Idioma íbero

El íbero o ibérico fue una lengua paleohispánica (o familia de lenguas) hablada por los íberos en toda la costa mediterránea peninsular. Su extensión iría desde el río Hérault en Francia al norte hasta no más al sur de Porcuna, en Jaén.

Íbero / ibérico
Hablado en Actuales España y Francia
Región Costa mediterránea de la península ibérica.
Hablantes Lengua muerta
Familia Lengua no clasificada
  Íbero
(ver vascoiberismo)
Escritura Signario íbero nororiental, signario íbero suroriental y alfabeto greco-ibérico
Códigos
ISO 639-3 xib

La lengua ibérica (verde claro) en el contexto de las lenguas paleohispánicas.

Algunos investigadores como Javier de Hoz consideraban al ibérico una lengua franca que se había extendido gracias al comercio, espoleado por el contacto con los griegos focenses,[1] mientras que otros investigadores consideran al ibérico la lengua materna de un grupo culturalmente heterogéneo.

Extensión geográfica

Los íberos se extendieron a lo largo de la costa mediterránea de la Península ibérica.[2]

Hacia el norte, incluiría el sur de Francia hasta el río Hérault. Se han encontrado importantes restos de escritos en Ensérune, entre Narbona y Béziers en Francia, en un oppidum en el que se mezclan elementos íberos y celtas.

Hacia el sur, el límite estaría en Porcuna, en Jaén, en la que se han encontrado algunas magníficas esculturas de jinetes íberos.

Hacia el interior es incierta la extensión exacta. Parece ser que en el valle del Ebro hubo una expansión de la cultura hacia el interior, llegando hasta Salduie (Zaragoza) pero no más allá.

De los pueblos prerromanos, se cree que eran de lengua íbera los siguientes: ausetanos (Vic, Gerona), ilergetes (Lérida y Huesca hasta los Pirineos), indigetes (costa de Gerona), layetanos (Barcelona), cossetanos (Tarragona), ilercavones/ilergavones (Castellón y Tarragona), edetanos (Valencia, Castellón y Teruel), contestanos (Valencia, Elche, Cartagena y Albacete), bastetanos (Granada, Almería, Murcia y Albacete) y oretanos (Jaén, Ciudad Real y Albacete). Los túrdulos y turdetanos se consideran habitualmente hablantes del tartesio.

Hipótesis principales sobre el origen de la lengua ibérica

La lengua ibérica es considerada habitualmente una lengua aislada. No obstante, tras constatar las diversas afinidades existentes con la lengua vasca y la aquitana, muchos investigadores han propuesto que tales afinidades se justificarían por algún tipo de parentesco, siendo conocida esta teoría como vascoiberismo. Pero también hay muchos otros investigadores que creen que esas afinidades no provienen necesariamente de una relación de parentesco, puesto que las afinidades fonológicas podrían ser debidas a fenómenos de área lingüística entre lenguas que comparten un mismo territorio, mientras que las afinidades de léxico y onomásticas podrían ser debidas al préstamo lingüístico.

Norteafricana

Esta hipótesis propone que la cultura ibérica procede del norte de África. Estuvo en boga a mediados del siglo XX,[3] pero actualmente no tiene muchos defensores. Desde el punto de vista lingüístico, Antonio Tovar relacionó la lengua ibérica con las lenguas bereberes.

Contestana

Esta hipótesis considera que la diversidad cultural de los íberos, estimada a partir de datos arqueológicos, debería traducirse también en una diversidad lingüística. Así pues, se postula que la lengua íbera sería en su origen solo la propia de los íberos contestanos (y quizás también de los edetanos, oretanos y bastetanos), que se habrían convertido en los intermediarios privilegiados del comercio con los griegos, y que se habría convertido en la lengua franca del comercio de todos los pueblos que se identifican como íberos. La presencia de antropónimos de filiación desconocida en textos ibéricos de C. Valenciana (Castellón), Aragón, Cataluña y del sur de Francia serían la prueba de la existencia de otras lenguas en estas zonas.[4]

Las escrituras ibéricas en el contexto de las escrituras paleohispánicas.

Pirenaica

Esta hipótesis considera que la afinidad entre la lengua ibérica y la aquitana debería traducirse en una proximidad real de su lugar de origen, por lo que postula la existencia de un grupo lingüístico pirenaico producto de la coexistencia milenaria de los grupos humanos de la zona. De las hablas occidentales de este grupo pirenaico procedería la lengua aquitana en la vertiente septentrional y la vasca en su vertiente meridional. La lengua íbera sería fruto de la evolución de las hablas orientales de este grupo, que se habría expandido de norte a sur desde el Pirineo oriental o sus estribaciones hacia el mediodía.[5]

Campos de Urnas

Esta hipótesis considera que el parentesco entre las lenguas ibérica, vasca y aquitana debería traducirse en términos históricos y culturales en algún factor común que justificaría la expansión de esta familia lingüística en un amplio territorio en pocos siglos. Así pues, se postula que esta familia de lenguas procedería de una capa demográficamente invasiva que formaría parte de la cultura de Campos de Urnas, puesto que en la península ibérica el área de difusión de esta cultura coincide básicamente con el territorio de difusión de la lengua ibérica.[6]

Indigetes

Según otra teoría, la lengua ibérica tendría su origen en el norte de la actual Cataluña, donde se documentan las inscripciones ibéricas más antiguas (Ullastret), y su expansión en dirección norte sur se habría producido mediante movimientos de población amplios en tiempos no muy anteriores a los primeros documentos escritos, quizás en el s. vi a. C., puesto que la lengua íbera aparece homogénea en los textos conocidos, mientras que si se hubiera establecido con mayor antigüedad (ss xi / x aC por ejemplo) su dialectalización debería ser evidente. La presencia de elementos no interpretables como antropónimos ibéricos entre las inscripciones de esta zona no se considera estadísticamente significativa, siendo los antropónimos ibéricos muy frecuentes incluso entre las inscripciones más antiguas.[7]

Escritura

Cara B del plomo de la Serreta (Alcoy) en Alfabeto greco-ibérico.

