Si notas a alguien meceandose de manera vertical en el agua y no puede pedir ayuda, debes actuar con rapidez para determinar si la persona se está ahogando y rescatarla de inmediato. Una persona puede ahogarse en cuestión de minutos. Si no encuentras un salvavidas cerca, tienes que realizar el rescate tú mismo. Si estás preparado, marcarás una gran diferencia en la vida de otra persona.

Método 1
Método 1 de 5:
Evaluar la situación

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    Determina si en efecto la persona se está ahogando. La víctima está consciente pero es incapaz de pedir ayuda porque se encuentra en apuros. Además, es probable que el agua la esté revolcando. Es muy importante que reconozcas estas señales lo más pronto posible, ya que solo bastan 20 o 60 segundos para que la persona se sumerja por completo y no pueda salir a la superficie.[1]
    • La víctima se moverá de arriba abajo en el agua con la boca justo por encima de la superficie. Además, la persona será incapaz de avanzar hacia la orilla.[2]
    • Si alguien parece tener problemas y no pide ayuda, es probable que no tenga el oxígeno suficiente como para poder gritar.
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    Grita para pedir ayuda. No importa la experiencia o la preparación que tengas, siempre es bueno que busques a otras personas para que te ayuden. Grita que alguien se está ahogando para alertar a los demás. Ponte en contacto con los números de emergencia de inmediato, especialmente si la persona está flotando boca abajo.[3]
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    Determina el método de rescate que vas a utilizar. Conserva la calma y averigua cuál es la mejor manera de rescatar a la persona en función de su ubicación y el tipo de masa de agua en la que se encuentra. Si es posible, busca un dispositivo de flotación. Si la persona se encuentra cerca de ti, utiliza un método de alcance. Si la persona se encuentra demasiado lejos, utiliza un método de rescate oceánico.[4]
    • Puedes tardar unos segundos en llamar la atención de la persona. Conserva la calma y continúa hablándole.
    • Si cuentas con un cayado de pastor, puedes utilizarlo para llegar hasta alguien que se encuentra lejos de tu alcance en una piscina o un lago.
    • Utiliza un flotador u otro dispositivo de rescate fácil de lanzar para alcanzar a la víctima si se encuentra lejos de la orilla. Este dispositivo también sirve para un rescate oceánico.
    • Como último recurso, debes zambullirte y nadar hacia la víctima si se encuentra fuera de tu alcance.
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    Procede con el rescate. Conserva la calma y concéntrate. Las personas que entran en pánico tienen más probabilidades de cometer errores. Además, pueden poner tensa a la víctima. Avísale a la víctima que vas en su ayuda.
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Método 2
Método 2 de 5:
Tratar de alcanzar a la víctima

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    Acuéstate boca abajo sobre el borde de la piscina o muelle. Abre las piernas para asegurarte de encontrarte en una posición estable. Nunca te extiendas demasiado o hasta el punto de perder el equilibrio. Alcanza a la persona y grítale que sujete tu mano, tu brazo o el remo. Es muy probable que tengas que gritar varias veces antes de que la persona te escuche o te vea. Háblale en un tono fuerte, claro y firme.[5]
    • Este tipo de rescate solo es útil si la víctima se encuentra cerca del muelle, la orilla o un lado de la piscina.[6]
    • No intentes poner en práctica este método estando de pie, ya que tu posición se volverá inestable y serás más propenso a zambullirte en el agua.
    • Extiende tu mano dominante, ya que vas a necesitar mucha fuerza para trasladar a la víctima a un lugar seguro.
    • Busca un objeto que puedas utilizar para ampliar tu alcance si la persona no se encuentra lo suficientemente cerca como para alcanzar tu brazo. Casi todo lo que agregue unos cuantos metros a tu alcance puede servirte. Un remo o una cuerda también constituyen herramientas eficaces si la persona puede sujetarlas.
    • Saca a la persona con cuidado fuera del agua y ayúdala a recostarse suavemente en tierra seca.[7]
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    Ubica el cayado de pastor. Esta herramienta es un bastón largo de metal con un gancho en el extremo que se puede utilizar como manija para que la víctima se sujete o como un dispositivo para envolver a la víctima en caso de que no pueda sujetarse. Muchas piscinas y áreas de natación al aire libre cuentan con esta herramienta. [8]
    • Advierte a las demás personas en la cubierta que se paren lejos del extremo del bastón en caso de que los golpee, ya que no deben interferir con el rescate.
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    Párate un poco lejos del borde de la cubierta. Apóyate sobre tus pies en caso de que la víctima jale el bastón. Asegúrate de pararte lo suficientemente lejos como para que no corras el riesgo de caerte al agua. Sujeta el gancho en un punto en el que la persona pueda alcanzarlo e indícale que lo sujete. Si la persona no puede alcanzarlo, sumerge el gancho en el agua y envuélvelo alrededor del torso de la persona, justo por debajo de sus axilas.[9]
    • Asegúrate de que el gancho no se sitúe cerca del cuello de la persona, ya que podría provocar lesiones.
    • Debes apuntar cuidadosamente, ya que a menudo el agua dificulta la visión.
    • Sentirás un tirón cuando la persona encuentre el cayado.
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    Desplaza a la persona con cuidado. Verifica que la persona sujete bien el objeto antes de empezar a jalar de él.[10] Lentamente y con mucho cuidado desplaza a la víctima hacia un lado. Cuando se encuentre lo suficientemente cerca, extiende tu mano para ayudarlo a alcanzar la pared de la piscina. No olvides que debes recostarte boca abajo y asegurarte de tener una posición estable antes de extenderle tu mano.[11]
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Método 3
Método 3 de 5:
Lanzar un dispositivo de flotación o una cuerda

