Las plantas, tanto de interior y exterior, son complementos encantadores de decoración. Generalmente son fáciles de cuidar y mantener y sobrevivirán cuando les das un cuidado y tratamiento adecuado. Sea que no estás seguro sobre cómo cuidar tus plantas o simplemente quieres asegurarte de que has hecho tu tarea, empieza por el paso 1 para obtener más información sobre cómo cuidar tus plantas.

Método 1
Método 1 de 3:
Cuidar tus plantas domésticas

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    Dale bastante luz a tus plantas. Una de las principales preocupaciones sobre las plantas domésticas es asegurarte de que reciban suficiente luz. Quizá tener tus plantas en una mesita en la sala se ve bien, pero si está demasiado lejos de la ventana, puede ser que la planta no viva por mucho tiempo. Averigua los requerimientos de sol para tu planta específica y muévela a una ubicación que cumpla con esos requerimientos. Ten en cuenta que las ventanas que miran hacia el Sur de tu casa recibirán la mayor cantidad de luz, mientras que las ventanas que miran hacia el Norte recibirán una cantidad menor de rayos del sol. Una guía básica sobre la luz incluye lo siguiente:
    • Debes colocar las plantas que necesitan mucha luz del sol en algún lugar donde la reciban directamente por 4 o 6 horas diarias.
    • Coloca las plantas que necesitan una cantidad parcial de luz en una ubicación donde los rayos les caigan por 2 o 3 horas diarias.
    • Las plantas que necesitan sombra deben estar en un lugar donde reciban luz directa del sol por una hora al día.
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    Riega tus plantas regularmente. Conseguir el equilibrio adecuado de agua para las plantas domésticas puede ser complicado: demasiada agua y las raíces se empezarán a podrir debido al mal drenaje, mientras que muy poca agua las secará. Las cantidades específicas de agua que las plantas necesitan variarán según el tipo de planta ya que a algunas les gusta estar muy mojadas todo el tiempo mientras que otras (como los cactus y las suculentas) solo necesitan que las riegues una vez cada pocas semanas. Sin embargo, la mayoría de plantas sobrevivirán cuando las riegues 2 a 3 veces por semana. Usa una botella rociadora o una regadera pequeña y agrega suficiente agua cada vez para que la tierra esté húmeda sin formar lodo.
    • Mete tu dedo en la tierra hasta tu segundo nudillo y fíjate qué tan húmeda está: si tu dedo sale completamente seco, necesitas regar tu planta. Si está mojado, no la riegues por uno o dos días.
    • Siempre usa agua tibia para tus plantas ya que el agua fría puede generar un shock en las raíces, lo cual dañará la planta. [1]
    • Dales a tus plantes un riego abundante una vez al mes. Colócalas en el lavabo y deja el agua correr. Esto evitará que las sales se acumule en la superficie de la tierra.
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    Fertiliza tus plantas cada pocas semanas. El fertilizante es un aditivo para la tierra que brinda los nutrientes necesarios para las plantas. Es realmente importante fertilizar las plantas de interior cada 2 a 3 semanas porque no hay materia orgánica que se agregue a la tierra como normalmente ocurriría en el exterior. La mayoría de fertilizantes vienen con una serie de 3 números, como 10-20-10: estos números hacen referencia a las cantidades de nitrógeno, fósforo y potasio en el fertilizante. Debido a que cada planta necesita distintas cantidades de estos 3 minerales, el tipo de fertilizante que debes comprar variará, sin embargo, una combinación común de 6-12-6 o 10-10-10 será suficiente para la mayoría de plantas.
    • Rocía o espolvorea el fertilizante directamente sobre la superficie de la tierra de acuerdo a las instrucciones del empaque.
    • Los fertilizantes líquidos pueden mezclarse con agua en la regadera. Para aplicarlos, simplemente riega las plantas.
    • No necesitas mezclar el fertilizante con la tierra de la maceta ya que se disolverá e incorporará en la mezcla por su cuenta con el paso del tiempo.
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    Limpia el polvo de tus plantas. Con el paso del tiempo, el polvo formará una capa delgada sobre las plantas de interior. Este polvo le quita su belleza natural a las plantas y también les dificulta el crecimiento tapando los “poros” de las hojas. Como resultado, es importante limpiar el polvo regularmente. Dependiendo del tamaño de tu planta, existen dos métodos de limpieza general distintos: limpiarlas con un trapo o enjuagarlas con agua en el lavadero. Si eliges limpiar tus plantas, mezcla una pequeña cantidad de agua tibia con un poquito de jabón lavavajillas o jabón para plantas, sumerge el trapo en la solución y luego pásalo cuidadosamente sobre las hojas. Si pones la planta bajo el chorro de agua del grifo, solo abre el agua tibia de tu lavadero y enjuaga cuidadosamente cada hoja de la planta con tus manos o con un trapo limpio.
    • Enjuagar tus plantas bajo el chorro de agua funciona mejor para las plantas pequeñas. Asegúrate de que no caiga demasiada agua dentro de la maceta.
    • En el mercado existen varias marcas de aerosoles limpiadores de plantas que puedes usar para quitar el polvo de sus hojas.
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    Aleja tus plantas de los ductos de ventilación. Los niveles de humedad de las casas tienden a ser menores que los niveles de humedad fuera de ellas. Como resultado, es común que las plantas domésticas se sequen debido a la falta de humedad. A pesar de que un riego regular puede ayudar a evitar esto, colocar tus plantas cerca de los ductos de ventilación hace que el problema sea más grave. Sea que esté funcionando la calefacción o el aire acondicionado, el flujo constante de aire secará las hojas de las plantas y las matará. Para resolver este problema, aléjalas de los ductos de ventilación de la habitación. También puedes incorporar un humidificador en la decoración para agregar humedad en el aire. [2]
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Método 2
Método 2 de 3:
Cuidar plantas de exterior

