¿Se acercan los exámenes y sientes que es el fin del mundo? ¡No te preocupes! No hay razón para temer. Aprender algunas técnicas simples y efectivas de revisión te ayudará a estar al día con los estudios sin convertirte en un zombi.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Organizar la revisión

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    Encuentra un buen lugar para estudiar. Encuentra un lugar tranquilo y bien iluminado para trabajar donde te sientas cómodo y libre de distracciones.
    • Cierra momentáneamente la sesión de tus redes sociales como Facebook, Twitter o Instagram. El esfuerzo de tener que iniciar sesión quizás te disuada y, después de un día, comiences a olvidar el tema. Te sorprenderías al saber la cantidad de tiempo que se puede perder mirando videos breves y asechando a extraños. Además, algunos estudios han demostrado que el cerebro tiene un nivel óptimo de irritación; básicamente, las personas trabajan mejor si tienen un poco de frío o se sientan en una silla rígida. Siéntate en un escritorio o una mesa. Ten en cuenta que es más formal y recrea el entorno en que te evaluarán. Sin embargo, siéntete libre de trabajar en pijama. Puedes usar prendas cómodas durante el día. Algunas personas prefieren designar un lugar de estudio específico, mientras que otras disfrutan cambiar entre la habitación, la cafetería, la biblioteca y otros lugares de estudio para romper la monotonía. Lo importante es que escojas la opción que te resulte más conveniente en función de tu personalidad y tus hábitos.
    • Algunas investigaciones han demostrado que estudiar en distintos lugares permite compartimentar la información, por lo que resulta más sencillo recordarla en el futuro, en el caso de que la puedas asociar con el lugar físico.
    • Algunos estudiantes creen que estudiar en un lugar público es más efectivo, dado que evitan mirar televisión o entretenerse con otras distracciones de la casa. Por lo tanto, lo importante es que te conozcas bien y evites los hábitos negativos en el paso.[1]
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    Establece un horario para la revisión y asegúrate de respetarlo. ¿Qué es lo que esperas haber cubierto para el fin de la semana y para el final del día? Trabajar con un horario de revisión te permitirá establecer objetivos claros para cada sesión y tildarlos a medida que progresas. Los planes de revisión pueden reducir la ansiedad, asegurándote de que has tomado las medidas necesarias.[2]
    • Si este no es tu estilo y tu vida es más bien impredecible, escribe una lista de cosas para hacer o para tildar de todas las áreas o unidades de una materia que tengas que estudiar. Puedes asignar un color distinto o una página para cada una de las materias y ver claramente los temas que has cubierto o el progreso de tus necesidades. Esto te permitirá hacer una revisión por tramos o una variación de los temas en un día.
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    Establece objetivos de estudio razonables que sepas que puedes alcanzar. Revisar 12 capítulos de trigonometría la noche previa al examen posiblemente sea más malo que bueno. Asimismo, tratar de revisar determinado trabajo de Shakespeare varias semanas antes del examen quizás no sea la mejor forma de recordar el contenido para cuando llegue el gran día. Organízate de la manera más efectiva posible para recordar la información más importante que tengas que estudiar.
    • Puedes hacer una revisión a lo largo del año al dedicarle 15 minutos diarios a tomar notas que puedas consultar más tarde. Al hacerlo en tramos más pequeños, recordarás más y te sentirás menos estresado. Un mes antes del examen, habrás terminado todas las anotaciones para poder dedicar algunas horas al día a revisarlas y hacer prácticas de escritura cronometradas.
    • Si falta mucho para el examen (aunque posiblemente este no sea el caso para el 80 % de las personas), después de cada clase, anota algunos apuntes en una tarjeta didáctica (¡solo te tomará algunos minutos!) y consérvala con tu trabajo. De esta forma, podrás consolidar el conocimiento y ahorrar tiempo y pánico a fin de año. Si te encuentras dentro del 80 % de las personas que entran en pánico a último minuto con siete exámenes en ocho días muy cerca, NO PIERDAS LA CALMA. NUNCA es demasiado tarde. Ya has comenzado el viaje, y estresarte es lo último que necesitas.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Revisar de manera activa

