Este artículo fue coescrito por Pippa Elliott, MRCVS. La Dra. Elliott, miembro del Colegio Real de Cirujanos Veterinarios, es una veterinaria con más de 30 años de experiencia en cirugía veterinaria y práctica en animales de compañía. Se graduó de la Universidad de Glasgow en 1987 con un título en Medicina y Cirugía Veterinaria. Ella ha trabajado en la misma clínica de animales en su ciudad natal durante más de 20 años.
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Hacer que un perro y un gato se conozcan cuando no han crecido juntos puede ser estresante para ambos animales. Sin embargo, puedes adoptar algunas medidas para ayudarlos a acostumbrarse el uno al otro de forma segura y siguiendo su propio ritmo. Sin importar si quieres llevar a un gato nuevo a una casa con un perro, o viceversa, algunas medidas simples para ayudar a los animales a familiarizarse el uno con el otro permitirán tener una casa con diferentes mascotas y llena de armonía.
Pasos
Método 1
Método 1 de 2:Acostumbrar a un perro establecido a un nuevo gato
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1Practica las órdenes básicas de tu perro antes de llevar al gato a la casa. Si ya tienes un perro y planeas llevar un nuevo gato a la casa, empieza trabajando mucho más en la obediencia de tu perro a las órdenes básicas, antes de llevar al gato. Si bien tu perro sentirá curiosidad o probablemente quiera invadir el espacio del gato para olfatear y jugar, el gato necesitará espacio y tiempo para adaptarse. Trabaja en particular en las órdenes “sentado”, “abajo” y “quieto”; para evitar que el perro abrume al gato de inmediato.[1]
- Si es posible, practica las órdenes con tu perro en un área transitada, en donde haya otras personas y distracciones. La idea es asegurarte de que tu perro te escuche a pesar de la emoción generada por el gato.
- Si aún estás trabajando en las órdenes básicas con tu perro, revisa la información brindada en el artículo “Cómo enseñarle órdenes básicas a tu perro”.
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2Primero trata de presentarle a tu perro otros gatos que sean amigables con los perros. Si el primer encuentro de tu perro con un gato ocurre cuando llevas a tu nueva mascota a la casa, es más probable que se emocione de una forma que sea estresante para el gato. Pregúntale a tus amigos que tengan gatos y perros juntos si puedes llevar a tu perro a su casa y mantenerlo en un ambiente controlado en el que pueda conocer y acostumbrarse a un gato que no le tema a los perros.[2]
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3Colócale una correa a tu perro. Debes tener a tu perro con su correa puesta cuando lleves al nuevo gato a la casa, y también en cualquier otro momento en el que podrían estar juntos en la misma habitación durante el proceso de adaptación. Incluso si los encuentros ocurren dentro de casa, puedes colocarle la correa a tu perro para darte un poco más de control de la situación. Esto te permitirá retenerlo si tus órdenes y las distracciones fallan.[3]
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4Mantén al gato aislado en una habitación de la casa. Es probable que tengas que mantener a los animales separados por cierto tiempo, hasta que demuestren que pueden convivir. Si tu gato es el recién llegado, no debes abrumarlo con un perro y una nueva casa grande. Tan pronto como lleves a tu gato a la casa, lleva su jaula a una sola habitación con toda su ropa de cama, comida, agua, juguetes y una caja de arena. Aíslalo allí y asegúrate de que el perro no tenga acceso a esta habitación. Dependiendo de la rapidez con la que tu gato parezca adaptarse al nuevo entorno en general, puedes brindarle varios días en esta habitación, antes de presentarle a tu perro.
- Para ayudarlo a acostumbrarse al olor de tu perro, deja que tu perro duerma sobre una camiseta vieja y luego colócala en la habitación en donde está el gato, y viceversa. Ambos pueden empezar a olfatearse el uno al otro antes de conocerse.
- Si el proceso de adaptación toma más de varios días, empieza a alternar al animal que confines a una habitación específica. Esto permitirá que el gato empiece a explorar el resto de la casa con más libertad, y ambos estarán rodeados por el aroma del otro en el proceso, lo que será de ayuda para la adaptación.[4]
CONSEJO DE ESPECIALISTAVeterinariaLa Dra. Elliott, miembro del Colegio Real de Cirujanos Veterinarios, es una veterinaria con más de 30 años de experiencia en cirugía veterinaria y práctica en animales de compañía. Se graduó de la Universidad de Glasgow en 1987 con un título en Medicina y Cirugía Veterinaria. Ella ha trabajado en la misma clínica de animales en su ciudad natal durante más de 20 años.Pippa Elliott, MRCVS
VeterinariaPippa Elliott, veterinaria licenciada, aconseja: "No subestimes lo importantes que son los aromas para los perros y gatos. Un 'apretón de manos aromático' en el que cambias la ropa de cama entre las mascotas es una excelente forma de hacer que se acostumbren mutuamente a su presencia".