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    Consigue un flotador. Lo ideal es que consigas un flotador que tenga una cuerda ya que esta puede servirte para trasladar a la víctima. A menudo, puedes encontrar un flotador, un chaleco salvavidas o unos cojines flotantes en la estación del salvavidas que se ubica cerca de las piscinas y en las áreas de natación al aire libre. Los barcos también están equipados con flotadores que puedes utilizar durante el rescate si el incidente ocurre mientras te encuentras en medio del mar.
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    Lanza el flotador. Debes realizar esto de tal manera que el flotador caiga cerca de la víctima. Trata de no apuntar directamente a la víctima. Ten en cuenta el viento y la corriente del agua antes de lanzar. Hazle saber a la víctima que estás a punto de lanzar el flotador y que debe aferrarse a este.[12]
    • Lo ideal es que lo lances justo detrás de la víctima. Luego, debes jalarlo utilizando la cuerda.
    • Si no logras acercarte a la víctima o esta no es capaz de sujetar el flotador, jala la cuerda para regresar el flotador hacia ti o intenta lanzar otro dispositivo.
    • Si lanzas varias veces y no tienes éxito, lo más probable es que tengas que utilizar otro método o nadar para empujar el dispositivo más cerca de la víctima.
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    Trata de arrojar una cuerda. También puedes utilizar una cuerda para rescatar a una víctima. Enrolla la cuerda holgadamente en tu mano no dominante. Ata un lazo pequeño en un extremo y coloca tu muñeca en el bucle. Realiza un movimiento por debajo del hombro para lanzar el flotador y deja que la cuerda se desenrolle libremente de tu mano. Pisa el extremo de la cuerda para evitar que lances accidentalmente el flotador.
    • Apunta al hombro de la víctima al lanzar la cuerda.
    • Una vez que la víctima la alcance, deja caer la bobina y comienza a jalar lentamente la cuerda para desplazar a la víctima hasta que alcance la orilla o pueda mantenerse de pie en aguas poco profundas.
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Método 4
Método 4 de 5:
Realizar un rescate nadando

