Afrodita

Afrodita (en griego antiguo, Ἀφροδίτη; en griego moderno, Αφροδίτη; en latín, Aphrodite) es, en la mitología griega, la diosa de la belleza, la sensualidad y el amor. Su equivalente romano es Venus. Aunque a menudo se alude a ella en la cultura moderna como «la diosa del amor», es importante señalar que antiguamente no se refería al amor en el sentido romántico sino erótico.

Afrodita surge de la espuma del mar, coronada con exuberantes trenzas
(El nacimiento de Venus, William-Adolphe Bouguereau, 1879).

Pese a que en la mitología estaba casada con Hefesto, tuvo otros amantes, siendo Ares su favorito, y tuvo también relaciones con Hermes por solo mencionar. Junto a sus hermanos, ocupaba un lugar en el panteón entre los doce dioses olímpicos. De su nombre se desprenden acepciones, como las palabras afrodisíaco o hermafrodita, y de su nombre en romano antiguo (Venere) provienen venerar y venérea (referido a lo sexual).

Orígenes

Afrodita tiene numerosas equivalentes: Inanna en la mitología sumeria, Astarté en la fenicia, Turan en la etrusca y Venus en la romana. Tiene paralelismos con diosas indoeuropeas de la aurora, tales como Ushás o Aurora. Según Pausanias, los primeros que establecieron su culto fueron los asirios y después de ellos pafosianos de Chipre y los fenicios que vivían en Ascalón (Palestina), quienes enseñaron su culto a los habitantes de Citera.[1]

El nombre Ἀφροδίτη era relacionado por etimología popular con ἀφρός aphrós, ‘espuma’, interpretándose como ‘surgida de la espuma’ y personificándola en un mito etiológico que ya era conocido para Hesíodo.[2] Tiene reflejos en el mesapio y el etrusco (de ahí «abril»), que probablemente fueron tomados prestados del griego. Aunque Heródoto estaba al tanto de los orígenes fenicios de Afrodita,[3] los intentos lingüísticos por derivar el nombre «Afrodita» del semítico Aštoret, mediante transmisión hitita sin documentar, siguen sin ser concluyentes. Una sugerencia de Hammarström,[4] rechazada por Hjalmar Frisk, relaciona el nombre con «πρύτανις», un préstamo griego de un cognado del etrusco (e)pruni, ‘señor’ o similar. Mallory y Adams ofrecen una etimología del indoeuropeo abhor, ‘muy’ + dhei, ‘brillar’.[5] Si procede del semítico, un étimo plausible sería el del barīrĩtu asirio, un demonio femenino hallado en textos babilónicos medios y tardíos.[6] El nombre puede significar «la que [viene] al anochecer», una manifestación del planeta Venus como estrella vespertina, un atributo bien conocido de la diosa mesopotámica Inanna/Ishtar.

Culto

Afrodita agachada. Museo Británico.

El epíteto Afrodita Acidalia fue ocasionalmente añadido a su nombre, por la fuente que usaba para bañarse, situada en Beocia.[7] También era llamada Cipris o Cipria (Kypris) y Citerea (Cytherea) por sus presuntos lugares de nacimiento en Chipre y Citera, respectivamente. La isla de Citera era un importante centro de su culto. Estaba asociada con Hesperia y era frecuentemente acompañada por las Cárites, las diosas de las festividades.

Afrodita tenía sus propios festivales, las Afrodisias, que se celebraban por toda Grecia, pero particularmente en Atenas y en Corinto. En el templo de Afrodita ubicado en la cima del Acrocorinto (antes de la destrucción romana de la ciudad en 146 a. C.) las relaciones sexuales con sus sacerdotisas eran consideradas un método de adoración a la diosa. Este templo no fue reconstruido cuando la ciudad se refundó bajo dominio romano en 44 a. C., pero es probable que los rituales de fertilidad perdurasen en la ciudad, cerca del ágora.

Afrodita estaba asociada con el mar, y con frecuencia era representada con él y con los delfines, las palomas, los cisnes, las almejas, las veneras, las perlas, y árboles como el granado, el manzano, el mirto y las rosas.

Culto en la actualidad

Afrodita es una de las deidades adoradas en el actual culto dodecateista. Las ofrendas comunes que se le ofrecen a la diosa son granadas, manzanas y limas. [8] Uno de los rituales modernos más sencillos y que forman parte de una tradición popular, consiste en nadar en torno a la roca Petra Toy Romiou en Chipre entre Limasol y Pafos, lugar donde Afrodita nació. [9] Este ritual le aseguraría a la persona que lo realiza una eterna belleza o al menos ser afortunado en el amor. [10]

Prostitución ritual

Un aspecto universal del culto de Afrodita y sus predecesoras que muchos mitógrafos de los siglos XIX y XX han omitido[11] es la práctica de la prostitución religiosa en sus santuarios y templos. El eufemismo griego para estas prostitutas es hieródula, ‘sierva sagrada’. Esta costumbre fue una práctica inherente a los rituales dedicados a las antecesoras de Oriente Medio de Afrodita, la sumeria Inanna y la acadia Ishtar, cuyas meretrices de los templos eran ‘mujeres de Ishtar’, ishtarium.[12] Esta práctica ha sido documentada en Babilonia, Siria y Palestina, en ciudades fenicias y en la colonia tiria de Cartago, y para la Afrodita helénica en Chipre, el centro de su culto, Citera, Corinto y Sicilia.[12] Afrodita es en todas partes la patrona de las heteras y cortesanas. En Jonia, en la costa de Asia Menor, las hieródulas servían en el templo de Artemisa.