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5Bríndale distracciones a tu perro. Cuando finalmente coloques a ambos animales juntos en la misma habitación, debes mantener a tu perro lo suficientemente ocupado como para que deje al gato explorar y acercarse a su propio ritmo. Considera distraer a tu perro con su juguete favorito, en especial si es un juguete que puedes rellenar con una de sus golosinas favoritas, y deja que se concentre en ello en lugar de molestar al gato.[5]
- También es una buena idea sacar a tu perro a correr antes de presentarle al gato. De esta forma, podrá expulsar parte de su energía acumulada y estará mucho más calmado cerca del gato.[6]
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6Asegúrate de que tu gato cuente con una ruta de escape visible. No coloques a tu perro ni permitas que se mueva a un área en la que bloquee la única salida de la habitación. El gato debe contar con una ruta de escape, en caso de sentirse abrumado. Sentirse atrapado por el perro solo aumentará su ansiedad durante las visitas. Si el gato necesita escapar, tener la libertad para hacerlo también será de ayuda para las visitas posteriores.[7]
- A medida que el gato explore el resto de la casa, también tendrás que colocar un mueble para gatos o un posadero en una de las áreas comunes. Esto le brindará en todo momento un lugar elevado lejos del perro, para cuando necesite un descanso.
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7Haz que la sesión dure de cinco a diez minutos. El objetivo de la sesión de presentación es retirar al gato mientras todo aún va bien, antes de que tu perro pierda la paciencia con el juguete y las órdenes, y sienta demasiada curiosidad sobre el gato.[8]
- Si tu gato encorva su lomo, se esponja y sisea, definitivamente se siente estresado y amenazado por tu perro. Lamentablemente, es probable que tu confundido perro lo mire, y una mirada directa es una amenaza o un desafío para el gato, quien podría sentirse incluso más ansioso y amenazado.[9] Retira a tu perro de la habitación (dándole así un amplio espacio a tu gato) tan pronto como la situación se vuelva estresante para cualquiera de los dos, ya que es probable que el problema siga empeorando. No debes iniciar un círculo vicioso en el que un animal le tema al otro.
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8Bríndale golosinas y atención a tu gato. Háblale con un tono calmado en todo el tiempo que duren las visitas, y trata de hacer que la experiencia sea lo más placentera posible para el gato. Siéntate en el piso y si tu gato se te acerca, felicítalo enérgicamente y dale golosinas.[10] El objetivo es simplemente hacer que las visitas iniciales sean experiencias positivas.
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9Alimenta a ambos animales en los lados opuestos de la misma puerta. Entre las sesiones cortas de encuentro, también puedes adoptar otras medidas para ayudar a ambos animales a adaptarse, como alimentarlos en los lados opuestos de la misma puerta cerrada. Esto les ayudará a acostumbrarse a la idea de que el otro animal está cerca.
- Si el gato está muy asustado como para comer, aleja el tazón a una distancia suficiente de la puerta, hasta que ya no tenga miedo, y coloca el plato 2,5 o 5 cm (1 o 2 pulgadas) más cerca de la puerta en cada una de las siguientes comidas.
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10Continúa empleando las sesiones cortas de encuentro. Esto requerirá tiempo y paciencia, pero continúa realizando los encuentros diarios entre tu perro y tu gato bajo las circunstancias controladas. Es probable que atraviesen un periodo en el que se olfateen el uno al otro, pero básicamente tienes que mantener las interacciones supervisadas hasta que tu perro permanezca calmado e ignore a tu gato, y tu gato permanezca tranquilo, comiendo y haciendo lo suyo en presencia del perro.[11]
- A medida que los animales se adapten, aumenta los momentos de interacción con tu perro aún con su correa puesta. El objetivo es que cada animal esté feliz y relajado en compañía del otro. Después de ello, puedes tratar de dejar a tu perro sin su correa cuando esté cerca del gato.
