El pollo cocido a fuego lento es una forma excelente de tener una cena elegante, lista para cuando regreses del trabajo con relativamente poco esfuerzo. Primero, prepara el pollo por la mañana y colócalo en la olla de cocción lenta. Luego, al llegar a casa, el pollo estará bien cocido, sabroso, tierno y listo para servir.

Ingredientes

  • 1 pollo de 2 kg (4 libras)
  • 1 cucharadita de sal
  • 1/2 cucharadita de pimienta

Parte 1
Parte 1 de 2:
Preparar el pollo para la olla de cocción lenta

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    Lávate las manos antes de empezar. Frótate las manos con agua tibia y jabón. Limpia tus palmas, nudillos, uñas y muñecas para que los dedos estén esterilizados por completo.[1]
    • Dado que el pollo puede ser peligroso si no se cocina de forma adecuada, es vital tener las manos limpias antes de empezar para una máxima seguridad.
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    Retira las menudencias del interior del pollo. Mete la mano en la cavidad del pollo (hazlo con un guante si eres impresionable) y retira la bolsa de menudencias. Por lo general, se encuentran cerca del centro del pollo. Una vez que las hayas sacado, tíralas o utilízalas más adelante para hacer un caldo de pollo.[2]
    • Si no encuentras las menudencias, revisa cerca del pescuezo del pollo. De lo contrario, es posible que hayas comprado un pollo que ya viene sin menudencias.
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    Seca el pollo con palmaditas. Con unas toallas de papel, da palmaditas suaves sobre el exterior del pollo para que se seque por completo. Revisa si hay humedad detrás de las alas y las piernas. Una vez que hayas terminado con el exterior, trata de secar el interior lo mejor posible.[3]
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    Condimenta el pollo con sal y pimienta. Con 1 cucharadita de sal y 1/2 cucharadita de pimienta, condimenta el exterior del pollo de manera uniforme, espolvoréandolo por encima por completo.[4]
    • La sal y la pimienta ayudarán a resaltar los sabores naturales del pollo durante su cocción.
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Parte 2
Parte 2 de 2:
Cocinar el pollo

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    Crea una base en el fondo de la olla de cocción lenta. Para cocinar el pollo de manera uniforme y lograr que quede lo más jugoso posible, debes levantarlo de la superficie. La mejor forma de hacerlo es hacer 3 bolas de papel aluminio de 7,5 cm (3 pulgadas) de ancho y colocarlas en el fondo de la olla de cocción lenta.[5]
    • Si tienes una, una rejilla de cocción lenta logrará el mismo efecto.
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    Colócalo en la olla de cocción lenta con la pechuga hacia arriba. Con las dos manos, levanta el pollo y gíralo de modo que la pechuga esté hacia arriba. Luego, introdúcelo en la olla, balanceándolo sobre las bolas de papel aluminio que colocaste allí anteriormente.[6]
    • Trata de mantener el pollo lo más centralizado posible para que se cocine de manera uniforme.
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    Cocínalo a potencia alta o baja según tus necesidades. Pon la tapa sobre la olla de cocción lenta. Si deseas que el pollo se cocine más rápido, pon la olla a potencia “alta” y deja que el pollo se cocine por 3 1/2 horas. Si no estás apurado, pon la olla a potencia “baja” y deja que el pollo se cocine por 4 1/2 a 5 horas.[7]
    • El tiempo de cocción puede variar según el tamaño del pollo. Si el pollo es más pesado o más ligero de lo habitual, ajusta el tiempo de cocción como corrresponda.
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    Verifica que la temperatura interna sea de 75 °C (165 °F). Saca la tapa de la olla de cocción lenta e inserta el termómetro para carne en el muslo del pollo. La temperatura interna debe ser cerca de 75 °C (165 °F). Si aún no ha alcanzado dicha temperatura, sigue cocinándolo.[8]
    • También puedes verificar la cocción del pollo si las alitas pueden moverse con facilidad o si los jugos que salen del pollo se han aclarado. Para estar seguro, revisa todos estos signos antes de decidir si está cocido.[9]
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    Déjalo reposar por 15 minutos. Una vez que el pollo esté listo, retíralo con un par de manoplas y ponlo sobre una tabla de cortar limpia. Déjalo reposar por 15 minutos de modo que los jugos se asienten y la carne esté lo más tierna posible antes de servirla caliente. La carne debe desprenderse fácilmente del hueso.[10]
    • Puedes sacar la carne del pollo y guardarla en recipientes de plástico en el refrigerador como relleno para sándwiches o como una forma de añadir un poco de proteína a las ensaladas.
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Cosas que necesitarás

  • papel aluminio
  • una olla de cocción lenta
  • un termómetro para carne
  • toallas de papel
  • manoplas

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Categorías: Recetas | Pollo
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