Los íberos (o iberos) utilizaron tres escrituras diferentes para representar su lengua. Los contextos arqueológicos más antiguos las sitúan a finales del s. v a. C., mientras que las más modernas son de finales del s. i a. C. o quizás de principios del s. i d. C.

Además, existen dos textos en escritura latina de ibericidad no segura.

Signario íbero nororiental

También conocido como levantino o simplemente íbero por ser con diferencia el signario íbero más usado. Esta escritura presenta signos con valor silábico, para las oclusivas, y signos con valor alfabético, para el resto de consonantes y vocales. Su desciframiento, culminado el 1922 por Manuel Gómez-Moreno, es prácticamente total. Del signario íbero nororiental se conocen dos variantes: la variante dual permite diferenciar los silabogramas oclusivos dentales y velares sordos de los sonoros con un trazo añadido de forma que la forma simple representa a la sonora y la forma compleja a la sorda. Este signario fue adaptado por los celtíberos para escribir su lengua.[8]

Signario íbero suroriental

También conocido como meridional. Este signario también presenta signos con valor silábico, para las oclusivas, y signos con valor alfabético, para el resto de consonantes y vocales, pero se diferencia del signario íbero nororiental, tanto por la forma de los signos como por el valor que los signos representan. El signario íbero suroriental es muy similar al signario tartesio que podría ser su antecedente. Su desciframiento aún no se puede dar por cerrado, puesto que no hay consenso entre los diferentes investigadores que han realizado propuestas concretas.[8]

Alfabeto greco-ibérico

El alfabeto greco-ibérico es una adaptación casi directa de un alfabeto griego jónico a las particularidades del ibérico.

Fonología y fonética

Vocales y diptongos

Posee cinco vocales, iguales que las del español o el vasco: /a, e, i, o, u/, siendo /a/ e /i/ las más frecuentes y /o/ y /u/ las menos. Aunque se han señalado indicios de que la escritura indicara una vocal nasal (signo ḿ), se considera que podría ser un alófono. No parece que hubiera diferencias de longitud en el timbre si se juzga a partir de las transcripciones griegas, si bien es llamativo el que para la /e/ íbera en greco-ibérico se use la letra eta (/eː/) pero no la breve epsilon.

Vocales[9]
Anteriores Central Posteriores
no redondeada redondeada
Cerrada i
[i]
I
u
[u]
U
Media e
[e]
E
o
[o]
O
Abierta a
[a]
A


Parece que los diptongos serían decrecientes con vocal+vocal cerrada, atestiguándose los en [aj] śaitabi, saetabis, [ej] neitin, neitinbeles y [aw] lauŕ-, lavrbeles. Untermann observa que el grupo [ui] solo se encuentra en primera sílaba.

Semiconsonantes

Solo se ha localizado la posibilidad de la [j] en palabras como aiun- o iunstir y de [w], aunque esta solo en préstamos, como por ejemplo en diuiś del galo divix. Se ha puesto en duda que realmente existieran en íbero a excepción de los préstamos.

Consonantes

Consonantes[10]
Labial Dental Alveolar Velar
Nasal m
[m]
M
n
[n]
N
Oclusiva



[b]
ba be

bibobu



[d~t]
Ta Te

TiToTu




[g~k]
Ka ke

kikoku


Sibilante 1 s
S
Sibilante 2

ś
Ś


Lateral l
[l]
L


Rótica Simple r
[ɾ]
R
Múltiple ŕ
[r]
R
Vibrantes
En ibérico hay dos vibrantes, r y ŕ, pero no hay unanimidad entre los investigadores sobre cual sería la oposición que las distinguiría.Correa (1994) ha propuesto la hipótesis de que ŕ sería la simple /ɾ/ (como en coral) y r la múltiple /r/ (como en corral). Posteriormente se ha propuesto que pudiera ser una fricativa uvular[5] o una vibrante retrofleja[11], pero el propio Ballester (2005) ha abandonado su teoría, optando por invertir los valores propuestos por Correa por lo que el signo r sería la simple (/ɾ/) y el signo ŕ la múltiple (/r/). Las vibrantes ibéricas nunca aparecen a principio de palabra, al igual que en euskera.
Sibilantes
Existen dos, s y ś. La distinción entre ambas no está clara: para Ballester (2001) sería s, mientras que ś sería una sibilante palatal; mientras que Rodríguez Ramos (2004) considera esta la alveolar, mientras que s sería una africada dental /ts/ o palatalizada (similar a la /tʃ/ del castellano), en lo que coincide con la observación hecha por Correa de que según las adaptaciones de nombres galos en textos íberos ś sería una sibilante fricativa alveolar, mientras que s su correspondiente africada. Cabe señalar que el vasco también tiene dos sibilantes alveolares: s apico-alveolar (/s̺/) y z lamino-alveolar (/s̻/), que podrían corresponder a s y ś.
Laterales
Solo existe la l que normalmente se interpreta como una /l/; es extremadamente rara en posición final y parece que su distribución es complementaria en ocasiones con ŕ (así aŕikal-er / aŕikaŕ-bi).
Nasales
La n corresponde al español /n/.
El signo m aparece rara vez y nunca en posición inicial. Velaza lanza la hipótesis de que se puede tratar de una variante de /n/ y lo apoya con el ejemplo iumstir/iunstir. José A. Correa avanza la posibilidad de que se trate de una nasal geminada o fuerte. Mientras que Rodríguez Ramos apunta la idea de que sea una variante de /n/ en los casos en que ha nasalizado la vocal anterior.
Existe una cierta polémica sobre el valor de la letra ḿ. Se cree que es algún tipo de nasal, pero no existe seguridad sobre el valor exacto. Siles, Silgo, Velaza y otros han propuesto el valor /na/ basándose en equivalencias con textos escritos en alfabeto griego. Así existen las equivalencias en los sufijos -ḿi / -nai (como en bantui-(e)n-ḿi / leiśtikeŕ-ar-ḿi / sakaŕiskeŕ-ar-nai) y en los elementos onomásticos -ḿbar- / -nabar-. Por otra parte esta teoría se contradice con la transcripción de ḿbar-beleś en latín como vmarbeles. José A. Correa propone que la letra se realizaba como una nasal labializada, aunque no tenga claro que el signo se pronunciara siempre de la misma forma. Rodríguez Ramos considera seguro que se trata de una vocal nasal, producida por nasalización progresiva (así /na/ > /nã/, escritos tanto na, nḿ o ḿ).
Oclusivas
Existen cinco.
sorda sonora
velar /k/ /g/
dental /t/ /d/
labial /b/
La evidencia indica la inexistencia del fonema /p/. No se documenta en los textos escritos en alfabeto griego, ni en las inscripciones íberas del sistema dual, encontrándose solo en nombres indígenas en inscripciones latinas, donde parece que solo es una variante alofónica de /b/ condicionada por su entorno.
Se han señalado indicios de que el fonema /b/ al menos en ocasiones habría sido pronunciado de forma similar a /w/ (lo que explicaría la escasísima frecuencia del signo bu), así como que podría tener pronunciaciones nasalizadas /m/.
No hay trazas de oclusivas aspiradas ni geminadas.