Periodo romano tardío

Durante el periodo romano (a partir del siglo II d. C.), el culto de Afrodita se extendió sobre todo en Oriente (Siria y Egipto), apareciendo allí como una forma helenizada de Isis, Hathor o Astarté. En las listas que aparecen en los contratos matrimoniales, a partir del siglo I, se registran a veces estatuillas de bronce o, más raramente de plata, que no se incluían en la dote y permanecían en propiedad de la mujer tras el matrimonio. En el lararium de las casas se encuentran a veces imágenes de la diosa siguiendo los modelos griegos, pero producidas por talleres locales y a los que se pueden añadir otros atributos, como es propio del sincretismo helenístico. [13]

Afrodita Urania y Afrodita Pandemos

A finales del siglo V a. C., los filósofos habrían separado Afrodita en dos diosas diferentes, pero indistintas en el culto: Afrodita Urania, nacida de la espuma después de que Crono castrase a Urano, y Afrodita Pandemos, la Afrodita común ‘de todo el pueblo’, nacida de Zeus y Dione.[14] Entre los neoplatónicos y finalmente sus intérpretes cristianos, Afrodita Urania figura como la Afrodita celestial, representando el amor del cuerpo y el alma, mientras Afrodita Pandemos estaba asociada con el mero amor físico.

La representación de Afrodita Urania, con un pie descansando sobre una tortuga, fue interpretada más tarde como emblemática de la discreción del amor conyugal; la imagen se atribuye a Fidias, en una escultura criselefantina hecha para Elis, de la que solo tenemos un comentario pasajero de Pausanias.[15]

Por esto, según Platón[16] Afrodita es dos diosas: una vieja y la otra joven. La mayor, Urania, es la hija de Urano; la menor se llama Pandemos, y es la hija de Zeus y Dione. Pandemos es la Afrodita común. El discurso de Pausanias distingue dos manifestaciones de Afrodita, representadas por dos historias: Afrodita Urania (‘celestial’) y Afrodita Pandemos (‘común’).

Nacimiento

Afrodita, copia de la época helenística. Museo Arqueológico Nacional de Atenas.

En el caso de la primera historia, el nacimiento ocurre en el momento que Cronos corta los genitales de su padre Urano y los lanza al mar, de donde surge Afrodita. De ahí que se le conoce como "la diosa nacida de las olas" o "nacida del semen de dios".

La ‘surgida de la espuma’ Afrodita nació del mar, cerca de Pafos (Chipre) después de que Crono cortase los genitales a Urano con una hoz y los arrojase tras él al mar. En su Teogonía, Hesíodo cuenta que los genitales «fueron luego llevados por el piélago durante mucho tiempo. A su alrededor surgía del miembro inmortal una blanca espuma y en medio de ella nació una doncella» ya adulta. Este mito de Venus (el nombre romano de Afrodita) nacida adulta, Venus Anadiómena (‘Venus saliendo del mar’),[17] fue una de las representaciones icónicas de Afrodita, famosa por la admiradísima pintura de Apeles, hoy perdida, pero descrita por Plinio el Viejo en su Naturalis Historia. Por esto, Afrodita es de una generación anterior a la de Zeus. Homero, no obstante, cuenta en el libro V de la Ilíada otra versión sobre su origen, según la cual sería hija de Zeus y Dione, quien era la diosa oracular original («Dione» significa simplemente ‘diosa’, forma femenina de Δíος, ‘diosa’, el genitivo de «Zeus») en Dodona. Según Homero, Afrodita, aventurándose en batalla para proteger a su hijo Eneas, es herida por Diomedes y vuelve con su madre, postrándose de rodillas para ser reconfortada. «Dione» parece ser equivalente a Gea, la Madre Tierra, a quien Homero trasladó al Olimpo y alude a un hipotético panteón protoindoeuropeo original, con dios jefe (Di-) representado por el cielo y el rayo y la diosa jefa (forma femenina de Di-) representada como la tierra o el suelo fértil. La propia Afrodita fue llamada a veces «Dione». Una vez que el culto a Zeus hubo usurpado el oráculo-robledo de Dodona, algunos poetas lo tuvieron por padre de Afrodita.

El principal centro de adoración a Afrodita permaneció en Pafos, al suroeste de la costa de Chipre, donde la diosa del deseo había sido adorada desde mucho tiempo atrás como Ishtar y Astarté. Se dice que desembarcó tentativamente primero en Citera, un lugar de parada para el comercio y la cultura entre Creta y el Peloponeso. Así quizás tengamos pistas del camino del culto original a Afrodita desde el Levante hasta el continente griego.

Algunos autores consideran que Afrodita era hija de Talasa, la personificación femenina del mar, y Zeus.


Vida adulta

Afrodita no tuvo infancia: en todas las imágenes y referencias nació adulta, núbil e infinitamente deseable. En muchos de los mitos menores tardíos en los que participa se la presenta vanidosa, caprichosa, malhumorada y susceptible. Aunque casada en el panteón griego, le es infiel a su marido, algo común en el Olimpo. Hefesto es una de las deidades helénicas más ecuánimes; en el relato recogido en la Odisea Afrodita parece preferir a Ares, el voluble dios de la guerra. Es uno de los pocos personajes que desempeñó un papel importante en la causa original de la propia guerra de Troya: no solo ofreció a Helena de Esparta a Paris, sino que el rapto se llevó a cabo cuando este, al ver a Helena por primera vez, se vio abrumado por el deseo de poseerla, lo que corresponde a la esfera de Afrodita.

Matrimonio con Hefesto

La obra Venus y Marte de Antonio Canova, representa el adulterio de la diosa del amor con el dios de la guerra, Marte

Debido a su inmensa belleza, Zeus temía que Afrodita fuera la causa de violencia entre los otros dioses. Por ello la casó con Hefesto, el severo, cojo («rengo») y malhumorado dios del fuego y la fragua. Otra versión de esta historia cuenta que Hera, la madre de Hefesto, lo arrojó del Olimpo al considerarlo feo y deforme. Este obtuvo su venganza atrapándola en un trono mágico y exigiendo a cambio de su liberación la mano de Afrodita. Hefesto estaba contentísimo de haberse casado con la diosa de la belleza y forjó para ella hermosa joyería, incluyendo el cesto, un cinturón que la hacía incluso más irresistible para los hombres.