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    Asegúrate de que tus plantas reciban suficiente agua. El cuidado de tus plantas de jardín depende bastante de los elementos de la naturaleza y el ambiente que las rodea. Como resultado, la cantidad de regado que necesitan dependerá del clima y del tipo de tierra de tu zona. Generalmente, es una buena idea regar tus plantas 2 o 3 veces a la semana, sea manualmente con una regadera o con un sistema de rociadores. La tierra de tu jardín debe estar húmeda sin estar empapada y no tan seca como para que se agriete o forme polvo.
    • Averigua la cantidad de regado apropiada para cada planta. Algunas variedades prefieren grandes cantidades de agua mientras que otras necesitan tan solo un poquito.
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    Deshierba tu jardín regularmente. La maleza puede aparecer de la noche a la mañana y arruinar un jardín completamente encantador. Estas plantas no solo son desagradables a la vista, también ocupan espacio de cultivo valioso y consumen los nutrientes de la tierra, quitándoselos a las plantas ornamentales. Como resultado, trata de quitar la maleza cuando veas que aparezca. Sujeta cada hoja lo más cerca de la superficie que puedas y jálala directamente hacia arriba. Hacer esto incrementará las probabilidades de quitar todo el sistema de ra íces de la planta y retrasarás la aparición de maleza en el futuro.
    • Puedes usar un herbicida en tu jardín, pero la mayoría no son específicos para la planta y matarán a todas aquellas que las rodeen (no solo la maleza).
    • Busca el crecimiento de maleza debajo del follaje de una planta o un arbusto.
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    Abona tu jardín dejando unos cuantos meses. El abono es un tipo de fertilizante orgánico que se agrega a la superficie de tu jardín para evitar el crecimiento de maleza y para atrapar la humedad. Abonar tu jardín también agregará nutrientes a la tierra a medida que se mezcla con el tiempo, lo cual ayuda a tus plantas a crecer incluso más grandes. Puedes comprar abono en la mayoría de tiendas de suministros para el jardín. Simplemente agrega una capa de 2,5 a 5 cm (1 a 2 pulgadas) de abono sobre la superficie del jardín.[3]
    • Ten cuidado de no cubrir toda la base de tus plantas con abono ya que restringirás su crecimiento. Esto es especialmente importante para los árboles pequeños y los arbustos.
    • Puedes agregar una capa de compost orgánico como sustituto al abono. Ten en cuenta que el compost no prevendrá la aparición de hierba mala como lo hará el mantillo, aunque será beneficioso para el crecimiento de la planta.
    • En el caso de plantas permanentes, puedes colocar un tejido sobre el suelo para que actúe a modo de barrera contra las malezas. Usar esto junto con el mantillo reducirá casi por completo la aparición de maleza.
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    Corta cualquier planta muerta o enferma. Las enfermedades se pueden propagar rápidamente en un jardín si no las detienes. Lo mismo ocurre si una planta está herida: si no quitas las ramas moribundas, pueden propagarse por toda la planta. Cuando notes que haya plantas marrones, secas, frágiles o que parezcan tener una enfermedad, usa un par de tijeras de podar para cortar las ramas desde la base. Tira estas ramas a la basura en lugar de dejarlas como abono en tu jardín ya que contienen enfermedades y puedes contagiarlas a las plantas cercanas.
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    Poda las flores marchitas. El término “podar” se refiere a la práctica de cortar las cabezas muertas de las flores en una planta. Esto estimulará el crecimiento de nuevas flores y además te permite quitar las que tienen color marrón o están moribundas. Para hacer esto, simplemente usa un par de tijeras de podar para recortar la flor, justo debajo del capullo. Durante los próximos días verás que se empieza a formar un nuevo capullo que luego florecerá.
    • Para fomentar el crecimiento de las hojas, corta los capullos antes de que florezcan. Esto conservará la energía de la planta.
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    Fertiliza tus plantas una vez al mes. Las plantas de exterior obtienen más nutrientes del ambiente que las rodea que las plantas de interior, lo cual significa que quizá debas fertilizarlas mucho menos. Busca un fertilizante que cumpla con los requerimientos minerales específicos de tus plantas o consigue un fertilizante “promedio” como 6-12-6 o 10-10-10. Rocía o espolvorea el fertilizante sobre las plantas una vez cada 4 o 5 semanas según las instrucciones del empaque.
    • Mezcla el fertilizante en la parte superior a unos cuantos centímetros del suelo. Esto ayudará a reducir la escorrentía dañina de fertilizantes en las vías fluviales y otras áreas. Si el fertilizante se deja en la parte superior del suelo, los nutrientes quedarán en el aire en lugar de en el suelo.
    • Considera la posibilidad de utilizar alternativas orgánicas para la fertilización. La mayor parte de la nutrición contenida en los fertilizantes químicos se desperdicia debido a que se libera más rápido de lo que las plantas la utilizan. Además, solo aportan tres nutrientes. El compost orgánico maduro o las mezclas orgánicas proporcionan más micronutrientes. El compost orgánico liberará dichos nutrientes durante un periodo prolongado según los necesiten las plantas.
    • Si no sabes qué fertilizante usar, pídele consejos a las personas de las tiendas de suministros para jardín.[4]
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Método 3
Método 3 de 3:
Arreglar los errores más comunes

