    Limpia el espejo. Hazte responsable de ti mismo y libera de culpa a la persona que haya causado tu ira. Puedes hacerte responsable de tus acciones pensando cuidadosamente en tu parte de culpa a la hora de provocar esos sentimientos negativos. Tal vez hayas dicho algo que haya llevado a la otra persona a contraatacar con palabras hirientes. En lugar de pensar solo en lo que la otra persona haya dicho, piensa en cómo has contribuido tú a la discusión o pelea.
    • Cuando reconozcas la responsabilidad de tus acciones, libera también a la otra persona. Piensa en la otra persona como un profesor que ha compartido contigo una lección sobre emociones y sobre cómo a veces la gente nos provoca sentimientos negativos.
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    Discúlpate por el daño que hayas causado. Si has causado algún daño a la otra persona durante tu interacción con ella, asume la responsabilidad y discúlpate.
    • Haz que tus disculpas sean sinceras reflexionando acerca del daño emocional que podrías haberle causado a la otra persona y pensando que no te gustaría que a ti te hicieran lo mismo. De esta forma, podrás sentir su dolor.
    • Aquí tienes un ejemplo de cómo ofrecer tus disculpas de forma sincera: "De verdad que lo siento por el dolor que haya podido causarte. Después de reflexionar sobre ello, me he dado cuenta de que, en parte, tengo la culpa de que la discusión se nos haya ido de las manos. Espero que puedas perdonarme y que podamos dejar esto atrás".
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Consejos

  • Si quieres poner en práctica la limpieza emocional, tal vez obtengas mejores resultados buscando ayuda de un profesional que pueda enseñarte este método.
  • La limpieza emocional, en parte, se apoya en la astrología, un sistema de sortilegio para predecir el futuro que carece de validez científica.[6] [7]
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Advertencias

  • Ten cuidado con los métodos de sanación mental asociados a determinadas prácticas (como la astrología) que carecen de validez empírica.
  • Si te han diagnosticado algún trastorno mental, consulta habla con tu médico o tu psicólogo antes de probar cualquier técnica terapéutica nueva.
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Acerca de este wikiHow

Sarah Schewitz, PsyD
Coescrito por:
Psicóloga licenciada
Este artículo fue coescrito por Sarah Schewitz, PsyD. Sarah Schewitz tiene un doctorado en Psicología y más de 10 años de experiencia ayudando a parejas y personas a mejorar y cambiar sus patrones de amor y relaciones. Es la fundadora de Couples Learn, una práctica de psicología en línea. Este artículo ha sido visto 10 262 veces.
Categorías: Salud emocional
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