Los nervios se comprimen cuando hay demasiada presión en los músculos, las articulaciones y los tendones cercanos; lo que también ejerce presión en los nervios de dichas áreas. Los nervios comprimidos pueden provocar dolor, entumecimiento, hormigueo e incluso la pérdida de su funcionamiento. Podrías tener uno en el cuello, la espalda u otras áreas del cuerpo, como la muñeca o el brazo.[1] [2] Hay varias medidas que puedes adoptar para determinar si tienes un nervio comprimido, pero también deberás acudir a un doctor tan pronto como puedas si tienes dolor, hormigueo o entumecimiento en un área del cuerpo.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Identificar los síntomas

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    Presta atención al debilitamiento muscular. Este es un síntoma común de los nervios comprimidos.[3] Presta atención a todo cambio en tu fuerza, así podrás determinar si padeces esta afección.
    • Por ejemplo, si tienes un nervio comprimido en la muñeca, este podría afectar el funcionamiento de los dedos y reducir tu fuerza de agarre.
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    Observa si sientes hormigueo. A esto se le denomina “parestesia”.[4] Por lo general, se le describe como una sensación de ardor o comezón en la piel del área afectada. Si tienes hormigueo, dolor o debilitamiento en el área, podrías tener un nervio comprimido.
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    Presta atención a todo dolor agudo, penetrante o con quemazón. Podrías identificar un dolor en un área del cuerpo o uno que se irradia desde un punto del mismo.[5] Por ejemplo, si tienes un nervio comprimido en el cuello, podrías sentir un dolor agudo solo en esta área o uno que se extiende desde ella.
    • El dolor agudo en la parte baja de la espalda podría extenderse a las nalgas y las piernas. Por otro lado, el dolor en la parte superior de la espalda puede extenderse a los hombros e incluso a los brazos. Este se agravará al doblarse, al hacer esfuerzo y al levantar objetos.
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    Presta atención a todo entumecimiento. Podrías sentir hormigueo en cualquier parte del cuerpo afectada por el nervio comprimido.[6] Si este se encuentra en el hombro, podrías sufrir de entumecimiento en dicho punto o en otra parte del brazo.
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    Determina si tus síntomas se agravan por la noche. Algunas personas con un nervio comprimido sufren perturbaciones del sueño irritantes, ya que el dolor se agrava por la noche.[7] Ellas tienen dificultades para encontrar una buena posición en la cual dormir, ya que sienten dolor sin importar la manera en la que se recuesten.
    • Si duermes boca arriba o de costado, esto puede agotar y ejercer tensión en la columna y el cuello, lo que comprimirá los nervios ubicados en dicha área y agravará el estado del nervio antes afectado.
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Parte 2
Parte 2 de 3:
Solicitar un diagnóstico

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    Acude al doctor si los síntomas de esta afección persisten. Tendrás que acudir al doctor si sigues teniendo los síntomas de un nervio comprimido por una semana o más, o si estos no responden a los remedios como los analgésicos de venta sin receta o las almohadillas térmicas. Háblale de tus síntomas y menciónale cuándo han empezado y qué parece ayudar (si hay alguna medida que los alivia).[8]
    • Cuéntale sobre toda modificación reciente en tus niveles de actividad física y los cambios que hayas notado en los patrones de tus intestinos o vejiga.[9]
    • Si no tratas los nervios comprimidos, esto podría generar otras afecciones, como una neuropatía periférica, el codo de tenista y el síndrome del túnel carpiano.[10]
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    Sométete a una evaluación física. El doctor revisará tu cuerpo para detectar todo signo de problemas. Tendrás que indicarle las áreas en donde hayas presentado los síntomas. Por ejemplo, si has tenido entumecimiento y hormigueo en una parte de la pierna, deberás mencionarle el área en la que presentes estos síntomas.[11]
    • Con el tiempo, el nervio comprimido podría provocar hinchazón, presión y la formación cicatrices; por ello, el doctor podría buscar estos signos. Menciónale si has notado alguno de estos síntomas.[12]
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    Sométete a algunos exámenes. No se podrá llevar a cabo un diagnóstico solo con los síntomas y una evaluación física. Podrían tener que realizarte algunos exámenes a fin de identificar el problema. Estos son algunos exámenes que el doctor podría solicitar:[13]
    • Resonancia magnética. El doctor podría solicitar una resonancia para obtener imágenes de la región afectada. En este examen, se emplearán magnetos potentes y ondas de radio a fin de generar imágenes del interior del cuerpo.
    • Estudio de conducción nerviosa. Para este procedimiento, se te colocarán una serie de electrodos en la piel para así medir la forma en la que los nervios respondan cuando una descarga eléctrica leve se desplace a través de ellos.
    • Electromiografía. El doctor introducirá una aguja en los músculos en donde presentes los síntomas a fin de medir su reacción y determinar si ha ocurrido alguna lesión en los nervios.
    • Radiografía. Esta no mostrará tus nervios, pero podría ayudar al doctor a detectar toda degeneración o cambio en los huesos generados por la artritis.[14]
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Parte 3
Parte 3 de 3:
Evaluar tu riesgo

