Memorizar nombres y rostros es un gran desafío para muchas personas. De hecho, algunos estudios indican que aproximadamente el 85 % de los adultos mayores y de edad media tienen dificultades para recordar los nombres y los rostros de las personas que acaban de conocer.[1] Algunos consiguen memorizar los nombres, pero no los rostros, mientras que otros reconocen los rostros pero no logran identificar los nombres. Además de ser frustrante, esto puede ser embarazoso. Sin embargo, no creas que estás condenado a cargar para siempre con el miedo y la incomodidad de confundir a un ejecutivo de la empresa con un conocido de un bar. Aprende algunas técnicas especiales y ejercicios mentales para mejorar tu capacidad de memorizar nombres, rostros y la combinación de ambos.

Parte 1
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Recordar nombres

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    Concéntrate en el nombre de las personas. Uno de los motivos más comunes del olvido es simplemente la falta de atención. Después de todo, es posible que sucedan muchas cosas en el momento de la presentación. Quizás estés en una fiesta con muchas personas desconocidas o sea el primer día en tu trabajo nuevo y sientas una gran ansiedad. En ocasiones, las personas no escuchan con mucha atención. Por lo tanto, enfoca tus energías en prestarle atención al nombre de las personas al conocerlas. Haz un esfuerzo consciente.
    • Además, asegúrate de haber comprendido el nombre claramente; es mejor pedirle que lo repita, en el caso de que no hayas escuchado bien. Quizás te sientas un poco incómodo, pero podrás evitar situaciones embarazosas en el futuro.
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    Conoce, saluda y repite. Un truco interesante para recordar el nombre de una persona es comenzar a repetirlo durante la conversación. Repítelo varias veces en las frases siguientes y procura pronunciarlo correctamente. Luego, al despedirte o alejarte, no pierdas la oportunidad de volver a repetirlo.[2] La repetición es la clave para recordar un nombre.
    • Por ejemplo, puedes decir algo así como “Hola, Laura. Encantado de conocerte. Ahora, Laura, ¿cuánto tiempo hace que trabajas aquí?”.
    • Preguntarle el nombre a una persona es otra forma de repetirlo en la conversación. Por ejemplo, puedes decir “Encantado en conocerte, María. ¿Prefieres que te diga María o Mari?” o “Realmente me gusta mucho tu nombre, Samir. ¿Cuál es el origen del nombre Samir?”.
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    Deletrea los nombres. Una buena idea es pedirle a un conocido nuevo que deletree su nombre, en especial si es largo o poco común. Si lo prefieres, puedes pedirle una tarjeta personal o comercial para leer el nombre mientras hablan. Si tu memoria es visual, esta técnica te resultará muy útil.[3]
    • La conversación puede seguir así: “Zunilda, ¡qué nombre interesante! ¿Cómo se deletrea el nombre Zunilda? Por casualidad, ¿tienes una tarjeta personal, Zunilda?”.
    • Nuevamente, la repetición continua es muy importante. Por lo tanto, procura mencionar los nombres varias veces durante las interacciones.
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    Crea asociaciones mentales. Presta atención al rostro de tu interlocutor e intenta crear una especie de asociación mental con su nombre. Por ejemplo, imagina que has conocido a un chico llamado Ricardo, quien tiene unos ojos negros impactantes. Al tener presente esta característica, puedes comenzar a llamarlo “ojos negros” en tu mente para recordarla. (“Ojos negros” = Ricardo Montaner = Ricardo).[4]
    • El secreto para recordar a través de imágenes visuales es crear una conexión en tu mente entre el rostro y el nombre. No es necesario que sea una característica única. Quizás pueda ser “Juan” que te recuerde a tu tío o asocies a tu nueva compañera “Julieta” con Julieta Venegas.
    • Crear imágenes mentales exige un esfuerzo para lograr una asociación efectiva, lo cual fortalece la memoria y permite recordar el nombre y el rostro.
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    Crea otro tipo de asociaciones mentales. Al igual que puedes asociar un nombre a algo o alguien que ya conozcas, también puedes probar con una imagen mental o estrategia para agregarle al nombre. Estas conexiones deben ser fáciles de recordar.
    • Una buena idea es recurrir a la aliteración (una especie de juego de palabras). Por ejemplo, puedes recordar a Rafael del Departamento de Marketing como “Rafael cara de pastel” (en tu mente, por supuesto) o a Agustina de Contaduría como “Agustina que le gusta la comida china”.
    • También puedes hacer otro tipo de asociación mental. Por ejemplo, si conoces a María que es de México, puedes imaginarla tomando una margarita.[5]
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    Crea pistas. Mira, saluda, repite y mira nuevamente. Transformar un nombre en un recuerdo a largo plazo requiere tiempo. Cuantas más veces lo repitas intencionalmente, más rápido podrás recordarlo. En caso de ser necesario, puedes crear pistas. Por ejemplo, haz una lista con los nombres de todas las personas del club de lectura y revísala hasta que los recuerdes de memoria.[6]
    • Las personas que tienen que lidiar con muchos nombres (por ejemplo, los supervisores, los profesores, etc.) suelen estar de acuerdo en que es muy útil crear listas. Incluso puedes ponerles imágenes a los nombres y destacar las características principales de cada persona. Por ejemplo: “Paula, estudiante de Historia, usa anteojos grandes y le gusta debatir en las clases”. De esta forma, relacionarás el nombre con una representación mental, creando una imagen vívida de la estudiante.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Recordar rostros

