Los padres y sus hijos no están de acuerdo en muchas cosas. En ocasiones, esto se puede resolver a través de una conversación tranquila. Sin embargo, en otros momentos, ambas partes se ponen muy sensibles, lo que puede dar lugar a gritos y discusiones. Siendo la figura de autoridad, los padres a menudo regañan a sus hijos con dureza cuando están muy molestos. Los hijos tienen que comprender la perspectiva de sus padres y conservar la calma si quieren resolver el problema.

Método 1
Método 1 de 3:
Hablar con tus padres

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    Escucha a tus padres. Escucha los motivos por los que tus padres te regañan. Asegúrate de comprender por completo las razones de su molestia. No los interrumpas ni les grites, sino más bien demuestra que escuchas lo que quieren decir.[1]
    • Al escucharlos, asegúrate de darles toda tu atención. Deja a un lado tu teléfono o cualquier cosa que pueda distraerte. Haz contacto visual y orienta tu cuerpo hacia ellos para demostrar que prestas atención.
    • No los interrumpas. Si dicen algo que te resulta confuso, toma nota mental para hacer preguntas cuando sea tu turno de hablar.
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    Conserva la calma tanto como puedas. Es importante conservar la calma cuando tus padres te regañen. De lo contrario, sentirán que eres rebelde. Esfuérzate por no gritar, por más que ellos lo hagan. En cambio, habla con un tono de voz calmo y bajo. Esto les demostrará que intentas tener una conversación seria con ellos, en vez de querer discutir.[2]
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    Esfuérzate por comprender por qué tus padres te regañan. Comprender los motivos podría resultarte útil. Si tienes dudas, pídeles que te expliquen mejor. Si lo pides con calma y te controlas, quizás también respondan con calma.[3]
    • Por ejemplo, puedes decir "No estoy totalmente seguro de qué he hecho para que se sientan molestos, pero quisiera saberlo. ¿Podrían explicármelo para poder corregir el problema?".
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    Admite que has roto las reglas. Es muy probable que tengas algo de culpa en la situación. No inventes excusas por tus acciones. En cambio, reconócelas con honestidad. Si reconoces tu travesura y te esfuerzas por corregirla, probablemente sea más agradable comunicarte con tus padres.[4]
    • Por ejemplo, puedes decir "Sé que he roto las reglas. Haré todo lo posible por corregir las cosas".
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    Discúlpate por tu mal comportamiento. Además de reconocer tus errores, es útil que digas que lo sientes. Exprésales a tus padres que lamentas haber roto las reglas. Recuerda que una disculpa real también incluye corregir el problema y hacer un esfuerzo importante para no repetirlo.[5]
    • Por ejemplo, puedes decir "Lo siento por haber roto las reglas. Haré lo mejor que pueda por no volver a hacerlo".
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    Cuéntales tu versión de las cosas. Tus padres quizás no conozcan tu versión de las cosas, por lo que es importante que la compartas con ellos. Asegúrate de proporcionar todos los detalles necesarios para que comprendan los motivos de tu accionar. No se trata de inventar excusas, sino de exponer que has tenido una razón para actuar de dicha forma.[6]
    • Por ejemplo, si no has cumplido con tu horario de llegada porque tu amigo ha roto un neumático, compártelo con tus padres. Incluso puedes ofrecerte a llamar a tu amigo para que confirme que lo que dices es cierto.
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    Pide que te disculpen por unos cuantos minutos. Si la conversación no parece avanzar, discúlpate por unos minutos. Tomarte un respiro de cinco minutos puede ser suficiente para organizar tus pensamientos y calmarte.
    • Por ejemplo, puedes decir algo así como "Quiero hablar de esto, pero me siento un poco abrumado. ¿Está bien si me tomo algunos minutos para mí?".

