A nadie le gusta limpiar el baño, pero haciéndolo regularmente el esfuerzo se hace mucho más llevadero. Sigue leyendo esta guía para obtener algunos consejos útiles para mantener tus superficies, paredes, suelo, ducha y baño brillando de limpios.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Prepararte para la limpieza

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    Quita todos los artículos que no deban estar en tu baño. Saca todo lo que no pertenezca a tu cuarto de baño, como por ejemplo ropa, tazas y basura. También quita cualquier mesita o armario portátil para que puedas limpiar debajo de ellos.
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    Vierte algo de lejía u otro desinfectante en el inodoro. Coloca el cepillo de baño dentro para desinfectarlo y tenerlo listo para la limpieza. Deja que el limpiador se asiente de 10 a 15 minutos para que funcione.
    • Asegúrate de que el piso esté despejado y el ventilador encendido para garantizar una ventilación adecuada.
    • Una alternativa más ecológica sería mezclar una cucharada de polvo de hornear en una mezcla de tres cuartos de vinagre blanco y uno de agua.[1]
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    Sacude el polvo desde la parte superior hacia la inferior. Limpia las telarañas en las esquinas del baño y remueve todo el polvo y tierra dejándolos caer al piso para que luego los barras. Un sacudidor es excelente en estos casos, pero también puedes utilizar una escoba[2] .
    • Si tu papel tapiz es delicado, coloca un trapo suave, limpio y seco sobre las cerdas.
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    Aplica un detergente en polvo en las áreas especialmente sucias. Si tienes óxido acumulado en tu bañera, lavabo o alrededor de los grifos, humedece un poco esas zonas y rocía un detergente en polvo de tu preferencia. Dejar que se asiente por unos 10 o 15 minutos mientras haces otras cosas ayudará a que sea más fácil de limpiar y podrás refregar con mayor suavidad.
    • Lee bien la etiqueta del producto y asegúrate de usar el adecuado para que no dañe las superficies. Primero pruébalo en un lugar que no esté a la vista antes de usarlo en el resto de tu baño.
    • Para ser más ecológicos, rocía las superficies con bicarbonato de sodio y luego rocíalas con vinagre. Deja reposar la mezcla durante 10 a 15 minutos y luego limpia el vinagre y el bicarbonato de sodio con un paño húmedo.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Limpiar las superficies

