Ya sea para fumar, para uso ceremonial o para una solución de repelente de insectos, hay muchas razones para secar o curar al aire tus propias hojas de tabaco. Secar el tabaco es un tipo de proceso de curación que toma de 3 a 8 semanas para preparar adecuadamente el tabaco para su uso. Este método de curación producirá hojas de tabaco que son, en relación con otros métodos de curación, ¡bajas en azúcar, altas en nicotina y de sabor dulce!

Parte 1
Parte 1 de 2:
Colgar las hojas de tabaco para secarlas

  1. 1
    Seca el tabaco en el otoño para obtener los mejores resultados. Los días cálidos y secos, y las noches frescas y relativamente húmedas de finales de verano y principios de otoño, ofrecen las condiciones perfectas para secar las hojas de tabaco.[1]
  2. 2
    Recoge las hojas de color amarillo pálido para secarlas. Las hojas de tabaco que son demasiado verdes se secarán verdes, lo cual querrás evitar. Normalmente las hojas que están en la parte inferior de la planta se volverán amarillas antes, así que para secar tabaco, toma estas primero.[2]
  3. 3
    Encuentra un refugio bien ventilado para el secado, típicamente un granero o cobertizo. Para su secado, las hojas necesitan ser protegidas de la luz solar directa, la lluvia y el viento. Un granero, cobertizo o garaje, funcionaría bien para esto. Incluso puedes secar las hojas en casa, siempre y cuando tengas el espacio, pero asegúrate de que el aire no sea demasiado seco.[3]
    • Encuentra un refugio donde puedas controlar la humedad abriendo o cerrando puertas, ventanas o respiraderos. Necesitarás mantener la humedad relativamente alta para evitar que las hojas se sequen demasiado rápido.[4]
    • Asegúrate de que las hojas estén protegidas de la luz solar directa, ya que puede quemarlas.[5]
  4. 4
    Cuelga el tabaco en racimos de 3 a 5 hojas. Ata las hojas a un tendedero o una cuerda, amarradas por el tallo y atadas con una fuerte banda elástica, la cual se contraerá cuando las hojas se encojan. Si solo estás secando unas pocas hojas, otro método es enhebrar tallos individuales y colgar las hojas en una cuerda.[6]
    Anuncio

Parte 2
Parte 2 de 2:
Supervisar el proceso de secado hasta su finalización

  1. 1
    Controla la humedad mientras las hojas se secan. En períodos más frescos, abre las puertas del granero o cobertizo durante el día para que entre el aire exterior, el cual estará relativamente más caliente. En períodos más cálidos, y si las hojas se secan demasiado rápido, cierra las puertas durante el día y ábrelas por la noche para que entre el aire nocturno húmedo.[7]
    • Quizás necesites un humidificador si las hojas se secan demasiado rápido.[8]
    • Si secas el tabaco en casa, asegúrate de tener en cuenta la temperatura y la humedad, para evitar que las hojas se sequen demasiado rápido. Una casa con aire acondicionado probablemente sería demasiado seca para el tabaco curado al aire.[9]
    • Las hojas que se secan demasiado rápido pueden permanecer verdes.[10]
  2. 2
    Vigila las hojas para saber cuándo se han secado lo suficiente. A medida que se secan, las hojas se vuelven amarillas, luego pasan a una especie de color naranja, y finalmente se vuelven marrones (los tonos variarán un poco dependiendo del tipo de hojas de tabaco que estés usando). Dependiendo de las condiciones ambientales, el proceso tomará entre 3 y 8 semanas.[11]
    • Cuando las hojas son marrones y los bordes se han rizado ligeramente, el proceso está completo.[12]
    • Las hojas secas serán ligeramente pegajosas, y tendrán la sensación de un cuero muy fino. Deberían ser flexibles, no quebradizas.[13]
    • Las hojas secas deben tener el olor ligeramente dulce del proceso de curación.[14]
  3. 3
    Quita los tallos de las hojas. Cuando el tabaco esté listo, quita con cuidado la hoja del tallo. Puedes usar el tabaco inmediatamente o guardarlo, si quieres usarlo más tarde o dejar que siga fermentando.[15]
    • Los tallos retienen la humedad y pueden aumentar la posibilidad de que haya moho almacenado.[16]
    • Las hojas de tabaco están listas para ser fumadas o almacenadas cuando están marrones y flexibles, pero no demasiado frágiles. Si las hojas se vuelven demasiado quebradizas, puedes humedecerlas con agua de un rociador. Casi por arte de magia, recuperarán su flexibilidad con un poco de humedad.
    • Puedes guardar las hojas en un humidificador o incluso en una bolsa de plástico. Si has humedecido hojas quebradizas para almacenarlas, asegúrate de palparlas con un papel toalla para que no haya gotas de agua en ellas. Esto mantendrá a las hojas húmedas, pero reducirá la posibilidad de que se desarrolle moho mientras están almacenadas.[17]
    Anuncio

Acerca de este wikiHow

Personal de wikiHow
Coescrito por:
wikiHow Staff Writer
Nuestro equipo de editores e investigadores capacitados han sido autores de este artículo y lo han validado por su precisión y amplitud.

wikiHow's Content Management Team revisa cuidadosamente el trabajo de nuestro personal editorial para asegurar que cada artículo cumpla con nuestros altos estándares de calidad. Este artículo ha sido visto 19 162 veces.
Categorías: Fumar
Anuncio