Método 2
Método 2 de 3:
Aceptar las consecuencias

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    Comprende que podría haber consecuencias más allá del regaño. En ocasiones, los padres sienten que un buen regaño es suficiente para transmitir su punto. En otros casos, recurren a métodos más duraderos, como el castigo. Si te regañan por algo que tus padres se toman muy en serio, ten en cuenta que podría haber un castigo adicional.
    • Por ejemplo, si llegas a casa después del horario pactado, tus padres podrían castigarte por una semana y reducirlo para que llegues incluso más temprano.
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    Reacciona con calma ante cualquier consecuencia. No te molestes ni te quejes por las consecuencias que tus padres determinen. Cuanto más te enojes, mayores serán las probabilidades de que empeores las cosas.[7] Recuerda respirar profundo si tienes ganas de gritar o mostrar tu enojo de cualquier otra forma.
    • Si realmente crees que el castigo es injusto, puedes decir algo así como "Comprendo que quieren que aprenda de esta experiencia. Sin embargo, el castigo hará que me pierda el cumpleaños de algunos de mis mejores amigos. ¿Hay alguna forma de llegar a un acuerdo para que pueda ir?".
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    Pregúntales cómo manejar situaciones similares en el futuro. Permitir que tus padres hablen de mejores elecciones será una ayuda muy importante. Si sienten que has tomado una mala decisión, querrán que dejes de hacerlo. Cuanto más receptivo seas para hablar del tema y escuchar su punto de vista, menor será su necesidad de regañarte.[8]
    • Por ejemplo, puedes decir algo así como "Quiero asegurarme de que esto nunca vuelva a ocurrir. ¿Qué sugieren que puedo hacer para evitar una situación similar?".

Método 3
Método 3 de 3:
Reconocer las señales de abuso

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    No inventes excusas para justificar el abuso físico. El abuso físico no es disciplina. Es una forma en que un padre afirma su dominio e infunde miedo sobre su hijo pequeño o adolescente. Por lo general, es producto de la ira y la frustración.[9] Puedes reconocer el abuso físico con facilidad, dado que es cualquier contacto físico (por ejemplo, golpear, morder, empujar, etc.) que cause una lesión o dolor físico.[10]
    • Ten en cuenta que ciertos castigos físicos no se consideran abuso. Por ejemplo, algunos padres pegan nalgadas a sus hijos como forma de castigo.
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    Comprende la diferencia entre el regaño y el abuso emocional. El regaño es una forma de disciplina que se puede usar para señalar verbalmente cuando un niño hace algo mal. En algunos casos, se puede llevar a un extremo abusivo. El abuso emocional ocurre cuando un padre menosprecia o avergüenza constantemente a su hijo. Esto afecta su autoestima y puede dañar las relaciones futuras y crear problemas psicológicos duraderos para el niño.[11]
    • Por ejemplo, sería razonable que tus padres te regañen si usas mucho el teléfono y llega una factura elevada. Sin embargo, no sería apropiado que te insulten o acusen de ser la fuente de sus problemas financieros.
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    Aprende a identificar el abuso sexual. El abuso sexual es el contacto sexual entre una persona de menos de 18 años y una persona de más de 18 años, o entre un niño muy joven y uno más grande. Si hay algún aspecto sexual en el "regaño" o "castigo", se trata de abuso sexual. En este caso, busca ayuda de inmediato.[12]
    • Por ejemplo, si tu padre te toca de una forma que te genera incomodidad, podría considerarse abuso sexual.

Consejos

  • Si tus padres están muy molestos para escuchar tu versión de las cosas, dales un tiempo para que se calmen.
  • Después de que te regañen, explícales cómo te hace sentir y habla de otras formas de manejar los desacuerdos en el futuro.

Advertencias

  • Si tus padres son abusivos o sientes que estás en peligro, haz lo que tengas que hacer por alejarte de la situación y llama al servicio de protección de niños de tu país. Hazlo ÚNICAMENTE si se abusan de ti.

Acerca de este wikiHow

Trudi Griffin, LPC, MS
Coescrito por:
Consejera profesional
Este artículo fue coescrito por Trudi Griffin, LPC, MS. Trudi Griffin es un consejero profesional con licencia en Wisconsin especializado en adicciones y salud mental. Brinda terapia a las personas que luchan contra las adicciones, la salud mental y los traumas en entornos de salud comunitaria y práctica privada. Recibió su maestría en Consejería Clínica de Salud Mental en la Universidad Marquette en 2011. Este artículo ha sido visto 14 674 veces.