Las películas y los programas de televisión que contienen escenas bajo el agua pueden hacer que abrir los ojos bajo el agua sin gafas parezca algo muy sencillo. Sin embargo, si en realidad lo has intentado en la vida real, existe una buena probabilidad de que hayas terminado con los ojos rojos y doloridos. Aunque es difícil abrir los ojos bajo el agua sin sentir ningún dolor en absoluto, existen algunas cosas simples que puedes hacer para que la tarea sea mucho más fácil. Con un poco de práctica, ¡pronto podrás ir a nadar sin gafas!

Parte 1
Parte 1 de 2:
Reducir el dolor en los ojos bajo el agua

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    Evita el agua clorada. Aunque no siempre podrás elegir el lugar a donde irás a nadar, es útil saber qué tipo de agua causa más dolor en los ojos. Por ejemplo, el agua clorada (que sueles encontrar en las piscinas, jacuzzis, etc.) tiende a causar más dolor que el agua normal cuando entra en los ojos. Aunque es muy buena para matar los gérmenes que se transmiten por el agua, el enrojecimiento y el ardor que puedes sentir después de meterte en la piscina puede ser muy molesto.
    • El cloro causa más dolor porque afecta la membrana de las lágrimas naturales del ojo. En algunos casos, el cloro también puede deshidratar la córnea, dando lugar a una visión nublada y distorsionada durante un período corto.[1]
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    Evita el agua salada. Otra fuente común de irritación en los ojos al nadar es el agua salada. La sal extrae naturalmente la humedad de los ojos, por lo que los deshidrata y causa una sensación de ardor. Además, los tipos de lugares donde probablemente nadarás en agua salada (como las playas) pueden tener contaminantes adicionales en el agua como materia biológica, limo y contaminación.
    • Los ojos están cubiertos naturalmente con un líquido salado (probablemente lo sabes si alguna vez has probado tus propias lágrimas). Sin embargo, el contenido regular de sal que hay en el océano suele ser aproximadamente tres o cuatro veces mayor, lo cual causa un desequilibrio que deshidrata los ojos.[2]
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    Quítate los lentes de contacto antes de nadar. La mayoría de los optometristas (médicos oculares) recomiendan no nadar con los lentes de contacto puestos. Dependiendo del tipo de lentes de contacto que uses, el agua puede hacer que se deformen y presionen el ojo, lo que causa dolor. Los lentes de contacto también pueden atrapar bacterias y microorganismos del agua que afectan los ojos y que (en casos raros) pueden provocar infecciones que causan problemas graves en la vista.[3]
    • Si tienes que usar los lentes de contacto bajo el agua, usa un solo par de lentes de contacto desechables y deséchalos después de nadar. De esta forma, no tendrás que desinfectarlos cuidadosamente.[4]
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    Ten una solución salina suave a la mano. Las soluciones salinas contienen una mezcla de sal y agua que está especialmente diseñada para que coincida con los niveles naturales de sal de los ojos. Aplicarte unas gotas después de nadar sin gafas es una forma excelente de eliminar los contaminantes de los ojos, calmar el ardor y reducir el riesgo de contraer infecciones. Por lo general, puedes encontrar las botellas de solución salina bastante económicas en las farmacias y en los supermercados.[5]
    • Si no tienes otra opción, también puedes salpicarte los ojos con agua limpia y fresca de una botella o del grifo.
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    Entrecierra los ojos, en lugar de abrirlos por completo. Cuanto menos expongas los ojos al agua, menos se irritarán. Si abrir los ojos por completo es demasiado doloroso, puedes ver bajo el agua simplemente entrecerrando los ojos. No podrás ver mucho, pero probablemente podrás distinguir figuras y siluetas difusas, lo cual es mejor que no ver nada.
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Parte 2
Parte 2 de 2:
Practicar la visión bajo el agua