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    Préstales atención a los textos. En vez de leer rápidamente los textos que parecen más aburridos, asume un rol más activo al preparar tarjetas para memorizar con tus propias preguntas. Por lo general, es suficiente con incluir cinco preguntas por tarjeta, lo que te permitirá cubrir toda la información del texto. Luego, puedes usar las preguntas para autoevaluarte o pedirles a tus amigos o familiares que te las hagan. Si respondes mal, las respuestas se encontrarán en el dorso. Los colores brillantes pueden hacer que sea más divertido, además de servir para organizar tus materias.
    • También puedes subrayar tus apuntes o libros, hacer mapas mentales o resúmenes de las ideas de cada página o ENSEÑARLES lo que has aprendido a tus amigos o familiares. La mejor forma de evaluar tu conocimiento es ver si puedes enseñárselo a alguien más: "Si no puedes explicar con simplicidad, es que no lo sabes bien" (Albert Einstein). Al convertir la revisión en una actividad en la que debes participar, puedes animarla un poco y ayudar a tu memoria a funcionar con una mayor efectividad.
    • Haz preguntas abiertas de cada texto o tema que revises al escribir preguntas en el margen o en una hoja separada. Piensa en las consecuencias si se modificaran ciertos elementos, o si se presentaran características de distinta forma. Ya sea que se trate de una tarea de ciencia o historia, los pequeños cambios pueden hacer grandes diferencias, y tus procesos mentales son la parte importante.[3]
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    Recuerda y resume. Al estudiar, detente cada pocos minutos para recapitular lo que has leído. Escribe un resumen breve de algunas oraciones en tus anotaciones o al final de la página. Usa tus propias palabras. Una buena forma de recordar es escribir tus anotaciones de memoria y luego revisarlas y completar los espacios vacíos con un bolígrafo o un lápiz de otro color. De esta forma, sabrás que los distintos colores se refieren a información que te resulta difícil de recordar.
    • Repite el proceso de resumir de manera regular y escribir en una hoja separada lo que sabes de algún tema o materia sin revisar los libros o los apuntes previos. Compara las notas nuevas con las anteriores para descubrir si has omitido algo y para saber qué es lo que aún tienes que memorizar.[4]
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    Dibuja o haz garabatos de manera libre mientras estudias. Si eres un aprendiz visual, es importante que desgloses la información en dibujos o diagramas para recordar mejor a largo plazo. Los diagramas, los mapas mentales y los dibujos a mano pueden ser herramientas útiles para mejorar tu comprensión y crear una ayuda memoria, en vez de leer el texto solo. No tengas miedo de usar los colores prácticamente de la misma forma. Colorea los dibujos o subraya el texto.
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    Explícale los conceptos a alguien que no sepa nada del tema. Por más que tengas que explicarles al espejo o a tu gato, tómate un minuto para hablar con alguien como si dicha persona nunca hubiese oído hablar del tema y tú fueses el profesor. Una vez que lo logres, será difícil que olvides la información. Además, te obligará a aclarar la información y explicarla de la forma más concisa y simple posible.
    • Si no hay nadie que pueda ayudarte, haz como si tuvieses que dar una entrevista del tema en la televisión o la radio. Hazte una serie de preguntas y responde de la forma más clara y sucinta posible, como si hubiese personas escuchándole y queriendo aprender todo del tema.
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    Usa una guía de estudios o una prueba anterior. Responder exámenes previos o pruebas en papel con el mismo tiempo límite que la evaluación real te permitirá evaluarte bajo los mismos límites. Por lo tanto, será una oportunidad para detectar tus puntos débiles en cuanto al conocimiento para que puedas revisarlos. Además, podrás ver si eres capaz de escribir todo lo que quieres decir en el tiempo permitido. Toma el tiempo de la práctica con un cronómetro (como tu teléfono). Quizás descubras preguntas importantes, ¿quién sabe?[5]
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    Tómate pausas de manera regular para mejorar tu concentración. Tomarse pausas de manera regular permite mejorar la concentración y reforzar la información, en vez de no parar en ningún momento. No pierdas tiempo y energía al revisar los textos si estás agotado, dado que no recordarás lo que has leído.[6]
    • Respeta tu horario. Asegúrate de tildar los temas y las materias a medida que los completes. Una buena idea es recompensarte con algo que desees al alcanzar un objetivo que te ayude a llegar allí. Una buena motivación es no considerar rendirte como una opción.
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Encontrar apoyo