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    Identifica una característica única. Algunos estudios han demostrado que a la mayoría de las personas les resulta más sencillo recordar los rostros que los nombres. Esto se debe a que el cerebro humano asimila mejor la información visual. Por lo tanto, encontrar un rostro en una multitud será más sencillo que recordar un nombre.[7] Para memorizar rostros nuevos más fácilmente, el truco está en enfocarte en un rasgo o una característica en particular.
    • Evalúa los ojos, el cabello, la nariz, la boca, la contextura física, el nacimiento del cabello, las orejas y cualquier otra característica facial.
    • Escoge un rasgo notable como, por ejemplo: “Los lóbulos de las orejas de Laura están conectados a su cabeza” o “Sergio tiene un lunar muy grande en su barbilla”. También puedes escoger algo que te resulte familiar. Por ejemplo, quizás Pedro te recuerde a tu tío.
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    Asocia el rostro con una pista visual extraña. Esta es una técnica divertida e interesante. Al conocer a una persona, crea una pista visual fantasiosa o extraña. Un buen campeón de memoria se enfoca en una característica física específica. Por ejemplo, puedes asociar a un hombre llamado “Ricardo” con “Ricardo Arjona”. Dado que el cantante tiene una nariz grande, puedes imaginar a un pequeño Ricardo Arjona dentro de las fosas nasales de la persona en cuestión.[8]
    • Esta técnica puede parecer un poco tonta y, de hecho, lo es. En verdad, el secreto es justamente ese; cuanto más escandalosa sea la imagen, más fácil será recordar a una persona y, por lo tanto, asociarla a un nombre y rostro.
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    Establece una conexión entre el rostro y el nombre. Para ello, debes repetir una y otra vez. Usa el nombre durante la conversación y observa el rostro de forma consciente. Después de despedirte, revisa el nombre y el rostro en tu mente. Para ayudarte a recordar el nombre, recurre a los consejos mencionados: listas, tarjetas personales, etc. De esta forma, podrás crear estrategias mentales como juegos de palabras o imágenes. Recuerda que cuantas más asociaciones formes con un nombre y un rostro, más fácil será reforzarlos en tu memoria.[9]
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Ejercitar la memoria

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    Prioriza la memorización de nombres. Algunas personas tienen más dificultades que otras para recordar nombres y rostros. Son pocas aquellas que logran recordar un rostro durante años y tener una memoria fuera de lo normal. Por ejemplo, las mujeres tienen una mayor facilidad para recordar rostros que los hombres.[10] Sin embargo, todas las personas pueden mejorar con esfuerzo y dedicación. Haz un esfuerzo consciente por fortalecer tu capacidad de memorización. Existen muchas formas de reforzar la memoria (y no solo para los rostros y los nombres).
    • En primer lugar, presta mucha atención. El cerebro procesa todo muy rápido, ya sean nombres, rostros, direcciones u otro tipo de datos. Por lo tanto, es necesario prepararte adecuadamente para retener el máximo posible. Se necesitan ocho segundos de concentración para afianzar la información en el cerebro. Tendrás que prestar mucha atención para aprender y recordar las cosas.[11]
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    Utiliza recursos nemotécnicos. Estas técnicas se han elaborado para ayudar la memorización a través de las asociaciones. Existen muchas formas de crear un recurso nemotécnico como, por ejemplo, a través de palabras, letras, rimas e imágenes mentales. Cuanto más creativo seas, más sencillo te resultará recordar bien la información.[12]
    • Un “acróstico” es una oración cuya inicial de cada palabra codifica algo que quieres recordar. Algunos ejemplos son: Cuando Alguien Lee, Mucho Aprende (calma) o Tres Ratas Escapan Sonrojadas (tres).
    • Un acrónimo es una palabra formada con la primera letra de otras palabras como, por ejemplo: Fundéu (Fundación del Español Urgente), FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociación), MERCOSUR (Mercado Común del Sur), ONU (Organización de las Naciones Unidas). También puedes crear uno para recordar algo en especial.
    • Las rimas y los juegos de palabras también son útiles. ¿Cuántos días tiene el mes? Solo recuerda: “Treinta días tiene noviembre con abril, junio y septiembre, veintiocho solo hay uno y los demás treinta y uno”.
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    Juega juegos. Las actividades mentales te permitirán tener un cerebro activo y flexible, al igual que los ejercicios físicos hacen que el cuerpo sea más fuerte y saludable. Prueba juegos que estimulen la memoria a corto y largo plazo. Por ejemplo, prueba con crucigramas o sudokus. Los juegos de memoria como “Simón dice” son excelentes para desarrollar la memoria.[13]
    • Existen ciertas actividades que quizás no creas que permiten ejercitar la memoria. ¿Cantas en un coro o tocas algún instrumento? Tocar una canción de memoria es un excelente ejercicio mental.
    • El ajedrez es un excelente juego de memoria que también permite desarrollar la lógica y la capacidad de resolver problemas. Un estudio realizado en el año 1985 ha demostrado que los estudiantes que juegan ajedrez de manera regular tienen una mejor memoria y habilidades de organización.
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    Utiliza los distintos sentidos. Existen diversas formas de adquirir conocimientos. Algunas personas aprenden mejor a través de las imágenes, mientras que otras prefieren leer o escuchar información. Usa más de un sentido para fijar mejor los conocimientos.
    • Por ejemplo, escribir un nombre a mano varias veces estimula el cerebro de varias formas. Al escribirlo, podrás verlo, pensar en él una y otra vez, y tu cuerpo creará un recuerdo físico o memoria muscular. Por este motivo, tomar notas con un bolígrafo o lápiz puede ser más efectivo que escribir en una computadora.[14]
    • Prueba asociar la información con colores, aromas, texturas e incluso sabores. Si aprendes mejor a través de la lectura, lee en voz alta para estimular la audición durante el proceso.
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Categorías: Técnicas de estudio
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