Las almohadillas de las patas de los perros amortiguan el impacto del movimiento y protegen sus huesos y articulaciones. Además funcionan como una fuente de aislamiento térmico.[1] Dado que los perros están de pie constantemente, y generalmente no tienen ningún tipo de protección o muy poca, sus patas son vulnerables y tienden a sufrir heridas abiertas y otras lesiones. Cuando tienen heridas en las patas, no descansan y no permiten que sanen. En lugar de eso, continúan actuando como perros: corren, juegan y vuelven a abrir las mismas heridas constantemente. A veces la presión que soportan tan solo al caminar puede hacer que las heridas se vuelvan a abrir.[2] Considerando que esta área del cuerpo tiende a sufrir infecciones, es importante sanar las almohadillas de las patas de tu perro tan pronto como puedas.

Método 1
Método 1 de 4:
Diagnosticar y evaluar el problema

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    Observa si tu perro cojea, se lame o sangra. Si notas que de pronto tu mascota ya no quiere apoyar su peso en una pata o se lame constantemente, es muy probable que tenga una herida en su almohadilla.[3]
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    Examina la pata inmediatamente cuando veas que hay incomodidad. Revisa toda la pata: entre los dedos, el dorso y entre las almohadillas.[4] Fíjate si está sangrando, si tiene cortes o raspones, si tiene residuos pegados o atorados, o si su pulgar está dislocado y colgando. También podría haberse roto una uña, lo que puede causar un sangrado abundante.[5]
    • Acércate al perro con cuidado, ya que podría estar adolorido y morderte sería su reacción natural.
    • Ten una actitud calmada y habla con voz suave.
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    Decide si debes llevarlo a la veterinaria. Si tu perro tiene un corte o una herida abierta de un diámetro menor a 1 cm (1/2 pulgada), posiblemente puedes tratarlo en casa.[6] Por otro lado, si se trata de un corte profundo, mejor consulta con un veterinario. De igual manera, si la herida sangra o supura líquidos de manera excesiva, también es recomendable que hables con un profesional.
    • Si bien muchos veterinarios prefieren no coser los cortes pequeños, sí podrían darte antibióticos para perros con el fin de evitar posibles infecciones.[7]
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    Si notas un posible problema, actúa rápidamente. Las heridas en las patas son vulnerables y pueden infectarse con bacterias, por lo que tendrás que tratarlas tan pronto como sea posible.[8]

Método 2
Método 2 de 4:
Tratar la herida

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    Limpia la herida. Con cuidado, enjuaga la pata bajo un chorro de agua tibia o llena una cubeta con agua tibia limpia y sumerge la pata. Esta última idea es más útil para lavar los restos que puedan haber quedado pegados. De ser necesario, puedes utilizar una pinza para quitar los restos.[9]
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    Detén el sangrado. Si la pata de tu perro sigue sangrando luego de quitar los residuos y lavar la herida, usa una venda o un paño limpio para aplicar un poco de presión en el área hasta que la sangre deje de salir.[10] Si no puedes controlar el sangrado luego de 5 minutos de aplicar presión continua, consulta con un veterinario.
    • Haz que el perro se eche y eleva la pata herida para ayudar a detener el sangrado.
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    Diluye un desinfectante. Tendrás que aplicar un antiséptico como la povidona o yodopovidona (medicamentos comerciales como el Betadine, Pyodine y Wokadine) para matar los gérmenes que hay cerca de la herida. Sin embargo, la aplicación de estos productos tal cual se venden podría quemar la piel del perro. Por lo tanto, se recomienda diluir el antiséptico en una solución de 1 parte povidona por 10 partes de agua tibia. Al terminar, se verá como una infusión o té poco cargado.[11]
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    Aplica el desinfectante. Una vez que hayas retirado los residuos, detenido el sangrado y limpiado la herida, usa una bola de algodón para aplicar la povidona diluida en el área afectada y permite que se seque con el aire.
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    Cubre la herida con un ungüento antibacterial. Puedes usar una pomada para humanos, como la bacitracina (por ejemplo, de la marca comercial Neosporin) o una diseñada específicamente para perros (como el Vetericyn). El ungüento ayudará a evitar las infecciones y no causará daño al perro si se lame la herida.[12]
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    Coloca una compresa o una gasa acolchada absorbente en la herida. La primera capa que tiene contacto con la pata debe estar esterilizada y ser antiadherente. Asimismo, debe ser lo suficientemente grande como para cubrir toda la herida. Algunas buenas marcas de compresas antiadherentes son Telfa y Medtronic. Puedes conseguirlas en la mayoría de las farmacias y en algunas tiendas de abarrotes.
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    Envuelve la pata herida y protégela para evitar que se dañe más. Asegura la compresa absorbente con un vendaje autoadhesivo diseñado para uso veterinario (como Vetrap, Pet-Flex y Pet Wrap). Deja los dedos libres y envuelve la pata hasta la articulación de la muñeca. Las garras o uñas deben casi tocarse entre sí. Si se separan o si la pata se siente fría, quiere decir que el vendaje está muy ajustado. En este caso, tendrás que retirarlo y empezar de nuevo.[13]
    • Esto ayudará a proteger la herida y evitar que se infecte, además de proporcionarle amortiguamiento adicional a la almohadilla.
    • Asegúrate de usar la presión adecuada para tu mascota. No querrás cortarle la circulación. El vendaje debe quedar ceñido como para quedarse en el lugar donde está envuelto, pero lo suficientemente suelto como para que quepan dos dedos entre el vendaje y la pata. Si queda muy ajustado, podrías interrumpir la irrigación de sangre a la pata y hasta causar la pérdida de uso de la pata. Si te preocupa la posibilidad de dañar a tu mascota, comunícate con el veterinario.

