Este artículo fue coescrito por Amy Chow. Amy Chow es dietista registrada y fundadora de Chow Down Nutrition, un servicio de consultoría en nutrición infantil y familiar en Columbia Británica (BC), Canadá. Con más de 9 años de experiencia, Amy tiene un interés especial en nutrición pediátrica, manejo de alergias alimentarias y recuperación de trastornos alimenticios. También tiene una licenciatura en ciencias de la nutrición de la Universidad McGill. Obtuvo su experiencia clínica en programas de tratamiento de trastornos alimenticios tanto para pacientes ambulatorios como residenciales, así como en el BC Children’s Hospital antes de iniciar su propia empresa. Ha aparecido en Find BC Dietitians, Dietitians of Canada, Food Allergy Canada, Recovery Care Collective, Parentology, Save on Foods, National Eating Disorder Information Centre (NEDIC), y Joytv.
En este artículo, hay 13 referencias citadas, que se pueden ver en la parte inferior de la página.
Puede resultarte enervante cuando tu niño pequeño experimenta una disminución en su apetito. No obstante, eso es muy común a medida que alcanza determinada edad. Mientras crece, el mundo exterior se vuelve mucho más fascinante y un plato estático de comida recién servida frente a él puede parecerle cada vez menos atractivo. Probablemente te tome un poco de ensayo y error, aunque si encuentras la causa de la pérdida de apetito de tu hijo, cambias sus hábitos relacionados con la comida, varías los platillos y creas horarios de comer coherentes, podrás hacer que vuelva a sus hábitos de comer normales.
Pasos
Método 1
Método 1 de 4:Encontrar la causa de su pérdida de apetito
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1Ten en cuenta si tu hijo pequeño está en período de crecimiento. Los niños pequeños no crecen tan rápidamente como cuando eran bebés. Cuando no experimentan un incremento en su crecimiento, requieren de menos alimento durante el día y, como consecuencia, su apetito disminuye. Eso es normal y no hay nada de qué preocuparse.[1]
- El apetito varía mucho en el período de crecimiento. Si tu hijo está feliz y saludable, no hay razón para preocuparte. Continúa monitoreando sus hábitos para determinar los periodos de tiempo en los que experimente crecimiento.[2]
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2Ten en cuenta que quizá esté explorando su independencia. A medida que los niños pequeños sienten más confianza en el mundo, quieren imponer su independencia. Con frecuencia, eso pude manifestarse en sus hábitos alimenticios. Un día pueden dejar el plato completamente limpio y al día siguiente no querer tomar ni un solo bocado.[3]
- Deja que tu niño explore su independencia. Eso es completamente normal, y comerá cuando sienta hambre.[4]
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4Reconoce cuando se sienta enfermo. La mayoría del tiempo, su falta de interés en la comida se debe a un crecimiento y desarrollo normal. No obstante, si tu hijo experimenta síntomas como sarpullido, fiebre, o dolor de garganta, quizá no coma porque está enfermo.[9]
- Si sus síntomas no mejoran dentro de unos cuantos días, o te preocupa que luzca enfermo o desnutrido, consulta con su pediatra de cabecera.[10]
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5Mantén un diario para monitorear los hábitos de tu hijo pequeño. Esa es una forma excelente no solamente de monitorear cambios en sus hábitos alimenticios, sino que también de determinar los alimentos que le encanten y los que quizá tenga que evitar en el futuro.[11]
- Permanecer atento a los cambios de apetito de tu hijo te ayudará a determinar si ese cambio es consecuente o algo más le sucede, como una enfermedad.
