La sinceridad significa ser honesto y directo sin fingir nada, sin ninguna falsedad ni engaño. Ser una persona más sincera puede referirse a cómo interactúas con los demás, pero al final la sinceridad debe empezar desde ti. Empezar a reconocer tus pensamientos y sentimientos puede ayudarte a convertirte en una persona más auténtica, que a su vez puede ayudarte a convertirte en una persona más sincera al lidiar con los demás.

Método 1
Método 1 de 3:
Mostrarles sinceridad a los demás

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    Usa un lenguaje corporal sincero. El lenguaje corporal puede expresar bastante sobre tu actitud y puede revelar con facilidad la sinceridad (o la falta de ella). Cuando interactúes con los demás, presta atención a tu postura, gestos y comportamiento.[1]
    • Establece un contacto visual con alguien, pero no lo mires fijamente. Mira hacia otro lado de vez en cuando y no te olvides de parpadear.
    • Mantén una postura relajada, pero mantén tu cuerpo ligeramente suspendido. Puedes hacerlo inclinándote ligeramente hacia la persona con la que estés hablando o estirando el brazo hacia esa persona.
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    Escucha atentamente. Una manera fácil de demostrarles sinceridad a los demás es escuchándolos atentamente. Cuando alguien te hable, presta mucha atención a lo que diga.[2] Al practicar estas habilidades les demostrarás a los demás que te interesa sinceramente lo que digan y que en realidad quieres saber más sobre lo que piensen y sientan.
    • Debes estar frente a la persona con la que hables. Cuando tengas una reacción sincera a lo que otra persona diga, tus gestos faciales revelarán esa reacción. Tus cejas se levantarán, tus ojos se agrandarán y tu boca revelará tu reacción emocional. Estar frente a alguien le permitirá ver tus reacciones y les comunicará que lo estás escuchando y que te interesa lo que diga.
    • Formúlale preguntas abiertas para permitirle darte detalles. Por ejemplo, no solo le preguntes “¿Te gusta vivir aquí?”. Con este tipo de pregunta obtendrás un “Sí” o “No” como respuesta. En vez de eso, puedes preguntarle algo como “Wow, nunca he estado ahí antes. ¿Qué tal te parecía? ¿Qué recuerdos tienes de tu vida en ese lugar?”. Esto demuestra tu interés y curiosidad.
    • Reflexiona acerca lo que ha dicho antes de darle una respuesta. A lo mejor esa persona esté pensando cómo expresar algo o simplemente deje una pausa en la conversación para conseguir un efecto dramático. Si te apresuras a decir cualquier cosa que pase por tu cabeza, no transmitirás un interés sincero en sus pensamientos y opiniones.[3]
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    Comprende el punto de vista de los demás. Si te niegas a considerar las razones por las que otra persona piensa o se siente de determinada forma, no podrás entablar una conversación sincera con ella. Comprender el punto de vista de otra persona no necesariamente significa abandonar tu perspectiva. Más bien, debes comprender lo que motiva a los demás y qué experiencias de vida pueden haber forjado el punto de vista de otra persona.[4] Una vez que puedas ver el mundo desde la perspectiva de otra persona, desarrollarás una comprensión más sincera de su forma de ser y de lo que la convirtió en lo que es.
    • Por ejemplo, en vez de criticar los gustos musicales de otra persona, comprende qué podría ser agradable en ese tipo de música. A lo mejor la letra significa algo para ella. Tal vez las líneas de bajo de una canción de baile le permitan a alguien tímido salir de su cascarón y moverse en la pista de baile.
    • Antes de discutir con alguien de política, comprende por qué esa persona mantiene esos valores. Alguien que ha sido criado por inmigrantes que crecieron en la pobreza quizás tenga opiniones sólidas sobre la experiencia de los inmigrantes, lo cual podría afectar la ideología política de esa persona.
    • Ver el mundo desde la perspectiva de otra persona te ayuda a criticar menos a los demás y a tener más compasión.
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Método 2
Método 2 de 3:
Desarrollar una personalidad sincera

