Aunque es relativamente poco común, algunas personas desde niños hasta adultos pueden caminar con los pies abiertos, lo cual también se conoce como eversión o desviación de los pies hacia afuera.[1] Las causas pueden variar desde problemas médicos subyacentes hasta problemas estructurales con los huesos y los músculos.[2] Si no se trata, caminar con los pies abiertos puede hacer que el cuerpo pierda la alineación y cause dolor en los pies y en la espalda.[3] Muchas personas que caminan con los pies abiertos no sienten ningún dolor ni tienen ningún otro problema consecuente, pero otras personas sí. Si tu forma de caminar con los pies abiertos te causa problemas, quizás valga la pena que busques ayuda médica y hagas otras cosas para corregir tu forma de caminar.

Parte 1
Parte 1 de 2:
Corregir la forma de caminar

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    Observa tus pies. Observa la forma en que te paras y caminas. Si tus pies se posicionan en forma de V de forma automática, observa el grado en se desvían hacia afuera para determinar el grado en que debes voltearlos hacia adentro.[4]
    • Usa un espejo para ver tus pies. Asegúrate de observar tus pies mientras estás de pie y mientras caminas.[5]
    • Pídele a un amigo o familiar que te observe o te tome una fotografía para tener una referencia adicional.
    • Préstale atención a tu forma de caminar durante unos días o una semana. Esto puede ayudarte a identificar las áreas problemáticas o las formas en que exageras la caminata con los pies abiertos.
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    Camina en una cinta caminadora. Puede ser más fácil corregir tu forma de caminar con una caminadora. Esto te permitirá aumentar gradualmente la velocidad al enderezar tu forma de caminar.
    • Empieza muy lentamente, aproximadamente a 2 km/h (1 mph) para que puedas asegurarte de colocar los pies uno delante del otro de forma recta. Partiendo de allí, puedes aumentar gradualmente la velocidad.
    • Si no tienes acceso a una caminadora, camina en una superficie plana, como una carretera asfaltada o en la acera. Pídele a un amigo o familiar que te acompañe y camine detrás de ti para asegurarte de caminar lentamente y de dar el paso recto.
    • Trata de caminar todos los días, aunque sea unos minutos para reforzar el entrenamiento de tu forma de caminar. Esto también puede ayudarte a fortalecer las piernas y los pies.
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    Préstale atención a la técnica que usas para caminar. A medida que empieces a caminar con regularidad, es importante que prestes mucha atención a tu forma de caminar y te corrijas según sea necesario.[6] Esto puede ayudarte a no lastimarte, causar lesiones o empeorar la eversión.[7] Al caminar, asegúrate de hacer lo siguiente:
    • Mantén la cabeza en alto.
    • Mira hacia delante y no hacia el suelo.
    • Mantén la barbilla paralela al suelo.
    • Deja que los hombros se muevan de forma natural.
    • Mantén la espalda neutral y recta sin que se encorve hacia atrás ni hacia adelante.
    • Involucra ligeramente los músculos abdominales.
    • Mueve los brazos libremente.
    • Da el paso con el talón y luego ruédalo hasta el pie.[8]
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    Sigue trabajando en tu forma de caminar. Al principio, puedes sentirte extraño o incluso incómodo al corregir tu forma de caminar. No te frustres y continúa con tu esfuerzo de mejorar tu forma de caminar con regularidad. Con el tiempo, empezarás a sentir que el nuevo estilo de caminar es más normal y natural.[9]
    • Hazte afirmaciones positivas siempre que trabajes en tu forma de caminar u observes una mejoría. Por ejemplo, di: “He estado esforzándome por caminar de forma recta y mis músculos están doloridos, lo que significa que mi cuerpo está reaccionando a mis correcciones”.[10]
    • Habla con un amigo, familiar o incluso con un consejero si te sientes frustrado. Estas personas pueden ofrecerte un estímulo positivo y ánimos de seguir.[11]
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    Evalúa de nuevo tu forma de caminar. Es importante que evalúes de nuevo tu progreso y tu forma de caminar con regularidad. Esto puede ayudarte a decidir si debes aumentar la velocidad de tu entrenamiento o a identificar si debes hacer otras correcciones menores en tu forma de caminar.[12]
    • Observa la forma en que caminas una vez por semana o una vez cada dos semanas, lo que podría darte el tiempo suficiente para empezar a notar los cambios.[13]
    • Usa un espejo para observar tu forma de caminar y pídele a un amigo que te tome una fotografía para ayudarte a marcar tu progreso.
    • Aumenta la velocidad si observas que caminas de forma recta. Asegúrate de aumentarla solo un poco, no más de 1 km/h (1/2 mph). Esto puede ayudarte a minimizar el riesgo de retroceder y repetir los hábitos antiguos al caminar muy rápido.
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    Puedes usar órtesis si tienes los pies planos. Algunas personas caminan con los pies abiertos porque tienen los pies planos. Esto sucede cuando las plantas de los pies hacen un contacto completo con el suelo al estar de pie.[14] Puede ser una condición dolorosa, pero unas plantillas pueden ser de utilidad.[15]
    • Puedes comprar unas plantillas en una farmacia, supermercado o tienda por departamentos.
    • También puedes consultar con un podólogo para que te recete unas plantillas personalizadas.