- Mantener un diario de comida constantemente también te ayudará a planear los días en los que tu hijo parezca distraído o desinteresado en las comidas. Eso te permitirá reconocer los alimentos que disfrute regularmente para tenerlos a la mano.[12]
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Método 2
Método 2 de 4:Cambiar hábitos alimenticios a lo largo del día
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1Asegúrate de que tu hijo tome un desayuno bien equilibrado. Es importante que comience el día con un desayuno nutritivo y saludable. En el caso de los niños pequeños, un desayuno saludable no solamente estimula su metabolismo e incrementa su apetito, sino que también les proporciona la alimentación que necesitan para estar preparados durante el día.[13]
- Proporciónale un desayuno completo que contenga grano entero, proteínas y una fruta o un vegetal.[14]
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2Aliméntalo cada 2 a 3 horas para mejorar su sistema digestivo.[15] Si tu hijo se vuelve quisquilloso al comer y consume 3 comidas al día, aliméntalo cada 2 horas. Probablemente sea difícil de complacer durante las horas de comer porque su sistema digestivo no es lo suficientemente activo para hacer que sienta hambre.[16]
- Deja que la hora de los bocadillos sea su propia comida reemplazando los bocadillos azucarados llenantes con sustitutos contundentes. En lugar de darle una galleta del frasco de galletas, dale un emparedado o un tazón de cereal integral.[17]
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3Haz que tu hijo pequeño beba agua durante todo el día. El agua no solamente debe ser la primera bebida de tu hijo en la mañana, sino que también la principal a lo largo del día y 30 minutos antes de las comidas.[18] Permitirle tomar leche o jugos azucarados puede hacer que se sienta lleno, lo cual podría disminuir su apetito cerca de sus horas de comer.[19]
- Si le permites a tu hijo tomar jugo, asegúrate de que sea 100 % jugo de frutas y limita su consumo a como máximo 180 ml (6 oz) al día.[20]
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4No permitas que la leche sea su propia comida. Con frecuencia, la leche se usa como un bocadillo y puede actuar como un alimento llenante. Si le das demasiada leche a tu hijo pequeño, especialmente a la hora de comer, probablemente su apetito disminuya.[21]
- Disminuye la cantidad de leche que tome tu hijo cuando se acerque su hora de comer. Sin ese alimento llenante adicional en su día, su apetito volverá.[22]
- Introduce otros tipos de lácteos a su dieta, como el yogur y el queso cottage. Eso todavía le permitirá a tu hijo obtener su dosis necesaria de calcio sin hacer que se sienta demasiado lleno.
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Método 3
Método 3 de 4:Hacer ajustes a la dieta de tu hijo pequeño
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1Varía el menú diario de tu hijo. Puede resultarte fácil caer en la misma rutina cuando encuentras alimentos que le encantan. Es importante que mezcles el menú para asegurarte de que obtenga todos los nutrientes esenciales que necesite. Añade alimentos nuevos lentamente, y ten en cuenta que podría rechazarlos en el primer intento.[23]
- Asegúrate de variar cada comida con una mezcla de alimentos nuevos y familiares. Si titubea al principio al probar comida nueva, no hay problema. Probablemente cambie de opinión al día siguiente, o podría ser algo que simplemente sepa mal para él.[24]
- Opta por productos integrales, como trozos de pan y pasta, que le proporcionen a tu hijo pequeño mucho hierro, ácido fólico y vitaminas B. Usa productos lácteos como la leche y el yogur como porciones de calcio, vitamina D y proteínas. También asegúrate de proporcionarle muchas frutas y vegetales cortados en tamaños para niños.[25]
- Asegúrate de incluir carnes magras como carne de aves de corral y pescado para una porción saludable de proteínas, grasas y vitaminas necesarias.[26]
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2Haz que consuma yogur en su dieta con frecuencia. El yogur está lleno de calcio y probióticos saludables que el cuerpo de tu hijo necesita para desarrollar su sistema inmune. Los nutrientes que se encuentran en el yogur hacen maravillas al estimular su apetito.[27]
- Varía la forma en la que le sirves el yogur a un niño pequeño. Usa yogur como un bocadillo saludable o un postre delicioso con pedazos de fruta.
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3Usa una pizca de hierbas y especias estimulantes del apetito en la comida de tu hijo. Agregar especias como canela, orégano e hinojo incrementará su apetito. Estas hierbas y especias tienen sabores lo suficientemente sutiles como para que tu hijo ni siquiera las note.[28]
- Asegúrate de que las especias y las hierbas no sean muy visibles en su comida, ya que las guarniciones muy visibles podrían disuadirlo de comer.
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4Evita alimentos que tengan olores muy fuertes. Los niños pueden ser susceptibles a los olores y los sabores fuertes. Si cocinas con alimentos muy aromáticos, procura privarte de cualquier receta que necesite esos ingredientes por un tiempo. Es muy probable que tu hijo haya estado reaccionando a esos sabores y olores, y comience a comer normalmente cuando los haya eliminado.[29]
- Los alimentos, como el ajo, tienen un aroma y sabor fuerte, el cual puede disuadir a tu hijo de comer alimentos que lo contengan.
