¡No a la violencia! Pero a veces la última opción es la única. Por tu bien, aprieta con fuerza esos puños.

Método 1
Método 1 de 3:
Posición

  1. 1
    Párate bien. Colócate en una posición de modo que no te derriben, las piernas ligeramente separadas, una un poco delante de la otra, y un tanto flexionadas, conservando el equilibrio.
  2. 2
    Ponte en guardia. Con los puños al frente y a los lados, a la altura de tu cabeza, para que cuando te venga un golpe hacia la cara lo puedas parar y si te viene un golpe en el abdomen lo puedas detener con los antebrazos.
  3. 3
    Tensa tu rostro. Mantén los músculos de la mandíbula apretados, de manera que si te dan un golpe en la cara no te afecte mucho, además así lucirás amenazante.
  4. 4
    Mantente alerta. Flexiona el tronco ligeramente hacia adelante, de esta forma al oponente le resultará mas difícil encontrar un espacio para alcanzarte.
    • Las piernas son un punto vulnerable, mientras él te ataca es vulnerable, ya que su peso y su centro de gravedad dependen de ellas. Si están muy juntas, puedes derribarlo entrelazando tu pie con su pierna, de forma que pierda el equilibrio.
    Anuncio

Método 2
Método 2 de 3:
Ataque

  1. 1
    Figura objetivos. Decide dónde golpear en un orden de importancia (cara, estómago, costillas, pantorrilla, partes blandas del cuerpo). Ya listo para atacar usa una técnica simple llamada la "finta", fingir que le vas a tirar un golpe a la cara, después rápidamente le das golpes en el abdomen de modo que le quites el aire.
  2. 2
    Contraataca. Cuando esquives uno o dos golpes y el otro quede mal parado, le tiras con toda tu agilidad y fuerza un puñetazo en la nariz, seguido de varios golpes, de forma que sólo se defienda. Siempre pega de abajo hacia arriba cuando golpees el abdomen o la cara y de frente, con mano abierta o nudillos, cuando dirijas el golpe al esternón, este último es muy eficaz.
    Anuncio

Consejos

  • Equilibrio. Es lo más importante, no pierdas el equilibrio ni cuando patees ni cuando golpees con el puño.
  • Pisa fuerte. Pero nunca pongas todo el pie en el piso, solo los dedos y el pomo delantero del pie, el talón debe estar libre.
  • Estudia al oponente. Circula del lado que le sea más difícil para atacar.
  • Haz ejercicio. Debes de ser fuerte si quieres ganar.
  • Marca el ritmo. Nunca te dejes llevar por tu oponente, sé más lento o más veloz.
  • No te dejes dominar. Procura que no te agarre, porque si él es más fuerte que tú, podría someterte. No te dejes derribar. Si intenta agarrarte, golpéalo de inmediato para que te suelte; si no te suelta, intenta capturar su cuello y estrangularlo hasta que lo haga.
  • Aprovecha tus recursos. Intenta todo lo que esté a tu favor para acabar la pelea pronto.
  • Míralo directo a sus ojos. Hay algunos que a la hora de pelear se desesperan y no saben dónde mirar, dirígele una mirada fija que infunda miedo.
  • Contrólate. Consigue calmar tu mente, aunque en esos momentos sea difícil, intenta concentrarte.
  • Regla de tres. Es aconsejable no golpear más de 3 veces, no malgastes energía (a menos que sean los golpes finales).
  • Dignifícate. Si te ganan, no llores. Tal vez haya nuevas oportunidades de devolver lo recibido.
  • Cuida tu postura. La guardia debe de consistir en puños a los lados de tu cara, nunca completamente al frente, de tal forma que si te viene un golpe de frente, lo puedas parar, o si te viene un golpe en el abdomen también lo puedas apartar con los antebrazos.
  • Entrena. Toma clases de defensa personal si las circunstancias lo ameritan, además de entrenar por tu propia cuenta. Por ejemplo, practica con un costal de boxeo para que sueltes tus puños y tus patadas, así sabrás hasta dónde puedes llegar.
  • Alerta. Mantén los ojos abiertos en todo momento, aprovecha el vigor que te induce la adrenalina.
  • Intimídalo. La manera de hablar también influye, no dudes en lanzar palabras que lo atemoricen.
  • Protege tu pulgar. Para golpear es mejor que los mantengas por fuera de tus puños apretados.
  • Alterna golpes. Dale cachetadas, sí funciona.
  • Golpes sucios. La patada en la entrepierna puede servirte, pero considera los golpes sucios para casos de fuerza mayor. Por ejemplo, golpea con los dos primeros nudillos entre la nariz y el labio superior, y en las sienes, que son partes blandas y sensibles, le producirán confusión al oponente. Los golpes en las orejas, con mano abierta o cerrada, generan dolor y confusión.
Anuncio

Advertencias

  • No pelees sucio. Eso es de cobardes, aunque a veces funciona. Como lanzar tierra a los ojos, golpearlo cuando caiga y esté en el piso, golpearle los testículos, tirar piedras, etcétera.
  • Mide tus opciones. No pelees si tu oponente tiene armas punzo-cortantes o de fuego, mejor escapa.
  • Contra una navaja. El secreto para pelear contra una navaja es patear la mano que la sostiene, blande ropa como protección (un suéter, algo así) o úsala para enredar ahí su cuchillo, pero si no estás dispuesto a recibir una herida, es mejor no ser osado, soldado que huye sirve para otra guerra.
  • Evita pelear. Si crees que puedes evitarla, hazlo. Procura no entrar en pleitos que no puedas ganar o salir parejo.
  • Lo que das recibes. Así que si das un golpe, espera uno; respeta a tu oponente, no hay enemigo menor, no olvides que los dos peleadores están en igualdad de condiciones.
  • No des el primer golpe, pero sí el último. Si empiezas una pelea, sueles tener más posibilidades de perderla, pero en tu primer golpe asegúrate de que sea contundente, en la nariz, sien, ojos, para que tu contrincante sepa con quién se mete y se acobarde. No dudes de acompañarlo de otros golpes rápidos, los segundos golpes puedes darlos en el abdomen para quitarle el aire y debilitarlo. Si peleas, es hasta vencer.
  • Motívate. Si no tienes razones para pelear, difícilmente ganarás.
  • Mide tus golpes. Por ejemplo, nunca golpees en la vena carótida, la cual está en el cuello, podrías lastimar fatalmente a tu agresor y quizá no es lo que buscas, aprende a detenerte cuando tu adversario está fuera de combate.
  • Solo defiéndete. Siempre que entres en combate, hazlo por motivos de autodefensa, no por respeto ni honor, pues eso se defiende con inteligencia. Sin embargo, si tienes que luchar, no debes escatimar en recursos, debes concentrarte en neutralizar a tu oponente a toda costa en la menor cantidad de tiempo posible, ya que una pelea suele ser agotadora en extremo y eso reduce tus posibilidades.
Anuncio

Cosas que necesitarás

  • Tus puños
  • Valentía y agilidad
  • Honor
  • Un motivo para pelear
  • Un oponente

Acerca de este wikiHow

wikiHow es un "wiki", lo que significa que muchos de nuestros artículos están escritos por varios autores. Para crear este artículo, autores voluntarios han trabajado para editarlo y mejorarlo con el tiempo. Este artículo ha sido visto 511 466 veces.
Anuncio