Los argumentos lógicos pueden ayudar a que las otras personas compartan tu punto de vista. Existen varias situaciones en tu vida académica, profesional y personal que ameritarán la realización de un argumento lógico. Por lo tanto, si utilizas una premisa bien fundada, una buena fórmula y declaraciones libres de falacias lógicas (o errores lógicos), podrás ganar las discusiones y obtener simpatizantes.

Parte 1
Parte 1 de 3:
Investigar la premisa

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    Elige tu premisa. Una premisa, o una declaración de tesis, es la teoría que intentas demostrar. Elige algo que sea debatible y sé lo más específico posible. Por ejemplo, en lugar de decir una afirmación no debatible como “La contaminación es mala para el medio ambiente”, opta por una como “Para reducir la contaminación, el gobierno debe imponer impuestos más severos a los propietarios de autos”.[1]
    • Procura no ser conflictivo o confrontacional al momento de expresar tu premisa. Evita palabras tales como “estúpido” o “malo”, las cuales pueden distanciar rápidamente a las personas que pretendes convencer.
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    Busca fuentes confiables que sustente tu premisa. Acude a la biblioteca local y busca a un bibliotecario para que te ayude a buscar libros y revistas relacionados con tu investigación. También puedes realizar una parte considerable de la búsqueda a través de Internet, pero ten cuidado con los sitios que visites, pues algunos son más confiables que otros.[2]
    • Los lugares más adecuados para empezar son los sitios web del gobierno o las universidades, las revistas revisadas por pares, las publicaciones periodísticas populares o los documentales.
    • Por lo general, las publicaciones de las redes sociales, los sitios web personales y los sitios web colaborativos donde cualquiera puede hacer cambios no son fuentes confiables que puedas citar. No obstante, son lugares ideales para tener una comprensión básica de un tema.
    • Evita las fuentes que intenten vender algo, pues sus declaraciones podrían no ser completamente honestas.
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    Busca fuentes confiables que sustenten el contraargumento. Investiga un punto de vista opuesto de modo que puedas anticipar los argumentos que alguien haga en contra de tu premisa. Esto también te ayudará a preparar tu respuesta al contraargumento.[3]
    • Procura imaginar la respuesta de alguien que no esté de acuerdo contigo. Por ejemplo, si vas a hablar sobre la imposición de impuestos con la finalidad de reducir la contaminación, investiga las formas en que dichos impuestos pueden afectar negativamente a la sociedad.

Parte 2
Parte 2 de 3:
Formular el argumento

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    Presenta tu argumento. Comienza con una introducción que explique lo que vas a argumentar. La introducción incluirá tu premisa o tesis, y proporcionará una vista previa de la forma en que planeas demostrarla. Básicamente, esta “vista previa” será un resumen breve de los hallazgos de tu investigación.[4]
    • Un ejemplo sería el siguiente: “Al presentar los cambios económicos, culturales y ambientales en nuestra ciudad a raíz de la imposición del impuesto sobre autos, demostraré que esta es una opción realista para reducir la contaminación en nuestro país”.
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    Enumera las pruebas comenzando por las más sólidas hasta llegar a las más débiles. Comienza con tu prueba más convincente para que así puedas convencer lo antes posible a los demás sobre tu punto de vista. Luego, continúa hasta llegar al aspecto más débil de tu argumento.[5]
    • Por lo general, la mejor prueba que puedes presentar es la estadística. Por ejemplo, “La cantidad de autos comprados en la ciudad disminuyó en un 8 % después de incluir un impuesto adiciona”.
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    Emplea un razonamiento deductivo o inductivo. Este es el camino que deberás seguir para llegar a tu conclusión. Por medio del razonamiento deductivo, comenzarás con generalizaciones y llegarás a una conclusión específica. Por su parte, por medio del razonamiento inductivo, comenzarás con los aspectos específicos y luego llegarás a una conclusión más general.[6]
    • Este es un ejemplo de razonamiento deductivo: “Todos los autos funcionan con gasolina. Toyota es un tipo de auto. Por lo tanto, Toyota funciona con gasolina”. Con este razonamiento, si las primeras dos premisas son verdaderas, la tercera también debe serlo.
    • Este es un ejemplo de razonamiento inductivo: “Mi auto tiene un kilometraje de gasolina deficiente. Algunos autos con un kilometraje de gasolina deficiente están prohibidos en esta ciudad. Por lo tanto, mi auto estará prohibido en esta ciudad”. Con este razonamiento, si las dos primeras premisas son verdaderas, la tercera también podría serlo, o quizás no. El razonamiento inductivo se utiliza con frecuencia en los casos donde se necesita alguna predicción.
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    Determina la validez y solidez. Un argumento válido es aquel en el que, si todas las premisas son verdaderas, la conclusión también debe ser verdadera. La solidez consiste en si dichas premisas son realmente válidas. Por consiguiente, asegúrate de que tu argumento sea tanto válido como sólido.[7]
    • Por ejemplo: “Todos los autos son púrpura. Los autos púrpura funcionan con gasolina. Por lo tanto, todos los autos funcionan con gasolina”. Si todas las premisas fueran verdaderas, la conclusión también lo sería, por lo que es válida. No obstante, es obvio que no todos los autos son de color púrpura, por lo que el argumento no es sólido.
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    Repite el argumento en una conclusión. Concluye el argumento al resumir nuevamente tu principal prueba y la forma en que demostró tu premisa. Evita repetir la tesis al pie de la letra, sino más bien reformúlala de alguna otra forma.[8]
    • Por ejemplo, “El éxito del impuesto sobre los autos establecido en la ciudad para reducir las compras de vehículos y, por lo tanto, la disminución de las emisiones de gas es la razón por la que nuestro país necesita agregar un impuesto similar a nuestros esfuerzos ambientales”.
    • Puedes utilizar la conclusión como una oportunidad para volver a resaltar la razón por la que tu argumento tiene importancia, pero sin llegar a introducir pruebas o información nuevas.