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11Realiza una interacción no supervisada. Tienes que supervisar al gato y al perro cuando estén cerca del otro por una cantidad de tiempo considerable antes de dejarlos juntos a solas. Antes de permitir que pasen tiempo sin supervisión, asegúrate de que pasen un mes mostrando un buen comportamiento juntos, sin el mínimo signo que indique que alguno se siente amenazado.[12]
Método 2
Método 2 de 2:Acostumbrar a un gato establecido a un nuevo perro
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1Aprende cómo tu gato percibe a tu casa. Tu gato considera a tu casa como su territorio y verá a tu nuevo perro como un intruso. Si permites que el perro merodee por la casa (una mala forma de llevar a un perro a una nueva casa, sin importar las circunstancias), este será un desafío extremo para tu gato. Esto lo volverá hostil con el perro de forma automática, sin importar lo dulce que sea.[13]
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2Mantén al perro confinado a una habitación. En lugar de encerrar al perro detrás de una puerta, usa una barrera de seguridad o algún otro obstáculo para mantenerlo confinado. Esto permitirá que tu gato explore al perro a su propio ritmo, contando con un método de escape fácil, si lo necesita. Elige una habitación que no sea esencial para el gato (en donde suela dormir o en donde se encuentre su caja de arena) y que visite con poca frecuencia.[14]
- Para ayudar a tu gato a acostumbrarse al olor de tu perro, permite que tu perro duerma sobre una camiseta vieja y luego colócala en una de las habitaciones favoritas de tu gato, y viceversa. Esto permitirá que ambos se olfateen el uno al otro sin tener que colocar la nariz en la barrera de separación.
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3Distrae a tu perro cuando el gato esté cerca. Si notas que tu gato siente curiosidad y se acerca cada vez más al corral de tu nuevo perro, distrae al perro durante estos momentos. Dale su juguete favorito, practica nuevas órdenes, etc. El objetivo es mantener su atención lejos de tu gato, para que este pueda observar e investigar sin que el perro lo moleste.[15]
- Si bien no siempre es posible con un nuevo cachorro o perro, debes tratar de enseñarle órdenes básicas a tu perro antes de colocarlo en la misma habitación con el gato. De esta forma, podrás ordenarle que se “siente” o “se quede quieto” si empieza a interesarse demasiado en tu gato.
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4Deja que tu gato explore la jaula de tu nuevo perro. Espera que a tu perro le dé sueño y tome una siesta en su jaula (en especial si tu nuevo perro es un cachorro) y colócala cerrada en una de las habitaciones favoritas de tu gato. Detrás de la puerta cerrada de la jaula (y en una habitación más conocida), tu gato podría sentir el valor suficiente como para acercarse y olfatear incluso más al perro.[16]
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5Haz que se conozcan mientras tienes al perro con la correa puesta. La primera vez que tus dos mascotas se vean sin una barrera, asegúrate de que tu nuevo perro tenga su correa puesta para brindarte más control sobre la situación. También debes darle a tu perro su juguete favorito o golosinas, para distraerlo y permitir que el gato investigue sin que el perro esté concentrado en él.[17]
- También es una buena idea sacar a tu perro a correr antes del encuentro. De esta forma, podrá expulsar parte de su energía acumulada y estará mucho más calmado cerca del gato.[18]
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6Asegúrate de que tu gato cuente con una ruta de escape visible. No coloques a tu perro ni permitas que se mueva a un área en la que bloquee la única salida de la habitación. El gato debe contar con una ruta de escape, en caso de sentirse abrumado. Sentirse atrapado por el perro solo aumentará su ansiedad durante las visitas. Si el gato necesita escapar, tener la libertad para hacerlo también será de ayuda para las visitas posteriores.[19]
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7Deja que tu gato establezca el ritmo. En cada encuentro entre los dos animales, deja que el gato establezca el ritmo de las interacciones. Lleva a tu perro con su correa puesta a una de las habitaciones comunes y llama a tu gato. Mantén al perro con la correa puesta y distráelo mientras el gato olfatea y explora. También bríndale muchas golosinas y elogios durante el proceso.[20] A medida que el gato se relaje cerca del perro (y empiece a asociarlo con golosinas), notarás que cederá cada vez más a su interés por el perro.
- El proceso aún requerirá paciencia. Si el perro empieza a prestarle demasiada atención al gato y este empieza a lucir estresado, lleva al perro a su área cercada de la casa.
- Tampoco fuerces a tu gato a quedarse más tiempo del que desee. Incluso si tu perro ignora al gato, es probable que este último se aburra o se canse de estar cerca del perro y se aleje. Deja que se vaya y trata de organizar otro encuentro entre ambos más tarde.
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8Continúa empleando las sesiones cortas de encuentro. Esto requerirá tiempo y paciencia, pero continúa realizando los encuentros diarios entre tu perro y tu gato bajo las circunstancias controladas. Es probable que atraviesen un periodo en el que se olfateen el uno al otro, pero básicamente tienes que mantener las interacciones supervisadas hasta que tu perro permanezca calmado e ignore a tu gato, y tu gato permanezca tranquilo, comiendo y haciendo lo suyo en presencia del perro.[21]
- A medida que los animales se adapten, aumenta los momentos de interacción con tu perro aún con su correa puesta. El objetivo es que cada animal esté feliz y relajado en compañía del otro. Después de ello, puedes tratar de dejar a tu perro sin su correa cuando esté cerca del gato.
