La enfermedad de las manchas negras en las hojas se muestra primero con manchas negras que aparecen en las hojas, luego con anillos amarillos a medida que las manchas crecen hasta que la hoja se torna completamente amarilla y luego se cae. Si se deja sin tratar, la enfermedad de las manchas negras se propaga rápidamente y debilita seriamente a las plantas. Al ser un hongo que surge de la tierra, está presente en todo momento, incluso en el invierno más intenso. El cuidado adecuado puede reducir en gran medida los casos de esta enfermedad.

Método 1
Método 1 de 3:
Tratar las hojas infectadas

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    Poda las hojas infectadas inmediatamente.[1] Asegura la salud general de tu planta retirando las hojas enfermas inmediatamente. Para evitar la propagación de la enfermedad por medio del contacto con la planta o la tierra, deséchalas inmediatamente con la basura regular antes de seguir trabajando en el área. Prevén aún más la propagación de la enfermedad desinfectando la herramienta inmediatamente después de podar cada hoja. Ten a la mano una solución compuesta de una quinta parte de lejía y cuatro quintas partes de agua.[2] .
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    Trata las áreas infectadas. Si cortar todas las hojas infectadas de tu planta o árbol significa cortar la mayoría de ellas, si no todas, poda las que ya se hayan tornado completamente amarillas o estén a punto de hacerlo ya que es más probable que estas sean las que no puedan recuperarse. Trata todas las hojas restantes, incluyendo sus partes inferiores y superiores.[3] Aunque no haya una garantía de cura para la enfermedad de las manchas negras,[4] prueba los siguientes remedios, los cuales pueden ralentizar y evitar que la enfermedad se propague, y usa el que muestre los mejores resultados:
    • Mezcla una solución de 1 cucharada de bicarbonato de sodio, 2,5 cucharadas de aceite vegetal, 1 cucharadita de jabón líquido y 3,8 litros (1 galón) de agua. Asegúrate de usar jabón líquido, no detergente. Debido a que esto podría quemar las hojas, rocía una pequeña área de prueba con la solución antes de rociar toda la planta. Si no hay quemaduras o si estas son mínimas, rocía las hojas una vez cada dos semanas.[5]
    • Mezcla un tercio de leche y dos tercios de agua. Rocía las hojas una vez a la semana. (Lo sentimos por los veganos, pero los sustitutos para la leche de vaca no funcionarán).[6]
    • Rocía las hojas con aceite de nim una vez cada dos semanas.[7]
    • Usa fungicidas como un último recurso si la enfermedad regresa durante muchas temporadas de crecimiento.[8] Sigue las instrucciones en cuanto a la aplicación. Aplícalos pronto, antes de los brotes o al ver la primera señal de manchas, ya que son de naturaleza preventiva. Elige productos orgánicos si es posible para la salud tanto de la planta como de los insectos polinizadores.[9]
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    Desecha las hojas infectadas. Retíralas del área apenas las podes. Colócalas en la basura regular, de preferencia en una bolsa atada. Si las desechas directamente en un basurero, asegura la tapa firmemente para evitar que el viento o los animales las saquen y las propaguen.
    • No añadas hojas infectadas al compost ya que la enfermedad puede sobrevivir e infectar a otras plantas cuando ese compost se use como mantillo.
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Método 2
Método 2 de 3:
Prevenir brotes futuros

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    Rastrilla continuamente. Mantén la base de la planta o el árbol despejada de hojas infectadas que podrían haberse caído por su cuenta. Despeja las hojas caídas, ya sean infectadas o no, ya que los lechos de hojas muertas atrapan y retienen humedad, creando de este modo un terreno fértil para las enfermedades. Asegúrate de rastrillar hasta la primera nevada del invierno o incluso después si es necesario ya que la enfermedad podría sobrevivir al clima frío y volver a infectar a la planta o el árbol cuando venga la primavera.[10]
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    Poda la fronda superior. Revisa las hojas inferiores regularmente para ver cuánta luz solar reciben. Asegúrate de que no estén constantemente sombreadas por las hojas más altas de la misma planta o árbol o cualquier hoja vecina. Si es así, recorta las hojas y las ramas de la parte superior para permitir que la luz solar penetre a la parte inferior y seque las hojas inferiores de forma más eficiente.[11]
    • También ese seguro podar la fronda inferior, pues no será necesario llegar hasta las ramas altas.
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    Riega la planta o el árbol adecuadamente. Riega la tierra directamente. Mantén las hojas secas.[12] Evita regar en exceso. Deja que la tierra se seque antes de regar de nuevo.[13] Abstente de regar durante el clima lluvioso.
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    Mantén el aire circulando. Desmaleza la tierra para mejorar el flujo de aire.[14] Aplica una cantidad nivelada de mantillo alrededor de la base de la planta o el árbol, dejando un anillo de espacio libre entre el mantillo y el tronco. Evita que la mala hierba crezca a la vez que mejoras la capacidad del área para secarse más completamente.[15]
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Método 3
Método 3 de 3:
Plantar con previsión

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    Compra variedades resistentes de plantas. Investiga el tipo de árbol o planta que quieras incluir en tu paisaje. Averigua si se ha demostrado que alguna variedad particular es resistente a las enfermedades.[16] Si el costo de las variedades resistentes es significativamente más alto que las que no lo son, pregúntate qué valoras más: ahorrar dinero o el tiempo y el trabajo más adelante.
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    Coloca las plantas nuevas a una gran distancia unas de otras. Cada vez que plantes nuevos retoños o plantas jóvenes, visualiza el tamaño que alcanzarán una vez que crezcan completamente. Plántalas en concordancia, permitiéndoles bastante espacio del resto en el futuro.[17] Prevén la propagación fácil de enfermedades evitando que una planta toque a otra una vez que haya madurado. Permite que la luz solar alcance y seque las hojas inferiores a lo largo de su vida eliminando el exceso de sombra que las frondas abarrotadas proporcionarían.
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    Evita plantar en áreas excesivamente húmedas. Debido a que la humedad facilita la enfermedad de las manchas negras, planta en áreas que se sequen fácilmente después de la lluvia. Elige lugares que reciban luz solar directa durante por lo menos una parte del día.[18] Mantente alejado de áreas que sean propensas al agua estancada.
    • Ajusta también los rociadores del césped de forma que no empapen las hojas innecesariamente.[19]
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Consejos

  • Para los árboles altos infectados, contrata a un profesional o invierte en un rociador de alta presión para aplicar fungicidas u otros tratamientos a las hojas más altas.[20]
  • Las combinaciones de pesticidas y fungicidas no son recomendables a menos que también tengas problemas de pestes.
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Advertencias

  • No apliques tratamientos cuando haya insectos polinizadores.[21]
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