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    Limpia las paredes, ventanas y el techo con un paño. Si hay moho acumulado en el techo, comienza rociando una solución a base de agua y lejía o desinfectante y deja reposar durante un par de minutos, haz lo mismo en las paredes (si son azulejos) o utiliza otro producto de limpieza. Con la ayuda de una esponja o un trapo limpio, frota la superficie de los azulejos que rociaste. Enjuágalos con cuidado para evitar rayones y sécalos con un paño limpio.[3]
    • Una solución de vinagre y agua partes iguales también es una excelente opción para limpiar paredes y otras superficies. Solo asegúrate de no mezclar vinagre con lejía ya que esto puede crear un gas tóxico.
    • Es recomendable que utilices guantes de goma mientras restriegas, de esa manera, evitarás que tus manos se resequen a causa de los productos de limpieza.
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    Limpia la ducha. Rocía un producto de limpieza tanto en las paredes como en la cabeza de la ducha y deja que repose por un par de minutos. Los limpiadores en espray hechos especialmente para eliminar los residuos de jabón funcionan muy bien en las bañeras con mucha suciedad.
    • En las zonas de agua dura propensas a la formación de manchas verdes y de óxido puedes aplicar un limpiador diseñado para eliminar el calcio, el óxido y la corrosión. Nunca utilices limpiadores abrasivos, esponjas abrasivas ni lana de acero en artículos de porcelana porque arruinará rápidamente el acabado.
    • Pon a remojar el cabezal de la ducha. Si el cabezal de la ducha está obstruido con acumulación de agua dura o residuos de jabón, retírala y ponla a remojar con vinagre durante la noche o llena una bolsa de sándwich con vinagre y asegúralo alrededor del cabezal de la ducha con una banda de goma. Luego, restriega los orificios para el agua con un cepillo de dientes viejo al día siguiente para sacar la acumulación restante.[4]
    • Vuelve a la ducha y refriega las paredes, el grifo y la cabeza de la ducha, luego enjuaga bien con agua muy caliente y seca con una toalla. Puedes sacarle brillo al grifo con una toalla de papel o una de paño.
    • No olvides la cortina de baño, ya que también tienda a acumular moho. Una solución de 2/3 de agua con 1/3 de lejía en una botella con atomizador puede servir para eliminar las zonas cubiertas de moho. También puedes sacar la cortina y lavarla en agua caliente con una pequeña cantidad de jabón y lejía.
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    Restriega el lavabo y el área circundante. Restriega los restos de jabón y pasta dental con la ayuda de un limpiador enjuagando tu esponja cada vez que sea necesario.[5] Un cepillo de dientes viejo o un hisopo pueden servir para limpiar la suciedad ubicada entre el grifo y la llave del agua.
    • Nunca limpies el lavabo y el área circundante con el mismo trapo o toalla de papel que usaste para limpiar el inodoro. Hacerlo puede propagar gérmenes causantes de enfermedades. Así que para evitar esto, puedes usar un trapo destinado únicamente para limpiar el inodoro.
    • Limpia la parte frontal y la superficie de los armarios y cajones. Para esto, quizás debas usar agua jabonosa caliente. Si te preocupa la presencia de gérmenes en estas superficies, añade un poco de lejía en el agua.
    • Lave el porta cepillos de dientes como lo harías con una taza o un tazón. Echa un chorro de jabón para platos en el interior, luego llénalo con agua tibia y restriega el interior con un cepillo para biberones o una esponja. Enjuágalo bien para eliminar el jabón.
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    Rocía limpiador de cristales o agua en el espejo y límpialo. Usa un limpiador de vidrios o agua, y limpia el exceso de agua con una toalla o una escobilla de goma. Seca el espejo con una toalla después de rociarlo con limpiador de vidrios o agua.
    • Una mezcla de partes iguales de vinagre y agua también funciona bien para limpiar vidrios y otras superficies.
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    Limpia el exterior del inodoro. Limpia todo el exterior del inodoro, comenzando con la manija de descarga para no volver a contaminarlo. Usa un paño empapado con un limpiador desinfectante. Lava y enjuaga todas las superficies de la taza del inodoro, incluyendo toda la base, la zona del asiento, la tapa y las bisagras; para esto utiliza un paño y un detergente o limpiador similar.
    • No olvides utilizar un paño especialmente para la limpieza del inodoro; también puedes usar una toalla de papel. Si usas una toalla de papel tírala a la basura, no al inodoro.
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    Friega la taza con un cepillo para el baño y luego jala la cadena. Probablemente no necesites fregar muy fuerte: deja que el agua jabonosa y la paciencia disuelvan el problema. Cubre el interior de la taza con un limpiador ácido que normalmente venden en una botella con cuello en ángulo. Procura cubrir todo el borde interior de la taza; el limpiador llegará a las demás áreas .[6]
    • Deja el limpiador remojando por media hora o más antes de fregar toda la taza incluyendo debajo del borde con una escobilla para baño. Después de haber esparcido bien el producto, deja remojando un poco más de tiempo, luego friega un poco más y jala la cadena.
    • Si tienes manchas de agua dura en la taza del inodoro, usa una piedra pómez para eliminarlas. Sumerge la piedra pómez en agua y restriega las manchas suavemente. Busca una piedra pómez en la sección de limpieza del supermercado.
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    Barre y trapea el piso. Comienza con la parte más alejada de la puerta. Barre todo el polvo y suciedad que hayas limpiado y dejado caer al piso, luego trapea utilizando agua jabonosa caliente mezclada con lejía. No olvides enjuagar el piso con agua limpia para eliminar los residuos de jabón. Asegúrate de llegar hasta ambos lados de la taza del inodoro por donde se fija al piso. Esta área suele estar muy sucia. Tampoco olvides limpiar los zócalos, ya que son lugares que normalmente acumulan mucho polvo.
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    Use un cepillo de dientes viejo para restregar los espacios pequeños. Consigue un cepillo de dientes viejo y lávalo bien. Elimina el exceso de pasta de dientes que pueda haber y aplica una pequeña cantidad de lejía u otro limpiador seguro en el cepillo. ¡Ahora frota las superficies! El cepillo de dientes llegará a las áreas estrechas o que necesitan una frotación minuciosa.
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Mantener el baño limpio

Enciende el ventilador. Mantener tu baño ventilado disminuirá el crecimiento de moho, haciendo que debas limpiarlo con menos frecuencia. Siempre enciende el ventilador después de salir de la ducha para secar el baño y evitar que la humedad se adhiera.

