Hacer mantequilla de leche cruda sin pasteurizar es una forma divertida de crear tu propio producto lácteo. Deja que la crema de la leche cruda flote sobre la parte superior y luego colócala dentro de un frasco con una cuchara. Decide si quieres cultivar la mantequilla, lo cual le dará un sabor ligeramente agrio. Deja madurar la leche durante varias horas antes de agitarla. Luego, cuela la mantequilla sólida del suero de manteca. Lávala bien antes de amasarla y guardarla.

Ingredientes

  • 2 litros (½ galón) de leche cruda
  • de ½ a 1 cucharada de suero de manteca (si vas a hacer mantequilla cultivada)

Rinde para ½ taza (120 g) de mantequilla

Parte 1
Parte 1 de 3:
Desnatar y dejar madurar la crema

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    Refrigera la leche cruda durante al menos 24 horas. Pon la leche cruda en un frasco de vidrio de boca ancha con tapa. Deja enfriar la leche en el refrigerador durante uno a dos días antes de que estés listo para hacer la mantequilla. De ese modo, la crema tendrá tiempo para levantarse hacia la parte superior del frasco.[1]
    • Puedes encontrar leche cruda en una tienda local de alimentos saludables, una tienda de comestibles o un mercado de agricultores.
    • Aunque puedes usar un frasco de boca regular, te resultará más difícil desnatar la crema de la parte superior.
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    Esteriliza un frasco de 950 ml (¼ de galón), una tapa y un cucharón. Cuando estés listo para desnatar la crema de la leche cruda, sumerge un frasco limpio de 950 ml (¼ de galón), una tapa y un cucharón pequeño en una olla de agua. Hierve el agua y calienta el equipo durante 10 minutos. Luego, apaga la hornilla y retira el equipo.[2]
    • Si prefieres, puedes pasar el frasco, la tapa y el cucharón por el lavavajillas para esterilizarlos.
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    Usa el cucharón para desnatar la crema de la parte superior de la leche. Retira la leche cruda del refrigerador. Luego, hunde lentamente el cucharón esterilizado en la crema y colócala en una taza medidora de vidrio. Continúa desnatando hasta que no veas más crema en la parte superior del frasco.[3]
    • La leche cruda que compres en invierno producirá ligeramente menos crema que la leche cruda que compres en el verano. En general, obtendrás entre 1 y 2 tazas (240 y 470 ml) de crema.
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    Revuelve el suero de manteca si quieres cultivar la mantequilla. Para preparar una mantequilla cultivada ligeramente agria, revuelve ½ cucharada de suero de manteca en cada taza (240 ml) de crema que hayas desnatado.[4]
    • Si quieres obtener mantequilla clásica, omite el suero de manteca.
    • Por ejemplo, en caso de que hayas descremado 2 tazas de crema (470 ml) de la parte superior de la leche, revuelve 1 cucharada de suero de manteca.
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    Transfiere la crema al frasco. Vierte lentamente la crema en un frasco esterilizado de 950 ml (¼ de galón) y enrosca la tapa en la parte superior.
    • No hay problema si el frasco todavía está tibio debido a la esterilización. Verter la crema fría en el frasco tibio permitirá retirar el frío de la crema.
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    Deja la crema madurar de 5 a 12 horas. Coloca el frasco dentro de una nevera con aislamiento y vierte agua tibia suficiente para llenar la mitad de la parte lateral del frasco. Deja la crema hasta que alcance los 24 °C (75 °F).[5]
    • Usa un termómetro para verificar la temperatura o sostén el frasco para sentir si la crema se ha calentado.
    • En caso de que hayas omitido el suero de manteca, tendrás que dejar la crema madurar cerca de 12 horas mientras que la crema cultivada tardará más o menos 5 horas.
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    Refrigera el frasco de crema en un baño de hielo durante 5 a 10 minutos. Llena la mitad del tazón con agua helada y coloca el frasco de crema dentro de él. Deja el frasco en el baño de hielo hasta que la crema se sienta fría al tacto. Guarda el tazón de agua con hielo para después.[6]
    • La crema debe estar entre los 10 y 15 °C (50 y 60 °F).
    • Refrigerar la crema hará que sea más fácil agitarla o batirla hasta formar la mantequilla.