Acentuación

Existen solo hipótesis sobre la acentuación en íbero. Las dos hipótesis presentadas, parten de suponer que tenía una acentuación fija y no libre.

Luis Silgo Gauche defiende una lengua mayoritariamente paroxítona, basándose principalmente en la pérdida de vocal débil en beleś a bels y la comparación con el complejo aquitano-vasco y el testimonio romance.

Xaverio Ballester propone una lengua con acento demarcativo, más bien fijo y más bien final (oxítono) basándose principalmente en universales lingüísticos y en adaptaciones griegas y latinas de topónimos y antropónimos íberos.


Morfología

La morfología ibérica es de tipo aglutinante, puesto que se identifican con cierta facilidad sufijos postpuestos a los elementos que con mayor facilidad se dejan identificar, los antropónimos. Los mejor conocidos son los siguientes:

-a/-e
aplicado a antropónimos parece marcar el dativo.
-ar
aplicado a antropónimos parece marcarlo como poseedor (una especie de genitivo) o bien indicar procedencia o distinción honorífica (varón, noble).
-en
genitivo/procedencia con uso posesivo, similar o idéntico a -ar.
-i
aplicado a antropónimos parece marcar el acusativo.
-k
aplicado a ciertos nombres parece marcar el plural.
-ka
parece indicar o la persona de la que se recoge algo o a la que se le va a entregar algo (de Hoz). La evidencia es mayor mente favorable para la segunda opción, actuando así como una especie de dativo/repartitivo/distributivo.
-ḿi/-ńi
suele recibir la designación aséptica de partícula posesiva, pero se mantienen abiertas múltiples interpretaciones (desinencia de genitivo, verbo copulativo como es o soy, morfema deíctico/demostrativo o incluso pronombre personal: yo, ello).
-sk-en/-k-en
aplicado a nombres de tribu o de ciudad en las inscripciones de las monedas parece poder interpretarse como un genitivo plural (así iltiŕke-sk-en sería de los iltiŕkeskos / ilergetes, auśe-sk-en de los auśeskos / ausetanos, etc.).
-te
tiene un valor de sujeto agente y de ablativo/locativo (Untermann).

Léxico

A continuación, se indican algunas de las hipótesis de significado propuestas para términos ibéricos:[12]

Sustantivos

abiner
quizás fuera el equivalente ibérico al latín servvs, esclavo (Untermann 1997), si el paralelismo entre dos sellos de producción, uno ibérico y otro latino, presentes en el mismo mortero fuera perfecto, aunque no es la única posibilidad.
aŕs / ars
término que aparece asociado a algunos topónimos, como bilbiliaŕs, razón por la cual se ha considerado la posibilidad que pudiera significar ciudad (de Hoz 1995) o quizás castillo (Rodríguez Ramos 2001). Se ha relacionado con el vasco ertzi, "recinto cerrado" y etxe, casa (Rodríguez Ramos 2001).
batir
se ha propuesto que designara algún cargo o título (de Hoz 1985), puesto que aparece de forma repetitiva asociado a antropónimos en el plomo de Palamós.
baites
podría ser un apelativo que identifique a los antropónimos que acompaña, quizás testigo[13] de acuerdo con paralelos de textos comerciales griegos, puesto que aparece asociado a antropónimos en láminas de plomo que plausiblemente contienen textos comerciales.
eban / teban
término casi exclusivo de las inscripciones funerarias asociado a los antropónimos que aparecen en ellas. Para algunos investigadores sería el equivalente del latín filivs, hijo (Bähr 1947), hipótesis ampliada por Velaza (1994), para el que además teban significaría hija. Para otros sería un verbo equivalente al latín coeravit, se encargó (Untermann 1986).
iltiŕ / iltur / iltun
términos frecuentes en topónimos, como iltiŕta o ilturo, razón por la cual se interpretan con el significado de ciudad (de Hoz 1983) interpretación que podría tener el apoyo del origen del nombre de Pamplona según las fuentes antiguas: pompaelo, ciudad de Pompeyo. También se han puesto en relación con el vasco hiri/uri (forma antigua ili) ciudad, comunidad.[14]
seltar, seldar, sildar
término exclusivo de las estelas funerarias, razón por la cual se le atribuye habitualmente el significado de tumba (Antonio Beltrán 1950, Tovar 1954). Se pone en relación con el vasco zilo o zulo fosa < *zild- (cfr. zulogile sepulturero).[15] También se ha propuesto el de monumento o estela (Rodríguez Ramos 2005).
śalir
término muy frecuente en monedas de plata, razón por la cual se le atribuye el significado de plata (Gómez-Moreno 1945), valor o moneda (Tovar 1954), quizás una unidad de cuenta similar a denario o dracma (Silgo 1994). Se ha puesto en relación con el vasco zilhar; plata (Gómez-Moreno 1945) o mejor sari < *sali(r); pago, precio[16] (Michelena 1979).