Romance con Ares y otros dioses

La infelicidad de Afrodita con su matrimonio hizo que buscase la compañía de otros, especialmente con Ares, dios olímpico de la guerra. Hefesto fue informado por Helios del adulterio que su esposa mantenía con Ares. Planeó entonces atraparlos con una red de cadenas invisibles que había dispuesto sobre el lecho, capaz de inmovilizarlos. Ares sabía que Hefesto retornaría al hogar al salir el sol, así es que prevenidamente dispuso de su secuaz favorito, Alectrión, para que le avisara. Pero Alectrión se quedó dormido. Efectivamente, el sol salió, y las redes cayeron sobre Ares y Afrodita «en plena ocasión», y quedaron inmóviles. Hefesto enfurecido llamó a todos los demás dioses olímpicos para burlarse de ellos («las diosas se quedaron en casa, todas por vergüenza»); y contrariamente las burlas cayeron sobre Hefesto: algunos dioses adoraron la belleza de Afrodita, otros comentaron que con gusto tomarían el lugar de Ares. Hefesto no los liberó hasta que Poseidón le prometiera que Ares pagara desagravios, pero ambos escaparon tan pronto como levantó la red y no mantuvieron su promesa. Ares convirtió a Alectrión en gallo, para que siempre avisara la salida del sol.

Nerites un dios hijo de Nereo y Doris. En una de las versiones, incluso antes de su ascensión al mar al Olimpo, se enamoró de Nerites. Cuando llegó el momento de unirse a los dioses olímpicos, quería que Nerites fuera con ella, pero se negó y prefirió quedarse con su familia en el mar. Incluso el hecho de que Afrodita le prometiera un par de alas no lo hizo cambiar de opinión. La diosa sintiéndose despreciada lo transformó en un marisco y le dio las alas a su hijo Eros.

Hermafrodito era hijo de Afrodita y de Hermes, en honor de los cuales recibió el nombre, una mezcla de sus padres. Pero al sentirse culpable de adulterio, se separó de su hijo y lo dejó en el Monte lda (Frigia) al cuidado de las ninfas del monte, por quienes fue criado.

Con Dioniso tuvo a Príapo. Se dice que esta había cedido a los brazos de Dioniso, pero durante la expedición de este en la India le fue infiel y vivió con Adonis. A la vuelta de Dioniso, Afrodita volvió a su lado, pero pronto le abandonó de nuevo y marchó a Lámpsaco para dar a luz al hijo del dios. Hera decepcionada por la lascivia de Afrodita, la tocó y su poder mágico hizo que alumbrase un hijo extremadamente feo y con unos genitales inusualmente grandes.

Afrodita y Psique

Afrodita aparece como un personaje secundario en la historia de Eros y Psique, que aparecía al principio como una digresión narrada en la novela de Apuleyo, El asno de oro, escrita en el siglo II a. C. En ella Afrodita estaba celosa de la belleza de una mujer mortal llamada Psique: sus templos comenzaron a vaciarse, la población entera comenzó a adorar a esta nueva y bella mujer. Pidió a su hijo Eros (Cupido, en la mitología romana), que usara sus flechas doradas para hacer que Psique se enamorase del hombre más feo del mundo. Eros accedió pero terminó enamorándose él mismo de Psique, al pincharse con una flecha dorada por accidente.

Mientras tanto, los padres de Psique estaban preocupados porque su hija siguiera soltera. Consultaron un oráculo que les dijo que ella no estaba destinada a ningún amante mortal, sino a una criatura que vivía en la cima de cierta montaña, a quien incluso los dioses temían. Eros había preparado al oráculo para que dijera esto. Psique se resignó a su destino y subió a la cumbre de la montaña, pidiéndole a los ciudadanos que la seguían que la dejaran y le permitiesen afrontar sola su destino. Allí Céfiro, el viento del oeste, la bajó flotando suavemente hasta una cueva. Psique entró y se sorprendió de hallarla llena de joyas y adornos. Eros la visitaba cada noche en la cueva y hacían el amor apasionadamente. Le pidió solo que no encendiese jamás ninguna lámpara porque no quería que Psique supiera quién era (sus alas lo hacían inconfundible). Sus dos hermanas, celosas, la convencieron de que su marido era un monstruo y que debía clavarle una daga. Así que una noche encendió una lámpara, pero reconoció a Eros al instante y dejó caer su daga. Una gota de aceite caliente cayó sobre el hombro de Eros, lo despertó y huyó, diciendo: «¡El amor no puede vivir donde no hay confianza!»

Eros y Psyque. Eros, dios del deseo, hijo producto del romance entre Afrodita y Ares.

Cuando Psique contó a sus celosas hermanas mayores, estas se regocijaron secretamente y cada una de ellas fueron por separado a la cima de la montaña e hicieron como Psique les había dicho para entrar en la cueva, esperando que Eros las preferiría a ellas. Eros seguía con el corazón roto y no las aceptó, por lo que murieron al caer hasta la base de la montaña.

Psique buscó a su amante por buena parte de Grecia, tropezando finalmente con un templo a Deméter, donde el suelo estaba cubierto de montones de grano mezclado. Empezó a ordenar el grano en montones ordenados y, cuando hubo terminado, Deméter le habló, diciéndole que la mejor forma de encontrar a Eros era buscar a su madre, Afrodita, y ganarse su bendición. Psique encontró un templo a Afrodita y entró en él. Afrodita le asignó una tarea similar a la del templo de Deméter, pero le dio un plazo imposible de cumplir. Eros intervino, pues aún la amaba, e hizo que unas hormigas ordenaran el grano por ella. Afrodita se enfureció por este éxito de Psique y le dijo que fuese a un campo donde pastaban unas ovejas doradas y consiguiese lana de oro. Psique fue al campo y vio las ovejas, pero fue detenida por el dios del río que tenía que cruzar para llegar al campo. Este le dijo que las ovejas eran malas y crueles y podían matarla, pero que si esperaba hasta mediodía, las ovejas irían a buscar la sombra en el otro lado del campo y se dormirían, y que entonces podría recoger la lana que quedaba enganchada en las ramas y la corteza de los árboles. Psique así lo hizo y Afrodita se enfureció todavía más al ver que había sobrevivido y superado su prueba.