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5Incrementa la ingesta de zinc en tu hijo pequeño. El zinc puede ayudarlo a desarrollar su apetito naturalmente. Ciertos frutos secos, como las nueces de anacardo y las semillas de calabaza, son excelentes fuentes de zinc que le encantarán a tu hijo. Procura incluirlos en sus comidas y bocadillos para incrementar su ingesta diaria.[30]
- Si no le gustan los alimentos altos en zinc, pregúntale a tu doctor sobre suplementos de zinc.
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6Haz tu propio jugo para mejorar el sistema digestivo de tu hijo. Ciertos jugos, como el limón y el jengibre, pueden desintoxicar su sistema digestivo. También pueden ayudar a calmar las náuseas y la indigestión, las cuales pueden ser la razón por la que se niegue a comer. Hacer jugos puede mantener a tu niño saludable mejorando su sistema inmune y calmando muchos posibles problemas estomacales.[31]
- Los remedios más fuertes, como el jugo de ajo, pueden ser desagradables para los niños debido a su sabor fuerte. En especial, en el caso del jengibre, mezcla 2 cucharadas de jugo de jengibre con 3 cucharadas de jugo de limón y 2 cucharadas de miel. Haz que tu hijo tome esta mezcla al comenzar la mañana con el estómago vacío.[32]
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Método 4
Método 4 de 4:Crear horas de comer positivas y congruentes
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1Mantén las horas de comer divertidas y placenteras. Procura crear un ambiente en el que las horas de comer sean una ocasión social feliz con tu familia. Permitir que tu hijo te vea a ti y a los demás disfrutar de la comida puede animarlo a hacer lo mismo.[33] Además, evita conversaciones negativas a la hora de comer, ya que pueden afectar su digestión.[34]
- Los niños pequeños son increíblemente sociales y, así como quieren mostrar su nueva independencia, también quieren sentirse incluidos dentro de la familia. Tener una comida familiar feliz también puede ocasionar que tu hijo relacione ese tiempo, lugar y actividad con pensamientos positivos.[35]
- Para asegurarte de crear un buen ambiente para tu hijo, evita tratar cualquier tema estresante durante las comidas. Mantén la conversación con un tono más ligero y conversa sobre cosas más felices para incrementar su apetito.[36]
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2Haz que las comidas, especialmente la cena, sean durante un tiempo coherente.[37] Hacer que tus comidas encajen en el mismo periodo de tiempo diariamente ayudará a que tu hijo pequeño se adapte a una rutina y sepa qué esperar. Aunque a veces los niños pequeños pueden parecer poco estructurados, progresan con regularidad. También es importante asegurarte de que no coman demasiado tarde durante el día.[38]
- En el caso de los niños menores de 10 años, es recomendable dejar un espacio de al menos 3 horas entre su última comida y su hora de dormir. Eso asegurará que su comida se digiera apropiadamente, lo cual lo estimulará a tener un apetito saludable en la mañana.[39]
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3Retira cualquier distracción posible durante las horas de comer. Debido a que los niños pequeños se interesan por el mundo que los rodea, pueden distraerse fácilmente. Con frecuencia, eso puede dar como resultado que se interesen poco en la comida frente a ellos.[40]
- No lo alimentes con la televisión a volumen alto como fondo.[41] Hacer eso y usar otras distracciones, como los libros y los juguetes, pueden ocasionar que pierda interés en la comida frente a él.
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4Deja que determine sus porciones dentro de límites razonables. Debido a que tu hijo lucha por independizarse, es importante que le permitas tomar sus propias decisiones, cuando sea seguro hacerlo. Con frecuencia, los niños pequeños se rehúsan a comer alimentos recién introducidos o incluso cambian de opinión sobre alimentos que disfrutaban anteriormente.[42]
- Probablemente tu hijo consuma porciones demasiado grandes para él, lo cual haga que se sienta lleno antes de terminar con su plato.[43]
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5Nunca fuerces a un niño a comer o lo castigues por no hacerlo. Hay muchas razones diferentes por las que a tu hijo podría faltarle el apetito, aunque forzarlo o castigarlo no hará que la situación mejore. Hacerlo puede empeorar la situación creando ansiedad durante las comidas.[44]Anuncio
Referencias
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