Si bien alimentar a una serpiente del maíz puede parecer raro y complicado, en realidad, es algo muy simple. Las serpientes del maíz son depredadoras y carnívoras, así que debes tomar en cuenta cómo te sientes con respecto a alimentar a la serpiente con animales antes de adoptar una como mascota. En general, los roedores refrigerados descongelados son la mejor fuente de alimento y la forma más fácil de alimentar a la serpiente. Además, son la fuente más conveniente que se pueda comprar y, a diferencia de los roedores vivos, no suponen un riesgo de lesión o enfermedad para la serpiente. Si no come, puede deberse a la técnica de alimentación, a la temperatura, a otros factores estresantes en el entorno o simplemente a que muda de piel.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Escoger la fuente de alimento de la serpiente

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    Escoge entre roedores congelados y vivos. Si bien algunas personas creen que usar presas vivas es más natural, la mayoría de las serpientes criadas en cautiverio nunca han tenido presas vivas o salvajes. Las presas vivas son más caras y menos convenientes a la hora de comprarlas y almacenarlas. Más importante aún, los roedores vivos pueden herir o incluso matar a tu mascota mediante mordeduras o arañazos, y pueden transmitir enfermedades o parásitos.
    • Si capturaste a la serpiente en su hábitat natural, puede que rechace a los roedores descongelados y que solo quiera comer presas vivas.
    • Pregunta en la tienda de mascotas si la serpiente del maíz que has comprado ha sido criada con roedores descongelados. El hecho de que una serpiente haya sido criada con presas vivas aparecerá normalmente en la descripción o un empleado de la tienda te lo hará saber.
    • Si debes alimentar a la serpiente del maíz con presas vivas, no dejes la habitación. Tendrás que asegurarte de que el roedor vivo no lastime a la serpiente.[1]
    • Si ha pasado una o dos horas, y la serpiente no ha comido, saca a la presa, colócala en otra jaula con una fuente de alimento y de agua, y trata de dársela nuevamente al día siguiente.
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    Escoge a un roedor de tamaño adecuado. En general, no le des a la serpiente del maíz nada más grande de 1,5 veces el tamaño de su sección media. Si la serpiente del maíz es una cría, dale ratones rosados descongelados o ratones que aún no tengan pelo. Alimenta a la serpiente con uno o dos ratones rosados a la semana. A medida que crezca, pasa a los peludos, que son ratones a los que les ha empezado a crecer el pelo. Comienza con uno por semana y gradualmente pasa a dos a medida que la serpiente madure.[2]
    • Verifica el tamaño de la sección media de la serpiente bebé para determinar el tamaño de la presa. Si se trata de una cría muy pequeña, también hay partes de ratones rosados disponibles.
    • Observa casualmente a la serpiente con frecuencia para que puedas saber cómo se comporta. Mírala cuando se mueva alrededor de la jaula como si quisiera cazar algo y empieza a estructurar el horario de alimentación calculando el momento en el que la serpiente parezca tener hambre.
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    Alimenta a la serpiente aproximadamente una vez a la semana. Si la serpiente del maíz es una cría, tendrás que alimentarla una vez cada cinco o siete días. Si es adulta, tendrás que alimentarla cada siete o diez días.[3]
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    Asegúrate de conseguir la comida de una buena fuente. Las tiendas grandes de mascotas tienden a tener roedores congelados de buenas fuentes. Comprar a granel en una tienda de mascotas o en una asociación exclusiva de reptiles o serpientes puede ayudarte a ahorrar dinero. Puedes ver si en el área en la que vives hay un herpetólogo local (un experto en reptiles) o una asociación de herpetología. Considera la posibilidad de consultar con estos o, alternativamente, con un veterinario local, sobre las opciones para comprar roedores congelados a granel.[4]