Por último, Afrodita afirmó que el estrés de cuidar a su hijo, deprimido y enfermo como resultado de la infidelidad de Psique, había provocado que perdiese parte de su belleza. Psique tenía que ir al Hades y pedir a Perséfone, la reina del inframundo, un poco de su belleza que Psique guardaría en una caja negra que Afrodita le dio. Psique fue a una torre, decidiendo que el camino más corto al inframundo sería la muerte. Una voz la detuvo en el último momento y le indicó una ruta que le permitiría entrar y regresar aún con vida, además de decirle cómo superar al perro Cerbero, Caronte y los otros peligros de la ruta. Psique apaciguó a Cerbero con un pastel de cebada y pagó a Caronte un óbolo para que la llevase al Hades. En el camino vio manos que salían del agua. Una voz le dijo que les tirase un pastel de cebada, pero ella rehusó. Una vez allí, Perséfone dijo que estaría encantada de hacerle el favor a Afrodita. Después pagó a Caronte y le dio el otro pastel a Cerbero para volver.

Psique abandonó el inframundo y decidió abrir la caja y tomar un poco de la belleza para sí misma, pensando que si hacía esto Eros la amaría con toda seguridad. Dentro estaba un «sueño estigio» que la sorprendió. Eros, que la había perdonado, voló hasta su cuerpo y limpió el sueño de sus ojos, suplicando entonces a Zeus y Afrodita su permiso para casarse con Psique. Estos accedieron y Zeus hizo inmortal a Psique. Afrodita bailó en la boda de Eros y Psique, y la hija que estos tuvieron se llamó Hedoné (placer) o Voluptas (voluptuosidad) en la mitología romana.

Adonis y otros amantes mortales

Afrodita Calipigia (Museo del Hermitage).

Afrodita era amante de Adonis y tomó parte en su nacimiento. Cíniras, el rey de Chipre, tenía una bellísima hija llamada Mirra. Cuando la madre de esta cometió hibris contra Afrodita al afirmar que su hija era más bella que la afamada diosa, Mirra fue castigada con una incesante lujuria hacia su propio padre. Cíniras rechazó esto, pero Mirra se disfrazó de prostituta y durmió secretamente con su padre. Finalmente, Mirra quedó embarazada y fue descubierta por Cíniras. Enfurecido, persiguió a su hija con un cuchillo. Mirra huyó de él, pidiendo misericordia a los dioses. Estos oyeron su plegaria y la transformaron en un árbol de mirra para que su padre no pudiese matarla. Finalmente, Cíniras se suicidó en un intento por restablecer el honor de familia.

Mirra dio a luz a un bebé llamado Adonis. Afrodita pasaba junto al árbol de Mirra cuando vio al bebé y se apiadó de él. Puso a Adonis en una caja y lo llevó al Hades para que Perséfone cuidase de él. Adonis creció hasta ser un joven increíblemente hermoso, y Afrodita volvió finalmente por él. Sin embargo, Perséfone detestaba darlo por perdido y quería que Adonis permaneciera con ella en el inframundo. Las dos diosas se involucraron en tal disputa que obligó a Zeus a interceder. Este decretó que Adonis pasase un tercio del año con Afrodita, otro tercio con Perséfone y otro con quien desease. Adonis, por supuesto, elige a Afrodita.

Adonis empieza su año en la tierra con Afrodita. Una de sus mayores pasiones es la caza, y aunque Afrodita no es naturalmente una cazadora, participa para poder estar con Adonis. Pasan cada hora que están despiertos juntos, y Afrodita queda extasiada con él. Sin embargo, su ansiedad empieza a crecer por sus deberes abandonados, y se ve obligada a dejarlo por un corto tiempo. Antes de marcharse, le da un consejo a Adonis: no atacar a un animal que no demuestre miedo. Adonis acepta el consejo, pero secretamente duda de las habilidades de Afrodita como cazadora, olvidando rápidamente el consejo.

No mucho después de que Afrodita se marche Adonis se encuentra con un enorme jabalí, mucho mayor que todos los que había visto. Se sugiere que el jabalí es el dios Ares, uno de los amantes de Afrodita celoso de su continua adoración a Adonis. Aunque los jabalíes son peligrosos y cargan contra el cazador cuando se les provoca, Adonis hace caso omiso del aviso de Afrodita y persigue a la criatura gigante. Sin embargo, pronto es Adonis el perseguido, no siendo rival para el jabalí. En el ataque, Adonis es castrado por el jabalí y muere desangrado. Afrodita vuelve apresuradamente a su lado, pero llega demasiado tarde para salvarlo y solo puede llorar sobre su cuerpo. Donde cae la sangre de Adonis Afrodita hace que crezcan anémonas en recuerdo suyo. Jura que en el aniversario de su muerte, cada año se celebrará una fiesta en su honor.

Al morir, Adonis vuelve al inframundo y Perséfone se complace al verlo de nuevo. Finalmente, Afrodita advierte que él está allí, y corre a recuperarle. De nuevo, Perséfone y ella riñen sobre quién puede quedarse a Adonis hasta que Zeus interviene. Esta vez dice que Adonis debe permanecer seis meses con Afrodita y seis con Perséfone, como debió haber sido la primera vez.

Anquises era un hijo de Capis con Temiste. Dependiendo de las versiones era un pobre pastor o un príncipe. Fue amado por Afrodita, quien, bajo forma humana, se le unió en el Monte lda mientras apacentaba unos rebaños, unión de la que nació, el héroe troyano Eneas.

Faetón hijo de Hemera y que Afrodita raptó de niño para convertirlo en un demon, guardián nocturno de sus sagrados santuarios. Fue padre con Afrodita de Antínoo.

Butes era un ático hijo de Teleonte y Zeuxipe, hija está del dios-río Erídano, Butes se unió a los argonautas. Se decía que, al pasar los argonautas junto a las sirenas, Orfeo comenzó a tocar una canción para contrarrestar la influencia de su canto, pero solo Butes saltó al mar. Sin embargo, Afrodita lo salvó y llevó a Lilibea ( Sicilia ), donde fue por ella padre de Érix y Pocalión.

El juicio de Paris

El juicio de Paris, Peter Paul Rubens, c. 1638-1639 (Museo del Prado, Madrid).