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    Agrega un drenaje a la tierra que no pueda drenar bien. Si tu jardín o tu planta en maceta tienen un charco de agua encima constantemente, entonces el drenaje de la tierra es inadecuado. Esto es malo porque la acumulación de agua puede causar que las raíces de la planta se pudran, haciendo que la planta muera con el paso del tiempo. Para arreglar esto, quita la planta de la tierra con cuidado, luego coloca la planta sobre una lona o en una maceta limpia. Después, cava uno poco de la tierra dura y cámbiala por una capa de piedras pequeñas o grava. Coloca tierra de jardinería fresca sobre esa capa y luego vuelve a poner la planta en su ubicación original.
    • Si toda la tierra tiene mal drenaje, puedes cavarla y mezclarla con arena para aumentar el flujo del agua.
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    Mueve las plantas que estén muy juntas. Si te emocionaste demasiado y sembraste varias plantas, unas al lado de otras cuando eran pequeñas, quizá te sorprendiste cuando crecieron y empezaron a competir por ocupar el espacio de tu jardín o de la maceta. Las plantas que están muy juntas no crecerán tan grandes ya que no hay suficientes nutrientes para que compartan. Simplemente desentierra la planta que desees y reubícala en una nueva maceta o en otro jardín que tenga más espacio. Llena el espacio vacío con tierra de jardinería fresca.[5]
    • Siempre usa tierra que compres en la tienda en lugar de usar la de tu jardín ya que la tierra de tu jardín contiene maleza, insectos y enfermedades de plantas que se propagarán en su nueva ubicación.
    • Te podrás dar cuenta si las plantas están muy juntas si es que crecen encima de ellas mismas o si las ramas principales de las plantas se enredan entre sí.
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    Evita usar demasiado abono. A pesar de que abonar las plantas es beneficioso porque agrega nutrientes y bloquea la presencia de maleza, agregar demasiado puede ser problemático para un jardín. Esto se debe a que el abono no solo bloquea la maleza, sino que también evita el crecimiento de las plantas en la superficie. Nunca agregues una capa de más de 5 cm (2 pulgadas) de abono en tu jardín. Si las plantas no crecen después de haber echado el abono, quita entre 1 y 2 cm (0,5 – 1 pulgada) y espera unas semanas para ver si la situación mejora.
    • Si agregas demasiado abono en la base del tallo o del tronco de un árbol, cortarás el valioso suministro de luz del sol y evitarás su crecimiento. Mueve el abono de la base de los tallos y árboles de tu jardín.
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    Corta cualquier planta muerta o enferma. Las enfermedades se pueden propagar rápidamente en un jardín si no las detienes. Lo mismo ocurre si una planta está herida: si no quitas las ramas moribundas, pueden propagarse por toda la planta. Cuando notes que haya plantas marrones, secas, frágiles o que parezcan tener una enfermedad, usa un par de tijeras de podar para cortar las ramas desde la base
    • Tira estas ramas a la basura en lugar de dejarlas como abono en tu jardín ya que si contienen enfermedades quizá las contagies a las plantas cercanas.
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    Evita regar demasiado tus plantas. A pesar de que tal vez pienses que estás regando bien tus plantas, si empiezan a tornarse amarillas y a decaer, probablemente les estés dando demasiada agua. La mayoría de plantas no necesitan que las riegues a diario, de hecho, les irá mejor si les das mucha agua cada cierta cantidad de días. Solo riega las plantas cuando la tierra esté seca hasta una profundidad de 5 cm (2 pulgadas). Si riegas cada vez que la superficie de la tierra se vea seca, lo más probable es que vayas a regar demasiado tus plantas. Si se te dificulta darles poca agua, prueba con una botella rociadora para regarlas en lugar de usar una regadera. Las botellas rociadoras evitan que uses demasiada agua ya que botan una pequeña cantidad por vez. [6]
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    Asegúrate de no plantar muy profundo tus plantas. Si las plantas mueren lentamente y se marchitan sin ninguna razón aparente, quizá las hayas enterrado demasiado. Las raíces de la planta tienen que estar relativamente cerca de la superficie para que puedan extraer los nutrientes de la tierra que está más arriba y poder recibir parte de los rayos del sol. Desentierra tus plantas con cuidado y vuelve a sembrarlas para que el cepellón quede justo debajo de la superficie de la tierra. Si el cepellón queda expuesto parcialmente, cúbrelo con una capa delgada de abono para protegerlo.
    • Al momento de trasplantar una planta de una maceta al jardín, mantén el nivel del suelo a la misma profundidad de la maceta.
    • Si las raíces están sobre la superficie en su mayoría, tu planta también morirá. Las raíces deben estar niveladas con la tierra superior del jardín.
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Consejos