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    Habla con tus profesores. Considera que tus profesores y maestros son parte de tu red de apoyo y aprovecha los recursos que ofrezcan. Pídeles asistencia cuando la necesites. Comprender tu revisión más temprano que tarde hará que te resulte más fácil acercarte a ellos en busca de ayuda.[7]
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    Haz la revisión con otros compañeros de clase. Encuentra un grupo apropiado de estudiantes que esperan tener éxito y programa encuentros regulares entre el resto de tus actividades de revisión. Debatan el tema de revisión, ayúdense a resolver los problemas, comprendan los materiales y evalúense entre sí al leer. Estudiar en grupo puede ser una excelente estrategia para reducir la ansiedad y hacer que la revisión sea más divertida y productiva.
    • Encuentren la forma de evaluarse entre sí, jugando juegos de revisión como desafíos. Usa tarjetas didácticas o estructura las sesiones de estudio como un juego de preguntas. Si no tienen tiempo de encontrarse en persona, hablen en línea.
    • Asegúrate de que el horario de revisión con tus amigos cumpla con su finalidad de estudio. En algunos casos, quizás sea mejor estudiar con compañeros que no sean tus amigos para que el proceso sea más productivo.
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    Permite que tu familia te ayude. Tus familiares podrían ayudarte cuando no comprendes los conceptos. Pídeles que te evalúen, que aclaren los problemas por ti, que lean contigo y que te ayuden a mantenerte organizado. Los padres y hermanos que ya tienen experiencia en la revisión tendrán buenas ideas que te ayuden a prepararte. Además, tus familiares y amigos pueden ser un apoyo moral cuando te sientas frustrado o ansioso por la revisión.
    • Es posible que necesites apoyo emocional tanto como otro tipo de apoyo. Si puedes hablar con alguien acerca de tu ansiedad o preocupación, esto te permitirá descargar muchos problemas innecesarios con un oyente a quien le importas. Incluso hablar por teléfono o por internet puede ser mejor que no contar con nadie.
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    Conserva la calma. Haz algo relajante todos los días, como escuchar tu música favorita, salir a caminar o nadar, pasar el rato con tus mascotas o hablar con un buen amigo. Estas actividades te ayudarán a relajarte y conectarte con los demás y con el mundo que te rodea a medida que trabajas en tu revisión. También puedes practicar ejercicios de relajación, meditación o simplemente recostarte y no hacer nada de vez en cuando (quizás con una tarjeta de memoria en la mano).
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Consejos

  • No tomes apuntes sin importancia o copies mucho texto. Revisa los exámenes previos, observa la forma en que se hacen las preguntas y enfoca la revisión en temas que posiblemente surjan en la evaluación. Como se ha explicado en este artículo, es importante que adoptes un enfoque activo para aprovechar la revisión al máximo.
  • Pídele a alguien que te evalúe o lee textos, cúbrelos y repite. De esta forma, tu cerebro ganará confianza y podrás memorizar mejor los conceptos.
  • Confía en ti mismo. Si adoptas una postura positiva, es mucho más probable que puedas absorber la información necesaria y recordarla al momento del examen.
  • Prepara tarjetas de revisión y subraya la información. ¡No copies todo del texto! Responde las preguntas de otras evaluaciones. Observa cómo responder las preguntas de los exámenes para obtener la mayor calificación posible.
  • Enséñale a alguien lo que quieres revisar. Aprenderás el 95 % de lo que le enseñes a otra persona.
  • Relájate. No apresures las cosas. Siempre es mejor descansar bien antes de una prueba. Esto también te permitirá recordar mejor las cosas.
  • Mezcla los temas. Conoce tus puntos fuertes y débiles y mézclalos en tu horario. De esta forma, no te obligarás a revisar todos los temas más difíciles a la vez, combinando la información más difícil con la más interesante.
  • Haz actividades como mapas mentales o dibujos para que la revisión sea más interesante y entretenida. ¡Esto te ayudará a recordar mejor la información!
  • La concentración es fundamental, además de ser una herramienta importante para revisar el tema rápidamente.
  • Puedes grabar tus revisiones con tu celular. Al acostarte, escucha las grabaciones de los problemas que no recuerdas varias veces. Esto te permitirá memorizar los conceptos.
  • Pídeles a tus padres o a alguien responsable que te permitan usar el teléfono y otros accesorios solo por un tiempo limitado al día. Haz un esfuerzo consciente por no distraerte.
  • No duermas hasta tarde. Algunas investigaciones han demostrado que los hechos son más fáciles de recordar por la mañana.
  • Usa ambos hemisferios del cerebro para incrementar la velocidad de la revisión.
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Cosas que necesitarás

  • Tabla, hoja de papel tamaño A3 o cuaderno para el plan de revisión.
  • Marcadores y reglas para dibujar el plan de revisión. Los colores brillantes y los resaltadores son una buena opción para recordar la información con una mayor facilidad.
  • Tachuelas para colocar el plan de revisión en un lugar visible.

Acerca de este wikiHow

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