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La temporada de duraznos siempre se acaba antes de que te des cuenta, pero si congelas tus duraznos podrás disfrutar de la dulzura cálida del verano a lo largo de los meses más fríos. Para conservar el sabor de tus duraznos, recógelos cuando estén bien maduros. Puedes cortarlos en rodajas y congelarlos en una solución de jarabe o envolverlos completamente en papel periódico.
Pasos
Método 1
Método 1 de 5:Elige y escalda tus duraznos
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1Compra o recoge duraznos maduros y frescos. Escoge duraznos que sean fragantes y ligeramente suaves al tacto. Cuando los presiones suavemente, tu dedo debe dejar una marca ligera encima, pero sin romper la cáscara. Busca duraznos sin magulladuras ni agujeros.
- Consigue tus duraznos en el apogeo de la temporada, en lugar de hacerlo demasiado pronto o demasiado tarde. La temporada de duraznos es diferente en distintas regiones.
- Los duraznos que maduran árboles y se cultivan cerca tendrán más sabor que los que se cultivan comercialmente en tiendas de abarrotes. Busca duraznos en el marcado local o ve a una granja de duraznos donde te permitan recoger tus propios duraznos.
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2Prepara una olla de agua hirviendo. Llena una olla grande hasta alcanzar los 3/4 de su capacidad con agua y ponla en la estufa. Ponla a fuego medio y haz hervir el agua. Esta olla de agua hirviendo se utilizará para escaldar los duraznos, un paso que ayuda a preservar su color, su textura y su sabor.[1]
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3Prepara un recipiente de agua helada. Llena un recipiente grande con una bandeja de cubitos de hielo y mucha agua. Este baño de hielo se usa para enfriar los duraznos después del escaldado, de modo que no se sigan cocinando y se ablanden.
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4Haz cruces en la cáscara de los duraznos. Toma un cuchillo afilado y haz una "X" en la parte superior de cada uno de los duraznos. Esto hará que sea más fácil quitarles la cáscara "después de haberlos escaldado".
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5Sumerge los duraznos en el agua hirviendo. Utiliza una cuchara ranurada para sumergirlos. Escalda unos cuatro duraznos a la vez y déjalos en el agua durante 40 segundos.
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6Transfiere los duraznos al agua helada. Usa la cuchara ranurada para moverlos cuidadosamente del agua hirviendo al agua con hielo. Continúa hasta que hayas escaldado y enfriado todos los duraznos.
Método 2
Método 2 de 5:Procesa los duraznos
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1Quítales la cáscara. Usa tus dedos para pelarlos con cuidado. La cáscara debe salirse sin problemas después del escaldado y el enfriamiento. Es más fácil empezar a pelar desde la marca de la "X" en la parte superior del durazno. Pela la cáscara en tiras y deséchala.
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2Corta los duraznos por la mitad y quítales la pepa. Con un cuchillo muy afilado, sujeta un durazno en la mano y córtalo por la mitad, alrededor de la pepa. Cortar todo el camino alrededor del durazno y luego levanta esa mitad y aléjala de la pepa. Retira la pepa de la otra mitad y descártala. Repite con los demás duraznos.
- Es posible que tengas que girar con cuidado las mitades de los duraznos para separarlos de la pepa.
- Haz tu mejor esfuerzo para mantener las mitades intactas a medida que los separas de la pepa.
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3Córtalos en rodajas. Utiliza el cuchillo para cortarlos en trozos de igual tamaño. Pueden ser tan pequeños o tan grandes como desees, dependiendo de para qué planeas utilizarlos.[2]
Método 3
Método 3 de 5:Congela los duraznos en agua o en jarabe
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1Coloca los duraznos en un recipiente para almacenar alimentos congelados. Según la cantidad de duraznos que tengas, es posible que necesites utilizar varios contenedores. Puedes utilizar recipientes o bolsas para congelar. Asegúrate de dejar unos centímetros de espacio libre entre los duraznos y el borde del recipiente.
