Debido a la humedad natural y a los aceites aromáticos que contienen, los puros pueden ser muy difíciles de almacenar y mantener adecuadamente. Si no tienes un humidificador para proporcionar un ambiente con humedad regulada, puedes encontrarte con unos puros secos y quebradizos que han perdido su suavidad y sabores complejos. Una vez el tabaco de un puro se seca, puede ser difícil recobrar su humedad, pero hay algunos trucos, los cuales solo requieren materiales básicos y un poco de paciencia, que puedes usar para salvar a un puro seco de estar a punto de echarse a perder.

Método 1
Método 1 de 3:
Almacenar puros secos en un lugar húmedo o mojado

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    Encuentra un ambiente húmedo adecuado para almacenar los puros. Almacena los puros en algún lugar con abundante humedad natural en la atmósfera. Los lugares húmedos o mojados, como bodegas e invernaderos, son ambientes ideales para exponer los puros secos a niveles de humedad constantes.[1] [2]
    • Asegúrate de que el lugar que escojas esté a temperatura ambiente, o apenas un poco más caliente o más frío. Nunca dejes los puros en lugares que reciban luz solar directa o estén cerca de cualquier tipo de fuente de calor.
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    Deja los puros dentro de la caja, con la tapa abierta. Abre o retira la tapa de la caja de puros y asegúrate de que estos se distribuyen uniformemente en el interior. Dejar abierta la parte superior de la caja permitirá que la humedad se introduzca más fácilmente en ella y que penetre al tabaco que está dentro de los puros.
    • Si los puros no están completamente secos, dejar la tapa entreabierta será suficiente para permitir que la humedad entre en la caja. Para unos puros completamente deshidratados, abre completamente la tapa.
    • Puedes doblar una toalla caliente y húmeda, y colocarla debajo de la caja de puros que estás almacenando, de modo que proporciones un incremento extra de humedad para unos puros especialmente secos. Solo procura cambiar la toalla con frecuencia o podría enmohecerse.[3]
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    Deja que los puros se asienten hasta por un mes. Deja los puros en el lugar húmedo durante un par de semanas o un mes. Asegúrate de que los puros estén situados en un lugar donde no puedan ser tirados, se mojen o se expongan al calor o al frío. Este es el método más simple de rehidratar unos puros secos, pero también el más lento pues la rehidratación se producirá a un ritmo muy gradual.
    • Aunque lleva tiempo, la rehidratación lenta funciona mejor, pues la humedad vuelve poco a poco a los puros, lo que evita que estos se sobrehidraten.[4]
    • La sobrehidratación es básicamente irreversible y puede resultar en la pérdida del sabor del puro, haciendo difícil mantenerlo encendido e incluso causando el crecimiento de moho en el tabaco.
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    Rota los puros cada 2 o 3 días. Revisa el progreso de los puros regularmente. Rota cada puro por un cuarto de vuelta, dentro de la caja, cada unos cuantos días; esto asegurará que todo el borde exterior de cada puro reciba la misma cantidad de humedad, de manera que se hidraten uniformemente.[5]

Método 2
Método 2 de 3:
Crear un humidificador provisional con bolsas resellables

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    Haz agujeros en una gran bolsa resellable y coloca la caja de puros dentro. Coge una bolsa resellable lo suficientemente espaciosa para que quepa toda la caja de puros dentro y haz pequeños agujeros en ambos lados de la bolsa para ventilarla. Inserta la caja de puros abierta dentro de la bolsa y séllala.[6]
    • Una bolsa de 1 L (un cuarto de galón) de capacidad probablemente será suficiente para la mayoría de las cajas de puros pequeñas; cualquier caja más grande probablemente requerirá una bolsa de 4 L (1 galón) de capacidad.
    • No hagas los agujeros demasiado grandes o los puros podrían sobresaturarse al asentarse. Un clip o la punta de un cuchillo debería funcionar bien para hacer pequeños agujeros.
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    Toma una segunda bolsa y coloca una esponja húmeda en su interior. Humedece una esponja y saca el exceso de agua. Coloca la esponja en el fondo de una segunda bolsa resellable más grande. Esto proveerá una fuente artificial de humedad en la cual los puros podrán rehidratarse.
    • Asegúrate de usar una esponja nueva y, si es posible, mójala con agua embotellada o destilada. Las esponjas viejas y el agua del grifo están llenas de bacterias y productos químicos que pueden causar que los puros se vuelvan mohosos.[7]
    • Rehumedece la esponja cada par de días, cuando rotes los puros.
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    Sella la bolsa, que contiene los puros, dentro de la segunda bolsa. Desliza la bolsa ventilada, que contiene la caja de puros abierta, en la segunda bolsa, la cual contiene la esponja. Sella la segunda bolsa para encerrar la humedad de la esponja, la cual se dispersará lentamente a través de la bolsa ventilada y en los puros secos. La rehidratación con este método probablemente tomará una semana o más.
    • No dejes que los puros se mojen. Un puro mojado es un problema distinto.
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    Encuentra un lugar apartado para dejar las dos bolsas, de modo que hagan efecto. Echa un vistazo a las bolsas cada dos días para volver a humedecer la esponja y probar si los puros están absorbiendo humedad. Rota cada puro por un cuarto de vuelta para distribuir uniformemente la humedad; cambia las posiciones de estos dentro de la caja, si es necesario.

