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Existe una diferencia entre ser derrotado y sentirte derrotado. En lugar de pensar de forma obsesiva en el error, trata de enfocarte en lo que puedes hacer bien la próxima vez. Recuerda que esto también pasará. Trata de dejar atrás lo que no puedes cambiar y esfuérzate por ser respetuoso con quien sea o lo que sea que te haya derrotado.
Pasos
Parte 1
Parte 1 de 3:Dejar atrás la derrota
Parte 1
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1Ten en cuenta tus emociones. Piensa en lo que recién experimentaste y trata de entender tu reacción actual. Si estás enojado, pregúntate por qué estás enojado. Si te sientes decepcionado, pregúntate qué esperabas lograr. Antes de aceptar o controlar tus emociones, debes entenderlas.[1]
- Piensa en cómo te habrías sentido si no te hubieran derrotado. Compara las dos situaciones y ten en cuenta lo invariable entre los dos resultados.
- Puedes escribir tus pensamientos o hablar con un amigo o familiar de confianza sobre tus sentimientos. Es probable que sepas cómo procesar mejor las emociones, así que haz lo que tengas que hacer para asimilar la situación.
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2Reconoce tu esfuerzo. Piensa que no existe ninguna forma de "sentirte mal". Ninguna emoción es buena ni mala por naturaleza. Las emociones simplemente existen y es saludable aceptarlas. Reconoce que, sin importar lo que sientas, es completamente aceptable sentirlo.
- Ten en cuenta que aunque es importante aceptar las emociones, puede ser imprudente darles seguimiento a algunos sentimientos (como la ira o el odio por ti mismo).
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3Mantén la perspectiva. Quizás no hayas podido evitar la derrota, pero sí puedes controlar tu reacción ante la misma. Respira profundo y trata de ser lo más sensato posible. Recuerda que lo que sucedió ya pasó y no puedes cambiarlo. Esta actitud te permitirá ser flexible y adaptable; además es posible que controles mejor la negatividad y la pérdida en las situaciones futuras.
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4No te tomes muy en serio. Una situación siempre podría ser peor. Ten en cuenta si hay un lado bueno que aún no hayas visto. Trata de encontrar el humor en lo que sucedió y mantén una sonrisa en tu rostro, aunque te cueste sonreír de forma natural. Quizás te des cuenta de que la situación es más divertida, más pequeña o más absurda después de alejarte un poco de tus intereses personales.
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5Deja atrás la derrota. Al fallar, las emociones pueden distorsionar la perspectiva. No sigas pensando en lo que pasó y no dejes que la derrota te siga dominando. Quizás sientas que te llenas de ira, de frustración o de indignación, los cuales son sentimientos que solo se avivan a sí mismos, en este caso. Aprende a reconocer estas emociones intolerantes, agárralas y deséchalas.
- Puedes seguir adelante al dejar las cosas atrás o puedes hacerlo al buscar una retribución. Dejar todo atrás te librará de la derrota, pero buscar una retribución solo te atará a la misma.
- Deja atrás la autocrítica. Acepta que el fracaso simplemente es parte de la vida. Las personas siempre tendrán que lidiar con la derrota; es un asunto de perspectiva.
Parte 2
Parte 2 de 3:Ser un buen perdedor
Parte 2
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1Pierde con gracia. Demuestra respeto por quien te haya o lo que te haya derrotado. Dale la mano a tu oponente y felicítalo por su trabajo bien hecho. Sin importar si perdiste una pelea, un debate o una competencia, trata de no ser mezquino. No podrás cambiar los resultados al quejarte de ellos o al actuar como resentido con el ganador. Sé lo más educado y amable que puedas.[2]
- Agradécele por su tiempo y felicítalo por sus habilidades y por su victoria. Si eres un perdedor amable, es probable que el ganador se sienta incómodo de alardear por su victoria frente a ti. Esto convierte la situación de un juego entre un ganador y un perdedor en un momento entre dos personas que se respetan y recién finalizaron una actividad agradable.
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2No dejes que la crítica te afecte. Si los demás te juzgan por haber sido derrotado, deja que lo hagan. Sabes quién eres y no es necesario que te justifiques ante nadie que no conozca tu corazón. Sé tu propio centro. Perder con clase convierte la pérdida en una victoria mucho más grande.