Verbos

aŕetake / aŕe teike / aŕe teki
fórmula presente en inscripciones funerarias que podría ser el equivalente ibérico de la fórmula latina heic est sitvs / hic sitvs est, aquí está (Hübner s. xix) si una inscripción bilingüe de Tarragona muy fragmentada fuera un bilingüe perfecto.
biteŕokan / biteŕoke / iteŕokan / iteŕoke / teŕokan / teŕoke (y variantes)
término muy frecuente en láminas de plomo que se suele interpretar como forma verbal por su complejidad morfológica. En algunos casos aparece asociado a cifras y al término śalir por lo que se ha propuesto que fuese un verbo del tipo dar, recibir o exigir (Quintanilla 2005).
eban /teban / ebanen
término casi exclusivo de las inscripciones funerarias asociado a los antropónimos que aparecen en ellas. Para algunos investigadores sería el equivalente del latín coeravit, se encargó (Untermann 1986) identificando al que hizo construir el monumento, hipótesis que podría tener el apoyo de un bilingüe muy fragmentado de Sagunto. Se le ha comparado con el verbo vasco ibeni, poner.[11] Para otros investigadores sería un substantivo que indicaría la filiación (Bähr 1947; Velaza 1994).
ekiar / tekiar / ekien
su presencia asociada a antropónimos en objetos de producción local en inscripciones realizadas en el proceso de producción del objeto ha llevado a pensar que fuera el equivalente ibérico del latín fecit, quizás un verbo o un substantivo verbal con el significado hizo, hecho por o obra de.[14] Se le ha comparado con el verbo vasco egin, hacer (Pío Beltrán 1942).
iunstir / iuśtir (y variantes)
término muy frecuente en soportes muy variados, especialmente en láminas de plomo donde suele aparecer encabezando el texto asociado a neitin. Esta circunstancia ha llevado a pensar que fuera algún tipo de fórmula de saludo (de Hoz 1983) similar al griego χαιρε (jaíre) o al latín salve. También se ha propuesto que signifique dar (Rodríguez Ramos 2005) o que tuviera una función similar a los verbos latinos licet y oportet (Untermann 1986), aunque sin necesidad de que fuera un verbo. También se ha propuesto que fuera un teónimo (Silgo 1994).

Numerales

El año 2005 Eduardo Orduña publicó un estudio en el que interpretaba algunos compuestos ibéricos como numerales, tanto por su parecido con numerales vascos, como por los datos contextuales. Este estudio ha sido expandido en Ferrer i Jané (2007) y Ferrer i Jané (2009) de acuerdo con los términos presentes en monedas que indican su valor y con nuevos argumentos combinatorios y contextuales. La relación de numerales es la siguiente:

Ibérico Significado ibérico Protovasco Vasco actual y significado
erder / erdi- "mitad / medio" *erdi[17] / préstamo que dio *derti[18] erdi "mitad / medio"
ban " un / uno" *badV / *bade?[19] / *bat[20] / *ba-da[21] bat "un / uno"
bi / bin un numeral *biga[19] / *gon-i[21] bi (antiguo biga) "dos"
irur[22] / kilu[23] un numeral *hirur[19] / *hiru [24] / *her-(b)bur[21] hiru(r) "tres"
laur un numeral *laur[19] / *lau[25] / *la-bur[21] lau(r) cuatro"
borste / bors un numeral *bortz[26] / *borc - *bośt[27] / *bor-tz[21] bost (antiguo bortz) "cinco"
śei un numeral *sei[28] / *sen-i[21] (En realidad podría tratarse de un préstamo desde el romance)[29] sei "seis"
sisbi un numeral? *bortzaz-bi[30] / *bor-z-az-bi[21] zazpi "siete"
sorse un numeral? *zur-hor-tz-i[21] zortzi "ocho"
abaŕ / baŕ un numeral *hamar[19] / *hama[31] / *han-bor[21] hamar "diez"
oŕkei (en realidad sería solo oŕke)[32] un numeral *hogei[33] / *bor-gen-i[21] hogei "veinte"
atun un numeral? *e-non[21] ehun "100"

Las bases de esta teoría se entienden mejor si se comparan algunos de los compuestos ibéricos con números complejos en vasco (los puntos indican límites de morfemas y no son escritos normalmente en vasco):

Compuesto ibérico Compuesto vasco Significado en vasco Análisis en vasco
abaŕ-ke-bi hama.bi "doce" "10-2"
abaŕ-ke-borste hama.bost "quince" "10-5"
abaŕ-śei hama.sei "dieciséis" "10-6"
oŕke(i)-irur (que también se podría segmentar como oŕke-irur[ y leerse como oŕkeiaua[[34]) hogei.ta.hiru "veintitrés" "20 y 3"
oŕkei-ke-laur (que también podría ser orke-ike-laur) hogei.ta.lau "veinticuatro" "20 y 4"
oŕkei-abaŕ (que también podría ser orke-iabaŕ[35]) hogei.ta.(ha)mar "treinta" "20 y 10"
oŕkei-(a)baŕ-ban (que también podría ser oŕke-ibaŕ-ban[36]) hogei.ta.(ha)maika "treinta y uno" "20 y 11"

