La gente suele elegir entre dos métodos de secado después de la ducha. Existe un acalorado debate entre los que defienden el uso de la toalla y los que aseguran que es mejor secarse al aire. Cada método tiene sus ventajas, así que puedes elegir uno o probar ambos para ver cuál te resulta mejor. Sin embargo, hay algo en lo que todos estamos de acuerdo: el objetivo es secar el cuerpo, no resecar la piel.

Método 1
Método 1 de 2:
Utilizar la toalla

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    Mantén una toalla limpia a la mano. Tal vez prefieras no pensarlo, pero la toalla de baño es uno de los objetos domésticos que más bacterias acumulan. Los microorganismos se desarrollan en materiales orgánicos y en lugares húmedos, por lo que la toalla de baño es el caldo de cultivo perfecto para las bacterias procedentes de la piel. La propagación de estas bacterias puede causar infecciones de la piel y otras enfermedades. Sigue estos pasos para cuidar correctamente tus toallas:[1]
    • Nunca compartas toallas con otros miembros de la casa.
    • Lava las toallas al menos una vez a la semana o cada 3 o 4 usos. Si te duchas después de hacer deporte u otra actividad física, lávalas con más frecuencia.
    • Lava las toallas a temperatura alta.
    • Utiliza lejía cuando sea posible para eliminar las bacterias.
    • Sustituye las toallas por otras nuevas en cuanto empiecen a desgastarse o a oler a humedad a pesar de los lavados.
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    Sécate el pelo. Escúrrete el pelo para eliminar el exceso de agua antes de salir de la ducha. No te frotes el pelo con la toalla, ya que podrías dañarlo y hacer que se encrespe. Considera la posibilidad de utilizar una toalla solo para el pelo. Es mejor utilizar una toalla de microfibra o, incluso, una camiseta. Si tienes el pelo largo, puedes enrollarte una toalla en la cabeza a modo de turbante.
    • Mantén la cabeza bocabajo.
    • Coloca la parte más larga de la toalla a lo largo de la base de la cabeza, a la altura de la línea de nacimiento del pelo.
    • Cierra la toalla envolviendo todo el pelo y junta los extremos sobre la frente.
    • Enrolla la toalla acortando su longitud hasta que todo tu pelo quede envuelto, para lo cual suele ser necesario darle dos o tres vueltas.
    • Agarra esta cola que has formado por encima de la frente y mete el extremo bajo el borde de la toalla a la altura de la nuca.
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    Sécate la piel dando toques con la toalla. Frotar el cuerpo de forma agresiva con la toalla puede causar fricción e irritar la piel. La piel irritada se puede descamar formando parches de piel reseca. En lugar de frotarte, sécate dándote toques suaves con la toalla.[2] Empieza por la parte superior del cuerpo y ve bajando poco a poco hasta los dedos de los pies.
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    Asegúrate de estar completamente seco. El agua dura del grifo puede ser agresiva para la piel. Los metales del agua se adhieren a los radicales libres, atacando al colágeno de la piel. Este problema puede ser la causa de las líneas de expresión y la obstrucción de los poros.[3] Asegúrate de absorber toda la humedad posible antes de colgar la toalla para dejar que se seque. Si te preocupa la dureza del agua, también puedes considerar la posibilidad de instalar un sistema de filtrado en la ducha.
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    Aplícate alguna crema untuosa para retener la humedad absorbida durante la ducha. Los ungüentos y las cremas son más eficaces que las lociones hidratantes, y son menos propensos a causar irritación. El mejor momento en el que puedes usar estos tratamientos hidratantes para obtener un resultado óptimo es justo después de la ducha.
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Método 2
Método 2 de 2:
Secarse al aire

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    Escúrrete el pelo con las manos para eliminar el exceso de agua. Empezar por el pelo es fundamental para evitar que el agua gotee mientras te secas el resto del cuerpo. Si tienes el pelo largo, escúrretelo un par de veces antes de continuar. Todos sabemos que el calor y la fricción dañan el pelo. Si dejas que el pelo se te seque al aire libre, podrás conseguir una melena más sana.
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    Elimina el exceso de agua del cuerpo con las manos. Empieza por la parte superior del cuerpo y ve trabajando hacia abajo, utilizando las manos para eliminar suavemente el exceso de agua de la superficie de la piel. Hazlo lo posible para eliminar hasta la última gota de agua. Si tienes mucho vello corporal, es aconsejable que te pases las manos en la dirección contraria al crecimiento para eliminar el agua acumulada en cada vello.
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    Sécate junto a una corriente de aire. Puedes hacerlo con un ventilador, una toalla o un secador para el pelo. Tal vez tardes unos cuantos minutos si lo haces a mano.[4] Para acelerar el proceso, intenta eliminar la humedad de la habitación abriendo la puerta o prendiendo el aspirador del baño. Los secadores y los ventiladores son especialmente útiles para secar las zonas de difícil acceso y las zonas con gran cantidad de vello corporal, como las axilas y las ingles.
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    Ten cuidado al salir de la ducha. Asegúrate de pisar sobre una alfombrilla de baño. Si tienes los pies aún algo húmedos, correrás el riesgo de resbalarte en el piso del baño y hacerte daño.
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    Úntate crema o ungüento hidratante en abundancia. Hidratarte justo después de la ducha es fundamental para retener la humedad absorbida por la piel y tratar la piel reseca.[5]
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Consejos

  • Elige ungüentos que contengan aceite para reponer la grasa que ha perdido la piel.
  • Utiliza productos sin perfume y suaves para la piel.
  • Date duchas de agua templada en vez de caliente.
  • Pásate la toalla de arriba hacia abajo. De esta forma, acelerarás el proceso de secado y evitarás que el agua gotee.
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Categorías: Baño
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