Tanto los dioses y diosas como diversos mortales fueron invitados a la boda de Peleo y Tetis (que luego serían padres de Aquiles). Solo la diosa Eris (Discordia) no fue invitada, pero apareció con una manzana dorada con la palabra kallistēi (‘para la más hermosa’) inscrita, que arrojó entre las diosas. Afrodita, Hera y Atenea reclamaron ser la más bella y por tanto la justa propietaria de la manzana. Estuvieron de acuerdo en llevar el asunto ante Zeus, quien, al no querer el favor de ninguna diosa, dejó la elección en manos de Paris de Troya. Hera intentó sobornarlo con un reino (Asia Menor), mientras Atenea le ofreció sabiduría, fama y gloria en la batalla, pero Afrodita le susurró que si declaraba que era la más bella le daría la mujer mortal más hermosa del mundo como esposa, por lo que Paris eligió a Afrodita. Esta mujer era Helena. Las otras diosas se enfurecieron y a través del rapto de Helena por Paris provocaron la guerra de Troya.

Pigmalión y Galatea

Pigmalión era un escultor que no había hallado mujer alguna digna de su amor. Afrodita se apiadó de él y decidió enseñarle las maravillas del amor. Un día, Pigmalión fue inspirado por un sueño de Afrodita para fabricar una mujer de marfil semejante a ella, a la que llamó Galatea. Pigmalión se enamoró de la estatua y decidió que no podría vivir sin ella. Rezó a Afrodita, quien llevó a cabo la última parte de su plan infundiendo vida a la exquisita escultura. Pigmalión amó a Galatea y pronto estuvieron casados.

Otra versión de este mito cuenta que las mujeres de la ciudad en la que Pigmalión vivía se enfadaron de que no se hubiera casado, y pidieron a Afrodita que lo obligase. Afrodita aceptó y fue esa misma noche a ver a Pigmalión, pidiéndole que eligiese una mujer con la que casarse y advirtiéndole de que si no, lo haría ella en su lugar. No queriendo casarse, Pigmalión le suplicó más tiempo, pidiéndole que le permitiese hacer una escultura de Afrodita antes de que tuviese que elegir novia. Halagada, aceptó.

Pigmalión empleó mucho tiempo haciendo pequeñas esculturas de arcilla de la diosa, afirmando que era necesario para poder elegir la pose adecuada. Cuando comenzó a hacer la escultura real, quedó sorprendido al descubrir que quería terminarla, incluso sabiendo que tendría que casarse con alguien al hacerlo. La razón de esto era que se había enamorado de la escultura. Cuanto más trabajaba en ella, más la cambiaba, hasta que no se pareció a Afrodita en nada.

En el mismo momento en que Pigmalión se separó de la escultura terminada, Afrodita apareció y le dijo que eligiera a su novia. Pigmalión eligió la estatua, a lo que Afrodita respondió que no podía ser, pidiéndole que eligiese otra. Pigmalión abrazó la estatua, y pidió a Afrodita que lo transformase en estatua para así poder estar con ella. Afrodita se apiadó de él y en vez de esto infundió vida a la estatua.

Otras historias

*En una versión de la historia de Hipólito, Afrodita era el catalizador de su muerte. Hipólito desdeñó su culto por el de Artemisa y, en venganza, Afrodita provocó que su madrastra, Fedra, se enamorase de él, sabiendo que Hipólito la rechazaría. En la versión más popular de la historia, el Hipólito de Eurípides, Fedra buscaba venganza contra Hipólito suicidándose y dejando una nota en la que contaba a Teseo, su marido y padre de Hipólito, que este la había violado. Hipólito había jurado no mencionar el amor de Fedra por él y rehusó noblemente defenderse a pesar de las consecuencias. Teseo maldijo entonces a su hijo, maldición que Poseidón estaba obligado a cumplir y así Hipólito fue sorprendido por un toro que surgió del mar y asustó a sus caballos, haciendo volcar su carro. Curiosamente esta no es la muerte que Afrodita urde en la obra, pues en el prólogo afirma que espera que Hipólito sucumba a la lujuria con Fedra y Teseo les sorprenda juntos. Hipólito perdona a su padre antes de morir y Artemisa revela la verdad a Teseo antes de hacerle jurar que matará a uno de los amores de Afrodita (Adonis) en venganza.

  • Algunas versiones del rapto de Perséfone por parte de Hades ponen a Afrodita y a su hijo Eros como los instigadores del suceso. Afrodita estaba molesta con la decisión de Demeter de alejar a su hija del Olimpo para evitar el acoso que sufría por parte de los dioses que la pretendían como esposa, y se mantuviese virgen al igual que Atenea y Artemisa. Al mismo tiempo, Afrodita también quería extender su influencia al Inframundo, por lo que envió a su hijo Eros a que flechase a Hades cuando inspeccionaba los campos de Nisa en la superficie, tras lo cual quedó perdidamente enamorado de Perséfone al verla.
  • Glauco de Corinto, hijo de Sísifo, enfadó a Afrodita, quien hizo que sus caballos enfureciesen durante los juegos funerarios en honor al rey Pelias, y lo despedazasen. Su fantasma asustaba supuestamente a los caballos durante los Juegos Ístmicos.
  • Afrodita era con frecuencia acompañada por las Cárites, que son las Tres Gracias; Aglaya (‘Belleza’), Eufrósine (‘Júbilo’) y Talia (‘Floreciente’).
  • Afrodita fue una de las diosas de las que se mofó Momo, lo que provocó su expulsión del Olimpo.
  • Afrodita figura como la bisabuela del dios Dioniso, aunque en otras versiones figuraba como su amante.
  • En el libro III de la Ilíada de Homero, Afrodita salva a Paris cuando está a punto de ser asesinado por Menelao.
  • Afrodita era muy protectora con su hijo, Eneas, quien luchó en la guerra de Troya. Diomedes estuvo a punto de matar a Eneas en batalla pero Afrodita lo salvó. Diomedes hirió a Afrodita y esta dejó caer a su hijo, volando al monte Olimpo. Entonces Eneas fue envuelto por una nube creada por Apolo, quien le llevó a Pérgamo, un lugar sagrado de Troya. Artemisa curó allí a Eneas.
  • Convirtió a Anaxáreta en piedra por reaccionar tan desapasionadamente a las súplicas de Ifis para amarla, incluso tras el suicidio de este.
  • Afrodita ayudó a Hipómenes en una carrera contra Atalanta para ganar la mano de esta, dándole tres manzanas con las que la distrajo. Sin embargo, como la pareja no dio las gracias a Afrodita, esta los convirtió en leones.

