¿Quieres un aspecto bronceado sin aumentar el riesgo de desarrollar arrugas o cáncer? La verdad es que ningún bronceado es totalmente "seguro", ya que todos los procesos de bronceado se asocian con daños y un mayor riesgo de cáncer de piel. Puedes broncearte de forma más segura siguiendo ciertas reglas; sin embargo, es mejor usar productos de bronceado como lociones o aerosoles, o incluso mejor, evitar broncearte la piel por completo.

Método 1
Método 1 de 3:
Usar las camas de bronceado con mayor seguridad

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    Cúbrete los ojos con gafas protectoras. Las gafas son provistas en los lugares con camas de bronceado por una buena razón. Las gafas están diseñadas para protegerte los ojos de los rayos que serán emitidos sobre el cuerpo. Estas deben quedarte bien ajustadas sobre los ojos.[1]
    • Asegúrate de usar unas gafas diseñadas específicamente para las camas o lámparas de bronceado.
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    Comienza poco a poco. En el caso del bronceado, es mejor hacer una sesión corta, especialmente la primera vez. Puedes quemarte si pasas mucho tiempo haciéndolo. Además, las sesiones cortas resultan mejores a largo plazo. Pueden ayudarte a broncearte, pero no te quemarán.[2]
    • Recuerda que ninguna cantidad de bronceado es segura. Comenzar poco a poco puede reducir las probabilidades de quemaduras. Sin embargo, todavía podrás sufrir los efectos dañinos del bronceado.
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    Limita el tiempo de bronceado de acuerdo a tu fototipo de piel. La piel se clasifica en seis categorías generales, de acuerdo con lo clara u oscura que sea una persona. Las recomendaciones sobre cuánto tiempo deberás broncearte se basan en tu fototipo de piel. Sin embargo, sin importar el fototipo de piel que tengas, el bronceado sigue causando daños a la piel.[3]
    • Si tienes un fototipo de piel I o II, no debes usar camas de bronceado en lo absoluto. El fototipo I es alguien que siempre se quema, tiene ojos azules o verdes y el cabello claro. El fototipo II es alguien que se quema la mayor parte del tiempo, tiene ojos azules o castaños y tiene el cabello claro.
    • Los otros cuatro fototipos de piel van desde personas que a veces se queman y tienen el cabello y los ojos castaños hasta personas con la piel muy oscura. El salón de bronceado debe ser capaz de indicarte cuánto tiempo broncearte según tu fototipo de piel.
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    Mantén el bronceado yendo solo una vez a la semana. Si ya has acumulado un bronceado, deberás reducir tus sesiones a una sola sesión a la semana. De esta forma mantendrás tu bronceado pero mantendrás la exposición lo más baja posible, si bien cualquier exposición te pone en riesgo de contraer cáncer de piel.[4]
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    Evita el bronceado por completo si eres menor de 18 años. Las personas menores de 18 años son mucho más susceptibles a las quemaduras que las personas mayores. Por lo tanto, los niños y adolescentes nunca deben usar camas de bronceado para broncearse.[5]
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Método 2
Método 2 de 3:
Usar productos de bronceado artificial

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    Prueba con un rociado profesional. Una opción para un bronceado seguro es conseguir un rociado profesional. La ventaja de este tipo de rociado es que puede cubrirte de forma más uniforme que usando un rociador en casa.[6]
    • Evita inhalar o dejar que el producto rociado entre en contacto con los ojos.
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    Usa una loción bronceadora en casa. Empieza por ducharte y exfoliarte la piel con una toallita para ayudar a crear un bronceado más uniforme. Sécate la piel y luego ponte la loción por secciones en el cuerpo.[7]
    • Frota la loción en círculos. Además, lávate las manos después de aplicar la loción en cada parte del cuerpo para que no se te manchen demasiado. También puedes usar guantes.
    • Pásate una toalla ligeramente húmeda por las articulaciones. Las articulaciones tienden a absorber más del producto, lo que puede hacer que queden más oscuras si no las limpias.
    • Deja que el producto se seque para evitar que se manche la ropa.
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    Usa rociadores o lociones en lugar de pastillas bronceadoras. Las pastillas bronceadoras se toman por vía oral y generalmente contienen cantaxantina, que es lo que provee el color. Sin embargo, estas son peligrosas de ingerir, ya que pueden causarle daños al hígado. También pueden producir urticaria o problemas de visión.[8]
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Método 3
Método 3 de 3:
Evitar la exposición a los rayos UVA y UVB