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    Confía en tus habilidades de natación. Este tipo de rescate debe utilizarse como último recurso, ya que requiere preparación y muy buenas habilidades. A menudo, las víctimas entran en pánico porque el agua las revuelca, lo que puede ser peligroso al realizar este tipo de rescate.[13]
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    Zambúllete con un flotador. No intentes llevar a cabo este tipo de rescate sin un flotador a la mano. La reacción instintiva de la víctima será subirse encima de ti, por lo que necesitarás un dispositivo de flotación para priorizar la seguridad de ambos y realizar el rescate de manera eficaz. Si no cuentas con un flotador, puedes llevar contigo una camiseta o una toalla para que la víctima la sujete.[14]
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    Nada hacia la víctima. Utiliza la brazada de estilo libre para llegar rápidamente hasta la víctima. Si te encuentras en una gran masa de agua, utiliza técnicas de natación oceánicas para evitar que una ola te arroje de vuelta a la orilla. Lanza el flotador o la cuerda para que la persona se sujete.[15]
    • Indícale a la víctima que debe sujetar el objeto. Recuerda que no debes nadar directamente hacia la víctima, ya que es probable que te empuje hacia abajo del agua.
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    Nada hacia la orilla. Avanza en línea recta hacia la orilla y arrastra a la persona detrás de ti. A medida que vas avanzado, verifica si la víctima continúa sosteniendo el flotador o la cuerda. Continúa nadando hasta que llegues a la orilla de forma segura. Luego, sal del agua.
    • Mantén una distancia segura entre la víctima y tú.
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Método 5
Método 5 de 5:
Cuidar de la víctima después del rescate

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    Evalúe las vías respiratorias, la respiración y la circulación de la víctima. Asegúrate de que alguien se comunique con los números de emergencia. Evalúa el estado de la víctima. Determina si la persona está respirando con normalidad o si algo está obstruyendo sus vías respiratorias. Si la persona no respira, siente su pulso en la muñeca o a un lado de su cuello. Debes revisar su pulso durante 10 segundos.[16]
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    Administra la reanimación cardiopulmonar. Si la persona no tiene pulso, debes administrarle la reanimación cardiopulmonar. En adultos y niños, debes colocar una mano en el centro del pecho y colocar la otra en parte superior de la primera. Realiza 30 compresiones en el pecho a un ritmo de 100 por minuto. Presiona hacia abajo a aproximadamente 5 cm (2 pulgadas). Deja que el pecho se eleve por completo entre compresiones. Verifica si la persona ya está respirando.[17]
    • No presiones sobre las costillas de la víctima.
    • Si la víctima es un niño, debes colocar 2 dedos sobre el esternón. Presiona hacia abajo a aproximadamente 4 cm (1,5 pulgadas).
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    Adminístrale respiración boca a boca si la persona sigue sin respirar. Debes utilizar este método solo si estás capacitado para realizar una reanimación cardiopulmonar. Comienza por inclinar la cabeza hacia atrás y levantar la barbilla de la víctima. Cierra la nariz, cubre la boca de la víctima con tu boca y aplica dos 2 insuflaciones. Verifica si el pecho se infla. Realiza 30 compresiones en el pecho después de aplicar las 2 insuflaciones.[18]
    • Continúa este ciclo hasta que la persona comience a respirar o hasta que llegue la ayuda profesional.
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Consejos

  • Tu seguridad debe ser la prioridad número uno. Si sientes que tu vida está en peligro, apártate y vuelve a evaluar la situación. Luego, intenta el rescate nuevamente.
  • Cuando traslades a una persona hacia la pared de una piscina, coloca una de sus manos encima de la otra. Luego, coloca tus manos encima de las suyas para que no se suelten. Inclina suavemente su cabeza hacia atrás para que no se sumerja en el agua.
  • Solo debes zambullirte en el agua si no cuentas con ningún dispositivo que podrías utilizar para alcanzar a la víctima. Si estás en el agua con una persona que ha entrado en pánico, puede ser fatal tanto para la víctima como para ti.
  • Si la víctima es presa del pánico, puede ser más seguro que la sujetes por la espalda. Si intentas sujetarla desde el frente, puede aferrarse a ti con demasiada fuerza y hacer que ambos se sumerjan. Lo mejor es sujetarla del cabello o la parte posterior del hombro. No toques sus manos.
  • No intentes ayudar a la víctima si te encuentras de pie, ya que puedes terminar cayendo al agua.
  • Si hay suficientes personas lo mejor es coordinar una cadena humana a fin de rescatar más fácilmente, ya que varias personas unidas lograrán más fuerza y pueden ayudarse mutuamente.
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Advertencias

  • Nunca intentes el impulso de realizar "rescates heroicos", especialmente si no estás preparado para ello. En lugar de un ahogado podrían ser dos: tanto la víctima como tú. Además, no vale la pena arriesgarse por un tema de una simple y vulgar arrogancia.
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