El flujo vaginal, o el líquido que sale de la vagina, es una función corporal completamente normal. Por lo general, el flujo vaginal cambia ligeramente a lo largo del mes, pero algunos cambios podrían indicar un problema. Sigue leyendo para aprender a distinguir el flujo saludable del anormal y lo que puedes hacer para mantener bajo control el equilibrio del pH.

Método 1
Método 1 de 9:
Usa un protector diario para mantener seca la ropa interior.

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    Cámbiatelo cada cierta cantidad de horas para absorber el flujo. Haz el intento de no usar protectores diarios todos los días, ya que con el tiempo pueden ocasionarte irritación.[1] No debes avergonzarte por tener una gran cantidad de flujo, ya que algunas mujeres tienen más y otras tienen menos.[2]
    • Si no quieres lidiar con un protector diario, también puedes llevar contigo ropa interior adicional y cambiártela a lo largo del día.

Método 2
Método 2 de 9:
Límpiate de adelante hacia atrás para evitar las infecciones.

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    Si vas de atrás hacia adelante, esto puede introducirte bacterias en la vagina. Después de ir al baño, asegúrate de limpiarte siempre de adelante hacia atrás. Esto mantendrá los gérmenes de la zona rectal fuera del canal vaginal.[3]
    • Limpiarte de atrás hacia adelante podría ocasionar un flujo anormal y, por ende, es importante cambiar ese hábito si lo tienes.

Método 3
Método 3 de 9:
Lávate la vulva solo con agua todos los días.

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    Los jabones perfumados pueden alterar el equilibrio del pH vaginal. Cuando estés en la ducha, lávate los labios exteriores e interiores con los dedos y agua. No es necesario lavarte el interior de la vagina, ya que, de hecho, el flujo vaginal te lo limpia. Haz el intento de ducharte todos los días para que no se acumulen bacterias en los genitales.[4]
    • El uso de una ducha o un jabón vaginal puede ocasionar un flujo anormal. No es necesario limpiar la vagina, ya que se limpia por sí sola. Si tienes dudas, tan solo déjala.
    • Los baños y los jacuzzis pueden alterar el equilibrio del pH vaginal. Haz el intento de solo tomar duchas la mayor parte del tiempo.

Método 4
Método 4 de 9:
Usa ropa interior de algodón.

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    Deja respirar la vagina a lo largo del día. Haz el intento de no usar mallas, leotardos, trajes de baño o leggings por un periodo de tiempo prolongado, ya que esto puede alterar el equilibrio del pH. Por las noches, puedes no usar ropa interior y dejar que la vagina se airee mientras duermes.[5]
    • Asimismo, la ropa interior sintética (por ejemplo, el poliéster) puede alterar el equilibrio del pH. En lo posible, haz el intento de usar ropa interior de algodón.
    • Si tu ropa se humedece o está sudorosa, intenta cambiártela lo más pronto posible. La humedad no permite que la vagina respire.

Método 5
Método 5 de 9:
Orina después del coito.

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    Esto ayuda a enjuagar las bacterias que se hayan introducido, de ser el caso. Estas bacterias pueden ocasionar una infección urinaria o un cambio en el flujo. Haz el intento de ir al baño en el espacio de una hora después de tener relaciones sexuales para así no tener problemas.[6]
    • Si tienes dolor estomacal, dolor en la zona lumbar de la espalda, dolor al orinar, fiebre o sangre en la orina, es posible que tengas una infección urinaria. Programa una cita con un doctor para que te recete antibióticos.[7]

Método 6
Método 6 de 9:
Usa toallas sanitarias y tampones sin perfumar.

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    Los productos menstruales perfumados pueden alterar el equilibrio del pH. Al elegir productos, siempre debes optar por unos que sean de algodón natural y no se les haya añadido ninguna fragancia. Haz el intento de cambiarte de producto menstrual cada 2 a 4 horas para que la vagina permanezca bien y el flujo se mantenga saludable.[8]
    • Asimismo, debes evitar el papel higiénico de colores o perfumado, ya que también puede alterar el equilibrio del pH.

Método 7
Método 7 de 9:
Practica el sexo seguro para evitar las ETS.

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    Las ETS pueden ocasionar un flujo anormal. Si eres sexualmente activa, asegúrate de usar condones para no propagar enfermedades de transmisión sexual. Si tuviste relaciones sexuales sin protección con alguien y no estás segura en cuanto a sus antecedentes sexuales, programa una cita con tu ginecólogo para que te haga una prueba.[9]
    • No olvides que los anticonceptivos protegen contra el embarazo, pero únicamente los condones protegen contra las ETS.

Método 8
Método 8 de 9:
Acude al doctor si experimentas un flujo anormal.

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    El flujo normal suele tener una apariencia transparente o lechosa. Es posible que sea delgado, fibroso o tenga manchas blancas. Si esto se parece al flujo que experimentas, es probable que no haya problema. El flujo natural es muy importante para mantener saludable la vagina. Lo mejor es controlar el flujo anormal con el tratamiento adecuado. Esto abarca lo siguiente:[10]
    • Flujo espeso, blanco y similar al queso: esto suele indicar una infección por candidiasis. Asimismo, es posible que esté acompañado de comezón o inflamación alrededor de la vulva.
    • Flujo blanco, amarillo o gris: es probable que este tipo de flujo indique una vaginosis bacteriana, sobre todo si está acompañado de un olor a pescado. También podría estar acompañado de comezón e inflamación.
    • Flujo amarillo o verde: podría indicar tricomoniasis, que suele transmitirse sexualmente.
    • Flujo marrón o sangriento: podría ser menstruación irregular, aunque también podría ser cáncer de cuello uterino, sobre todo si está acompañado de dolor en la pelvis.
    • Flujo amarillo turbio: podría indicar gonorrea.
    • Consulta con tu doctor en cuanto a los factores que pueden tener un efecto sobre el flujo (por ejemplo, determinados medicamentos, el embarazo y las píldoras anticonceptivas).

Método 9
Método 9 de 9:
Toma medicamentos según lo indicado para tratar una infección.

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    El motivo más común para el flujo anormal son las infecciones. Si se te diagnostica una infección vaginal, puedes tratarla con agentes antimicóticos (por ejemplo, butoconazol, clotrimazol, miconazol y tioconazol). Suelen venir en la forma de cremas, ungüentos o píldoras que puede darte tu doctor.[11]
    • Las infecciones bacterianas suelen tratarse con los antibióticos clindamicina y metronidazol.

Advertencias

  • Si observas un cambio en el color, el olor o la textura del flujo vaginal, programa una cita de inmediato con tu doctor.[12]

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Categorías: Salud vaginal