Aunque muchas personas creen que una enfermedad mental es algo que sucede rara vez, en realidad no es así. Alrededor de 54 millones de personas en los Estados Unidos sufren de algún trastorno o enfermedad mental en algún momento de sus vidas.[1] Estos tipos de enfermedades afectan a 1 de cada 4 personas en todo el mundo.[2] Muchas se pueden tratar con medicamentos, psicoterapia, o ambos, pero pueden desarrollarse rápidamente si se dejan sin tratar. Si consideras que puedes estar experimentando síntomas de una enfermedad mental, busca la ayuda de un profesional especializado lo antes posible.

Parte 1
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Comprende qué constituye una enfermedad mental

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    Entiende que si sufres una enfermedad mental no es por tu culpa. A menudo, la sociedad estigmatiza las enfermedades mentales y a los que las padecen. Puede ser fácil creer que la razón por la que sufres estos problemas es porque eres un inútil o no te esfuerzas lo suficientemente. Esto no es verdad. La razón de tu enfermedad puede ser el resultado de una condición de salud, fallas impersonales o cualquier otra cosa. Un buen profesional médico o de salud mental nunca debe hacerte sentir como si tuvieras la culpa de tu condición, y tampoco deberían hacerlo otras personas en tu vida, incluyéndote.[3]
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    Comprende los posibles factores de riesgo biológico. No existe una causa única, pero sí una variedad de factores biológicos que son conocidos por alterar la química del cerebro y causar desequilibrios hormonales.[4]
    • Composición genética. Algunas enfermedades mentales, como la esquizofrenia, el trastorno bipolar y la depresión, están estrechamente vinculadas con la genética. Si a alguien en tu familia se le ha diagnosticado una enfermedad mental, puedes ser más vulnerable a desarrollarla debido simplemente a tu composición genética.
    • Daño fisiológico. Algunas lesiones, como un traumatismo craneoencefálico grave, o la exposición a ciertos virus, bacterias o toxinas durante el desarrollo fetal, pueden hacer que se desarrolle una enfermedad mental. El abuso de drogas ilegales y el alcohol también pueden causar o empeorar estas enfermedades.
    • Afecciones médicas crónicas. Algunas afecciones, como el cáncer y otras enfermedades graves y crónicas, pueden elevar el riesgo de desarrollar enfermedades mentales, como la ansiedad y la depresión.
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    Comprende los posibles factores de riesgo ambientales. Algunas enfermedades mentales, como la ansiedad y la depresión, están fuertemente vinculadas a tu entorno personal y a tu sentido del bienestar. Las perturbaciones y la inestabilidad pueden causar o empeorar estas enfermedades.[5]
    • Experiencias de vida difíciles. Algunas situaciones altamente emocionales o estresantes en la vida pueden desencadenar una enfermedad mental. Entre las causas se encuentran momentos difíciles, como la pérdida de un ser querido, o traumas, como una historia de abuso sexual o físico. Trabajar en el área de emergencias de un hospital o haber servido a tu país en el campo de batalla también puede desencadenar este tipo de enfermedades.
    • Estrés. Este puede empeorar una enfermedad mental existente. Además, puede causar enfermedades mentales como la depresión o la ansiedad. Algunas fuentes de estrés son los conflictos familiares, las dificultades financieras, y las preocupaciones por el trabajo.
    • Soledad. Si no dispones de una red de apoyo lo suficientemente fuerte, tienes pocos amigos, y careces de relaciones saludables, estos factores pueden desencadenar o empeorar este tipo de enfermedades.
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    Reconoce las señales de advertencia y los síntomas mentales. Algunas enfermedades mentales están presentes desde el nacimiento, pero otras se desarrollan con el tiempo o aparecen de repente. A continuación, te presentamos algunos síntomas que te pueden advertir de la existencia de una enfermedad mental:[6] [7]
    • Sentimientos de tristeza o irritabilidad
    • Sentimientos de confusión o desorientación
    • Sentimientos de apatía o pérdida de interés
    • Preocupación excesiva u hostilidad, violencia e ira
    • Sentimientos de miedo o paranoia
    • Dificultad para hacer frente a las emociones
    • Dificultad para concentrarse
    • Dificultad para afrontar responsabilidades
    • Aislamiento social
    • Problemas para dormir
    • Delirios o alucinaciones
    • Ideas extrañas, grandiosas, o apartadas de la realidad
    • Abuso de alcohol o drogas
    • Cambios significativos en los hábitos alimenticios o el deseo sexual
    • Pensamientos suicidas
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    Reconoce los signos y síntomas de advertencia físicos. A veces, los síntomas físicos sirven para advertir la presencia de una enfermedad mental. Si presentas síntomas que persisten, busca asistencia médica. Algunos de estos síntomas incluyen:
    • Fatiga
    • Dolor en la espalda y el pecho
    • Frecuencia cardíaca rápida
    • Sequedad en la boca
    • Problemas digestivos
    • Dolores de cabeza
    • Transpiración
    • Cambios drásticos en el peso
    • Mareos
    • Cambios radicales en los patrones de sueño
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    Determina cuán radicales son tus síntomas. Muchos de estos síntomas aparecen como respuesta a los acontecimientos del día a día, y por lo tanto, no deben considerarse necesariamente como indicadores de una enfermedad mental. Debes tener cuidado si no desaparecen, y más aún, si repercuten negativamente en tu rendimiento diario. Nunca dudes en buscar asistencia médica profesional.
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Parte 2
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Busca asistencia profesional

