Hervir la leche fresca elimina los microbios y permite que puedas beberla de manera segura. Puedes beber leche pasteurizada fría sin problemas, aunque durará por más tiempo si la hierves. Si solamente necesitas calentarla para cocinar o disfrutar de una taza de leche tibia, escaldarla es una opción más rápida y sencilla.

Método 1
Método 1 de 3:
Hervir leche en la estufa

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    Verifica si es necesario hervir la leche. Algunos tipos de leche pueden beberse sin hervir. Sigue las siguientes recomendaciones para decidir si debes hervir la leche:
    • Debes hervir la leche fresca siempre que sea posible.
    • Hierve la leche pasteurizada si ha permanecido guardada a temperatura ambiente. No obstante, si ha estado en el refrigerador o en una habitación muy fría, no es necesario que lo hagas.
    • Puedes beber de manera segura la leche que viene en cajas de cartón selladas con las siglas "UHT" en la etiqueta, incluso si permaneció almacenada a temperatura ambiente. Las siglas UHT, en inglés, significan "tratamiento a temperaturas ultraaltas", un tipo de procesamiento que elimina todos los microbios dañinos.
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    Vierte la leche en una olla grande y limpia. Escoge una olla más alta de la que necesites para que tenga espacio suficiente. La leche forma espuma cuando la hierves y, con frecuencia, puede derramarse si lo haces en una olla pequeña.
    • Limpia bien la olla para evitar que los residuos corten la leche. Si representa un problema, escoge una olla “solo” para calentar leche.
    • El cobre, el aluminio y el acero inoxidable se calientan más rápido que el hierro fundido y otros materiales pesados. De esa forma, puedes ahorrar tiempo, aunque deberás vigilar más la olla para evitar que la leche se queme o se derrame.
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    Calienta la leche hasta que comience a burbujear. Calienta la leche a temperatura media y vigílala de cerca. A medida que se caliente, una capa de crema brillante se levantará en la superficie. Al final, algunas burbujas pequeñas se levantarán desde la parte inferior de la crema y comenzarán a rodear el borde externo. Una vez que esto suceda, reduce el calor a fuego lento.
    • Puedes calentar la leche a fuego alto para ahorrar tiempo, aunque deberás vigilarla constantemente y estar listo para reducir el fuego. A esta temperatura, el cambio del estado de la leche, desde la aparición de las primeras burbujas hasta la elevación de la capa de espuma, será muy rápido.
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    Revuélvela de vez en cuando. Si la olla se calienta de forma poco uniforme, algunas zonas de la leche podrían quemarse. Revuélvela cada dos minutos, con una cuchara de madera o una espátula resistente al calor, raspando la parte inferior de la olla.
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    Rompe la espuma a medida que se forme. La crema en la parte superior de la leche atrapará el vapor a medida que se caliente. Ese vapor romperá la crema y formará una espuma, la cual se levantará rápidamente y se derramará de la olla. Reacciona rápidamente para que esto no suceda siguiendo las siguientes recomendaciones:
    • Reduce el fuego hasta que la leche burbujee a un ritmo constante.
    • Revuelve la leche constantemente para romper la espuma.
    • Si deseas, puedes dejar el utensilio en la olla. De esa forma, la superficie de la crema se romperá, lo cual creará un espacio por dónde el vapor podrá escapar.[1] Solo asegúrate de que el utensilio pueda soportar el calor por mucho tiempo sin quemarse.
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    Hierve la leche durante dos o tres minutos revolviéndola constantemente. Ese es el tiempo suficiente para hacer que la leche sea segura para beber. Si continúas hirviéndola, simplemente destruirás sus nutrientes.[2]
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    Guárdala inmediatamente. Vierte la leche en un recipiente cerrado inmediatamente. Guárdala en el refrigerador o en el lugar más frío de tu casa. Si la mantienes en el refrigerador, no es necesario que la hiervas dos veces. Si vas a guardarla a temperatura ambiente, probablemente debas hervirla antes de usarla.
    • Hervirla demasiadas veces destruirá sus nutrientes. Si no tienes un refrigerador, compra solo la cantidad de leche que vayas a usar en una sola ocasión.

