Este artículo fue coescrito por Lee-Hsin Fang, DPM. El Dr. Fang es un cirujano de pie y tobillo con su propio consultorio médico en Mountain View, California. Recibió su doctorado en el Colegio de Medicina Podiátrica de California en San Francisco, California y completó su residencia en el Colegio de Medicina Podiátrica de California en 1999.
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Por lo general, un hueso roto o fractura de pie implica un dolor increíble o incluso un sonido de crujido. Cada pie tiene 26 huesos y cada tobillo tiene 3 huesos más. Es más, algunas personas tienen huesos sesamoideos adicionales.[1] [2] [3] Las rupturas y fracturas de pie son bastante comunes dado todo lo que deben soportar cada día.[4] Ten en cuenta que un diagnóstico y tratamiento apropiados son realmente importantes para el proceso de curación y deben llevarse a cabo con extremo cuidado.
Pasos
Método 1
Método 1 de 4:Conseguir tratamiento de emergencia para una fractura de pie
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1Mueve al paciente a un lugar seguro y revisa si hay otras lesiones. Si la persona ha sufrido alguna lesión en la cabeza, cuello o espalda, asegúrate de movilizarlo lo menos posible y ten mucho cuidado cuando lo hagas. La seguridad del paciente y el rescatista son más importantes que tener un diagnóstico y tratamiento inmediato de la lesión del pie.
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2Retira los zapatos y medias de ambos pies y verifica los síntomas comunes de una fractura de pie. Compara ambos pies y fíjate si hay hinchazón o alguna otra diferencia en su apariencia. Los síntomas más comunes son el dolor inmediato, la hinchazón y la deformidad. Otros síntomas incluyen:[5]
- moretones o sensibilidad en el pie;
- entumecimiento, temperatura fría o moretones;
- heridas graves o huesos expuestos;
- incremento de dolor al mover el pie y disminución de dolor al descansar;
- dificultad al caminar o soportar peso.
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3Controla cualquier sangrado. Aplica presión en la herida. Utiliza una gasa si es posible. Si la gasa o la tela se empapan con sangre, no la retires. Agrega otra capa y continúa aplicando presión.[6]
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4Si el paciente siente dolor extremo, o si el pie exhibe algún síntoma muy grave, llama a una ambulancia. Entre estos síntomas, se encuentran torcedura, deformación, cortes grandes o heridas y decoloración severa del pie.[7] Mientras la ambulancia está en camino, pídele al paciente que se quede quieto y calmado. Mantenlo recostado y con el pie herido elevado más arriba que el corazón.[8]
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5Si no logras comunicarte con una ambulancia, entablilla el pie herido. Para inmovilizarlo, coloca una vara o un rollo de papel de periódico a lo largo de la parte interna del pie, desde el talón hasta el dedo gordo. Añade una tela para hacerlo más acolchado. Utiliza un cinturón u otro pedazo de tela para asegurar el entablillado. Si no consigues nada para entablillar el pie, enrolla una toalla acolchada o almohada alrededor del pie y sujétalo con una venda. Recuerda que el objetivo principal es limitar el movimiento. Sujeta el entablillado o envuélvelo con bastante fuerza, pero no lo ajustes tanto que corte la circulación.[9]
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6Aplica hielo en la lesión y mantén el pie elevado para reducir la hinchazón. Coloca una toalla o una sábana entre la piel y el hielo. Permite que el hielo actúe por 15 minutos y retíralo por otros 15 minutos. Si colocar peso en el pie lesionado es doloroso, el paciente no debe caminar.[10]
- Si tienes muletas, úsalas.
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Método 2
Método 2 de 4:Reconocer una fractura de pie por fatiga o estrés
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1Reconoce los factores de riesgo. Una fractura por fatiga es una lesión habitual en el pie y el tobillo. Son bastante comunes en atletas, ya que a menudo son el resultado del esfuerzo excesivo, como los que realizan los corredores de distancias largas.[11] [12]
- Un incremento repentino en la actividad normal también pueden causar fracturas por fatiga. Por ejemplo, si por lo general eres sedentario y te vas de excursión, podrías sufrir una fractura por fatiga.
- La osteoporosis y otras enfermedades que afectan la fuerza y densidad de los huesos también crean propensión a sufrir fracturas por fatiga.
- Asimismo, intentar hacer demasiadas cosas muy rápido puede provocar una fractura por fatiga. Por ejemplo, si recién estás empezando a hacer ejercicio e intentas correr 10 km cada semana, podrías sufrir una lesión de este tipo.
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2Ten cuidado si experimentas dolor. Si sientes dolor en el pie o el tobillo y este se alivia cuando descansas, es posible que tengas una fractura por fatiga. Si el dolor empeora mientras haces tus actividades diarias, tómalo como una señal de que has sufrido una fractura por fatiga. En este caso, el dolor empeorará con el tiempo.[13] [14]
- Es posible que sientas un dolor muy profundo el pie, un dedo o el tobillo.[15]
- El dolor no es solo debilidad dejando tu cuerpo. Si sientes un dolor constante en el pie, sobre todo durante tus actividades diarias, o si este continúa mientras descansas, ve al médico. Ignorar el dolor podría causar una lesión aún peor.
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3Busca moretones y áreas sensibles. Si tienes una fractura por fatiga, notarás que la parte superior del pie se ve hinchada y es sensible al tacto. La hinchazón también podría estar al lado del tobillo.[16]
- No es normal sentir un dolor agudo al tocar algún área del pie o el tobillo. Si sientes dolor o sensibilidad al tocar tu pie, ve al médico.