En un principio Orduña no reclamaba que la relación fuera una prueba de parentesco genético entre ibérico y vasco, sino consecuencia de un préstamo del ibérico al vasco, pero ahora (Orduña, 2011) sostiene que la hipótesis más económica para explicar las coincidencias entre el sistema de numerales ibérico y el sistema de numerales vasco es la del parentesco genético. Por su parte, Ferrer considera que los parecidos detectados podrían ser debidos tanto al parentesco como al préstamo, aunque indica que el préstamo de todo el sistema de numerales es un hecho infrecuente.Lakarra (2010) ha rechazado ambas hipótesis: préstamo o relación genética. Los argumentos de Lakarra se centran prácticamente en exclusiva en el campo de la gramática histórica vasca, pero también argumenta, siguiendo la hipótesis de Hoz (1993), que el préstamo ya resultaba inverosímil, debido a la extensión limitada y remota del territorio en el sureste de España, donde según esta hipótesis el ibérico se hablaba como primera lengua.Lakarra (2010) argumenta con datos y razonamientos de lingüística histórica comparada y fonética histórica, que no es cierto que la hipótesis de Orduña y Ferrer i Jané se ajusten totalmente a las reconstrucciones de Mitchelena. Mientras que argumenta, desde la nueva lingüística histórica y los avances de la fonética histórica -que han sido ya muchos desde los tiempos de Mitchelena- que la reconstrucción de los números es bastante diferente en la mayoría de los casos y esta no soporta en nada las hipótesis de Orduña y Ferrer i Jané.Hoz (2011) considera plausibles los argumentos internos contextuales y combinatorios que permitirían considerar numerales determinadas formas ibéricas. De hecho, en cuanto a los valores concretos, considera válida la equivalencia de ibérico ban con 'uno' y de erder con 'mitad', de acuerdo con las indicaciones léxicas de valor de las monedas, mientras que el resto de equivalencias propuestas no pasarían de hipótesis de trabajo. Respecto de la equivalencia entre los posibles numerales ibéricos y los numerales vascos, está de acuerdo con Lakarra (2010) en que las formas documentadas en ibérico no encajan con las formas reconstruidas en protovasco. Finalmente, considera que la mayor dificultad para aceptar esta hipótesis es paradójicamente su extensión y carácter sistemático, ya que de ser correcta conllevaría un parentesco cercano entre ibérico y vasco, lo que debería permitir identificar otros subsistemas tan claros como este, subsistemas que ningún investigador con argumentos lingüísticos razonables ha sido capaz de identificar.Orduña Aznar (2011) insiste en que los elementos ibéricos propuestos como numerales no solo son similares a los numerales vascos, sino que se combinan como numerales y aparecen en contextos en los que son esperables numerales, argumentos que Hoz (2011) no rebate, ni tampoco Lakarra (2010). En cuanto a la hipótesis del ibérico como lengua vehicular de De Hoz, Orduña remarca su carácter hipotético, pese a que Lakarra la presenta como un hecho establecido. Los problemas de esta hipótesis han sido recogidos en Ferrer i Jané (2013). Respecto de las dificultades fonéticas indicadas por Lakarra, Orduña argumenta que sus propuestas son compatibles con el protovasco de Michelena que es al que por cronología y por seguridad debe atenerse un iberista, mientras que la hipótesis de reconstrucción interna de Lakarra tiene una cronología imprecisa y un grado de seguridad mucho menor.Villar (2014) constata que las coincidencias entre los numerales ibéricos y los numerales vascos son del mismo orden que las documentadas entre las lenguas indoeuropeas y consecuentemente defiende que la única hipótesis sostenible en este momento es la del parentesco lingüístico entre ibérico y vasco. Villar considera también que si la reconstrucción del protovasco propuesta en Lakarra (2010) resulta incompatible con la evidencia derivada de los numerales, es necesario corregir la reconstrucción, puesto que como toda reconstrucción es hipotética y perfectible.

Antropónimos

Plomo ibérico escrito del Castellet de Bernabe.

Gracias a la inscripción latina del bronce de Ascoli, que incluye un listado de jinetes íberos enrolados como tropas auxiliares romanas que recibieron la ciudadanía por méritos de guerra, se ha podido desentrañar la forma de los antropónimos íbericos (de hecho, este conocimiento coadyuvó al desciframiento de la escritura ibérica). Los nombres íberos suelen formarse por dos elementos intercambiables, normalmente formados por dos sílabas, que se escriben juntos. Por ejemplo, un elemento como "iltiŕ" se puede encontrar en los siguientes nombres: iltiŕ-aŕker, iltiŕ-baś, iltiŕ-tikeŕ, turs-iltiŕ, baise-iltiŕ o bekon-iltiŕ. Este descubrimiento fue un paso de gigante, ya que a partir de ese momento se pudo indicar con cierta seguridad los nombre de persona en los textos.

No obstante, la relación de componentes onomásticos de los antropónimos ibéricos varía en función de cada investigador. La relación básica procede de Untermann (1990) que fue recientemente actualizada por Rodríguez Ramos (2002), datos complementarios y criterios alternativos se pueden ancontrar en Faria (2007a) y Faria (2007b). Algunos de los elementos que son interpretados como componentes onomásticos son:

abaŕ, adin (Viseradin, atin-bels > Adimels, atin- kibas > Adingibas, Adinildir, bels-atin > Belsadin, isker-atin > Escradin, taneg-adin > Tannegadinia), aibe, aile, ain (aini-beles > Aenibelis), aitu, aiun, aker, albe, aloŕ, an, anaŕ, aŕbi, aŕki, aŕs, asai, aster, atun, aunin, auŕ, austin, bais (bais-isker > Baesiscer(is)), balaŕ, balke (balke-atin > Balciadin, balke-bilos > Balcibilos), bartaś, baś, basto (Bastugitas, Bastobler), bekon, belauŕ, beleś / bels (bels-sosin, bels-atin > Belsadin), bene, beŕ, beri, beŕon, betan, betin, bikir, bilos (*sosin-bilos > Sosimilos, *bilos-taker > Bilistage, *bilos-tibas > Bilustibas), bin, bir, bitu, biuŕ, bolai, boneś, boŕ, bos, botón, boutin, ekes, ekaŕ, eler, ena (Enasagin), esto, eten, eter, iar, iaun, ibeś, ibeis, ike, ikoŕ, ildiŕ ( Adinildir, Erdoildir), ildur (*ildur-tibas > Illurtibas), inde (inte-beles > Indibilis), iskeŕ (isker-atin > Escradin, bais-isker-is > Baesisceris, tanek-isker > Tannegiscer), istan, iunstir, iur, kaisur, kakeŕ, kaltuŕ, kani, kaŕes, kaŕko, katu, keŕe, kibaś, kine, kitaŕ / kitas (Bastugitas), kon, koŕo, koŕś, kuleś, kurtar, lako, lauŕ, leis, lor, lusban, nalbe, neitin, neŕse, nes, niś, nios, oŕtin, sakaŕ, sakin (Enasagin), saltu, śani (Sanibelser), śar, seken, selki, sike, sili, sine, sir, situ, soket, sor, sosin (*sosin-bilos > Sosimilos, Sosinalos), suise, taker, talsku, tan, taneg (taneg-isker > Tannegiscer, Tannegadinia, Tannegaldunis), taŕ, tarban, taŕtin, taś, tautin, teita, tekeŕ, tibaś, tikeŕ, tikirs, tikis, tileis, tolor, tuitui, tumar, tuŕś, turkir, tortin, ulti, unin, uŕke, ustain, ḿbaŕ (*umbar-beles > Umarbeles, *umbar-ildur > Umarillum), nḿkei.