Método 2
Método 2 de 3:
Hervir leche en el microondas

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    No uses este método para hacer que la leche fresca sea segura para beber. Los hornos microondas solo pueden hervir la leche por un período de tiempo corto antes de que se derrame. Este proceso eliminará algunos microbios, aunque no los suficientes como para tratar la leche fresca o la leche guardada a temperatura ambiente. En lugar de eso, caliéntalas en una estufa.
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    Vierte la leche en una taza limpia. Evita usar tazas con pintura metálica, ya que no son seguras para usarlas en el microondas.
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    Coloca un utensilio de madera dentro de la taza. Coloca una cuchara de madera o un palillo chino dentro de una taza. Usa un utensilio lo suficientemente largo para que no se caiga dentro de la leche. De esa forma, el vapor podrá escapar por el mango en lugar de causar una explosión de espuma.
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    Coloca la taza en el microondas durante 20 segundos a la vez. Cada vez que calientes la leche, retírala y remuévela durante 5 a 10 segundos. Este método de seguridad reduce el riesgo de que la leche se derrame.

Método 3
Método 3 de 3:
Escaldar leche

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    Escalda la leche para usarla en recetas. Escaldar o calentar la leche a una temperatura antes de que hierva cambia su comportamiento en las recetas para hacer pan. [3] A algunas personas les gusta escaldar la leche pasteurizada como una precaución adicional para eliminar los microbios. Sin embargo, no es necesario hacerlo si ha permanecido guardada en el refrigerador.
    • Hierve la leche si no está pasteurizada o ha permanecido guardada a temperatura ambiente.
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    Vierte la leche en una olla grande y limpia. Una olla con fondo grueso calentará la leche de una manera más uniforme reduciendo la posibilidad de que se queme.
    • Las impurezas pueden arruinar la leche, así que limpia bien la olla.
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    Caliéntala a fuego medio. Nunca la calientes a fuego alto porque es mucho más probable que la leche se queme o se derrame.
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    Revuélvela de vez en cuando. Vigila la leche revolviéndola cada minuto aproximadamente. Es recomendable que uses una espátula ancha para raspar la base de la olla en caso de que la leche comience a pegarse.[4]
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    Mira si la leche burbujea un poco o despide vapor. La leche estará “escaldada” cuando tenga una capa delgada de espuma en la parte superior. Las burbujas pequeñas aparecerán alrededor del borde de la olla y casi no habrá vapor sobre la superficie.[5]
    • Si tienes un termómetro infrarrojo, confirma que la leche haya alcanzado los 80 °C (180 °F).
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    Continúa calentando la leche durante aproximadamente quince segundos. Revuélvela constantemente para evitar que se derrame.
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    Guarda la leche sobrante. Si te sobra leche después de beberla o cocinar, guárdala en el refrigerador dentro de un recipiente hermético. De lo contrario, guarda el recipiente en una habitación fría. En temperaturas cálidas, donde las bacterias se desarrollan, la leche solo permanecerá en buen estado durante cuatro horas como máximo.[6]

Consejos

  • Si quieres agregar especias o azúcar, hazlo después de hervir la leche y retirarla del calor.
  • Puedes comprar una placa difusora de metal para colocarla entre la estufa y la olla. De esa manera, calentarás la olla uniformemente, lo cual evitará que se queme. Sin embargo, la placa difusora puede tardar más en calentarse que una olla común.
  • Puedes quitar la crema de la superficie cuando la leche hierva a fuego lento. Luego, agrégala a salsas para pasta o curry.

Advertencias

  • Los alimentos ácidos pueden cortar la leche. Estos incluyen el jengibre y algunas especias.
  • Asegúrate de vigilar la leche mientras se caliente. Esta comienza a hervir mucho antes que el agua.
  • Sostén la olla caliente con un paño, una agarradera o unas tenazas de cocina. No dejes de vigilarla, especialmente si hay niños o animales cerca.

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Resumen del artículoX

Si quieres hervir leche en la estufa, ponla a fuego medio hasta que empiece a burbujear. Apenas veas burbujas, baja el fuego. Revuélvela cada par de minutos para dejar escapar el vapor y así la leche se caliente parejo. Después de hervirla de 2 a 3 minutos, guárdala en un envase tapado en el refrigerador. Si tienes que guardarla a temperatura ambiente, hiérvela de nuevo antes de cada uso.