- Otras personas son las responsables de animar a todos a participar. Si olvidan su papel, tú no debes olvidar el tuyo. Emociónate por perseguir tus intereses.
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3No le eches la culpa a nadie. Si culpas a otra persona, grupo o serie de circunstancias por tu derrota, no podrás aceptar lo que pasó. Si te culpas a ti mismo, te sentirás miserable y no aprovecharás la oportunidad de aprender de la experiencia. Trata de ver la situación exactamente como es: lo que pasó, ya pasó y ningún tipo de culpa lo revertirá.
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4Concéntrate en admirar el buen desempeño de tu oponente en lugar de concentrarte en tu propia derrota. Elógialo por haber hecho un movimiento ingenioso o eficaz en particular. Esto tiene la ventaja adicional de permitirte tomar sus estrategias eficaces y detectar los errores en su estrategia.
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5Admite que te equivocaste. Si pierdes un debate o una discusión, puedes mejorar tu imagen al admitir que te equivocaste o que te derrotaron. Puedes disculparte, reconocer tu error o explicar cómo te equivocaste; después de todo, es más vergonzoso e inmaduro aferrarte a lo que estuvo mal que admitir que alguien más tenía la razón.
- Ten en cuenta que todos cometemos errores y nos equivocamos muchas veces en la vida. Es parte de nuestro desarrollo y una parte importante de lo que nos ayuda a madurar.
- Perderás la credibilidad si controlas la situación de una forma insignificante e inmadura. Si respondes de una forma positiva, los espectadores y tu oponente se darán cuenta de que puedes aceptar cuando estás equivocado.[3]
Parte 3
Parte 3 de 3:Seguir adelante
Parte 3
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1Trata de aprender de lo que sucedió. Si puedes convertir la pérdida en una experiencia de aprendizaje en lugar de que sea un fracaso lamentable, podrás superar lo que sucedió y seguir adelante con tu vida. Quizás te hayan derrotado, pero no tienes que ser derrotista.[4] Si terminas con la frente en alto, reflexionas, aprendes y sigues adelante con una sonrisa en el rostro, no has sido derrotado. Has madurado y has aprendido una lección. Si te comportas de la misma forma cualquier otra vez que te enfrentes a la derrota, será cada vez más fácil. Quizás te des cuenta de que ganaste de una forma diferente: mejorando y aprendiendo.
- Trata de verlo como una hipótesis de que el fracaso desempeña una función en la travesía. Pregúntate por el propósito de este fracaso, lo que puedes aprender del mismo y la razón por la que sucedió.
- Piensa en por qué fallaste y si podrías haber hecho algo diferente. Pregúntate si te obligaste a fallar inconscientemente porque no estás seguro de la meta a la que quieres llegar.
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2Mejora los errores. Analiza lo que sucedió e identifica las lecciones. Analiza la situación de una forma objetiva. Averigua lo que en verdad puedes hacer para evitar que vuelva a suceder y haz que sea factible. Concéntrate en el futuro.
- Cuanto más te concentres en la próxima victoria, mejor te sentirás con la última derrota. No todos los ganadores han ganado el primer enfrentamiento. Si no asimilas la derrota con gracia, te comportarás de una forma precipitada y la gente se dará cuenta de que no puedes controlar la pérdida con madurez.
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3Sigue con el juego. Sin importar lo que te haya llevado a la derrota, debes asegurarte de no dejar que te impida hacer lo que amas. La mayoría de las personas se enfrentan al fracaso en un momento u otro, incluyendo (y quizás, sobre todo) los ganadores. Nunca mejorarás si no sigues intentándolo y te lamentarás después si te rindes a causa de esta derrota.
Consejos
- Cuando dejes de tomar la derrota de forma personal, será más fácil superarla. Domina la derrota con un pensamiento positivo.
- La derrota debe relacionarse estrictamente con la situación y no con las personas. La meta es ganar una competencia, no "vencer" a otra persona. Si tienes muchos oponentes, la meta debería ser el juego. Quizás este enfoque cambie tu perspectiva de la palabra "derrota".