Slow Food equivale a comida buena, limpia y justa. Creemos que la comida que comemos debe saber bien, debe ser producida de un modo limpio e inocuo para el medio ambiente, la vida animal o nuestra salud, y debe proporcionar una justa compensación a quienes la producen.[1]

El movimiento Slow Food (comida lenta) es una reacción al estilo de vida basada en la comida rápida o fast food que es predominante en muchas culturas modernas. Al escoger ser parte del movimiento Slow Food, estás eligiendo ser un coproductor en lugar de un consumidor; un activo, proactivo e informado elemento de la cadena alimenticia que reconoce las "conexiones entre el plato de comida y el planeta".[2] Este artículo discute algunas maneras de involucrarse en este movimiento y convertirse en un seguidor del mismo.

Pasos

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    Comprende lo que significa Slow Food. Este término abarca mucho más que la comida. Se trata de un estilo de vida que conecta el consumo de alimentos y los elementos sociales, éticos, estilos de vida, políticos, ambientales y espirituales que se encuentran a nuestro alrededor. Se centra en tomarse el tiempo necesario para cocinar una buena comida apropiadamente y reconocer que la dependencia de la comida rápida daña nuestra salud, nuestro tejido social y nuestras tradiciones de cultura gastronómica.
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    Forma parte de un grupo Slow Food en la región donde vives. El movimiento Slow Food ha captado a más de 80 000 miembros en al menos 122 países, así que es probable que haya un grupo cerca de donde vives.[3] El grupo de tu localidad se conocerá como "convivium" y lo encontrarás vía Slow Food Where To Find. Desde luego, no te tienes que unir al grupo para formar parte del movimiento Slow Food. Esto es solo una oportunidad para estar con personas que piensan igual, tener la oportunidad de intercambiar ideas y participar juntos en eventos. Estos beneficios podrían entusiasmarte.
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    Ponte a cocinar. Así es. Deja de comprar alimentos preparados y comienza a sacar tus libros de recetas. Busca las recetas de herencia familiar que se han compartido por generaciones. Muchos de nosotros recordamos las ocasiones en se compartía deliciosas comidas preparadas por familiares o por nosotros mismos antes de que cediéramos a la velocidad de la vida. Sin embargo, sé cuidadoso con tus elecciones de recetas. Los elegantes libros de recetas podrían requerir ingredientes importados desde miles de millas. Evita este tipo de libros y elige las recetas que se enfoquen en priorizar la producción local, incluyendo los vegetales y las frutas de tu propio huerto.
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    Compra en tu localidad. Comprar en la localidad es el elemento clave para ser un seguidor de Slow Food. Compra en los mercados de los agricultores de la localidad, en las tiendas de la localidad de frutas y verduras, e, incluso, considera pedirles verduras a tu vecinos en caso las cultiven. No solo evitarás el desgaste del ambiente por toda la energía consumida en el largo transporte de los alimentos, sino que también, conocerás de dónde proviene tu comida y esto te generará un sentimiento de mucha tranquilidad. ¿Cuál es el mayor beneficio de comprar en la localidad? Los alimentos son frescos y esto les brinda el mejor sabor.
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    Evita la comida modificada genéticamente. Pese a que algunas compañías proponen una visión de que la comida modificada genéticamente es la promesa del futuro, existen cuestionamientos acerca de la velocidad en que ocurre tal modificación y los medios en que se logra obtener dicha modificación. Desde luego, la comida se ha modificado por siglos, pero la palabra clave es siglos y no una cuestión de años. El movimiento Slow Food tiene una oposición fundamental en contra del uso de los productos alimenticios que se han modificado genéticamente. Esto se debe a que, al crear una gran área de fuentes alimenticias genéricas comunes, nos arriesgamos a perder la importante diversidad y calidad de los alimentos disponibles en el mundo. Además, reemplazamos esta área con monocultivos que se vuelven más susceptibles a las enfermedades, brindan menos variedad saludable e incrementan, quizás, las posibilidades de contagiarse de una enfermedad inducida por el humano por medio de una excesiva concentración de algunos tipos de alimentos.
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    Compra alimentos orgánicos. Cuando sea posible, elige la producción orgánica en lugar de los alimentos cultivados tradicionalmente. De esta forma, reduces la exposición a pesticidas, fungicidas y químicos fertilizadores. Además, obtienes una producción que muchos estudios sugirieron que tiene un nivel mayor en nutrientes, los que fortalecen el sistema inmune. Se presume que esto se debería a que las plantas que no son tratadas con pesticidas producirían más antioxidantes para su propia protección.[4] Los alimentos orgánicos son una parte importante del movimiento Slow Food, ya que estos alimentos producen un menor impacto y reducen los daños. En especial, cuando se practica a una escala no industrial.
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    Cultiva tus propios alimentos. Ya sea que cuentes con un espacio para un contenedor de hierbas o una vasta área para vegetales, puedes convertirte en una fuerza directa en la producción de tus propios alimentos. Si habitas en una residencia pequeña, utiliza el alféizar de la ventana y el balcón para cultivar hierbas y árboles frutales en macetas. Si cuentas con huertos grandes, planta vegetales según la estación y disfruta de los vegetales más frescos. Es de suma importancia involucrar a los niños en la horticultura. Esta les ayudará a entender la conexión entre el suelo, los alimentos y su salud. Los niños pueden comenzar cultivando plantas fáciles de plantar como los rábanos, las hierbas y los guisantes. Alienta a los niños a que coman sus propios cultivos crudos directamente del huerto. De esta forma, podrán probar cuán delicioso es el sabor de los guisantes o la mazorca de maíz frescos.
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    Comparte tus preparaciones caseras. No todos saben cocinar. Las personas que no están en posición de cocinar son aquellas que, por ejemplo, están enfermas, discapacitadas o simplemente muy ocupadas para considerar el valor de la comida lenta. Comparte tus talentos en la cocina con los demás para ayudar a los menos afortunados. Asimismo, si estás tratando de convencer a los demás acerca del mensaje de Slow Food, qué mejor manera de hacerlo que por medio de tu propia comida deliciosa como ejemplo. Tiéntalos...
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    Cocina con los niños. En cuanto más antes se involucren los niños con la cocina, será mejor. Los niños que saben cómo cocinar no están a la merced de la industria de la comida rápida y saben exactamente cuán fácil es preparar su propio alimento fresco en casa. Asimismo, al enseñar a los niños a cocinar, compartes una tradición familiar que los unirá más. Esto ayuda a transmitir el conocimiento de la tradición familiar. Alienta a los niños a disfrutar de cocinar en casa al permitir que su imaginación sea una pieza esencial en el proceso de cocinar. Crear formas y temáticas con la comida es una parte divertida de la preparación de los alimentos para la mesa, tal y como se muestra en la imagen.
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    Prepara una merienda saludable. Lleva una merienda hecha en casa al trabajo, la escuela, las excursiones y los paseos. Algunos alimentos que pueden contribuir a contar con una merienda balanceada y deliciosa son las sopas, los emparedados, los alimentos horneados, las frutas y las verduras. Recuerda que puedes mantener la sopa caliente en termos; los emparedados frescos al retirar el relleno sobrante de los bordes y añadirlo al interior del emparedado; las frutas y verduras conservadas si las cortas. Asimismo, este tipo de merienda te permitirá tener más tiempo para disfrutarla y ahorrar dinero. Ahorra ese dinero adicional para un almuerzo delicioso una vez al mes en un restaurante que siga los principios de Slow Food.