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    Considera que correrás un mayor riesgo si sufres de obesidad.[15] Este problema puede hacer que las personas tengan una predisposición a desarrollar nervios comprimidos a causa del peso excesivo que puede generar presión en diversas partes del cuerpo.
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    Ten en cuenta que tu sexo también influirá en ello. Las mujeres corren un mayor riesgo de desarrollar un nervio comprimido, ya que es más probable que sufran el síndrome del túnel carpiano, la cual es una enfermedad que provoca entumecimiento y hormigueo en el dedo pulgar, el medio y el índice.[16]
    • Esto no afectará a la espalda, pero si perjudicará a las manos y los brazos.
    • Cuando las mujeres quedan embarazadas y ganan un peso abundante, ellas son más propensas a desarrollar un nervio comprimido.[17]
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    Reflexiona sobre tu estilo de vida y actividades recientes. Los nervios comprimidos también podrían deberse a las actividades agotadoras o que se realizan de forma reiterada. Reflexiona sobre tus pasatiempos, actividades cotidianas y toda aquella que sea reciente y que podría haber contribuido con el problema.[18]
    • Una actividad repetitiva (como tejer o escribir a máquina) podría haberte causado un nervio comprimido en la muñeca. Asimismo, una actividad física agotadora (como correr) podría haberte provocado este problema en la cadera o la espalda.
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    Ten en cuenta que la artritis reumatoide o la de muñeca también son un factor que contribuye.[19] Si padeces alguna de estas afecciones, esto también aumentará el riesgo de desarrollar un nervio comprimido. Si sufres de artritis, deberás empezar el tratamiento en este momento, así reducirás las probabilidades de desarrollar un nervio comprimido.
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    Contempla tu historial familiar. Si un familiar tuyo tiene un historial de nervios comprimidos, correrás un mayor riesgo de sufrirlos. Algunas personas tienen la predisposición a desarrollarlos debido a que uno de sus familiares los ha sufrido. Tendrás que conversar con tu familia. ¿Alguien más sufre de nervios comprimidos? ¿Conocen a alguien que los padezca (incluso un familiar lejano)?
    • Si en tu familia padecen afecciones hereditarias que generan obesidad o artritis, será más probable que desarrolles un nervio comprimido como un síntoma de estos problemas de salud.[20]
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    También deberás considerar los espolones calcáneos.[21] Esta enfermedad hace que la columna se endurezca y pierda su flexibilidad. Esto a su vez hará que los espacios para los nervios se vuelvan más estrechos, lo que con el tiempo hará que un nervio se comprima en la espalda.
    • Los espolones calcáneos suelen formarse en los puntos en los que los huesos se unen; es decir, las articulaciones. No obstante, estos también pueden surgir en las áreas de la columna en las que se unan. A estos se les conoce como osteofitos y son protuberancias óseas pequeñas que sobresalen en los bordes de los huesos.[22] ¡Estos serán perjudiciales para los nervios!
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    Considera tu postura. La mala postura puede aumentar el riesgo de tener un nervio comprimido.[23] Si no te sientas o te paras de forma correcta, la espalda podría desalinearse y causar este problema.
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Acerca de este wikiHow

Joshua Grahlman, PT, DPT, FAFS
Coescrito por:
Terapeuta físico y emprendedor
Este artículo fue coescrito por Joshua Grahlman, PT, DPT, FAFS. El Dr. Joshua Grahlman, PT, DPT, FAFS es el fundador y preparador de atletas en jefe de Clutch PT + Performance, una clínica privada de fisioterapia especializada en deportes y ortopedia en la ciudad de Nueva York. Con más de una década de experiencia, el Dr. Grahlman se especializa en el tratamiento del dolor y lesiones agudos y crónicos, en la optimización del rendimiento deportivo y en la rehabilitación posoperatoria. Obtuvo su doctorado en fisioterapia (DPT) del Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia. Es uno de los pocos doctores fisioterapeutas en la ciudad de Nueva York reconocido como miembro en ciencias funcionales aplicadas a través del Gray Institute for Functional Transformation (GIFT). Está certificado en técnica de liberación activa y en manipulación espinal, además de ser especialista en entrenamiento en suspensión TRX. El Dr. Grahlman ha dedicado su carrera a tratar a atletas de todos los niveles, desde campeones de Ironman y olímpicos hasta mamás maratonistas. Trabaja como consultor en Triathlete, Men’s Health, My Fitness Pal y CBS News. Este artículo ha sido visto 226 771 veces.
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