Método 3
Método 3 de 3:
Rehidratar puros usando una ducha

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    Deja la caja de puros en tu baño. Guarda la caja de puros en un estante o dentro de un armario en el baño donde te duchas a diario. Los puros se convertirán en un elemento habitual en el baño durante una o dos semanas, mientras se someten al proceso de rehidratación.[8]
    • Si lo prefieres, puedes guardar la caja de puros a la intemperie. Muchas cajas de puros son de rica y ornamentada construcción, y solo se verán como llamativas piezas decorativas mientras los puros se rehidratan.
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    Saca la caja y abre la tapa mientras te duchas. Todos los días antes de ducharte, saca la caja de puros y abre la tapa. Coloca la caja en el lavabo o en el asiento del inodoro, en algún lugar a pocos metros de la ducha. Una vez termines de ducharte, cierra la tapa de la caja y devuélvela al lugar donde está guardada. La humedad de la ducha quedará atrapada dentro de la caja y comenzará a filtrarse en los puros.[9]
    • Ten mucho cuidado de no dejar que los puros se mojen.
    • Quizás sea mejor sostener duchas, especialmente duchas calientes, que duren hasta 10 o 20 minutos, pues la temperatura del agua producirá una mayor concentración de vapor.
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    Rota los puros de forma intermitente. Cada dos días, cuando saques la caja de puros antes de ducharte, rótalos. Mientras lo haces, toma nota de la apariencia y la sensación de los puros. Muévelos en la caja cada 3 o 4 días, de forma que ninguna capa o sección de la caja reciba más o menos humedad que otra.[10]
    • Al absorber la humedad, la mayoría de los puros se sentirán flexibles y ligeramente pegajosos al tacto, y pueden oscurecerse un poco.
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    Ten cuidado de no sobrehidratar los puros. Es importante no permitir que permanezcan por más tiempo del necesario en el excepcionalmente húmedo ambiente del baño, pues un puro sobrehidratado requiere de una solución igualmente difícil y de mucho consumo de tiempo. Inspecciona los puros regularmente para ver cómo van. Si guardar los puros cerca de la ducha parece hidratarlos demasiado rápido, emplea un método alternativo, como dejarlos abiertos en un sótano húmedo.
    • Deberías revisar los puros y su entorno de rehidratación con frecuencia, para asegurarte de que las condiciones de almacenamiento no han cambiado inesperadamente.
    • Una vez los puros se rehidraten, debes trasladarlos a un almacén con control de humedad o fumarlos de inmediato.

Consejos

  • Lo ideal es que los puros se guarden siempre en un humidificador. Los humidificadores usan dispositivos especiales de humidificación e higrómetros para regular la humedad de los puros, manteniéndolos a un nivel óptimo para preservar el sabor, la textura y la suavidad del tabaco.
  • Los métodos de rehidratación más lentos requieren que esperes más tiempo, pero son superiores para devolver la frescura a los puros secos.
  • Un puro que ha sido rehidratado nunca recuperará su calidad original, pero aún así puede ser un buen producto, siempre que seas paciente y tomes las medidas adecuadas.

Advertencias

  • Si no se rotan los puros a intervalos regulares, un lado del tabaco estará más seco que el otro. Esto puede dar problemas para mantener el puro encendido y puede causar una mala calada.
  • No fumes un puro si accidentalmente se ha sobrehidratado o si sospechas que se ha formado moho en el tabaco.

Cosas que necesitarás

  • puros secos
  • humedad o espacio húmedo
  • toalla húmeda (opcional)
  • bolsas resellables y esponja húmeda (opcional)
  • ducha caliente (opcional)
  • tiempo

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Categorías: Fumar