El ajo y la mantequilla forman una combinación deliciosa. La mantequilla de ajo es una crema para untar que puedes ponerle al pan, utilizarla en recetas o simplemente tenerla a la mano como un sustituto de la mantequilla normal. También puedes hacer una salsa de mantequilla de ajo para rociar sobre carnes, verduras y pan, o utilizarla en recetas de papas y gravy (¡y mucho más!). Además hay varias versiones sin productos lácteos que puedes elaborar con aceites diversos o margarinas y que son igual de deliciosas y versátiles.

Ingredientes

  • 1 taza de mantequilla sin sal
  • 1/2 a 1 cucharada de sal, al gusto
  • Pimienta al gusto
  • 1 cucharada de sazonador italiano
  • 1 a 2 cucharadas de ajo fresco (al gusto)

Ingredientes adicionales o de reemplazo

  • Ajo en polvo
  • Otras hierbas (perejil, tomillo, salvia, albahaca o romero frescos o secos)
  • Margarina, aceite de coco o aceite de oliva
  • 1/4 de taza de queso parmesano
  • Ají

Método 1
Método 1 de 2:
Mantequilla de ajos para untar

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    Haz que la mantequilla se ablande. Déjala reposar cubierta y a temperatura ambiente hasta que esté blanda y se pueda untar fácilmente con un cuchillo. Colócala en un bol mediano.
    • Si quieres una alternativa sin lácteos, utiliza margarina.
    • También puedes utilizar aceite de oliva o de coco. Este último tiene un sabor a coco muy fuerte y el de oliva es líquido así que no tendrá una textura ni batida, ni esponjosa.
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    Muele los ajos. Tritúralos en una prensa para ajos o córtalos finamente con un cuchillo. Después agrégalos a la mantequilla.
    • Se puede utilizar ajo en polvo en lugar del fresco. Sustituye con una o dos cucharadas del condimento en polvo.
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    Agrégale hierbas y especias. Agrega sal, pimienta y sazonador italiano. Puedes sustituir este último con hierbas frescas, pero estas le darán a la mantequilla un sabor diferente al de las secas.
    • El romero, el perejil y el tomillo combinan bien con la mantequilla. También puedes utilizar albahaca y salvia.
    • Para obtener una mantequilla de ajos aún más exquisita con un toque especial de sabor, agrégale 1/4 de taza de queso parmesano.
    • Para que sea más fuerte, añade ají en escamas o en polvo.
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    Mezcla los ingredientes. Utiliza un batidor manual o eléctrico para combinar los ingredientes. Este proceso ayudará a que el aire entre en la mezcla y la vuelva ligera, esponjosa y batida.
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    Utilízala de inmediato o guárdala para más adelante. La mantequilla de ajo se puede usar de inmediato o puedes cubrirla y refrigerarla para después, aunque será más difícil de esparcir cuando esté fría.
    • Aunque la mantequilla puede guardarse sin problemas en el mostrador, la mantequilla de ajo que no está en uso debe refrigerarse. Lo mejor es utilizar el ajo en aceite de inmediato, pero las partes que no uses deben refrigerarse y consumirse antes de una semana para evitar el botulismo.
    • La mantequilla de ajo se puede untar en el pan, las tostadas, las mazorcas de maíz, las hamburguesas o cualquier otro alimento.
    • Sustituye la mantequilla normal con mantequilla de ajo en cualquier receta salada para agregar un toque de sabor especial, como en el caso de los scones o bizcochos, las salsas cremosas o las verduras cocidas.
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    Congela la mantequilla de ajo para que se converse por más tiempo. Ponla en papel encerado y envuélvela con él hasta formar una barra. Enfríala en el refrigerador hasta que empiece a endurecerse. Con la ayuda de un cuchillo, parte la barra en discos que tengan entre 1,2 y 2,5 cm (1/2 y 1 pulgada) de ancho. Una vez que estén congelados, los podrás sacar de manera individual y utilizarlos sin derretir toda la barra. Cubre la mantequilla con papel encerado y congélala de dos a tres meses.[1]
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Método 2
Método 2 de 2:
Salsa de mantequilla con ajo

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    Clarifica la mantequilla. El producto de este proceso será la grasa de la mantequilla que se ha separado del agua y los sólidos de la leche. Su punto de humeo es mayor y se conservará por más tiempo que la mantequilla fresca.[2]
    • Pon la mantequilla en una cacerola de fondo grueso. Caliéntala a fuego medio hasta que se derrita. Luego reduce la llama y hierve a fuego lento hasta que la capa de la superficie empiece a hacer espuma.
    • Retira la capa espumosa con una cuchara. Lo que quede en la cacerola será una capa líquida de grasa de mantequilla en el medio y los sólidos de la leche que se separaron, en el fondo.
    • Sigue calentando a fuego lento hasta que los sólidos de la leche se vuelvan de color marrón claro. A continuación, retira la mantequilla del fuego.
    • Vierte el líquido con delicadeza en una cacerola distinta, pero cerciórate de que los sólidos de la leche queden en el fondo de la primera. Si tienes colador y estameña, cuela la grasa de mantequilla líquida al momento de trasladarla a la nueva cacerola.
    • Desecha los sólidos de la leche o guárdalos para agregarlos al gravy, al puré de papas o a alguna otra receta.
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    Agrégale ajos picados, sal, hierbas y especias a la mantequilla clarificada. Caliéntalos juntos a fuego lento al menos por 20 minutos, de modo que los sabores del ajo y las hierbas se mezclen con la mantequilla.
    • Puedes utilizar ajo en polvo como sustituto del fresco y puedes agregar cualquiera de las hierbas y especias adicionales de acuerdo a tus gustos.
    • En esta fase es posible reemplazar la mantequilla clarificada por algún aceite de cocina (como el de oliva), pero ten en cuenta que cada uno tiene un punto de humeo diferente.
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    Utilízala de inmediato o guárdala para más adelante. Aunque la mantequilla clarificada se conserva más tiempo que la normal, agregarle el ajo disminuye su tiempo de conservación. Guarda lo que no utilices en un tarro o un recipiente cubierto dentro del refrigerador. La mantequilla clarificada que se refrigera no permanecerá líquida, pero se podrá derretir fácilmente para convertirla nuevamente en salsa.
    • Cuela la mantequilla para sacarle las hierbas y el ajo antes de utilizarla, si así lo deseas, o déjalos para que esta tenga textura y un sabor adicional.
    • Se puede esparcir la salsa de la mantequilla de ajo con una brocha sobre carne, pescado, tofu o verduras. También puedes rociarla sobre el pan o utilizarla para fondue.
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Consejos

  • Utiliza menos ajos si crees que el sabor es demasiado intenso.
  • Consume mantequilla con moderación y solo como parte de una dieta balanceada.
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