La fabricación de papel higiénico requiere un gran gasto de madera, electricidad y agua. La alternativa de los paños reutilizables puede parecer repugnante, pero cualquier padre o abuelo que haya utilizado pañales de tela podrá asegurarte que no es para tanto. Dale una oportunidad a esta variante ecológica y comprueba si te resulta más cómoda y limpia de lo que pensabas. También podrás encontrar "papel higiénico" natural cuando salgas de acampada.

Método 1
Método 1 de 3:
Hacer paños higiénicos reutilizables

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    Corta unos cuantos trapos o retales para hacer una prueba. Lava unos cuantos trapos o prendas inservibles que tengas por casa. Córtalos en cuadrados de 10x10 cm (4x4 pulgadas) como mínimo. Prueba a utilizar camisetas, sudaderas de deporte, paños o toallas, ya que están compuestos de materiales que no suelen deshilacharse.[1] Esta es una forma barata de comprobar si te gusta la idea. Continúa leyendo si quieres conocer otras opciones más duraderas con sus respectivas instrucciones de uso.
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    Fabrica tus propios paños higiénicos con franela. Haciendo una pequeña inversión inicial, podrás fabricar tu propio "papel higiénico" duradero y de textura agradable. A la larga, notarás la diferencia en los gastos domésticos y reducirás el daño medioambiental. Aquí tienes las instrucciones para hacerlo:
    • Compra 1 metro (1 yarda aproximadamente) de franela de algodón en una tienda de telas. Elige una tela estampada para camuflar las manchas.[2] Si tu familia es demasiado escrupulosa como para compartir sus paños higiénicos, elige un estampado diferente para cada miembro.
    • Corta la tela en cuadrados de entre 10 y 15 cm (de 4 a 6 pulgadas) por cada lado. Lo ideal es utilizar tijeras de zigzag para reducir la tendencia del tejido a deshilacharse.
    • También puedes coser los bordes con costura doble para evitar que el tejido se deshilache. Sin embargo la franela no suele deshilacharse, así que puedes obviar este paso.[3]
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    Prepara un sistema de almacenaje. Prepara un recipiente abierto para los paños limpios. Elige un segundo recipiente con tapa para los paños usados. Lo ideal es utilizar una pequeña papelera que puedas abrir pisando un pedal. Forra el recipiente o la papelera con una funda de almohada para poder trasladar fácilmente los paños sucios a la lavadora.[4]
    • Hay quien echa agua y vinagre en el recipiente de los paños usados para desinfectar los paños. Sin embargo, un recipiente mojado desprende un olor mucho más desagradable que uno seco, por lo que no es aconsejable hacerlo. Es más, es probable que ni siquiera ayude a reducir las bacterias, ya que suelen proliferar en la humedad.[5] [6]
    • Coloca un aviso de "solo paños" en el recipiente de los paños usados.
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    Moja el paño antes de utilizarlo para limpiarte (opcional). Puedes utilizar los paños higiénicos secos, lo cual ayudará a evitar el mal olor de la papelera de los paños usados.[7] Sin embargo, puedes mojarlo ligeramente para que te resulte más suave y para facilitar su lavado. Hay muchas formas de incorporar la limpieza con paños de tela a tu rutina de higiene íntima:
    • Moja el paño en el lavabo o con un pulverizador antes de limpiarte.
    • Enjuágate en el bidé antes de limpiarte con el paño.
    • Humedece la pila de paños limpios siempre que recargues el recipiente. Debido al riesgo de que aparezca moho, tendrás que lavar los paños que queden limpios cada dos o tres días.
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    Límpiate como de costumbre. Para este paso, no hay ninguna recomendación especial. Si tiras el paño al retrete, se atascarán las tuberías, así que dile al resto de la familia que utilicen siempre el recipiente de los paños usados.
    • Puedes utilizar tus "paños personales" para limpiarte tanto los restos de orina como los restos fecales. Algunos miembros de la familia preferirá utilizarlos solo para limpiarse después de orinar, recurriendo al papel higiénico corriente para limpiarse los restos fecales.
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    Lava los paños. Cada dos o tres días aproximadamente, echa la funda de almohada y los paños usados a la lavadora. Puedes lavarlos junto con el resto de la ropa sucia, a excepción de las toallas, los trapos de la cocina y los pantalones vaqueros, ya que los paños se pueden quedar atrapados en los bolsillos.[8] Para asegurarte de desinfectar bien los paños higiénicos, sigue estas instrucciones:[9] [10]
    • La agitación y el centrifugado son factores importantes del lavado. Echa cargas de ropa sucia suficientemente abundantes para que unas prendas se froten contra otras, sin llegar a sobrecargar la lavadora.
    • Si los residuos se resisten, aumenta la duración del ciclo de lavado, la cantidad de detergente o la cantidad de agua (en el caso de que sea una lavadora de gran potencia).
    • Utiliza la opción de temperatura alta.
    • Utiliza lejía para el lavado, o deja que los paños se sequen al sol, un desinfectante natural que no supone ningún peligro para el medioambiente.
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Método 2
Método 2 de 3:
Mantenerse limpio durante una acampada