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2Vacía la solución de empaque que elegiste sobre los duraznos. Congelar duraznos en una solución de empaque evita que se peguen entre sí y ayuda a preservar su sabor dulce. Elige alguna de las siguientes soluciones para verterla sobre los duraznos, dejando 1,3 cm (1/2 pulgada) o menos de espacio libre entre la parte superior de los duraznos y el borde del recipiente.
- Agua. Si prefieres no añadir azúcar, puedes agregar agua de grifo en el recipiente para ayudar a preservar los duraznos.
- Azúcar. Alinea la parte inferior del recipiente con las rodajas de los duraznos. A continuación, espolvorea azúcar sobre esta capa. Añade otra capa y espolvorear con más azúcar. Sigue hasta que hayas llenado el contenedor a unos 1,3 cm (1/2 pulgada) del borde.
- Jarabe. Haz una solución de jarabe con 4 tazas de agua y 1 1/2 a 2 tazas de azúcar en una cacerola hasta que el azúcar se disuelva. Deja que el jarabe se enfríe, luego viértelo sobre los duraznos.[3]
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3Colócales la tapa a los contenedores y etiquétalos. Asegúrate de incluir la fecha en que se procesaron y empacaron.
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4Almacena los duraznos en el congelador. Puedes conservarlos durante 8 o 10 meses.[4]
Método 4
Método 4 de 5:Congela duraznos en seco
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1Coloca las rodajas de durazno en una sola capa sobre una bandeja para hornear. Asegúrate de que ninguno de los duraznos se toquen o se congelarán juntos. Cubre la bandeja para hornear con envoltura plástica.
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2Congela los duraznos. Coloca la bandeja para hornear en el congelador y déjala allí hasta que las rodajas se congelen.
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3Coloca los duraznos en un recipiente para almacenar alimentos congelados. Puedes utilizar recipientes o bolsas para congelar. Llena el recipiente con las rodajas de durazno, dejando un poco de espacio en la parte superior. Debido a que las rodajas se pre-congelaron, no deben pegarse entre sí. Etiqueta el recipiente con la fecha en que procesaste y almacenaste los duraznos.
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4Guárdalos en el congelador. Puedes conservarlos durante 8 o 10 meses.
Método 5
Método 5 de 5:Congela duraznos enteros en papel periódico
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1Compra o recoge duraznos maduros y frescos. Los duraznos sin pepas son ideales, pero cualquiera servirá.
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2Lávalos con cuidado y sécalos dándoles palmaditas con una toalla.
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3Envuelve cada durazno con papel periódico. Envuelve cada duraznos con al menos 2 capas de papel.
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4Coloca los duraznos en bandejas para hornear galletas y ponlos en el congelador durante toda la noche.
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5Coloca los duraznos congelados, con el papel todavía encima, en bolsas de plástico grandes para congelar. Retira la mayor cantidad de aire posible. Cierra herméticamente las bolsas.
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6Coloca los duraznos en el congelador.
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7Descongela un durazno cuando estés listo para comerlo. Saca un durazno y quítale la envoltura. Ponlo de inmediato en agua caliente del grifo, frotando su cáscara ligeramente. Esta se saldrá inmediatamente.
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8Quítale la pepa al durazno. Corta con cuidado el durazno congelado en rodajas hasta llegar a la pepa y gira alrededor de ella con cuidado con el filo del cuchillo para aflojarla.
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9Come el durazno. El durazno estará listo para comer en pocos minutos y lo puedes usar de la misma forma que un durazno fresco.
Consejos
- Usa una toalla limpia y húmeda para sujetar el durazno mientras lo cortas en rodajas, para hacer el trabajo mucho más fácil y seguro.
Referencias
Acerca de este wikiHow
Antes de congelar los duraznos, pela la cáscara, córtalos a la mitad y retira la pepa. Luego corta la fruta en rodajas del mismo tamaño y colócalas en un recipiente. Para ayudar a conservarlas, agrega agua al recipiente antes de taparlo y colocarlo en la congeladora. También puedes congelar las rodajas de durazno secas colocándolas primero en una bandeja para hornear en la congeladora, de modo que no se peguen, y luego colocarlas en una bolsa cuando estén congeladas.