En algunos casos se puede encontrar un nombre simple, con un solo elemento o seguidos por un sufijo: BELES, AGER-DO y BIVR-NO en el bronce de Áscoli, neitin en Ullastret y lauŕ-to, bartas-ko o śani-ko en otros textos ibéricos. Más raramente, se ha señalado la presencia de un infijo entre los dos elementos, que puede ser -i-, -ke- o -bo- (así Untermann ejemplifica oto-iltiŕ frente a oto-ke-iltiŕ o con AEN-I-BELES). También señala Untermann que en raros casos se encuentra un elemento is- u o- prefijando al antropónimo (is-betartiker; o-tikiŕtekeŕ; O-ASAI).

En los elementos que forman los nombres ibéricos es común encontrar patrones de variación: así eter/eten/ete con las mismas variaciones que iltur/iltun/iltu; kere/keres como lako/lakos ; o alos/alor/alo como bikis/bikir/biki).

En otras ocasiones lo que se encuentran son asimilaciones producidas por el contacto de consonantes en el límite de compuesto. Así, en las inscripciones latinas se pone de manifiesto que en este contexto n+b se pronunciaban /m/ (ADIMELS o SOSIMILVS equivalen a *adin-bels o *sosin-bilus). Opcionalmente, también una ŕ desaparece ante n o l (*biuŕ+lakos aparece como biulakos; *biuŕ+nius como biunius; *sakaŕ+laku como sakalaku). Algunos de los nombres del Bronce de Ascoli recuerdan llamativamente a nombres conocidos en vasco como ENNEGES / ENNEKES (Segiensis) (CIL VI, 37045) relacionable con Eneko o el castellano Íñigo < *énneko.

Los nombres femeninos siguen en parte el sistema de los masculinos como en ASTERDVMAR, SILLIBOR o VRCHATETEL, con lo que en parte se hace imposible saber si el nombre de una inscripción es masculino o femenino. Sin embargo, parece que los elementos -eton (como en BILESTON) y -aun- o -iaun- con sufijo -in (como en GALDVRIAVNIN, VNIAVNIN o ankonaunin) pordrían ser marcadores de nombres femeninos. Untermann ha propuesto que un sufijo -in sea marca de nombre de mujer (analizando, p. ej. aiun-in), pero últimamente se ha puesto en duda la validez de esta propuesta.

Interpretaciones de textos concretos

Textos simples

Los textos más fácilmente interpretables son los textos breves sobre cerámicas de valor o monumentos funerarios en los que aparece un antropónimo seguido de alguno de los sufijos más habituales (ar, en y ḿi) y que unánimemente se consideran marcas de propiedad:

  • Aŕgitibaś-ar
  • Ibeśor-en
  • Etesike-ḿi
  • Alosoŕdin-ar-ḿi
  • Ustainabaŕ-ar-ban
  • Iltiŕbikis-en seltar ḿi

En el último ejemplo, el elemento seltar, propio de las inscripciones sepulcrales, sería el objeto poseído: la "tumba de Iltirbikis".

El arquitrabe bilingüe de Sagunto

Esta inscripción contiene dos líneas fragmentadas de texto, la primera en latín y la segunda en íbero:

M.F]ABIVS.M.L.ISIDORVS.COERAV[IT
]itoŕ . tebanen . otar . koroto[

La interpretación del texto latino no presenta dificultades:

[M(arcvs) F]abivs M(arci) l(ibertvs) Isidorvs coerav[it]
"Marco Fabio Isidoro, liberto de Marco, se encargó (de la construcción)"

Esta es la inscripción en la que Untermann se basa para proponer que eban y sus variantes (teban, ebanen, tebanen) sean los equivalentes al verbo latino 'curavit' ("se encargó") típico indicativo de la acción de quien ha hecho o financiado un monumento, puesto que presupone que se trata de un bilingüe perfecto en el que ambos textos serían idénticos. Los defensores de la hipótesis que eban y sus variantes sean el indicador de filiación consideran que ambos textos son independientes.

