La espina bífida es uno de los defectos de nacimiento más comunes en los Estados Unidos, afecta aproximadamente a 1 de cada 2858 bebés que nacen en ese país.[1] Cuando el cerebro, la médula espinal o las cubiertas protectoras de alguno de ellos, también llamadas meninges, no se desarrollan adecuadamente, se genera una malformación del tubo neural y pueden surgir complicaciones.[2] Actualmente, se desconoce la causa, pero los científicos piensan que hay muchos factores involucrados. Existen varias formas de reconocer la espina bífida.

Método 1
Método 1 de 2:
Revisar si un bebé, niño o adulto padece espina bífida

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    Verifica si hay decoloración o marcas de nacimiento en el área espinal. Un cambio de color puede indicar el sitio de la formación incompleta del tubo neural. También puede ser una malformación de la columna vertebral.
    • Toma en cuenta que muchas marcas de nacimiento son normales y no indican un problema. Si sospechas que hay un problema, pídele al médico que revise cualquier marca de nacimiento que tengas a lo largo de la columna vertebral.
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    Palpa la columna en busca de bultos de grasa, protuberancias u hoyuelos. Es posible que exista una malformación del hueso, la grasa o las membranas a lo largo de la columna vertebral. Este suele ser un signo de problemas en el cierre del tubo neural.
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    Busca pequeños mechones de pelo a lo largo de la columna. Cuando la columna no se cierra de forma adecuada, en ocasiones hay un mechón de pelo en la abertura. Al igual que algunos otros síntomas, este no se puede diagnosticar hasta después del nacimiento debido a que el ultrasonido no muestra la columna en el ángulo adecuado.[3]
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    Considera los posibles síntomas graves. En algunos casos de espina bífida puede haber algunos síntomas graves, como problemas en la parte inferior del cuerpo que incluyen tanto deformidades como debilidad muscular. Estos síntomas pueden incluir:
    • discapacidad física e intelectual (sin embargo, la mayoría de las personas con espina bífida sin hidrocefalia tienen un nivel de inteligencia normal)
    • parálisis
    • problemas de control urinario e intestinal
    • ceguera o sordera (rara vez)[4]
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    Busca un saco de fluido expuesto. El saco sobresaldrá del área de la columna vertebral, que puede ser espina bífida tipo meningocele (sin conexión de la medula espinal) o mielomeningocele (conexión de la médula espinal). En ocasiones existe una delgada capa de piel que recubre el saco que sobresale en la espalda. Otros síntomas asociados que pueden estar presentes son:
    • parálisis parcial o total
    • problemas de vejiga e intestinos
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    Revisa si hay problemas para comer o respirar. Es posible que exista una afección llamada malformación de Chiari tipo II, en la que una porción del cerebro sobresale por abajo hacia el área del cuello o del canal espinal. Esto provoca varios problemas, que también incluyen el funcionamiento de la parte superior del brazo.[5]
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    Pon atención al tamaño de la cabeza para saber si es anormalmente grande. Se puede producir una acumulación de líquido alrededor del cerebro, también conocida como hidrocefalia, que genera una presión dañina sobre el área circundante. Las indicación más común de hidrocefalia en los bebés es una cabeza de mayor tamaño, pero pueden presentar una letanía de síntomas que incluyen convulsiones, somnolencia, irritabilidad, ojos bajos y náusea o vómito.[6]
    • Los bebés pueden desarrollar meningitis, una infección en los tejidos que rodean al cerebro. La meningitis puede provocar una lesión cerebral y poner en riesgo la vida del bebé.
    • Pueden presentarse problemas de aprendizaje como capacidad de atención corta, dificultades con el lenguaje y la lectura y problemas con las matemáticas.
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    Realiza una radiografía, resonancia magnética o tomografía de la columna vertebral. Por lo general, estos estudios se realizan para la espina bífida oculta (EBO), la forma más leve de espina bífida, pero también pueden confirmar los otros tipos. El método principal para descubrir las formas de EBO que pueden causar problemas, es una radiografía que pueda detectar un pequeño espacio o anormalidad en la columna, o con menor frecuencia una médula espinal atada, engrosada, dividida en dos, conectada a la piel o que contiene un bulto de grasa. Estos problemas también se pueden detectar usando un estudio de resonancia magnética (RM) o tomografía computarizada (TC). La mayoría de las personas con EBO no tienen ningún problema. Sin embargo, puede haber otros síntomas asociados a la EBO, por ejemplo:
    • dolor, entumecimiento o debilidad en la parte posterior de las piernas
    • deformidades en piernas, pies o espalda
    • cambios en el funcionamiento de la vejiga o el intestino[7]
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Método 2
Método 2 de 2:
Detectar la espina bífida durante el embarazo