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    Evalúa tus fortalezas y debilidades. Parte de tener más conciencia personal (y, por extensión, ser más sincero) implica reconocer tus mejores cualidades, así como tus debilidades. Esto puede ayudarte a reconocer tu verdadera forma de ser y evitar que seas presumido o falso.
    • Pídeles a personas que conozcas y en las que confíes una evaluación honesta de tus mejores y peores características, así como tus talentos más fuertes y débiles.[5]
    • Practica la autorreflexión a diario. Puede ayudarte a tener más conciencia de ti mismo y a controlar tus características negativas.
    • Piensa en las clases de personas a las que les desagradas. Esto puede darte una idea de cómo te perciben los desconocidos y por qué.
    • Reflexiona acerca de las situaciones en las que no actúas bien. Esto puede ayudarte a determinar cuáles son tus fortalezas y debilidades.[6]
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    Lleva un control de tus valores. La sinceridad suele consistir en ser fiel a tus valores y creencias. Elabora una lista de tus 10 valores principales. Para ayudarte a descubrir estos valores, ten en cuenta las ocasiones en las que hayas sentido lo más feliz, satisfecho u orgulloso posible de tu persona. Determina por qué estas experiencias te han hecho sentir tan realizado, para así identificar tus valores y decidir cuáles son los más importantes para ti.[7]
    • Los valores pueden incluir a la ambición, la responsabilidad, la compasión, la creatividad, la paz, el trabajo en equipo y la seguridad.
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    Reconoce tus experiencias. Tus experiencias de la vida dan forma y definen la persona que eres. Fingir ser alguien que no eres o fingir que has pasado por experiencias que no comprendes revelará rápido que eres falso. En vez de tratar de ocultar tus raíces o tu verdadero ser, acepta quién eres y de dónde vienes. Los demás reconocerán que eres sincero contigo mismo y te respetarán por eso.[8]
    • Examina las experiencias de tu vida y tu conjunto de creencias para encontrar qué va más contigo. Lo más probable es que sea parte de tu ser.
    • Tómate el tiempo de reconocer y evaluar tus pensamientos y sentimientos a diario. Te ayudarán a darte cuenta si eres sincero o no.
    • No puedes ser real si no sabes qué significa para ti como persona. Averigua acerca de tus sentimientos y sabrás si eres real contigo mismo.
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    Sé honesto y directo. La honestidad requiere cierta cantidad de vulnerabilidad de tu parte. Sin embargo, cuando te pones vulnerable, los demás responden con amabilidad. Ser honesto y directo con respecto a tus pensamientos, sentimientos y creencias les ayudará a los demás a conocerte con sinceridad.[9]
    • No exageres tus respuestas, reacciones ni sentimientos.
    • Hazles saber a los demás cómo realmente te sientes sin andarte con rodeos ni llevar a nadie a conclusiones erróneas.
    • Si crees que alguien es interesante, demuéstralo prestándole toda tu atención. Interésate sinceramente en lo que la otra persona diga y piense.
    • Recuerda que ser honesto y sincero no significa lastimar los sentimientos de los demás. Si crees que una respuesta honesta y directa podría molestar a alguien, a lo mejor quieras considerar abordar la situación con un poco más de tacto.
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    Practica la plenitud mental. Esto significa aprender cómo ser consciente de ti mismo, de tus acciones y de tus sentimientos en el presente.[10] Cuando practicas la plenitud mental, te obligas a confrontar tu forma de pensar y sentir en el momento inmediato, lo cual puede ayudarte a tener una mejor idea y más sincera de tu ser.[11]
    • Concéntrate en tu respiración. Si ves que tus pensamientos divagan, recurre a tu respiración. Concéntrate en la sensación física del aire entrando y saliendo por tus fosas nasales, así como tu abdomen moviéndose hacia arriba y abajo. Presta atención a cómo tu estrés o ansiedad se desvanece cuando sigues respirando.
    • Involucra tus sentidos en todo lo que hagas. Usa la mayor cantidad de tus sentidos lo más posible cuando realices actividades diarias, como comer. Usa tu vista, olfato, tacto y gusto para experimentar por completo una naranja antes de comértela.
    • Practicar la plenitud mental te ayuda a bloquear cualquier expectativa internalizada que puedas haber colocado en ti y en vez de eso te permite experimentar el momento presente de tu ser real y auténtico.
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Método 3
Método 3 de 3:
Disculparte con sinceridad

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    Reconoce tu error. Si quieres disculparte con sinceridad, tendrás que reconocer tu error. Ya sea que hayas dicho o hecho algo cruel, que le hayas hecho sentir mal a alguien o hayas decepcionado a alguien, debes reconocer que lo que hiciste estaba mal y que hirió los sentimientos de otra persona.
    • Si no sabes por qué los sentimientos de alguien se han visto lastimados, ponte en sus zapatos. Piensa en cómo tus palabras o acciones pueden haber afectado a esa persona y también considera cómo sus experiencias de vida pueden haberla convertido en una persona más sensible a ese problema.
    • Aunque todavía no puedas comprender por qué los sentimientos de la otra persona se vieron lastimados, acepta el hecho de que sucedió y de que tus palabras o acciones lo causaron.
    • Asume la responsabilidad de tu error. No le culpes a otra persona. Una disculpa sincera requiere un reconocimiento sincero de la culpa.
    • Empieza diciendo algo como “Reconozco que lastimé tus sentimientos con mi comportamiento”.
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    Expresa tu arrepentimiento. Está de más decirlo, pero parte de una disculpa requiere que en realidad digas las palabras “Lo siento”. Hazle saber a esa persona que sabes que la lastimaste y que te sientes arrepentido.
    • No te disculpes de manera falsa, diciendo algo como “Siento que lo hayas tomado a mal”. Sé sincero y pide disculpas por tu error.
    • Algunas investigaciones demuestran que la sinceridad puede dar lugar a una disculpa o no. Si no puedes disculparte con honestidad y sinceridad, tómate un poco de tiempo para calmarte y pensar en cómo has lastimado a alguien. Después, pide disculpas cuando te sientas listo.
    • Di algo como “Siento mucho haberte lastimado. No sé en qué estaba pensando”.
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    Enmienda tus errores. Una vez que hayas reconocido tu error y te hayas disculpado con sinceridad, compensa tu error de alguna forma. Si hay alguna manera en la que puedas corregir o reparar el error, hazlo. Si no, podrías ofrecerle algo para compensar tu error de algún modo.
    • Si junto con un grupo te burlaste de alguien, puedes enmendar tus acciones diciéndoles a los demás que dejen de hacerlo cuando los veas burlándose de esa persona más adelante.
    • Si decepcionas alguien con tus acciones o inacciones, corrige el error. Por ejemplo, si prometiste llevar a alguien a algún lugar y después te olvidaste, podrías hacerlo por una semana para compensar tu error.
    • Termina tu disculpa diciéndole a la otra persona algo como “Haré cualquier cosa para arreglarlo y prometo que nunca volverá a suceder”.
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Consejos

  • Haz un voluntariado y contribuye en tu comunidad con la mayor generosidad posible.
  • Pregúntate si estás actuando desde el corazón. Si dices o haces cosas solo para que te presten atención, es probable que no seas sincero.
  • Debes ser paciente. Puede tomarte mucho tiempo comprender quién eres e incluso más tiempo aprender cómo ser sincero contigo mismo.
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