Consortes y descendientes

Deidades Mortales

Epítetos y títulos

Véase también "Epítetos de Afrodita en la Ilíada".

Afrodita de la Tróade (detalle).
  • Acidalia, ‘de la fuente Acidalia’;
  • Afrodita en kepois (Ἀφροδίτη ἐν Κήποις), ‘de los jardines’;
  • Ambologera, ‘la que pospone la vejez’;
  • Anadiómena (Ἀναδυομένη), ‘que sale del mar’, como en la pintura de Apeles;
  • Androfono (Ἀνδροφόνος), ‘poderosa’;
  • Anosia (Ἀνόσια), ‘profana’;
  • Areia, (por su amante Ares), guerrera;
  • Automata, como fuente del amor espontáneo.[18]
  • Baiotis, la de orejas pequeñas, particularmente en Siracusa;[18]
  • Basilis (Βασιλίς), ‘reina’;
  • Caliglutos (Καλλίγλουτος), ‘de los hermosos glúteos’;
  • Calipigia (Καλλίπυγος), ‘bella fogosa’;
  • Cipria o Cipris' (Κύπρις), ‘de Chipre’;
  • Citerea (Κυθήρεια), ‘de Citera’;
  • Despoina (Δέσποινα), ‘la señora’;
  • Enoplios (Ἐνόπλιος), ‘armada’;
  • Epitimbidia, ‘sobre las tumbas’ (similar a Melaina y Melainis);
  • Epitragidia, ‘detrás del macho cabrío’;
  • Escotia (Σκοτία), ‘oscura’;
  • Filopannyx, ‘Amante de la Noche entera’
  • Genetilis, ‘de la maternidad’;
  • Hetera (Ἑταίρα), ‘la cortesana’;
  • Melaina (Μέλαινα), ‘negra’ (similar a Epitimbidia y Melainis);
  • Melainis (Μελαινίς), ‘la joven negra’ (similar a Epitimbidia y Melaina);
  • Morfo (Μορφώ), término que puede relacionarse con la "forma" (‘de varias formas’ o 'de bellas formas') o con el "sueño", con culto en Esparta;[18]
  • Pandemos (Πάνδημος), ‘común a todos’, una forma adorada cerca del ágora de Atenas;
  • Persefesa (Περσεφάεσσα), ‘reina del inframundo’; un rasgo de Perséfone
  • Porni (Πόρνη), ‘la prostituta’, o “ meretriz “ diosa de la lujuria;[19]
  • Praxis (Πράξις), ‘del acto sexual’;
  • Sosandra, ‘salvadora de los hombres‘;
  • Timboricos (Τυμβωρύχος), ‘percusionista’;
  • Urania (Οὐράνια), ‘celestial’.

Templos

Busto de mármol de Afrodita encontrado en el Ágora de Atenas, cerca de la Torre de los Vientos (siglo I). Probable réplica de una obra original de Praxíteles, realizada c. 370-360 a. C. (Museo Arqueológico Nacional de Atenas, n.º 1762).
  • Templo de Pafos.
  • Templo de Santorini o Thera.
  • Templo de Cnido, para el que se hizo la Afrodita de Cnido de Praxíteles.
  • Templo de Afrodita o Venus en la Villa Adriana de Tívoli, en forma tholos, que reproducía el de Cnido.
  • Templo de Amatunte (Chipre).
  • Templo de Rodas.
  • Templo de Afrodisias.
  • Templos de Afrodita en Corinto. Corinto era conocido como la ciudad de Afrodita. En esta ciudad la diosa disponía de al menos tres santuarios: El más importante, en la cima del Acrocorinto (que supuestamente le había sido ha regalado a la diosa por Helios), del siglo V a. C., era de pequeño tamaño (10×16 m) y sus materiales se terminaron usando para levantar una iglesia cristiana en el siglo V d. C. El llamado Templo F de la terraza oeste, de mármol, en estilo jónico, se levantó a mediados del siglo I. Contenía una escultura de Hermógenes de Citera. El tercero, en el Kraneion, estaba cerca del cementerio y de un bosque de cipreses, dedicado a Afrodita Melainis ("negra", una divinidad ctónica vinculada a esos entornos, que siguieron teniendo la misma función en época cristiana, cuando se convirtió en basílica).[20] Otros dos templos de Afrodita se levantaron en los puertos, Lequeo y Céncreas. Con su imagen se acuñaron más tipos de monedas que con las de ninguna otra divinidad, excepto Poseidón. Las fuentes cristianas recogen que a la llegada de San Pablo había en Corinto un millar de prostitutas sagradas de Afrodita.[21]
  • Templos de Afrodita Pandemos (Atenas, Megalópolis y Tebas).
  • Templo de Afrodita Urania (Atenas).
  • Templo de Afrodita en kipois ("Afrodita de los jardines") en la Acrópolis de Atenas.
  • Templo de Esparta. Pausanías registra que, en Esparta, Afrodita era venerada como Areia, que significa "belicosa". Pausanías también cuenta que, en Esparta y en Citera, había estatuas de culto extremadamente antiguas de Afrodita llevando armas, siendo el único caso conocido de este tipo de adoración de Afrodita en la Antigua Grecia.
  • Templo de Afrodita Praxis Πραξις en Megara. La imagen de la diosa era de marfil, anterior a la época de Praxíteles. Se acompañaba de sendas estatuas de Peitho y Paregoros. El conjunto indica que esta advocación ha de interpretarse como "éxito en el amor".[18]
  • Templo de Afrodita en Afaca (Fenicia), sobre el monte Líbano. Fue célebre en la Antigüedad por la prostitución sagrada que allí se practicaba. En el siglo IV, el emperador cristiano Constantino I ordenó que «todo él, con sus objetos de culto, fuera arrasado desde los cimientos».[22]

En distintas ciudades se levantaron altares y templos de Afrodita en honor de viudas y concubinas de los Epígonos.[18]

El comediógrafo del siglo IV a. C. Filetero ironiza: "en todas partes hay templos de Afrodita la amante, y en ninguno altares de Afrodita, la diosa casada." Aunque lo primero es una exageración y lo segundo algo incierto, sí que refleja el estado del culto a Afrodita en su época.[18]

Iconografía

El mito de Ares y Afrodita tienen vigencia en el símbolo utilizado en la heterosexualidad.