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    Conoce los tipos de asistencia que están disponibles. Existen muchos profesionales capacitados en el área de salud mental, y si bien sus roles a menudo se superponen, cada campo tiene sus propias especialidades.[8]
    • Los psiquiatras son médicos que han completado un programa de residencia psiquiátrica. Son los profesionales psicológicos más ampliamente capacitados y suelen ser la mejor fuente de administración de medicamentos. Además, se capacitan en el diagnóstico de enfermedades mentales, incluyendo enfermedades graves, como la esquizofrenia y el trastorno bipolar.
    • Los psicólogos clínicos tienen un doctorado en psicología y por lo general, completan residencias en instituciones de salud mental. Pueden diagnosticar enfermedades mentales, administrar pruebas psicológicas, y proporcionar psicoterapia. A menos que tengan una licencia especial, por lo general, no suelen recetar medicamentos.
    • Los profesionales de enfermería psiquiátrica y de salud mental tienen al menos una maestría y formación especializada en salud mental. Pueden diagnosticar enfermedades mentales y prescribir medicamentos. En algunos casos también pueden proporcionar psicoterapia. Dependiendo de tu estado, puedes verte obligado a trabajar en conjunto con un psiquiatra.
    • Los trabajadores sociales tienen al menos una maestría en trabajo social. Estos trabajadores están licenciados y por lo general, completan residencias en centros de salud mental y cuentan con una capacitación en consejería para enfermos mentales. Pueden proporcionar terapia, pero no pueden recetar medicamentos. Por lo general, están muy familiarizados con los sistemas y recursos de apoyo social.
    • Los consejeros tienen un título de posgrado en consejería y han completado normalmente su residencia en centros de salud mental. Tienden a concentrarse en determinados problemas de salud mental, como las adicciones y abuso de sustancias, aunque pueden ofrecer asesoramiento para una variedad de problemas psiquiátricos. No pueden prescribir medicamentos, y en muchas localidades, no se les permite diagnosticar enfermedades mentales.
    • Por lo general, los médicos generales no cuentan con una amplia formación en materia de salud mental, pero pueden recetarte medicamentos y ayudarte a controlar tu salud integral.
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    Acude al médico. Algunas enfermedades mentales, como la ansiedad y la depresión, a menudo se pueden tratar de manera eficaz con medicamentos que tu médico personal puede prescribirte. Conversa con tu médico acerca de tus síntomas y manifiéstale tus inquietudes.
    • Tu médico puede referirte a un profesional especializado en salud mental en tu localidad.
    • Se requiere un diagnóstico oficial para que solicites apoyo al seguro social para discapacidades psiquiátricas, y para asegurarte de que la ley sobre discapacidades te ampare.[9]
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    Ponte en contacto con la compañía de seguros. Si resides en los Estados Unidos, es probable que tengas que pagar una cobertura para el seguro de salud. Llama a la compañía y solicita la información de contacto de los profesionales de salud mental de tu localidad que aceptan tu plan de seguro.
    • Asegúrate de aclarar los requisitos específicos de tu plan. Por ejemplo, es probable que necesites obtener una referencia de tu médico de atención primaria para acudir a un psiquiatra, o pueden existir ciertos límites de sesión para las terapias.
    • Si no cuentas con un seguro de salud, busca un centro de salud mental comunitario en tu localidad. Estos centros suelen proporcionar tratamiento gratuito o de muy bajo costo para personas de bajos recursos o que no cuentan con un seguro. Algunas universidades y escuelas de medicina grandes también cuentan con clínicas de bajo costo.
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    Programa una cita. Dependiendo de tu zona, es probable que tengas que esperar unos pocos días o varios meses para conseguir una cita con un profesional de salud mental, así que, programa tu cita lo antes posible. Pide que coloquen tu nombre en la lista de espera o de cancelaciones, si cuentan con una, para que tengas la oportunidad de obtener una cita cuanto antes.
    • Si estás experimentando pensamientos suicidas, busca ayuda de inmediato. Puedes comunicarte de forma gratuita con la Red Nacional de Prevención del Suicidio, las 24 horas del día, los 7 días de la semana.[10] También, puedes contactarte con los servicios de emergencia (marca los números correspondientes a tu localidad).[11]
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    Formula preguntas. Siéntete libre de formular preguntas a tu proveedor de servicios médicos. Si quieres aclarar una duda, realiza una consulta. Además, debes formular preguntas acerca de las posibles opciones de tratamiento, como el tipo y la duración de los tratamientos disponibles, y el tipo de medicamentos que necesitas.[12]
    • También, debes preguntarle a tu proveedor qué puedes hacer para ayudar en el proceso. Aunque no puedes curar o tratar la enfermedad por tu cuenta, existen algunas cosas que puedes realizar para ayudar a promover tu propia salud mental. Conversa con tu proveedor al respecto.
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    Ten en cuenta la interacción con tu proveedor de servicios médicos. La relación entre tu terapeuta y tú debe ser segura, acogedora y cómoda. Probablemente, te sentirás muy vulnerable en tu primera visita. Tu terapeuta puede hacerte preguntas incómodas o pedirte que hables sobre temas que no son de tu agrado, pero aún así debe hacerte sentir bienvenido, seguro y valorado.[13]
    • Si no te sientes cómodo después de algunas sesiones, trata de superarlo. Recuerda que probablemente tendrás que trabajar con él a largo plazo, por lo que debes sentir que tu terapeuta está completamente de tu lado.
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Enfrenta la enfermedad mental

