La retención de líquidos ocurre cuando tu cuerpo empieza a almacenar los fluidos que los tejidos tienen en exceso. Con frecuencia hay líquido que se filtra en los tejidos del cuerpo proveniente del torrente sanguíneo. En condiciones normales el sistema linfático, que es una red de conductos que recorren tu cuerpo, drenará dicho exceso y lo regresará al torrente sanguíneo.[1] Es posible que se empiecen a acumular líquidos cuando tu organismo es agobiado por varios factores como el consumo elevado de sal, el exceso de calor, la obesidad, las fluctuaciones hormonales del ciclo menstrual femenino o alguna enfermedad más grave. La retención de líquidos se conoce como edema. Evalúa con atención los síntomas que presentas y determina si alguno de los factores mencionados podría ser la causa de que estés reteniendo líquidos.

Método 1
Método 1 de 3:
Evaluar un posible aumento de peso

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    Pésate. ¿Has aumentado un peso significativo de manera repentina? Aunque la ingesta excesiva de alimentos y la falta de ejercicios pueden producir un aumento de peso con el tiempo, subir varios kilos de la noche a la mañana es una señal certera de que hay retención de líquidos.
    • Revisa tu peso varias veces al día y lleva un registro de varios días. Si tu peso fluctúa de manera significativa en el transcurso de uno o más días, es más probable que estas fluctuaciones se deban a la retención de líquidos que a un aumento real de peso.[2]
    • Recuerda que en el caso de las mujeres, los cambios hormonales del ciclo menstrual pueden afectar de manera significativa la retención de líquidos. Si tu cintura se ha hinchado unos cuantos días antes de tu periodo, es muy probable que la hinchazón desaparezca después de uno o dos días de comenzado tu ciclo. Vuelve a examinarte cuando este ya esté por terminar.[3]
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    Examina el patrón físico del aumento de peso que percibes. Si normalmente eres una persona delgada, ¿ves que tus músculos están menos definidos? Esta es una señal más de que hay retención de líquidos.[4]
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    Piensa en hacer una dieta razonable si aún tienes dudas sobre tu aumento de peso. Recuerda que la pérdida de peso toma tiempo; tendrás que darle varias semanas a este proceso. Reducir tu consumo de calorías y aumentar tu nivel de actividad debe producir al menos un poco de pérdida de peso. Si no es así, la razón probablemente será la retención de agua.

Método 2
Método 2 de 3:
Evaluar la hinchazón en tus extremidades

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    Examina tus manos, piernas, tobillos y pies para ver si hay señales de hinchazón. Los extremos externos de tu sistema circulatorio coinciden con los del sistema linfático. En consecuencia, estas son áreas que con mayor probabilidad mostrarán señales físicas de retención de líquidos.
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    Fíjate si tus anillos te quedan más ajustados ahora que antes. Una señal de que tus manos están hinchadas es que los anillos te queden mal de manera repentina. Los relojes de pulsera o los brazaletes pueden brindarte los mismos indicios, aunque la hinchazón de los dedos es una señal particularmente frecuente de la retención de líquidos.
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    Fíjate si tus calcetines te dejan una marca alrededor de las piernas. Algunas veces esta marca se debe a que los calcetines te quedan mal y no se trata de un factor fisiológico, pero si estos usualmente te quedan bien y te están dejando marcas, es posible que tus piernas o tobillos estén hinchados.[5]
    • Otro indicador importante de que las piernas o los tobillos están hinchados es que tus zapatos de repente no te queden bien.
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    Presiona cualquier área hinchada con tu dedo pulgar y luego levántalo. Si la depresión permanece unos segundos, es posible que tengas un edema con fóvea, que es un tipo de retención de líquidos.
    • Ten en cuenta que también hay un tipo de edema sin fóvea que no tendrá este resultado. Es posible que estés reteniendo líquidos aun si tu carne no se hunde.[6]
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    Mírate en el espejo y fíjate si tu cara parece hinchada. La hinchazón o la piel que se ve estirada o brillosa pueden ser otras señales de que hay retención de líquidos. La hinchazón debajo de los ojos es particularmente frecuente.[7]
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    Piensa si tus articulaciones te duelen. Enfócate en áreas donde hay hinchazón o depresiones. Las articulaciones rígidas o con dolor, en especial las de las extremidades, son otra señal de la retención de líquidos.[8]

Método 3
Método 3 de 3:
Determinar la causa probable

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    Evalúa tu entorno. Si es un día muy caluroso, la retención de líquidos se puede deber al calor. Esto se da sobre todo cuando has estado activo en un clima caluroso y no has consumido mucho líquido. Aunque te parezca paradójico, beber más agua te ayudará a enjuagar el exceso de líquidos. Estar a altitudes elevadas también podría hacer que retengas líquidos.[9]
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    Evalúa tus niveles recientes de actividad. Estar parado o sentado en la misma posición por mucho tiempo podría provocar que los líquidos se acumulen en las extremidades inferiores de tu cuerpo.[10] Los vuelos largos en avión o el trabajo sedentario pueden provocar que tu cuerpo retenga líquidos. Levántate y muévete al menos cada dos horas o realiza ejercicios como flexionar los dedos de los pies hacia atrás y luego estirarlos hacia adelante si estás en un vuelo largo.[11]
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    Evalúa tu dieta. La ingesta excesiva de sodio a menudo conduce a la retención de líquidos. La obesidad también exige al sistema linfático y provoca la retención, sobre todo en las extremidades.[12] Lee las etiquetas de los alimentos con detenimiento para estar seguro de que el sodio no esté "oculto" en los que no sospechabas que tenían mucha sal.
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    Evalúa tu último ciclo menstrual. ¿Estás en el punto medio o final de tu ciclo menstrual? Si eres mujer, esta es la razón más frecuente de retención de líquidos.
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    Descarta cualquier condición médica grave. Aunque es probable que la causa de la retención de líquidos sea alguno de los factores que se mencionaron anteriormente, también podría ser la señal de un problema médico más grave, como un mal funcionamiento del corazón o los riñones.
    • Si estás embarazada y experimentas un cambio repentino en tu retención de líquidos, ponte en contacto con el médico de inmediato, pues podría ser un síntoma de preclamsia, una condición que implica un peligro grave para la salud materna.[13]

Consejos

  • Si muestras señales de retener agua y también te cansas mucho, pídele a tu médico que te revise el corazón.
  • Si muestras señales de retención de agua pero te parece que no orinas mucho, pídele a tu médico que te revise los riñones.

Advertencias

  • Aun cuando no experimentes los síntomas de alerta que se mencionan en este artículo, llama a tu médico si las señales de una retención de líquidos continúan. Será mejor descartar la posibilidad de que tengas alguna condición médica diferente, como enfermedades hepáticas o problemas con el sistema linfático.
  • Si estás embarazada, siempre consulta con el médico sobre cualquier cambio que percibas en tu retención de agua.
  • Si estás reteniendo agua y te sientes cansado o tienes dificultades para orinar, llama a tu médico de inmediato; es posible que tengas problemas con el funcionamiento de tu corazón o tus riñones.

Acerca de este wikiHow

Luba Lee, FNP-BC, MS
Coescrito por:
Junta de revisión médica
Este artículo fue coescrito por Luba Lee, FNP-BC, MS. Luba Lee es una enfermera profesional certificada en Tennessee. Recibió su maestría en Ciencias de Enfermería en la Universidad de Tennesee en 2006. Este artículo ha sido visto 92 157 veces.