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    Entra en el agua con los ojos cerrados. Como cualquier habilidad difícil, la mejor forma de aprender a abrir los ojos bajo el agua sin sentir dolor es con la práctica. Empieza por meterte en el cuerpo de agua que prefieras. Como se señaló anteriormente, el agua limpia y fresca es mejor; el agua clorada y salada causan más dolor. Mantén los ojos cerrados al entrar en el agua para evitar que el agua los salpique.
    • Si usas lentes de contacto, no olvides quitártelos antes de entrar en el agua.
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    Trata de entrecerrar los ojos al principio. Una vez que estés bajo el agua, abre los ojos lo menos que puedas. Separa los párpados solo un poco hasta que puedas ver las siluetas difusas a tu alrededor. Hazlo durante uno o dos segundos. Si no te sientes muy incómodo, continúa con el siguiente paso.
    • Si entrecerrar los ojos es demasiado doloroso, es posible que estés nadando en un tipo de agua que irrita los ojos (o es posible que tengas naturalmente los ojos sensibles). Prueba el paso sobre el "ambiente controlado" que está al final de esta sección.
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    Abre lentamente los ojos un poco más. Ahora, abre poco a poco los párpados hasta que lleguen a su posición natural "abierta". Puede ser difícil que logres hacerlo; con frecuencia, se siente "mal", como tragarte una píldora sin agua o mirar por encima de una plataforma alta si les tienes miedo a las alturas. Si estás nervioso, hazlo más lentamente para controlar la ansiedad.
    • A algunas personas les parece más fácil abrir los ojos bajo el agua si miran hacia arriba. Trata de experimentar dirigir los ojos hacia diferentes posiciones para encontrar una que sientas que es mejor para ti.
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    Cierra los ojos en cuanto empieces a sentir ardor. Si alguna vez has mantenido los ojos abiertos afuera del agua (como para un concurso en el que tienes que quedarte mirando sin cerrarlos), probablemente sabes que empiezan a arder después de un tiempo, incluso sin nada que los irrite además del aire. Cuando estás bajo el agua, los ojos empezarán a arder mucho más rápidamente y tienes que mantenerlos cerrados durante más tiempo de lo normal para que el ardor desaparezca. En cuanto sientas las primeras señales de dolor, cierra los ojos y mantenlos cerrados durante uno o dos segundos. Los párpados volverán a cubrir los ojos con una capa protectora de lágrimas, lo cual reducirá el dolor.
    • Cuando el ardor desaparezca, abre poco a poco los ojos otra vez. Repite este procedimiento al nadar bajo el agua para mantener el dolor bajo control.
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    Si tienes problemas, prueba tus habilidades en un ambiente controlado. Los ojos de todas las personas son diferentes. Para algunas personas es muy fácil abrir los ojos bajo el agua, mientras que otras pueden tener dificultades. Si te das cuenta de que no logras abrir los ojos, prueba este método suave para practicar hasta que te sientas más cómodo:
    • Llena un tazón o el lavabo con agua del grifo limpia, cristalina y tibia (no caliente).
    • Baja la cara y métela en el agua con los ojos cerrados. Debe sentirse bien. Si está demasiado caliente o fría, ajusta la temperatura.
    • Con la cara en el agua, abre poco a poco los ojos; entreciérralos al principio y luego ábrelos por completo. Cierra los ojos otra vez en cuanto empieces a sentir ardor.
    • Repítelo varias veces hasta que puedas abrir los ojos con confianza antes de probar tus habilidades en la piscina, en la playa, etc.
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Consejos

  • Existen diferentes opiniones sobre si la exposición repetitiva al agua clorada o salada puede causar daños oculares a largo plazo. Lo que sí se sabe es que la irritación en los ojos, por lo general, puede causar afecciones menores, como el ojo de surfista, que puede afectar la visión de forma temporal.[6]
  • Si estás nervioso por abrir los ojos bajo el agua, no cuentes hasta tres ni nada por el estilo. En general, esto solo hará que sea más probable que te retractes en el último segundo. En lugar de eso, simplemente métete bajo el agua y piensa: "Voy a hacerlo" y ¡hazlo!
  • Cierra los ojos y luego, cuando te sientas cómodo, ábrelos un poco más y sigue haciéndolo hasta que tengas los ojos abiertos por completo bajo el agua.
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Categorías: Natación y buceo
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