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    Enjuágate con un pulverizador. Utiliza un bote con pulverizador para limpiarte. Puedes encontrar un bote con pulverizador en cualquier farmacia o en la sección de productos para bebés del supermercado.[11]
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    Reconoce las hojas más suaves. La mayoría de las hojas son rasposas y desagradables al tacto. Hay pocas especies suficientemente suaves para su uso a modo de papel higiénico. Infórmate consultando una guía de las especies silvestres de la zona a la que vayas antes de ir de acampada:
    • Gordolobo común (verbascum thapsus). Se encuentra por todo el mundo.[12] [13]
    • Oreja de cordero (stachys byzantina), nativa de Asia pero cultivada en casi todos los climas.[14] [15]
    • Hojas de pino aún unidas a la rama.[16] Es posible que esta opción sea menos agradable que las otras, pero la forma de cepillo natural de estas hojas agrupadas facilita la limpieza.
    • El musgo tiene una textura muy agradable, pero es muy engorroso si se deshace.[17]
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    Utiliza una piedra suave. Las piedras redondeadas de río se utilizan comúnmente en muchas culturas que no disponen de papel higiénico. Tal vez suene raro, pero son fáciles de encontrar y ofrecen un agarre muy cómodo. Solo debes asegurarte de no apuntar con algún borde saliente o afilado en la dirección errónea.
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Método 3
Método 3 de 3:
Utilizar soluciones rápidas

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    Lleva siempre contigo un paquete de pañuelos de papel. Lleva siempre un paquete de pañuelos de bolsillo en el bolso o en el equipaje. Esto es lo más parecido al papel higiénico que puedes encontrar.
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    Aprovecha el tubo de cartón del papel higiénico. Seguro que has visto en más de una ocasión el tubo de cartón colgando del portarrollos una vez que se ha acabado el papel higiénico. Si se da el caso, empieza a pelar las capas de papel que forman el cartón hasta que tengas suficiente para limpiarte. Humedécelo en el lavabo para suavizar su textura. Tíralo al retrete cuando termines.
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    Límpiate con una esponja. Aunque era muy popular entre los romanos, este método ya no se considera la mejor opción. Las esponjas acumulan suciedad y bacterias muy rápidamente, por lo que será mejor que sepas qué uso se le ha dado antes a la esponja. Una vez que hayas terminado, sumerge la esponja en lejía diluida, en algún producto con amonio cuaternario, o en agua hirviendo. Sácala cuando lleve unos cinco minutos a remojo.[18]
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Consejos

  • Deja un rollo de papel higiénico corriente en el baño para los invitados y para las mujeres, quienes probablemente no quieran manchar las telas durante la menstruación.
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Advertencias

  • Si utilizas hojas cuando estés al aire libre, asegúrate de que no sean de hiedra venenosa y de que no tengan insectos ni espinas.
  • Si alguien está enfermo en casa, lava sus telas higiénicas por separado del resto de la ropa.
  • Los residuos acumulados en la lavadora pueden propagar bacterias. Si no sueles lavar la ropa con agua caliente y lejía, de vez en cuando tendrás que poner la lavadora en marcha solo con agua y lejía durante un ciclo completo.[19]
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Acerca de este wikiHow

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Categorías: Higiene personal
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