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    No seas muy duro contigo mismo. Es común que las personas que sufren enfermedades mentales (especialmente depresión y ansiedad) sientan que no son capaces de "librarse" de ellas. Sin embargo, al igual que no puedes esperar “sanarte” tú mismo de la diabetes o de alguna enfermedad del corazón, no debes culparte a ti mismo porque estás luchando contra una enfermedad mental.[14]
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    Establece una red de apoyo. Formar una red de personas que te acepten y te apoyen es importante para todas las personas, pero debes hacerlo especialmente si sufres una enfermedad mental. Es bueno empezar por los amigos y la familia. Además, están disponibles muchos grupos de apoyo. Verifica si existe algún grupo de apoyo en tu comunidad, o busca uno en línea.[15]
    • La Alianza Nacional de Enfermedades Mentales (NAMI, por sus siglas en inglés) es un buen lugar para empezar. Allí, cuentan con una línea de ayuda y un directorio de recursos de apoyo.[16]
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    Considera meditar o entrenar tu mente. Aunque la meditación no puede reemplazar la ayuda profesional calificada, ni a los medicamentos, puede ayudarte a controlar los síntomas de ciertas enfermedades mentales, en particular las que se relacionan con el abuso de sustancias o la ansiedad. La meditación y el entrenamiento de tu mente hacen énfasis en la importancia de la aceptación y la presencia para ayudar a aliviar el estrés.[17]
    • Es probable que te resulte útil buscar la orientación de un experto especializado en meditación y luego continúes por tu propia cuenta.
    • Puedes encontrar consejos para aprender a meditar en NAMI[18] , la clínica Mayo[19] , y en “howtomeditate.org”[20] .
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    Escribe en tu diario. Si escribes tus pensamientos y experiencias en un diario, esto te puede ayudar de muchas maneras. Anotar tus pensamientos negativos o ansiedades puede ayudarte a dejar de concentrarte en estos. Si haces un seguimiento a aquello que desencadena una experiencia o síntoma en particular, harás que tu proveedor te brinde una mejor atención. Además, esto puede permitirte explorar tus emociones de una manera segura.[21]
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    Mantén una dieta saludable y realiza ejercicios. Aunque la dieta y el ejercicio no pueden prevenir enfermedades mentales, pueden ayudarte a controlar sus síntomas. Es especialmente importante que programes un horario para que ingieras tus alimentos y duermas lo suficiente si sufres una enfermedad mental grave, como la esquizofrenia o el trastorno bipolar.[22]
    • Es probable que tengas que poner especial atención en tu dieta y tus hábitos de ejercicio si sufres algún trastorno alimenticio como anorexia, bulimia o sobreingesta compulsiva. Consulta con un profesional para asegurarte de que estás manteniendo hábitos saludables.
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    Limita tu consumo de alcohol. El alcohol es un sedante que puede tener una influencia significativa en tus sentimientos de bienestar. Si estás enfrentando una enfermedad como la depresión o el abuso de sustancias, debes evitar el consumo de alcohol en lo absoluto. Si consumes alcohol, hazlo con moderación. Normalmente, se recomiendan dos copas de vino o dos cervezas al día para mujeres y tres para los varones.[23]
    • Debes evitar por completo el alcohol si estás ingiriendo ciertos medicamentos prescritos. Conversa con tu médico para que te oriente en la administración de estos medicamentos.
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Consejos

