"Los pensamientos pueden ser nuestros mejores amigos", dice el monje budista Matthieu Ricard, "y nuestros peores enemigos". Todo el mundo ha tenido alguna vez la sensación de que la mente tiene su propia mente y piensa de forma independiente, pero aprender a controlar los pensamientos puede ayudarnos a ser más felices, a reducir el estrés y a estar más preparados para resolver problemas o alcanzar metas. Lee este artículo si quieres aprender unos cuantos trucos para ser el dueño de tu cerebro.

Parte 1
Parte 1 de 2:
Tomar el control de tus pensamientos

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    Párate y respira profundamente. Detén una forma de pensar fuera de control pensando literalmente: "¡Para!". Respira profundamente varias veces para recomponerte antes de continuar, lo cual te permitirá encauzar tus pensamientos con claridad y con la cabeza equilibrada.
    • Al concentrarte solo en respirar durante unos instantes, conseguirás distanciarte un poco de tus pensamientos y te resultará más sencillo controlarlos.
    • Ciertos estudios demuestran que hacen falta 90 segundos para que los desencadenantes neuroquímicos se desactiven en el cerebro y la química cerebral vuelva a la normalidad, así que prueba a contar hasta 90 para calmarte.[1]
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    Permanece en el presente. Pensar constantemente en el pasado, algo que no puedes cambiar, o en los proyectos del futuro, algo que no puedes predecir con certeza, es una forma asegurada de perder el control de los pensamientos. Concéntrate en el aquí y en el ahora, la situación precisa en la que te encuentras y que realmente puedes controlar, y verás cómo tus pensamientos te siguen.
    • Según muchas prácticas espirituales, lo mejor es permanecer en el presente para favorecer la paz interna y la claridad mental.
    • Una pregunta sencilla que puedes hacerte es: "¿Qué puedo hacer ahora mismo para cambiar la forma en que me siento?".
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    Observa tus pensamientos sin juzgarlos. Después de hacer la pausa, vuelve a tus pensamientos sin criticarte a ti mismo por tenerlos. Plantéate por qué tienes esos pensamientos y qué es lo que te hace sentirte incapaz de controlar tu mente. Observar los pensamientos de forma objetiva te ayudará a ser consciente de ellos sin experimentar emociones negativas.
    • Básate solo en hechos objetivos y concretos. Si estás discutiendo con alguien, intentes adivinar por qué la otra persona está enfadada, ni le eches la culpa. Piensa en los hechos que te han conducido hasta esa discusión, en lo que puedes hacer para finalizarla y en la causa específica de tu enfado.
    • En lugar de pensar: "Se me dan fatal las mujeres y si no tengo novia es por mi culpa", piensa: "Aún no he encontrado el amor porque no he conocido a nadie que sea realmente compatible conmigo".
    • Si te encuentras en problemas, escribe tus pensamientos y léelos para ti mismo.
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    Toma medidas para encauzar tus pensamientos. Quedarte divagando sin hacer nada puede llevarte a un ciclo interminable de pensamientos. Traza un plan para encauzar tus pensamientos y disolver tus preocupaciones, ya que, en muchos casos, la incertidumbre es la raíz de los pensamientos inquietantes. Si no puedes parar de pensar en el trabajo, por ejemplo, busca una manera de separar tu vida laboral de tu vida personal tomándote unos días libres, trabajando menos desde casa o tratando de encontrar un trabajo nuevo que te guste.
    • Muchas veces, no podemos controlar nuestros pensamientos porque nos da miedo actuar para resolver los problemas que nos preocupan.
    • Una vez que encuentres un plan, tendrás que seguir adelante con él.[2]
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    Busca un entorno cómodo y agradable. El mundo exterior afecta profundamente al interior, así que si te encuentras en un entorno en el que te sientes incómodo o fuera de control, tus pensamientos reflejarán estas emociones negativas. Pon algo de música que te relaje, enciende una vela o ve a tu lugar favorito.
    • Está probado que los aromas de lavanda o camomila y el incienso son relajantes, por lo que tal vez te ayuden a controlar los pensamientos.[3]
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    Desvía tus pensamientos de forma temporal realizando alguna actividad que te distraiga. Ve a correr, pon una película o llama a un amigo para mantener la mente alejada de tus pensamientos inquietantes. Haz algo que puedas hacer de forma inmediata y que no te permita seguir de brazos cruzados inmerso en tus pensamientos negativos.
    • Anota las actividades que te ayuden a relajarte e incorpóralas a tu horario semanal.
    • Sin embargo, no olvides que esta solución funciona solo a corto plazo. Tendrás que seguir buscando formas de contener tus pensamientos cuando no puedas escapar de ellos.[4]
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    Habla con alguien para expresar y compartir tus pensamientos. Es posible que contar con una perspectiva nueva de tus pensamientos te ayude a ordenar las ideas en unos minutos, y expresar tus sentimientos evitará que se repitan en tu cabeza una y otra vez.[5]
    • Algunas personas con la que puedes compartir tus pensamientos tranquilamente son tus amigos, tus padres o un terapeuta profesional.
    • Si te sientes incómodo, empieza diciendo "Necesito hablar con alguien para desahogarme" o "Llevo todo el día dándole vueltas a una cosa. ¿Te importaría escucharme, si tienes un momento?".
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Parte 2
Parte 2 de 2:
Mantener los pensamientos bajo control