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    Protégete la piel para no broncearte. De acuerdo con este mito, si tienes un bronceado básico, evitarás las quemaduras por el sol. Tener un bronceado no protege la piel, así que todavía puedes quemarte con el sol. Además, cualquier bronceado es peligroso, ya que daña la piel y aumenta el riesgo de desarrollar cáncer en ella.[9]
    CONSEJO DE ESPECIALISTA
    Diana Yerkes

    Diana Yerkes

    Profesional en cuidado de la piel
    Diana Yerkes es la esteticista principal en Rescue Spa en la ciudad de Nueva York, Nueva York. Diana es miembro de Associated Skin Care Professionals (ASCP) y tiene certificaciones de los programas Wellness for Cancer y Look Good Feel Better. Recibió su educación en estética en el Aveda Institute y el International Dermal Institute.
    Diana Yerkes
    Diana Yerkes
    Profesional en cuidado de la piel

    Protégete del sol, pero no necesariamente evítalo del todo. Diana Yerkes, esteticista principal del Rescue Spa NYC, dice: "La exposición al sol es algo complicado, porque la única manera de que la vitamina D entre en el cuerpo es a través del sol. Sin embargo, no hay manera de revertir el daño solar, así que si te quemas, vas a ver los resultados más adelante en tu vida".

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    Comprende que las camas de bronceado no son más seguras. Es posible que pienses que usar una cama de bronceado es una opción segura. Sin embargo, la verdad es que las camas de bronceado producen rayos UVA (y a veces rayos UVB), al igual que el sol.[10] Aunque el sol produce otros rayos, incluyendo los rayos UVB, optar por una cama de bronceado no evitará que puedas sufrir cáncer de piel más adelante en tu vida.[11]
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    Evita tener lámparas ultravioletas en casa. Las lámparas ultravioletas son otra opción que muchas personas consideran más segura que broncearse bajo el sol. Sin embargo, producen rayos nocivos, al igual que las camas de bronceado y el sol. Además, como puedes utilizarlas todos los días en casa (incluso en invierno), es posible que tengas la tentación de utilizarlas con más frecuencia que otras opciones, lo que te provocará un mayor daño en la piel.[12]
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    Protégete cuando salgas al exterior. Los rayos nocivos pueden dañarte la piel con el tiempo, así que debes tratar de protegerla en lugar de broncearte. Ponte un protector solar (SPF 30 o superior) antes de salir. Además, procura no exponerte al sol entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde. También puedes cubrirte con mangas largas y darte sombra con un paraguas.[13]
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Consejos

  • Si vas a broncearte, asegúrate de visitar a un dermatólogo una vez al año para que te examine la piel y vea si hay signos de cáncer de piel.
  • Si bien puedes obtener vitamina D al pasar tiempo bajo el sol, tomar un suplemento es una alternativa mejor y más segura.
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Advertencias

  • Tienes un mayor riesgo de sufrir daños en la piel en zonas de gran altitud o cerca del ecuador.
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Acerca de este wikiHow

Diana Yerkes
Coescrito por:
Profesional en cuidado de la piel
Este artículo fue coescrito por Diana Yerkes. Diana Yerkes es la esteticista principal en Rescue Spa en la ciudad de Nueva York, Nueva York. Diana es miembro de Associated Skin Care Professionals (ASCP) y tiene certificaciones de los programas Wellness for Cancer y Look Good Feel Better. Recibió su educación en estética en el Aveda Institute y el International Dermal Institute. Este artículo ha sido visto 9166 veces.
Categorías: Bronceado
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