Las estelas de Baetulo (Badalona)

Estas dos estelas aparecieron una al lado de la otra reutilizadas en una alcantarilla de la ciudad romana:

ḿlbebiuŕ- -ar-ḿi
Nalbebiur gen?dat?
De o para Nalbebiur
bantui- -(e)n-ḿi ḿlbebiuŕ eban- -en
Bantui gen?dat? Nalbebiur hijo gen?
De o para Bantui, hijo de Nalbebiur

A partir de ellas, suponiendo que corresponden a las tumbas de un padre y su hijo y que la del hijo es posterior a la del padre, Velaza (2001) indica la posibilidad de que los nombres de persona ibéricos inicialmente no indicasen la filiación y que su uso fuera resultado de la romanización. Esta interpretación presupone que eban significa "hijo", hipótesis no compartida por otros investigadores

La placa de Ampurias (La Escala)

Esta inscripción fue hallada muy fragmentada en el relleno de un silo en Ampurias. Su lectura es:

[---]lakerkes[---] [---]ŕtabir · s++[---] [---]e auśes · [---]

Y ha sido interpretada por Velaza (2001) como:

lakerkes [ke]ŕtabir · s++[---] e(ban) auśes · [---]
Lakerkes [Ke]rtabir · S++[---] hijo Ausetano · [---]
Lakerkes Kertabir, hijo de S[---], de los Ausetanos

De forma que se trataría de una inscripción con nomen, cognomen, filiación y origo, al estilo romano. Esta interpretación presupone que eban significa "hijo", hipótesis no compartida por otros investigadores.

Los sellos del taller de bilake / FL(ACCVS)

Estos sellos aparecen simultáneamente en dos morteros, uno de La Caridad (Caminreal) y otro de La Corona (Fuentes de Ebro) y se interpretan como la marca de fábrica:

FL · ATILI L · S
bilake aiunatinen · abiner

La interpretación de la inscripción latina, una vez resueltas las abreviaturas, es:

FL(ACCVS?) ATILI L(VCI) S(ERVVS)
Flaco esclavo de Lucio Atilio

A pesar de la posible restitución de la abreviatura FL como FLAVVS, se acepta en general que el bilake del sello ibérico es la forma iberizada de FLACVS del sello latino. Para algunos investigadores (Untermann 1997; Rodríguez Ramos 2005) el paralelismo entre ambos sellos sería total, por lo que aiunatin (con el sufijo -en, interpretado como marca de genitivo) debería ser el cognomen de Lucio Atilio un indígena romanizado y abiner sería el equivalente del latín servus "esclavo". No obstante, para otros investigadores (Velaza 1996, Miguel Beltrán 2003) el contenido de cada sello sería independiente.

Los mosaicos de La Caridad (Caminreal) y de Andelos (Mendigorría)

likinete · ekiar · usekeŕteku likinete ekiar usekeŕteku

Existe un par de inscripciones sobre las que se ha escrito mucho. Se trata de un par de mosaicos de hacia el 100 a. C. que indican, tal como era habitual en el mundo antiguo, la marca de fábrica del mismo:

likine-te ekiar usekeŕte-ku
likine abuloŕaune ekien bilbiliaŕs

En estos mosaicos hay algunas palabras claras:

likine
corresponde al nombre celtibérico Likinos
abulo
corresponde al nombre celtibérico Abulu
bilbili
es la ciudad de Bílbilis (Calatayud)
usekerte
es la ciudad de Ossicerda
-te
es el sufijo de agente
ekiar/ekien
son formas del verbo "hacer"
aŕs
con un sentido como "ciudad", "castillo"

Hay una cierta unanimidad en que ambas inscripciones indican que son obra de Likinos y en la mención a las ciudades (que podrían indicar su procedencia o la sede de su taller). Menos clara es la interpretación de abulo-ŕaune. Para Untermann sería (Likinos) "en compañía de Abulo", indicando que Abulo era un colaborador. Para Rodríguez likine abuloŕaune sería una adaptación completa de una fórmula onomástica celtibérica "Likinos Abulos launi" con un sentido del tipo "Likinos el esclavo de Abulo". Sin embargo su interpretación del término launi en celtibérico (frecuente en el tercer bronce de Botorrita) no es la más admitida, pues se le suele proponer una traducción "esposa".

Ejemplos

Plomo de La Punta d'Orleyl (La Vall d'Uixó)

Este texto, como la mayoría de los escritas en signario ibérico nororiental no muestra la distinción entre sordas y sonoras (k/g, t/d).

iŕe : bototaś : bitebakiŕśbane : baŕenḿliki : antinḿlitutuŕane : aŕikaŕ : sekeniusu :

atilebeiun : lauŕiskeŕkate : banḿliŕbaituŕane : kaisanḿliŕbaituŕa : neitailiniŕe :
kutur : biteŕoketetine : eŕatiaŕe : kokor : tauebaŕtiate : aŕikaŕbinḿlikise :
iunstirlaku : bototaśeai : selkeaibartuneai : unibeikeai : aneŕai : unibeikeai :
iunstirlaku : uskeike : bototiki : keietisiatense : uśtalarikaune : banḿiŕeśu[-]lu :

bitiŕokebetense : uskeaneŕlati

Plomo del Puig de Sant Andreu (Ullastret)

En algunas inscripciones escritas en signario ibérico nororiental, como en el caso de este plomo, sí que se encuentran algunas indicaciones de la distinción (en el "sistema dual") en donde se distinguen te/de, ti/di, to/do, tu/du, ka/ga, ke/ge, ki/gi y ko/go.

ar : basiaŕebe: ebaŕiKame : TuiKesiŕa : borsTe : abaŕGeborsTe : Teŕ[

Diŕs : baiDesbi : neiTeGeŕu : boŕbelioŕku : Timoŕ[
Kiŕ : bartaśKo : anbeiku : baiDesir : salDuKo : kulebobeŕkuGe[
biGilDiŕsTe : eŕeśu : KoDibanen : eberGa : bośKaliŕs

loŕsa : baTibi : biuŕboneś : salDuGileŕku : Gi[

Plomo de La Serreta (Alcoy)

En cambio, en las inscripciones escritas en alfabeto greco-ibérico al estar escritas en una adaptación del alfabeto griego, la distinción entre sordas y sonoras es clara. Al tratarse de un alfabeto y no de un semisilabario, es posible observar casos de oclusivas en posición final (sin vocal que las siga) que en los textos en signario ibérico nororiental o en signario ibérico suroriental quedan ocultos.