  • Vuelve a sembrar las plantas de interior cada año para aumentar su crecimiento.
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Advertencias

  • Solo usa pesticidas orgánicos.
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Acerca de este wikiHow

Andrew Carberry, MPH
Coescrito por:
Especialista en sistemas alimentarios
Este artículo fue coescrito por Andrew Carberry, MPH. Andrew Carberry ha estado trabajando en sistemas alimentarios desde 2008. Tiene una maestría en Nutrición de Salud Pública y, Planificación y Administración de Salud Pública de la Universidad de Tennessee-Knoxville. Este artículo ha sido visto 462 599 veces.
Categorías: Siembra y cultivos
Resumen del artículoX

Para cuidar plantas de interiores, asegúrate de que les caiga por lo menos de 4 a 6 horas de luz solar todos los días y evita ponerlas cerca de rejillas de ventilación. Además, riégalas de manera regular y abónalas pasadas unas semanas para que se mantengan en su mejor estado. En el caso de plantas de exteriores, mantén su tierra alrededor sin mala hierba y echa una capa de mantillo pasados unos meses para que la tierra siempre se mantenga húmeda. Por último, no olvides quitar las hojas muertas o marchitas de manera regular para que tus plantas se mantengan sanas y evites la proliferación de enfermedades. Si quieres consejos para mantener un buen drenaje de la tierra, ¡sigue leyendo!

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