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4Examina el área en busca de moretones. Cuando se trata de una fractura por fatiga, no siempre hay moretones, pero podrían aparecer.[17]
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5Ve al médico. Es posible que sientas la necesidad de "hacerte el fuerte" y aguantar el dolor, pero es mejor que no lo hagas. Si no tratas una fractura por fatiga, la situación podría empeorar con el tiempo. Incluso, es posible que el hueso se rompa por completo.[18]Anuncio
Método 3
Método 3 de 4:Cuidados de seguimiento para una fractura de pie
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1Confía en el diagnóstico del médico. Dependiendo de los síntomas, es posible que el médico deba tomar imágenes del pie lesionado. Los exámenes más comunes son los rayos X, las tomografías computarizadas y las resonancias magnéticas. Estas herramientas le permiten al médico examinar el pie, buscar huesos rotos y hacer un seguimiento del proceso de curación.[19] [20]
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2Sigue los consejos del médico en cuanto a los cuidados de seguimiento. En muchos casos, no es necesario someterte a una cirugía para tratar una fractura de pie correctamente.[21] Muchas veces, en el hospital se coloca un yeso duro en el pie o se proporcionan muletas a fin de que puedas quitar el peso del pie.[22] Asimismo, es muy probable que el médico te sugiera mantener el pie elevado y aplicar hielo a la lesión para prevenir la hinchazón, así como una recaída.[23]
- Cuando uses muletas, la idea es colocar el peso en tus brazos y manos. No pongas todo el peso en tus axilas, ya que podría herir los nervios del área.
- Sigue las órdenes del médico. Soportar peso con el pie herido es la principal causa del retraso en el proceso de curación de la fractura y de otras lesiones.[24]
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3Toma los medicamentos recetados. Es posible que te recomienden tomar medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como aspirina, ibuprofeno (Advil, Motrin) o naproxeno (Aleve). Estos ayudarán a disminuir el dolor y la hinchazón relacionada con el proceso de curación.[25] [26]
- Si se ha programado una cirugía para tratar tu lesión, es probable que debas dejar de tomar los medicamentos una semana antes de la fecha indicada. Consulta con el médico o el cirujano.[27]
- Toma la dosis más pequeña que puedas para controlar el dolor. Luego de 10 días, termina el tratamiento con los medicamentos AINE para evitar posibles complicaciones.
- Asimismo, es probable que el médico te recomiende incrementar tu consumo de calcio y vitamina D, ya que estos son esenciales para la salud de los huesos.[28]
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4Sométete a una cirugía si el médico lo recomienda. Generalmente, los médicos prefieren darle tiempo al pie para que se sane por sí mismo, por lo que le colocan un yeso y limitan tu actividad. Sin embargo, en algunos casos, cuando los extremos del hueso roto están desalineado, el pie necesita una cirugía especial (conocida como ORIF, o reducción abierta y fijación interna). Esta implica la realineación del hueso y una posterior colocación de alfileres a través de la piel para sujetar el hueso en su lugar mientras se cura. El proceso de curación toma aproximadamente 6 semanas. Una vez transcurrido el tiempo, los alfileres se retiran fácilmente.[29] En casos más graves, se podría requerir una cirugía para implantar tornillos o pernos para sujetar el pie en la posición correcta mientras sana.[30] [31]
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5Ve a consultas con un cirujano ortopédico o podólogo. Incluso si tu lesión no necesita cirugía, un cirujano ortopédico o podólogo será capaz de hacerle seguimiento al proceso de curación. Si vuelves a lesionarte o hay algún otro impedimento en el proceso de curación, el médico elegirá lo más apropiado, ya sea un tratamiento, terapia o cirugía.[32]Anuncio
Método 4
Método 4 de 4:Terapia física para una fractura de pie
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1Una vez que te retiren el yeso, ve a terapia física según lo recomendado por el médico. Ahí podrás aprender ejercicios para mejorar la fuerza y flexibilidad de tu pie lesionado y prevenir futuras lesiones.[33]
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2Haz ejercicios de calentamiento antes de cada sesión. Empieza con unos minutos de ejercicio ligero, como caminar o montar la bicicleta estacionaria. De esta manera, tus músculos se relajarán y la sangre fluirá.[34]
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3Haz ejercicios de estiramiento. Estos son un paso clave para restaurar la flexibilidad y el rango de movimiento del cuerpo. Estira los músculos y tendones del pie lesionado según los ejercicios recomendados por el médico o el terapeuta. Si sientes dolor al hacerlo, consulta con el médico.[35] [36]
- Un buen ejemplo de este tipo de ejercicio es el estiramiento con una toalla. Siéntate en el piso con una pierna estirada y rodea la punta de la planta de tu pie con una toalla. Sostén los extremos de la toalla y jala la punta de tu pie hacia ti. Al hacerlo, deberás sentir el efecto desde la pantorrilla hasta el talón. Mantén tu pie estirado por 30 segundos y luego descansa por otros 30. Repite el ejercicio 3 veces.[37]
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4Realiza los ejercicios de fortalecimiento adecuados. Cuando se hacen correctamente, los ejercicios de fortalecimiento ayudan al pie lesionado a recobrar la fuerza y resistencia que necesita para realizar las actividades diarias. Si sientes algún tipo de dolor durante los ejercicios, consulta el terapeuta o el médico.[38] [39]
- Un ejemplo de ejercicio de fortalecimiento es el levantamiento de canicas. Siéntate en una silla con ambos pies en el suelo y pon 20 canicas en el suelo delante de ti. Coloca un tazón cerca de las canicas. Levanta las canicas una por una con el pie lesionado y colócalas en el tazón. Deberás sentir el efecto en la punta del pie.[40]
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5Haz los ejercicios indicados regularmente. Es importante continuar con la terapia física a fin de recuperarte y poder volver a realizar tus actividades diarias, así como reducir la posibilidad de volver a lesionarte.[41] [42]Anuncio
Referencias
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