Parte 3
Parte 3 de 3:
Evitar las falacias lógicas

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    Evita hacer generalizaciones precipitadas. Esta es una declaración hecha sin las pruebas suficientes. Por consiguiente, no te apresures a emitir un juicio sin siquiera conocer todos los hechos. Hacer suposiciones sobre grandes grupos de personas socavará tu argumento y podría ofender a los demás.[9]
    • Por ejemplo: “A todas las personas que tienen autos no les importa el medio ambiente”.
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    Evita los argumentos circulares. Estos se producen cuando replanteas un argumento mientras intentas probar una declaración. Por consiguiente, presta atención a las declaraciones en las que básicamente dices lo mismo dos veces.[10]
    • Por ejemplo: “Los autos contribuyen a la contaminación al contaminar el medio ambiente”.
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    Evita la petición de principio. Esta se da cuando se reformula la declaración como un sustento para dicha declaración. Es similar a un argumento circular, aunque puede utilizar un lenguaje más perjudicial. Utiliza pruebas específicas que te permitan probar tu punto en lugar de recurrir a descripciones parcializadas.[11]
    • Por ejemplo: “Los vapores de gasolina tóxicos contaminan la Tierra”. Demuestra la forma en que dichos vapores producen contaminación en lugar de denominarlos tóxicos.
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    Evita los argumentos ad hominem. No ataques el carácter de una persona en lugar de sus argumentos o posiciones sobre determinados temas. Su carácter no se relaciona con el asunto en cuestión, por lo que atacarlo dará la impresión de que estás en contra de la persona en sí.[12]
    • Por ejemplo: “El plan de Juan no solucionará nada porque él es egoísta”. Esta declaración no aborda nada sobre el plan de Juan o la forma en que afecta el problema, sino más bien lo ataca a él personalmente.
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    Evita los argumentos “pista falsa”. Estos se producen cuando intentas distraer la atención de algo con la finalidad de evitar los puntos clave que debes abordar.[13]
    • Por ejemplo: “¡Piensa en lo rápido que será tu viaje al trabajo si hay menos autos en las calles!” Esta declaración no se relaciona en lo absoluto con el impacto en el medio ambiente que tienen los autos o con el impacto económico de los impuestos.
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    Evita los argumentos de falso dilema. Esto simplifica considerablemente un argumento al insistir en que solo hay dos opciones. Al momento de abordar un problema, casi siempre hay más de dos opciones, así que no asumas que la tuya es la única solución. Presenta un alegato sólido para tu argumento en lugar de asustar a los demás para que piensen que es la única forma.[14]
    • Por ejemplo: “Podemos imponer un impuesto a los propietarios de autos o destruir el planeta”.

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