iŕike : orti : gaŕokan : dadula : baśkbuiśtiner : bagaŕok : SSSXC : tuŕlbailuŕa :

leguśegik : baseŕokeiunbaida : uŕke : basbidiŕbartin : iŕike : baseŕokar : tebind :
belagaśikauŕ : isbinai : asgandis : tagisgaŕok : binikebin : śalir : kidei : gaibigait

sakaŕiskeŕarnai :

Referencias

  1. De Hoz, Javier (2011). Historia Lingüística de la Península Ibérica en la antigüedad. II. El mundo ibérico prerromano y la indoeuroperización. Madrid: CSIC.
  2. Olaya, Vicente G. (26 de febrero de 2019). «Lo (poco) que se sabe del íbero». El País. ISSN 1134-6582. Consultado el 7 de enero de 2021.
  3. Tovar, 1961.
  4. Hoz, 1993, pp. 635-666.
  5. Ballester, 2001, pp. 21-33.
  6. Rodríguez Ramos, 2003, pp. 17-38.
  7. Velaza, 2006, pp. 273-280.
  8. «Ibérico. Lengua | Escritura | Epigrafía». Prensas de la Universidad de Zaragoza. Consultado el 26 de febrero de 2023.
  9. Agostiniani, Luciano (2013). «The Etruscan Language». En Jean MacIntosh Turfa, ed. The Etruscan World. Abingdon: Routledge. pp. 457-77. «"We believe that for the Archaic period, the /a/ was a back vowel (as in French pâte)". »
  10. Ferrer, J.; Moncunill, N. (28 de febrero de 2019), «Palaeohispanic writing systems», Palaeohispanic Languages and Epigraphies (Oxford University Press): 78-108, consultado el 28 de julio de 2023.
  11. Rodríguez Ramos, 2004.
  12. Villamor, Fernando. DICCIONARIO Y GRAMÁTICA BÁSICOS DE LA LENGUA IBERA (en inglés). Consultado el 7 de enero de 2021.
  13. Rodríguez Ramos, 2002, pp. 251-275.
  14. Caro Baroja, 1946.
  15. Tolosa Leal, 1996.
  16. Silgo Gauche, 2007, pp. 219-222.
  17. Bengtson, John D., Basque Data Base
  18. Lakarra, José A., Haches, diptongos y otros detalles de alguna importancia: notas sobre numerales (proto)vascos y comparación vasco-ibérica (con un apéndice sobre hiri y otro sobre bat-bi), para Javier de Hoz, Veleia, 27, 2010, p. 215, 218
  19. Michelena, Luis. 1961. Fonética Histórica Vasca. San Sebastián: Diputación de Guipúzcoa
  20. Bengtson, John D., Basque Data Base
  21. Lakarra, José A., Haches, diptongos y otros detalles de alguna importancia: notas sobre numerales (proto)vascos y comparación vasco-ibérica (con un apéndice sobre hiri y otro sobre bat-bi), para Javier de Hoz, Veleia, 27, 2010, p. 218
  22. No existe en el corpus ibérico ningún registro claro para la forma irur. Ferrer lo toma de un solo caso (hapax) donde, encima, la lectura de la secuencia que él aisla como irur podría ser perfectamente iaua, que de hecho sí halla confirmación en al menos dos casos, a diferencia de irur que constituye un UNICUM, incluso si la lectura fuera correcta
  23. Orduña, 2005
  24. Trask R.L. 1997. The History of Basque. London/New York: Routledg
  25. Trask R.L. 1997. The History of Basque. London/New York: Routledg: Forni, Gianfranco, "A First Etymological Dictionary of Basque as an Indo-European Language. Basque Native, Basic Lexicon", 2016, ISBN 9781499595468; Bengtson, John D., Basque and the Other Mediterranean Languages. (2009). Artículo donde puede comprobarse como su reconstrucción del numeral 4 como *lau coincide con las de Trask y Forni, "Some features of Dene–Caucasian phonology (with special reference to Basque). Cahiers de l'Institut de Linguistique de Louvain 30.4", 2004: 33-54. y con Florent Dieterlen, "Confirmation de l’ancienne extension des Basques par l’étude des dialectes de l’Europe de l’Ouest romane. [Confirmation of the former extension of the Basques from a study of the western Romance dialects of Europe.] Journal of Language Relationship 14/1", 2016: 1-27.
  26. Michelena, Luis. 1961. Fonética Histórica Vasca. San Sebastián: Diputación de Guipúzcoa; Forni, Gianfranco, "A First Etymological Dictionary of Basque as an Indo-European Language. Basque Native, Basic Lexicon", 2016, ISBN 9781499595468;
  27. Bengtson, John D., Basque Data Base
  28. Michelena, Luis. 1961. Fonética Histórica Vasca. San Sebastián: Diputación de Guipúzcoa; Bengtson, John D., "Notes on Basque Comparative Phonology. Mother Tongue 8", 2003: 21-39; Forni, Gianfranco, "A First Etymological Dictionary of Basque as an Indo-European Language. Basque Native, Basic Lexicon", 2016, ISBN 9781499595468;
  29. Lo que en líneas generales aceptan los lingüistas es que muy probablemente se trate de un préstamo desde el romance.
  30. Michelena, Luis. 1972
  31. Bengtson, John D., Basque Data Base
  32. La evidencia epigráfica ibérica (solo tres casos conocidos hasta la fecha) no justifica el aislamiento de una forma como orkei, sino solo como orke. Ferrer simplemete segmenta por donde le viene mejor para sus ideas, pero omite la evidencia morfológica que impide aislar orkei y que solo justifica aislar como orke.
  33. Bengtson, John D., Basque Data Base
  34. En realidad solo aparece escrito como oŕkeirur[ o bien como oŕkeiaua[
  35. En realidad aparece escrito como orkeiabaŕa[
  36. Es como de hecho aparece escrito, oŕkeibaŕban, sin (a) ante baŕ. Ferrer suele añadir fonemas no escritos (o bien omitir lo que sí están escritos) a mera conveniencia, como recurso 'ad hoc', para que la idea, a 'prima vista', parezca más verosímil.

Bibliografía

Véase también

Enlaces externos

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