Entre las imágenes más antiguas de Afrodita están las de tradición micénica, en que aparece con una paloma (que también es atributo de la diosa fenicia Astarté) o montada sobre un toro (siglo VIII a. C.)[23] En todo caso, las representaciones de divinidades femeninas en la escultura griega (korai) aparecen siempre vestidas en la escultura arcaica, convención que se mantiene, incluso para Afrodita, en el comienzo de la escultura clásica del siglo V a. C., como demuestran la Afrodita Sosandra de Calamis (ca. 460 a. C.) y el llamado «grupo de Afrodita» del frontón oriental del Partenón, obra de Fidias (o quizá de Alcámenes), un excelso ejemplo de la técnica de paños mojados,[24] con paralelos en dos piezas que se conocen por fuentes literarias: la Afrodita Urania de Fidias (ca. 435 a. C. —con una tortuga—) y la Afrodita de los jardines de Alcámenes (ca. 420 a. C.) La Afrodita de Frejus,[25] de Calímaco (ca. 415 a. C.), se despoja del manto, pero mantiene la túnica, descubriendo un seno, y lleva en su mano la manzana de Discordia (el modelo se continuará en época romana como representaciones de Venus Genetrix).[23]

A partir de entonces, la iconografía de Afrodita sigue distintas convenciones: La de la Afrodita púdica[26] (desnuda, pero que se intenta cubrir la desnudez) se fijó a partir de la Afrodita de Cnido, obra de Praxíteles en Atenas hacia 360 a. C. (modelo que siguen, entre otras, las copias de época romana como la Afrodita de Menofanto, la Venus Ludovisi y la Venus de Médici). Cuenta Plinio el Viejo que Praxíteles había realizado dos esculturas de Afrodita, una vestida (que fue elegida por la ciudad de Cos), y otra desnuda (con la que tuvieron que conformarse los de Cnido, por ser los segundos en elegir), y que habría sido la primera representación desnuda de esta diosa.[27] En realidad, la tradición fenicia de imágenes desnudas nunca se había perdido en escenas narrativas.[23]

A Lisipo se debe el modelo de la Afrodita de Capua, mirando su reflejo en el interior del escudo de Ares (que sigue, por ejemplo, la Venus de Milo). A Escopas, la Afrodita Pandemos (montada en un macho cabrío, ca. 350 a. C.)[23]

Una derivación de la Afrodita púdica es la Venus Calipigia, que vuelve el rostro y exhibe sus «hermosas nalgas» con un gesto de anasyrma. Otro modelo es el de la Afrodita acurrucada, sorprendida en el trance de mirarse en la superficie del agua, atribuida a Doidalsas de Bitinia (ca. 260 a. C.) Deriva de ella la Afrodita desatándose la sandalia (ca. 130 a. C.)

Afrodita Anadiómena ("alzada" o "surgida de las aguas") es la denominación de las representaciones de la escena del nacimiento de Afrodita, de la que Apeles (finales del siglo IV a. C.) realizó una famosa pintura, en la que aparecería desnuda y escurriéndose el agua de sus largos cabellos; en cambio, la escultura que se ha conservado que representa esa escena es el Trono Ludovisi (ca. 450 a. C.), donde la diosa es literalmente alzada por otras dos figuras, y aparece cubierta por una túnica húmeda que transparenta la mitad superior de su cuerpo.[28] La Afrodita de Rodas combina la postura agachada con el gesto de secarse el pelo de la Anadiómena.[23]

Las modificaciones modernas de algunas esculturas antiguas pueden añadirles otros elementos, como es el caso de la Venus de Arlés a la que Girardon representó como ganadora del juicio de Paris (con una manzana y un espejo), cuando lo más probable es que fuera una copia romana de la Afrodita de Tespias de Praxíteles (encargada por Friné). Entre las más curiosas representaciones antiguas de Afrodita están el grupo helenístico, de Afrodita, Pan y Eros, procedente de Delos, en el que Afrodita amenaza a Pan con una sandalia;[29] o la doble herma de Afrodita y Eros.[30]

También es muy abundante la representación de Atenea asociada a otros dioses, como Hermes, o la escena del juicio de Paris, donde no es raro que Atenea y las otras dos diosas aparezcan vestidas. Aparece en todo tipo de soportes, como el relieve, la cerámica o el mosaico. Un curioso ejemplo de retrato imperial representa a Adriano como Ares y a la emperatriz Lucila como Afrodita (siguiendo el modelo de la Venus de Capua).

A partir del Renacimiento, la pintura mitológica tuvo en Afrodita-Venus uno de sus principales temas, sola (como en el cuadro de Giorgione) o en todo tipo de asociaciones (con Ares-Marte, con Eros-Cupido —como en el cuadro de Velázquez—, con Hefaistos-Vulcano, con Adonis o en alegorías como la de Botticelli, las de Tiziano o la de Bronzino).

;Manierismo y Barroco

Neoclasicismo

La pintura neoclásica continúa utilizando a Venus, como al resto de los temas mitológicos. La enseñanza académica de los artistas incluía no solo el estudio de los modelos antiguos, sino de los textos clásicos, que también eran de conocimiento general entre los dilettanti y el cada vez más amplio público que tenía acceso al arte; de modo que pintores como James Barry podían hacer indicaciones de sus fuentes literarias, como esta que acompaña a su Venus: "Lucrecio, libro I, y Homero, Himno a Venus".[31]

Frente a la mayor libertad que se permitían los pintores, los escultores tendieron más a reproducir los modelos antiguos con pocas variaciones, como Coysevox (que reproduce la de Doidalsas) o Canova (Venus Italica, que reproduce la de Praxíteles),[32] aunque este mismo realizó también el retrato mitologizado de Paulina Bonaparte como Venus Victrix.