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    No intentes elegir tus pensamientos, sino controlarlos conforme vayan viniendo. El cerebro humano es un órgano asombroso y complejo, capaz de imaginar cosas increíbles, visualizar recuerdos y asimilar información de forma inmediata, por lo que nunca seremos capaces de controlar todos y cada uno de nuestros pensamientos. Piensa en controlar los pensamientos tal y como vayan llegando en lugar de intentar reprimir aquellos que no quieras tener.
    • Aunque resulte paradójico, concentrarse en ignorar algo nunca funciona. Cada vez que pienses en no pensar en algo, evidentemente, estarás pensando en ello.[6]
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    Haz de tus pensamientos y tu salud mental una prioridad. Cuida tu cerebro durmiendo 7 u 8 horas diarias, controlando tu nivel de estrés y adoptando una actitud positiva ante la vida.
    • Comer alimentos saludables y practicar ejercicio con regularidad ayuda a mantener una buena salud mental y física.
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    Averigua qué hechos desencadenan tus pensamientos conflictivos. Aunque no debes evitar todos tus problemas, presta atención a las cosas que te hagan generar pensamientos negativos y prepárate cuando vuelvas a encontrártelas. Organiza tu horario cotidiano para terminar el día con una motivación positiva, como realizar algún trabajo creativo, pasar tiempo en familia o leer un buen libro, lo cual te permitirá pasar tus horas de descanso pensando en las cosas que más te gustan.[7]
    • Dedica varios momentos al día a pararte y evaluar tu vida.
    • Sé consciente de tus pensamientos en los momentos desencadenantes, evitando, de nuevo, cualquier juicio o autocrítica.
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    Medita. A lo largo de la historia, la meditación ha sido una herramienta vital para ayudar a la gente a relajarse y controlar sus pensamientos. Busca algo de tiempo para meditar a diario, aunque solo sean entre 5 y 10 minutos, especialmente los días en los que tus pensamientos te resulten más difíciles de controlar.
    • Se ha demostrado, incluso, que la meditación ayuda a conseguir una buena salud del cuerpo y del corazón.[8]
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    Reestructura tus pensamientos desde un punto de vista positivo o no invasivo. Reestructurar los pensamientos te ayudará a situarlos en el contexto del mundo que te rodea, permitiéndote comprenderlos mejor. Por ejemplo, en lugar de preocuparte pensando que tu jefe ha destrozado tu presentación porque le caes mal, intenta asumir que ha tenido en cuenta a los otros trabajadores, a la empresa, a sus superiores y, en resumen, no solo lo que siente por ti.
    • Por ejemplo, si alguien a quien quieres lleva un tiempo sin llamarte, lo más probable es que sea porque está ocupado o estresado, no enfermo ni en peligro.
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    Asume que hay muchas cosas que no puedes controlar. En lugar de obsesionarte con las cosas que no puedes controlar (otras personas, el tiempo, las noticias), concéntrate en ti mismo. Cuando pienses en las cosas del mundo exterior que escapan de tu control, recuerda que la única persona a la que puedes controlar eres tú mismo, y trabaja en ello. Esto no significa que no debas intentar intervenir en el mundo que te rodea, sino que siempre debes tener presente que lo que mejor puedes controlar son tus propios pensamientos.
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Consejos

  • Recuerda que controlar totalmente los pensamientos puede impedir que asimiles nuevos conocimientos o que hagas grandes avances, especialmente si estás realizando algún trabajo creativo.
  • Aunque estos pasos son un buen comienzo, necesitarás experimentar con ellos y personalizar las indicaciones para dar con lo que funcione mejor en tu caso.
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Advertencias

  • Si tienes problemas para controlar pensamientos depresivos, violentos o suicidas, llama a un teléfono de ayuda o acude a un profesional inmediatamente, por favor.
  • Nunca utilices sustancias peligrosas para controlar tus pensamientos.
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Acerca de este wikiHow

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