Método 3
Método 3 de 4:
Ayudar a la recuperación de tu perro

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    Cambia las compresas y los vendajes a diario. Tendrás que cambiar estos materiales a diario hasta que la herida se sane por completo. La frecuencia puede ser mayor si la pata sangra o supura líquidos. Dado que los perros sudan por las patas, debes mantenerte atento a la compresa para asegurarte de que se mantenga seca y limpia.[14]
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    Evita que tu perro lama o muerda el vendaje. Estos animales tienden a lamerse o quitarse las gasas y vendajes, lo que solo hará que la herida se demore más en sanar. Además, podría causar una infección. Como solución, puedes aplicar un elemento disuasorio, como un aerosol con sabor a manzana agria, al exterior del vendaje para evitar que el perro lo lama o muerda.
    • Si el sabor feo no funciona, podrías usar un collar electrónico o un cono para restringir sus movimientos por unos días.[15]
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    Usa una bota o zapato para sacar al perro. Si bien tu mascota está herida, de todos modos tendrá que salir a la calle a pasear o hacer sus necesidades de vez en cuando. Para darle un nivel adicional de protección a la pata y no interrumpir su recuperación, usa una bota para cubrir la herida y el vendaje cuando lo saques de casa.
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    Vuelve a evaluar la situación luego de unos días. Si luego de 3 días de tratamiento, la herida continúa sangrando o no se ha cerrado, lleva a tu mascota a la veterinaria para que le den otro tratamiento.[16]
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    Trata una infección inmediatamente. Una pata infectada puede causar problemas a largo plazo si no se cura con rapidez. Durante el proceso de recuperación, observa la herida y presta atención a cualquier señal hinchazón o irritación en la almohadilla, ya que esto podría indicar una infección. Cuando cambies el vendaje y la compresa, podrías sentir un olor fétido o humedad en la pata, lo que también podría indicar una infección. Otras señales de este problema serían si de pronto el perro parece estar sufriendo más o si se rehusa a caminar. Si observas alguna de estas señales, consulta con un veterinario de inmediato.[17]

Método 4
Método 4 de 4:
Evitar problemas en el futuro

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    Examina las patas de tu perro cuando regrese de la calle. Luego de pasar un tiempo afuera, asegúrate de que no haya residuos pegados que puedan causar problemas o heridas en las patas de tu mascota. Revisa entre los dedos para ver si hay piedritas, semillas y otros restos que puedan cortar o irritar su piel. Puedes usar una pinza para quitarlos.[18] También puedes dejar una cubeta con agua cerca de la puerta para poder enjuagar sus patas rápidamente cuando entre a la casa.[19]
    • Es buena idea ser proactivo respecto al cuidado de las patas de tu mascota. Si encuentras un problema a tiempo, será más fácil de tratar.
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    Mantén el patio limpio. No todas las heridas pueden evitarse, pero sí puedes hacer algunas cosas sencillas para mantener la buena salud de tu mascota. Una de ellas es revisar el patio para ver si hay vidrios rotos, piedras pequeñas o pedazos de metal y retirar todos estos restos para evitar que se atoren en las patas de tu perro. Prevenir las heridas es más sencillo que tratarlas.[20]
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    Presta atención al clima. Las patas de los perros son sensibles a las condiciones climáticas extremas. Por ejemplo, el suelo caliente puede quemarle las patas. De igual manera, la nieve, el hielo y la sal pueden hacerle daño. Si hace mucho calor, procura sacar a tu mascota antes del amanecer o al anochecer para evitar causar posibles ampollas o irritación en sus patas.[21] Las botas para perros o la cera para patas puede ayudar a proteger su piel durante los días fríos o con nieve.
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    Humecta las patas de tu perro para mantenerlas en buen estado. Para asegurarte de que estén sanas y fuertes, es buena idea humectarlas y así evitar que se resequen y se agrieten. Procura usar un producto diseñado para perros, ya que los de humanos pueden hacerles daño. El veterinario podría darte algunas recomendaciones.[22] Otra alternativa es frotarlas con vitamina E.[23]
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    Evita causar heridas por uso excesivo. Al igual que los atletas humanos, los perros necesitan tiempo para acostumbrarse a una nueva rutina de ejercicio. Si llevas a tu mascota a hacer caminatas o a correr, procura darle tiempo para que su cuerpo y sus patas se aclimaten a la nueva actividad y así evitar lesiones por irritación o resequedad.[24]

Acerca de este wikiHow

Lauren Baker, DVM, PhD
Coescrito por:
Veterinaria
Este artículo fue coescrito por Lauren Baker, DVM, PhD. La Dra. Baker es veterinaria y candidata a un PhD en Ciencias Biomédicas Comparativas. La Dra. Baker recibió su título de médica veterinaria en la Universidad de Wisconsin en 2016, y continuó para recibir un PhD a través de su trabajo en Comparative Orthopaedic Research Laboratory. Este artículo ha sido visto 2014 veces.
Categorías: Cuidado de los perros