Parte 2
Parte 2 de 3:
Agitar y colar la mantequilla

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    Agita el frasco durante 5 a 12 minutos. Mantén el frasco cerrado y agita la crema con fuerza hasta que comience a espesarse. Verás que la mantequilla comenzará a aglutinarse en las partes laterales del frasco.[7]
    • También puedes usar una batidora de mesa. Vierte la crema en un tazón para mezclar y usa un accesorio de batir para batir la crema a baja velocidad. Incrementa la velocidad hasta que la mantequilla y el suero de manteca se separen.
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    Extiende la muselina para mantequilla en un colador de malla fina sobre un tazón. Cuando estés listo para colar el suero de manteca de la mantequilla, coloca un colador de malla fina sobre un tazón. Extiende un pedazo de muselina para mantequilla en un colador de malla fina.
    • La muselina para mantequilla atrapará incluso los pedazos de mantequilla más pequeños.
    • Si no puedes encontrar muselina para mantequilla, dobla la estopilla unas cuantas veces de manera que esté en capas.
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    Vierte la mantequilla y el suero de manteca en la muselina. Abre los frascos y vierte lentamente la mantequilla líquida y sólida en el colador de malla fina. El suero de manteca pasará a través del tazón y la muselina atrapará la mantequilla.[8]
    • Usa el suero de manteca que cueles para hacer requesón o productos horneados, como pasteles, galletas y panqueques.
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    Mantén la mantequilla en la muselina y lávala con agua helada. Junta los extremos de la muselina de manera que la mantequilla permanezca en el centro de ella. Luego, sujétalos junto con la parte inferior de la mantequilla en el tazón de agua helada que hayas utilizado anteriormente. Agita la mantequilla de un lado a otro durante 30 segundos.
    • El agua se volverá turbia a medida que los sólidos de leche salgan de la mantequilla.
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    Lava la mantequilla en una nueva tanda de agua helada. Una vez que el agua se vuelva turbia, arrójala y reemplázala con más agua helada. Continúa lavando la mantequilla hasta que el agua se vuelva turbia y reemplaza el agua.[9]
    • Continúa lavando la mantequilla hasta que el agua salga transparente. Eso significará que habrás lavado todos los sólidos que podrían hacer que la mantequilla se vuelva rancia.

Parte 3
Parte 3 de 3:
Amasar y guardar la mantequilla

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    Amasa la mantequilla con una cuchara de madera. Abre la muselina para mantequilla y coloca los sólidos de mantequilla en un tazón pequeño. Toma una cuchara de madera y esparce la mantequilla de un lado a otro a lo largo de la parte superior y los lados del tazón para amasarla.[10]
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    Cuela y amasa la mantequilla hasta que no haya más líquido. Mientras amases la mantequilla, verás que un poco de líquido se acumulará en la parte inferior del tazón. Inclina el tazón y deséchalo.
    • Continúa amasando hasta que no veas más líquido en la parte inferior del tazón.
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    Agrégale sabores a la mantequilla (opcional). Si quieres hacer una mantequilla salada o agregarle un sabor único, amasa ½ cucharadita de sal, hierbas o condimentos. Luego, pruébala y agrega más condimentos según sea necesario. Procura mezclar uno de los siguientes condimentos:
    • cebollinos
    • naranja, limón, cáscara de limón
    • romero o tomillo
    • ajo o jengibre
    • perejil
    • miel
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    Guarda la mantequilla en un recipiente hermético hasta por 3 semanas. Coloca la mantequilla en un recipiente de almacenamiento pequeño con tapa. Mantén la mantequilla en el refrigerador y úsala dentro de 3 semanas.
    • Puedes congelar la mantequilla durante 6 a 12 meses.
    • En caso de que no atrapes todos los sólidos de leche de la mantequilla, quizá dure aproximadamente una semana.

Consejos

  • Si prefieres usar un procesador de alimentos para mezclar la mantequilla, vierte la crema en la máquina y ponla a funcionar en una velocidad media lenta hasta que la mantequilla y el suero de manteca se separen.

Cosas que necesitarás

  • 1 frasco de 950 ml (¼ de galón) y tapa
  • una taza medidora de vidrio
  • un cucharón pequeño
  • tenazas
  • cuchara medidora
  • colador de malla fina
  • tazón
  • muselina para mantequilla o estopilla
  • cuchara de madera
  • recipiente de almacenamiento pequeño
  • termómetro (opcional)

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