Parte 2
Parte 2 de 2:
Recibir un diagnóstico y un tratamiento

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    Conoce las causas de la eversión. La eversión es más común en los niños más pequeños, aunque incluso en estos casos sigue siendo relativamente poco común.[16] Existen muchas causas diferentes para la eversión y conocerlas puede ayudarte a identificar si tienes un problema y puedas recibir ayuda en el momento oportuno. Las causas de la eversión incluyen:
    • pie plano o pes planus
    • torsión tibial externa o desviación hacia afuera del hueso de la pierna
    • contractura de la cadera o rotación externa de las caderas
    • retroversión femoral o inclinación hacia atrás de un hueso del muslo (fémur)[17]
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    Identifica los síntomas de la desviación de los pies hacia afuera. Además de tener los pies abiertos, las personas que tienen una eversión presentan otros signos o síntomas. Al identificar los síntomas posibles, puedes obtener un diagnóstico definitivo y un tratamiento oportuno. Algunos de los síntomas de la eversión incluyen:
    • dificultades funcionales, incluso en la forma de caminar
    • dolor en la parte frontal de la rodilla[18]
    • tensión en la cadera[19]
    • dolor en la cadera o en la espalda baja[20] (también es posible que sientas malestar en el cuello y en la cabeza cuando el cuerpo trate de mantener una postura recta)[21]
    • debilidad en las rodillas, tobillos o caderas[22]
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    Préstale atención a tu cuerpo. Cuando camines, corras o hagas otros tipos de ejercicios, observa si sientes algún dolor o tienes sensaciones inusuales. Esto puede ayudarte a identificar los problemas potenciales y a pedir ayudar para disminuir el riesgo de llegar a sufrir un problema más grave.
    • Observa cualquier síntoma que tengas, cuándo empezó y la gravedad del mismo.
    • Debes estar consciente de cualquier cosa que evite que camines con los pies abiertos o que haga desaparecer el dolor asociado.
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    Consulta con el médico. Si tienes algunos síntomas o dolor fuerte o si los intentos de corregir tu forma de caminar no parecen tener éxito, programa una cita con el médico para que evalúe tu forma de caminar, te dé un diagnóstico definitivo y te recete un tratamiento adecuado contra la desviación en los pies.[23]
    • Infórmale al médico cuándo observaste por primera vez que caminabas de esa forma o si siempre lo has hecho.
    • Explícale sobre cualquier dolor u otro síntoma que tengas.
    • Deja que el médico examine tu forma de caminar o la parte inferior de tu cuerpo para poder evaluar la causa de la desviación de los pies hacia afuera. El médico también puede recetarte algunas pruebas que le permitirán ver mejor los huesos y los músculos, lo cual también podría ayudarle a hacer un diagnóstico más definitivo y a recetarte el tratamiento adecuado.
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    Sométete a algunas pruebas adicionales. Quizás el médico quiera ver más a fondo los huesos y los músculos después de examinar las estructuras externas. Una prueba adicional, como una resonancia magnética, puede ayudarle a evaluar con mayor claridad la causa de la forma anormal de caminar y a recetarte el tratamiento adecuado. Es posible que tengas que someterte a alguna de las siguientes pruebas:
    • una prueba neurológica que examine las habilidades motoras
    • pruebas de imagen, como una tomografía computarizada (TC), resonancia magnética (RM) o tomografía por emisión de positrones (TEP), las cuales pueden ayudarle al médico a examinar la estructura de la parte inferior del cuerpo con mayor detalle.
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    Recibe el tratamiento. Según el diagnóstico del médico y la gravedad de tu forma de caminar, es posible que necesites un tratamiento. Esto no solo puede corregir tu forma de caminar, sino también aliviar el dolor y los problemas estructurales que puedas tener.[24] Los tratamientos comunes para la desviación de los pies hacia fuera incluyen:
    • dejar que la condición se cure por sí misma, que es un tratamiento común para los niños[25]
    • una operación para girar y corregir las anormalidades estructurales
    • uso de órtesis o aparatos ortopédicos[26]
    • uso de zapatos, aparatos ortopédicos, fisioterapia o manipulación quiropráctica, aunque debes tener en cuenta que algunos estudios demuestran pocas soluciones para la desviación de los pies hacia afuera con estos elementos[27]

Acerca de este wikiHow

Troy A. Miles, MD
Coescrito por:
Cirujano ortopédico
Este artículo fue coescrito por Troy A. Miles, MD. El Dr. Miles es un cirujano ortopédico especializado en reconstrucción de articulaciones en adultos en California. Recibió su maestría en la Facultad de Medicina Albert Einstein en 2010, seguido de una residencia en la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón y una beca en la Universidad de California, Davis. Es miembro diplomático de la Junta Estadounidense de Cirugía Ortopédica y es miembro de la Asociación Estadounidense de Cirujanos de Cadera y Rodilla, la Asociación Estadounidense de Ortopedia, la Asociación Estadounidense de Cirugía Ortopédica y la Sociedad Ortopédica del Pacífico Norte. Este artículo ha sido visto 83 558 veces.
Categorías: Cuidado de los pies