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9Realiza una interacción no supervisada. Tienes que supervisar al gato y al perro cuando estén cerca del otro por una cantidad de tiempo considerable antes de dejarlos juntos a solas. Antes de permitir que pasen tiempo sin supervisión, asegúrate de que pasen un mes mostrando un buen comportamiento juntos, sin el mínimo signo que indique que alguno se siente amenazado.[22]
Consejos
- No trates de acelerar el proceso. Al igual que toda situación nueva, adaptar a los perros y los gatos a estar juntos requiere tiempo. Puede haber contratiempos, pero trata de no desanimarte. Los gatos y los perros pueden vivir felices juntos e incluso pueden volverse amigos.
- También considera comprarle a tu felino un mueble para gatos. Un posadero elevado siempre le brindará a tu gato la opción de alejarse de tu perro y estar en un lugar seguro. Incluso si ambos se llevan bien, el gato siempre estará menos estresado cerca del perro si sabe que cuenta con un lugar seguro al cual puede retirarse.
- Sé diligente cuando le enseñes a tu perro habilidades de obediencia. Practica las órdenes para hacer que se siente, se quede quieto y camine junto a ti en una variedad de situaciones. Esto ayudará al perro a controlar sus impulsos y te brindará tiempo para intervenir, si es necesario.
- Las feromonas sintéticas para gatos y perros son otra forma de brindarle a cada animal acceso al aroma del otro antes de presentarlos.
Advertencias
- Si vas a rescatar a un perro, asegúrate de preguntarle a los empleados del refugio cómo reacciona con los gatos. La mayoría de los refugios evaluarán este tipo de agresividad para garantizar que el perro llegue a un hogar adecuado. Sé sincero y franco indicando que tienes un gato en casa.
- Corta las garras de tu gato antes del primer encuentro y de forma constante a partir de ese momento. Si bien la mayoría de las personas se preocupan de que su perro lastime a su gato, lo contrario también es una clara posibilidad.[23]
- Detén toda persecución tan pronto como puedas. Si tu perro persigue al gato durante una de las visitas (cuando no tenga su correa puesta), detenlo de forma rápida.[24] Tienes que hacer todo lo posible para que el gato no asocie al perro con las situaciones estresantes.
- Incluso después de que ambos animales se comporten bien juntos, nunca los encierres en la misma habitación sin supervisarlos. Tu gato siempre debe contar con una ruta de escape para alejarse del perro cuando lo desee.
- Piensa detenidamente antes de juntar a un gato y una raza de terrier en la misma casa. Si bien hay excepciones de terriers que viven en paz con gatos, el instinto que los hace perseguir gatos está muy arraigado. Este instinto es particularmente fuerte en los Jack Russell terriers. Lamentablemente, si persiguen y atrapan a un gato, podrían causarle daños físicos graves.
Cosas que necesitarás
- Correa
- Golosinas para gatos y perros
- Cama para gatos
- Barrera de seguridad
- Jaula para perros
- Área aislada para gatitos
Referencias
- ↑ http://www.americanhumane.org/animals/adoption-pet-care/dog-behavior/introducing-dogs-to-cats.html
- ↑ http://www.americanhumane.org/animals/adoption-pet-care/dog-behavior/introducing-dogs-to-cats.html
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- ↑ http://www.americanhumane.org/animals/adoption-pet-care/dog-behavior/introducing-dogs-to-cats.html
- ↑ https://www.aspca.org/pet-care/virtual-pet-behaviorist/cat-behavior/introducing-your-cat-new-dog
- ↑ https://www.aspca.org/pet-care/virtual-pet-behaviorist/cat-behavior/introducing-your-cat-new-dog
- ↑ http://www.americanhumane.org/animals/adoption-pet-care/dog-behavior/introducing-dogs-to-cats.html
- ↑ Feline Behaviour - a Veterinarian's Guide. Bonnie Beaver. Editorial: Saunders.
- ↑ http://www.americanhumane.org/animals/adoption-pet-care/dog-behavior/introducing-dogs-to-cats.html
- ↑ http://www.americanhumane.org/animals/adoption-pet-care/dog-behavior/introducing-dogs-to-cats.html
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- ↑ https://www.aspca.org/pet-care/virtual-pet-behaviorist/cat-behavior/introducing-your-cat-new-dog
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