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    Realiza una prueba de alfafetoproteína sérica materna (AFPSM). Durante el segundo trimestre de embarazo (no es detectable en el primero), más o menos entre las 16 y 18 semanas, la espina bífida generalmente se detecta mediante la AFPSM que mide algo llamado alfafetoproteína (AFP). Los niveles altos de AFP son un signo potencial de un tubo neural descubierto.
    • Toma en cuenta que la prueba de AFPSM no es 100 % precisa y se pueden requerir más pruebas.
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    Hazte un ultrasonido. Si tienes niveles altos de AFP, es probable que el médico quiera realizarte un ultrasonido. Este estudio puede proporcionar imágenes de la columna y la médula espinal de un bebé nonato, que permiten al médico diagnosticar la espina bífida.[8]
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    Solicita una amniocentesis. Durante la amniocentesis, el médico extrae un poco del líquido del saco amniótico que protege al feto. Usando el líquido, el médico puede detectar niveles altos de AFP. Sin embargo, el único inconveniente de esta prueba es que no es lo suficientemente exhaustiva para saber el grado en que la espina bífida ha afectado al bebé.
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    Pide un estudio interno para espina bífida. Los estudios postnatales, que se realizan después de que el bebé nace, a menudo son la única forma de descubrir las formas leves de espina bífida. Se pueden realizar estudios como radiografías, RM o TC. Esta opción se usa principalmente cuando los síntomas de la espina bífida no son claramente visibles.
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Consejos

  • Los niños que desarrollan hidrocefalia, normalmente necesitan que se les instale una derivación cerca del cerebro para drenar el fluido.
  • Con los cuidados adecuados, la mayoría de los niños con espina bífida viven bien hasta la edad adulta.
  • Los problemas de control de vejiga normalmente se resuelven mediante cateterización.
  • Para las dos formas más graves de espina bífida, meningocele y mielomeningocele, se puede requerir una cirugía de meningocele. Este procedimiento es necesario para evitar una infección cuando el saco de fluido no está recubierto de piel dentro de los dos días posteriores al nacimiento.[9]
  • Las personas que padecen espina bífida pueden necesitar muletas, aparatos ortopédicos o sillas de ruedas.[10]
  • Si estás embarazada, agrega ácido fólico en tu dieta (400 microgramos diarios) para reducir el riesgo de espina bífida.[11] Puede ser útil que añadas alimentos con ácido fólico en tu dieta (p.ej. panes enriquecidos, yemas de huevo, vegetales color verde oscuro, cereales fortificados, granos enteros).[12]
  • No fumes ni bebas alcohol durante el embarazo.[13]
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Advertencias

  • Los bebés de origen hispano tienen mayor riesgo de padecer espina bífida.
  • Es posible que algunos síntomas no se manifiesten hasta que los niños sean un poco mayores. Los síntomas que entran en esta categoría son las alergias al látex, trastornos del sueño, depresión y problemas gastrointestinales futuros.[14]
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Acerca de este wikiHow

Laura Marusinec, MD
Coescrito por:
Pediatra certificado por el colegio oficial
Este artículo fue coescrito por Laura Marusinec, MD. La Dra. Marusinec es pediatra certificada por el colegio oficial en el Children's Hospital de Wisconsin, donde pertencece al Consejo de Práctica Clínica. Ella recibió su doctorado en mediciana en el Medical College of Wisconsin School of Medicine en 1995 y completó su residencia en el Medical College of Wisconsin in Pediatrics en 1998. Es miembro de la Asociación Americana de Escritores Médicos y de la Sociedad de Atención de Urgencia Pediátrica. Este artículo ha sido visto 7634 veces.
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