Consejos

  • Bebe agua proveída por el gobierno municipal, dependiendo de que esta sea segura. El agua embotellada requiere de un gran uso de energía para embotellarla y transportarla. Además, existe la preocupación de un derrame de químicos provenientes de las botellas de plástico. Es mejor realizar una campaña a favor de las reservas hídricas sustentadas por el gobierno municipal que pagar más por litros de agua y por el combustible de los vehículos que transportan el agua embotellada. De todas formas, el agua de las reservas hídricas del gobierno municipal se filtra. Asimismo, agrega un filtro al conducto de agua de tu casa y disfruta por lo que ya estás pagando. Apoya los sistemas de abastecimiento de agua de tu localidad.
  • Se ha dejado de utilizar muchos métodos tradicionales de cocción debido al tiempo que estos requieren para preparar y cocinar los alimentos. Muchas personas han resuelto este problema al preparar grandes cantidades de comida a la antigua en un solo día (imagina que vas a tener muchos invitados), luego, se congela la comida en contenedores para almuerzos para descongelarla y consumir fácilmente. La congeladora es una herramienta útil para la cocina moderna.
  • El movimiento Slow Food se inició en Italia en 1989. Carlo Petrini se manifestó en contra de la comida rápida y se convirtió en el miembro fundador del movimiento Slow Food.[5]
  • Nunca olvides que puedes comenzar a cocinar a paso lento por adelantado y por todo el día, sin necesidad de supervisión. Por otro lado, cuando estés apurado, puedes cocinar a presión y reducir el tiempo necesario para cocinar alimentos o una preparación completa. Por ejemplo, cocinar a presión medio galón de frijoles verdes recién retirados de su vaina requiere de menos de diez minutos y la carne asada solo requiere quince minutos por cada libra o quinientos gramos de carne. Asimismo, un gran paquete de espinacas frescas se cocina en cuestión de minutos en el microondas. No toda cocción lenta tiene que ser inconveniente o una experiencia larga y terrible. Al contrario, la palabra "lenta" se refiere al modo de la comida en contra de la comida no saludable.

Advertencias

  • Realiza pruebas en busca de toxinas en el suelo del terreno en el que quieres cultivar. Si vives en un área urbana o un lugar que podría haber sido zona industrial, sería recomendable que realices pruebas en el suelo antes de cultivar vegetales. Incluso, el suelo que se ve saludable podría contener plomo, mercurio, cinc, cadmio o policlorobifenilos. En los Estados Unidos, la Oficina de Agricultura Local ofrecería estos servicios de pruebas de suelo para sus residentes, además de consejos relevantes acerca del cultivo en tu área próxima.
  • Es más fácil creer que el cultivo orgánico y el justo intercambio de productos son más seguros y mejores para el mundo. No obstante, hay muchos expertos que difieren con la propaganda. Recuerda que es un modelo de negocio al igual que cualquier otro y presenta sus propios problemas y desafíos.[6]

Cosas que necesitarás

  • Tiempo (aunque no tanto como imaginas)
  • Una pasión por la comida que es buena, limpia y justa
  • Mercados de los agricultores, tiendas de vegetales y frutas de la localidad
  • Huerto o macetas.

Acerca de este wikiHow

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Categorías: Activismo social