Calentar la leche es como un arte, sea que estés preparando una salsa, un yogur o un biberón para un bebé. Ponle mucha atención al momento de hacerla hervir y revuélvela con frecuencia para que no se derrame. Aunque un hervor rápido es suficiente para algunas recetas, tendrás que calentar la leche lentamente si vas a hacer algún cultivo o vas a preparar queso o yogur. Si tu estufa tiene el fuego muy alto como para hervirla lentamente, prueba con un baño maría. Si quieres calentarle el biberón a un bebé, evita el microondas o el calor directo, más bien sumérgelo en un bol con agua.

Método 1
Método 1 de 3:
Hervir la leche

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    Caliéntala en el microondas. La forma más fácil de calentar la leche es en el microondas, pero tendrás que prestarle mucha atención. Unos 250 ml (1 taza) de leche llegarán a temperatura ambiente en 45 segundos y hervirán en dos minutos y medio. Revuélvela cada 15 segundos para que no se derrame al hervir.[1]
    • También podrías programar el microondas al 70 % de su potencia total para darle un hervor más lento. De igual modo tendrás que revolver la leche cada 15 segundos.
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    Hierve leche en la estufa en una olla grande y profunda. Cuando hiervas leche en la estufa, usa una olla profunda de modo que tenga espacio para burbujear y subir por los costados. Si vas a preparar una salsa o un vaso de leche caliente, pon el fuego a medio. Para evitar que la leche se derrame al hervir, no la descuides y revuélvela dejando unos minutos.[2]
    • Disminuye el calor cuando la leche empiece a hervir para que no se queme.
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    Ten una cuchara de mango largo dentro de la olla. La leche hierve cuando se forma una capa de proteínas y grasa en la superficie que evita que el vapor que está debajo se escape mientras se calienta. Llega un momento en que el vapor se escapa de manera violenta y la leche se derrama por los costados de la olla. Tener una cuchara de mango largo adentro le da una salida al vapor antes de que se acumule mucha presión.[3]
    • De todos modos debes utilizar la cuchara dejando unos minutos y revolver la leche para liberar el vapor.
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    Calienta la leche lentamente cuando estés preparando cultivos. Si vas a hacer queso o yogur, debes calentar la leche a un grado por minuto. Caliéntala a fuego lento o medio lento entre 30 y 40 minutos, y revuélvela dejando unos minutos. Cuando veas burbujas pequeñas y vapor, la leche habrá llegado a su punto de ebullición de 82 grados Celsius (180 grados Fahrenheit).
    • Si la estufa despide mucho calor y no puedes hervir la leche lentamente directamente sobre la llama, puedes utilizar el método del baño maría.
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Método 2
Método 2 de 3:
Utilizar el baño maría

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    Haz hervir una pequeña cantidad de agua a fuego lento. Solo necesitarás unos tres o cuatro centímetros (un par de pulgadas) de agua en una olla. Ponla en la estufa y prográmala a fuego lento. Caliéntala lentamente hasta que empiece a hervir suavamente.[4]
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    Pon un bol resistente al calor sobre el agua hirviente. Usa uno de vidrio o de acero inoxidable y ponlo en la olla de modo que esté adentro de ella, pero no toque el agua hirviente. Debe quedar un espacio de separación de al menos dos centímetros (una pulgada) entre el fondo del bol y la superficie del agua.[5]
    • Calentar la leche de manera indirecta en el bol de vidrio o acero inoxidable garantizará un hervor más lento y parejo.
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    Echa la leche en un bol resistente al calor. Mantén el fuego lento de modo que el agua siga hirviendo lentamente en la olla. Vierte la leche con cuidado en el bol de vidrio o de acero inoxidable. Revuélvela con frecuencia y caliéntala hasta que veas burbujitas alrededor del borde del bol y vapor saliendo de la leche.[6]
    • Cuando la leche hierva, apaga el fuego y úsala o déjala enfriar, de acuerdo a lo que te indica tu receta.
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Método 3
Método 3 de 3:
Calentar leche para un bebé

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    Sumerge el biberón en agua caliente para calentarlo de forma uniforme. Ponlo en un bol lleno de agua caliente o sostenlo debajo de una corriente de agua caliente. Cuando el agua en el bol se enfríe, tendrás que reemplazarla con otra más caliente. Calienta el biberón hasta que haya llegado a temperatura ambiente o temperatura corporal, dependiendo de las preferencias de tu bebé.[7]
    • Cuida de no calentar demasiado la leche o la fórmula. Si está muy caliente perderá su valor nutricional y podría quemarle la boca al bebé.
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    No uses el microondas o la estufa. Puedes hacer correr agua caliente del grifo o calentar la leche en la estufa, pero no deberías calentar el mismo biberón directamente en el microondas o en la estufa. Un microondas podría calentar la leche o la fórmula de manera dispareja, lo que podría provocar la formación de áreas calientes peligrosas.[8] Calentar el biberón en la estufa puede tener el mismo efecto y si la botella está hecha de plástico, podría derretirse.[9]
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    Adquiere un calientabiberones. Esta es la forma más rápida y conveniente de calentar la leche o la fórmula para un bebé. Estos aparatos calientan el biberón de manera uniforme hasta alcanzar temperatura ambiente en dos a cuatro minutos, dependiendo del modelo.[10]
    • Un calientabiberones puede hacer que sea un poco más fácil darle de comer al bebé muy tarde por la noche. En lugar de calentar agua en la estufa o sostener el biberón debajo de una corriente de agua caliente, simplemente podrás colocarlo en el aparato y esperar un par de minutos.
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