  • Si es posible, pídele a un amigo o familiar de tu confianza que te acompañe a tu primera cita. Esta persona te puede ayudar a calmar tus nervios y apoyarte en caso de que requieras asistencia.
  • Basa tus opciones de tratamiento y tu estilo de vida en evidencia científica y médica con la ayuda de profesionales capacitados. Muchos remedios "caseros" para enfermedades mentales hacen poco o nada, y algunos hasta podrían empeorar tu enfermedad.
  • A menudo, la sociedad estigmatiza a los enfermos mentales. Si no te sientes cómodo como para compartir información acerca de tu enfermedad mental con otra persona, simplemente no lo hagas. Rodéate de personas que te apoyen, te acepten, y se preocupen por ti.
  • Si tienes un amigo o un ser querido con una enfermedad mental, no lo juzgues ni le reclames que "debe esforzarse más". Más bien, ofrécele tu amor, tu comprensión y tu apoyo.
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Advertencias

  • Si estás experimentando pensamientos suicidas, busca ayuda de inmediato.
  • Muchas enfermedades mentales empeoran si se las deja sin tratamiento. Busca ayuda lo antes posible.
  • Nunca intentes tratar una enfermedad mental sin ayuda profesional. Si lo haces, la enfermedad puede empeorar y podrías poner en riesgo tu integridad y la de los demás.
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Acerca de este wikiHow

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Categorías: Salud emocional
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