Véase también

Notas y referencias

  1. PAUSANIAS: Descripción de Grecia I, 14, 7.
  2. HESÍODO: Teogonía 176 y ss.
  3. HERÓDOTO: Historias I, 105 (CV) y 131 (CXXXI). La tradicional resistencia de los helenistas del siglo XIX a las fuentes orientales de la cultura griega se expresa en Kritische Versuche zur ältesten griechischen Geschichte: 1. Kypros und der Ursprung des Aphroditekultus (Ensayos críticos de historia de la Antigua Grecia. 1: Chipre y el surgimiento del culto a Afrodita, 1887), de Alexander Enmann (1856-1903), entre otros; la serie de olas de resistencia en favor de una «Grecia pura y clásica en espléndido aislamiento» es discutida por Walter Burkert en su introducción a The Orientalizing Revolution: Near Eastern Influence on Greek Culture in the Early Archaic Age (La revolución orientalizante: influencia del Cercano Oriente en la cultura griega de la Época Arcaica temprana, 1992), especialmente en las pp. 1-6.
  4. Hammarström, Glotta 11, 21 5f.
    • Göran Hammarström (Ulf Göran Emil Hammarström, 1922 - 2019): lingüista y romanista sueco.
    • Glotta: Glotta. Zeitschrift für griechische und lateinische Sprache (Glotta. Revista de las lenguas griega y latina)
      • «glotta» («γλῶττα»): «lengua».
  5. MALLORY, J. P.; Adams, D. Q. (1997). Encyclopedia of Indo-European Culture. Londres: Fitzroy Dearborn. ISBN 978-1-884964-98-5.
  6. BREASTED, J. H. (1997). The Chicago Assyrian Dictionary 2. Instituto Oriental, de la Universidad de Chicago. p. 111. OCLC 44377443.
  7. VIRGILIO: Eneida I, 720.
  8. «Diosas y Dioses Olímpicos». Monteolimpo. Consultado el 7 de junio de 2020.
  9. Rodríguez, Maria Victoria (27 de abril de 2011). «Chipre: Petra Tou Romiou, donde nació Afrodita». Diario del Viajero. Consultado el 7 de junio de 2020.
  10. «Culto a Afrodita». Blureport. 1 de marzo de 2015. Consultado el 7 de junio de 2020.
  11. En particular, Thomas Bulfinch en su conocida The Age of Fable; or Stories of Gods and Heroes: «Nuestra obra no es para el erudito, el teólogo o el filósofo, sino para el lector de literatura inglesa, de ambos sexos, que desea comprender las alusiones tan frecuentemente realizadas por oradores, conferenciantes, ensayistas y poetas, y las que ocurren en conversaciones educadas.» El obituario de Bulfinch en el Boston Evening Standard señaló que los contenidos fueron «expurgados de todo lo que resultase ofensivo».
  12. MARCOVICH, M. (1996). «From Ishtar to Aphrodite». Journal of Aesthetic Education 30 (2): 49.
  13. Kunzl, citado en Louvre
  14. PLATÓN: El banquete 181a-d.
  15. Descripción de Grecia VI, 25, 1; Afrodita Pandemos fue representada en el mismo templo montando una cabra, símbolo del celo puramente carnal: «Dejo el significado de la tortuga y la cabra a quienes quieran conjeturar», señala Pausanias. La imagen fue retomada tras el Renacimiento: véase ALCIATI, A. (1584). Emblemata. Amberes: apud Christophorum Plantinum. pp. cxcv. OCLC 62613434.
  16. El banquete 180e.
  17. Αναδυόμενη / Anadyómenē: «saliendo».
  18. FARNELL, Lewis Richard: The Cults of the Greek States (El culto en los estados griegos).
  19. KINSLEY, David R. (1989). The Goddesses' Mirror, The: Visions of the Divine from East and West (El espejo de las diosas: las visiones de lo divino de Oriente y de Occidente). Albany: State University of New York Press (Servidio de Publicaciones de la Universidad Estatal de Nueva York). pp. 207. ISBN 978-0-88706-836-2.
  20. Basílica de Kraneion
  21. ENGELS, Donald: Roman Corinth: An Alternative Mode for the Classical City (El corintio romano: una manera diferente de ciudad clásica)
  22. Gurruchaga, Martín (1994). Eusebio de Cesarea: Vida de Constantino. Madrid: Editorial Gredos. pp. 313-314. ISBN 978-84-249-1639-8. «Vita Constantini, III, 55 ».
  23. ELVIRA BARBA, Miguel Ángel: Arte y mito: manual de iconografía clásica
  24. Ficha en Artehistoria
  25. Ficha en Artehistoria - Ficha en el Louvre - ficha en Cambridge-Museum of Classical Archaeology Databases
  26. En latín, Venus pudica. Ficha de una pieza del Museo del Prado. Por comparación, se denominó Vénus impudiqueVenus impúdica») a la primera de las esculturas que se encontró del tipo de las llamadas «venus paleolíticas», en 1864. WHITE, Randall: The Women of Brassempouy: A Century of Research and Interpretation (La Dama de Brassempouy: un siglo ya de investigación e interpretación). Diciembre del 2008. en:Vénus impudique—.
  27. Reseña en el n.º del 21 de marzo del 2017 del diario español El País:Las diosas se desnudan en el Louvre - Una ambiciosa exposición rastrea al misterioso Praxíteles, el gran escultor de la Grecia clásica.
  28. RODRÍGUEZ, Raquel: La iconografía de Afrodita en la antigua Grecia.
  29. Ficha en Artehistoria.
  30. Ficha en el sitio del Museo del Prado.
  31. James Barry.
  32. Venus Italica, ficha en laguia2000 (evítese la confusión con la Venus de Itálica). estatua antigua con añadidos barrocos del círculo de Bernini - Venus y Marte (círculo de Canoa), ficha en la web del Prado File:Antonio canova, venus and cupid, 1798-99 ca..JPG File:Antonio canova, venere e adone, 1795, 01.JPG

Enlaces externos

  • Venus, en el Proyecto Perseus.
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