Parte 2
Parte 2 de 3:
Alimentar a la serpiente

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    Manipula la presa de la serpiente con pinzas, tenazas o abrazaderas. Las pinzas y las herramientas similares reducen el riesgo de las mordeduras de serpiente manteniendo tus manos a una distancia segura de la presa y la boca de la serpiente. Si tocas las presa o si tienes un roedor como mascota, lávate las manos antes de alimentar a la serpiente o de meter las manos en su hábitat. De lo contrario, tendrás impregnado el olor de la presa y correrás el riesgo de que la serpiente te muerda.
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    Coloca un ratón congelado en una bolsa de plástico. Si no está embolsado individualmente, coloca un ratón congelado en una bolsa. Calienta unas 2 tazas de agua en la estufa o en el microondas. Pon al ratón en la bolsa y mételo en el agua, dejándolo reposar de 10 a 15 minutos o hasta que se descongele.[5] .
    • Asegúrate de que el agua no hierva, pues puedes derretir la bolsa de plástico.
    • No descongeles al ratón usando un microondas o una estufa. Si se cocina, la serpiente puede rechazarlo o enfermarse por comerlo.
    • Para ver si está listo, toca el abdomen del ratón en un par de puntos. Si no hay partes duras, el ratón está listo para que se lo des a la serpiente.
    • El tiempo que tarde el ratón en descongelarse dependerá de su tamaño. Los ratones pequeños se descongelan antes que los grandes.
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    Decide si vas a darle de comer a la serpiente en su vivero o en un contenedor de alimentación. Algunos de los dueños prefieren alimentar a las serpientes en un contenedor de alimentación especial. Esta medida condicionará a la serpiente para que no busque comida cuando metas las manos en su hábitat, reduciendo así el riesgo de mordeduras. El contenedor de alimentación debe ser un envase que pueda contener cómodamente a la serpiente y que quepa en el vivero.
    • Si usas un contenedor de alimentación, coloca a la serpiente en este antes de alimentarla, dale de comer y, cuando se haya tragado al ratón, mete a la serpiente y el contenedor en el vivero.
    • Deja que salga del contenedor y que vuelva al vivero a su propio ritmo en vez de sacarla del contenedor para devolverla a su hábitat.
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    Mete al ratón en el vivero de la serpiente o en el contenedor de alimentación. Ya sea que optes por alimentar a la serpiente en su vivero o en un contenedor de alimentación, el proceso es básicamente el mismo. Utiliza pinzas o tenazas para sujetar al ratón por la cola, a unos 13 centímetros (5 pulgadas) de la cabeza de la serpiente. Sacúdelo un poco, pues las serpientes prefieren los objetivos móviles.[6]
    • La serpiente debe actuar más o menos en un minuto. Una vez que la serpiente agarre al ratón, déjalo ir enseguida.
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    Dale a la serpiente un poco de privacidad. Las serpientes del maíz prefieren comer en la oscuridad y, sobre todo con los dueños nuevos, se sienten más cómodas comiendo solas. Una vez que la serpiente haya agarrado al ratón, cierra el vivero o cubre el contenedor de alimentación (asegurándote de que aún haya un flujo de aire), y dale espacio, cerrando la habitación al salir. Después de que la hayas alimentado algunas veces, es posible que la serpiente se sienta más cómoda comiendo enfrente de ti, pero asegúrate de dejarla sola las primeras veces que lo hagas o si es una cría.[7]
    • Piense en el momento en que una serpiente come en su hábitat natural. No puede defenderse o escapar rápidamente del peligro mientras traga a su presa.
    • Debido a que comer hace que estén vulnerables, algunas serpientes, sobre todo las crías, deben acostumbrarse a ti y darse cuenta de que no eres una amenaza antes de que puedan comer enfrente de ti.

Parte 3
Parte 3 de 3:
Promover la salud digestiva

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    No manipules a la serpiente después de darle de comer. Dale tiempo para que digiera la comida. Manipularla mientras hace la digestión puede producirle regurgitación y otros problemas. Asegúrate de esperar dos días después de la hora de alimentación antes de manipular a la serpiente.[8]
    • Además, evita manipularla el día que la alimentas. Manipularla demasiado antes de la hora de comer también puede estresarla, lo cual reducirá su apetito.
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    Mantén áreas de temperatura cálida y fría. Los hábitats de las serpientes necesitan tener una gradación de temperatura, lo cual significa que un extremo debe ser cálido y el otro frío. Esto les ayudará a mantener la temperatura corporal. Además, es especialmente importante durante la digestión. El desequilibrio de la temperatura puede hacer que la serpiente se niegue a comer o que regurgite.[9]
    • Usa lámparas de calor y un termómetro preciso para mantener temperaturas de 27 a 30 °C (80 a 86 °F) en el lado caliente y no menos de 18 °C (65 °F) en el lado frío.
    • Asegúrate de que haya muchos escondites en ambas áreas de temperatura. La serpiente puede hacerse daño si solo hay un escondite y no sale de esa área para regular su temperatura.
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    Considera la posibilidad de que la serpiente esté por mudar de piel si no come. Si la serpiente no quiere comer, pero la temperatura es adecuada y no parece estar estresada, es posible que esté a punto de mudar de piel. Fíjate si su piel está opaca y si tiene los ojos azulados. Si es así, la serpiente se prepara para la muda, por lo que no comerá durante este proceso. Volverá a comer normalmente tan pronto como haya mudado completamente de piel.[10]
    • Si la serpiente se rehúsa a comer, pero no está en proceso de muda, no está estresada y la temperatura es adecuada, consulta con un veterinario.

Acerca de este wikiHow

Pippa Elliott, MRCVS
Coescrito por:
Veterinaria
Este artículo fue coescrito por Pippa Elliott, MRCVS. La Dra. Elliott, miembro del Colegio Real de Cirujanos Veterinarios, es una veterinaria con más de 30 años de experiencia en cirugía veterinaria y práctica en animales de compañía. Se graduó de la Universidad de Glasgow en 1987 con un título en Medicina y Cirugía Veterinaria. Ella ha trabajado en la misma clínica de animales en su ciudad natal durante más de 20 años. Este artículo ha sido visto 1576 veces.
Categorías: Reptiles