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    • También es posible que quieras desarmar el ventilador de vez en cuando, aspirar el interior del mismo, empapar las aspas en una mezcla de partes iguales de vinagre y agua, y luego limpiar las aspas y la cubierta. Esto ayudará a garantizar que el ventilador funcione a plena capacidad.
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    Limpia la ducha después de usarla. Para asegurarte de que el moho no se acumule en la ducha, tómate el tiempo de limpiarla cada vez que te bañes. Junto con el ventilador, esto debería mantener tu baño sin moho.
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    Mantén tu baño ordenado. Mucho de lo que llamamos “desastre” es en realidad solo desorden. Si tienes ropa acumulada en tu baño, coloca un cesto o incluso una caja de cartón para almacenar la ropa sucia. Utiliza un envase o una taza para mantener en orden los cepillos de dientes. Guarda otros artículos en una caja de zapatos vieja debajo del lavabo para mantener la superficie ordenada.
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    Utiliza el cepillo de baño. Aun cuando no se vea sucio, los minerales en el agua pueden manchar la taza del inodoro, así que es recomendable que lo limpies con un cepillo de baño en períodos regulares. Si lo haces incluso una vez por semana, tus limpiezas generales serán mucho más sencillas y esporádicas.
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    Lava las manchas de pasta de dientes. Estas manchas se acumulan en el lavabo e incluso en el espejo y pueden hacer que el baño se vea más sucio de lo que en realidad está. Asegúrate de limpiar los restos de pasta dental lavando y enjuagando el lavabo, y luego secándolo al terminar.
    • Para combinar las tareas, realiza esta limpieza cuando utilices el enjuague bucal, obteniendo así un beneficio adicional.
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Consejos

  • Enjuaga varias veces tu esponja o cepillo para fregar a medida que realices la limpieza y cambia el agua que usas para trapear cuando se ensucie. El objetivo de limpiar es eliminar la suciedad, no desplazarla por todo tu baño.
  • Recuerda: el enemigo número uno del moho es la lejía. A menudo basta con solo una pequeña aplicación para eliminar las manchas de moho sin necesidad de fregar.
  • Existen muchos rincones y grietas pequeñas en donde las esponjas y los trapos no llegan. En este caso los hisopos pueden ser útiles, o incluso un cepillo de dientes (¡destinado únicamente a la limpieza, por supuesto!) para llegar a todas esas esquinas difíciles y entre los azulejos.
  • Los limpiadores que eliminan el calcio, la cal y el óxido también pueden utilizarse en la cabeza de ducha para desatorar la acumulación de agua dura y recuperar la presión. Para obtener mejores resultados, rocíalos unas cuantas veces a la semana después de bañarte.
  • Puedes quitar ese molesto empañamiento en los vidrios del baño utilizando una crema de afeitar blanca. Solo colócala en el espejo y restriega. No debería quedar ninguna mancha. ¡Funciona de maravilla!
  • No olvides limpiar el techo. Puedes usar una solución de agua y lejía en una botella con atomizador para eliminar las manchas de moho en el techo.
  • Con la ayuda de una escobilla de goma puedes dejar las superficies de los vidrios luciendo realmente limpios y sin manchas de agua.
  • Cuando hayas limpiado completamente tu bañera tal como se indica en los pasos anteriores, puedes usar un limpiador que no necesite enjuague para mantener limpia a tu bañera o ducha sin mucho esfuerzo.
  • Friega entre los azulejos con lejía para eliminar toda la suciedad.
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Advertencias

  • Lee atentamente las etiquetas de tus productos para asegurarte de que puedes mezclarlos con lejía. Algunos productos contienen amoníaco, así que ten mucho cuidado al manipularlos, sobre todo si ya has utilizado lejía.
  • ¡Jamás mezcles lejía con amoníaco! Incluso las esponjas en las que hayas aplicado lejía previamente pueden reaccionar con el amoníaco y formar un gas de cloro venenoso.
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Cosas que necesitarás

  • esponja, escobilla o cepillo para fregar
  • aspiradora
  • escoba (con cerdas de goma o la convencional)
  • recogedor
  • lejía
  • limpiador y cepillo de baño
  • limpiador para baño de uso general (en espray o en polvo)
  • una cubeta
  • un trapeador (es opcional, ya que puedes trapear un baño pequeño con una esponja)
  • paños
  • toallas de papel
  • limpiavidrios
  • guantes de goma
  • botella con atomizador
  • jabón para lavar platos o detergente para ropa
  • lana metálica (opcional)
  • cepillo de dientes o hisopos de algodón (opcional)

Acerca de este wikiHow

Michelle Driscoll, MPH
Coescrito por:
Fundadora de Mulberry Maids
Este artículo fue coescrito por Michelle Driscoll, MPH. Michelle Driscoll es la propietaria de Mulberry Maids en el norte de Colorado. Ella recibió su maestría en Salud Pública en la Escuela de Salud Pública de Colorado en 2016. Este artículo ha sido visto 394 685 veces.
Categorías: Limpieza de baños
Resumen del artículoX

Para limpiar un baño, quita todas las cosas de las encimeras y estantes, y ponlas fuera del baño. Abre las puertas y enciende el ventilador (si tienes uno). Luego, echa lejía en el tazón del retrete con la escobilla para desinfectarlo. Quita el polvo del baño y echa un limpiador para baño sobre todas las superficies, incluidos la ducha, el lavabo y la parte exterior del retrete. Limpia cada área con una esponja o paño por separado para no propagar gérmenes. Restriega el tazón del retrete y tira de la cadena antes de barrer y trapear el suelo.

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