Los chiles verdes son pimientos deliciosos y suaves que se pueden usar en una serie de platos de comida. Si esperas cultivar tus propios chiles, compra algunas semillas de chile o cosecha unos cuantos chiles rojos pasados. Si le das a la planta de chile luz sola directa, agua, tierra y atención, disfrutarás de chiles frescos en un par de meses.

Parte 1
Parte 1 de 4:
Sembrar las semillas

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    Compra un paquete de semillas o usa semillas de un chile pasado. Busca un paquete de semillas de chile en un vivero o una tienda de jardinería de tu localidad, así como en línea. Si ya tienes chiles en casa, espera hasta que estén pasados (demasiado maduros) y córtalos por la mitad para quitarles las semillas. Una vez que estas semillas se sequen, puedes plantarlas en la tierra.[1]
    • Un chile pasado se pondrá rojo y empezará a secarse un poco.
    • Es posible que las semillas de un chile que todavía no está maduro no germinen.
    • Seca las semillas colocándolas sobre una toalla de papel durante varias horas.
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    Planta las semillas al final del invierno para obtener mejores resultados. La mayoría de las personas empiezan a cultivar las semillas en interiores a fines de marzo, cuando el clima es más cálido. Como alternativa, puedes esperar hasta abril. Es mejor si plantas las semillas en interiores para que tengan una ventaja antes de plantarlas al aire libre.[2]
    • A los chiles no les va bien en las heladas, por lo que es importante esperar hasta que la amenaza de las heladas haya pasado por completo durante la temporada antes de plantarlos afuera.
    • Las semillas tardan entre 2 y 4 meses en crecer y producir frutos, por lo que es importante empezar con anticipación.
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    Llena una bandeja de germinación con tierra fértil para macetas. Elige una tierra para macetas rica en nutrientes de una tienda de jardinería de tu localidad y llena cada celda de la bandeja con la tierra. Llena las celdas aproximadamente tres cuartas partes de su capacidad con tierra y asegúrate de que las celdas tengan agujeros en la parte inferior para el drenaje.[3]
    • Las bandejas de germinación son perfectas para sembrar semillas, ya que puedes llenar cada celda de 2,5 cm (1 pulgada) con semillas individuales y controlar su crecimiento fácilmente.
    • Si lo deseas, busca una mezcla de tierra para semillas.
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    Coloca 3 semillas en cada celda de la bandeja dándoles espacio entre sí. Si bien puedes optar por poner solo 1 semilla en cada celda, lo mejor es poner 3 en caso de que las otras no broten. Colócalas en la tierra con cuidado, dejando un espacio entre cada una de las semillas en cada celda para que tengan espacio para crecer.[4]
    • No es necesario presionar las semillas en la tierra.
    • Usa los dedos para colocar cada semilla en la tierra.
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    Cubre las semillas con una capa fina de tierra para macetas. Usa la misma tierra para macetas que usaste para llenar la bandeja de semillas y espolvorea una capa delgada sobre las semillas. Esta capa debe ser solo lo suficientemente gruesa para proteger a las semillas contra el viento o el agua, y permitir que crezcan fácilmente a través de la tierra.[5]
    • Al regar las semillas, la capa fina de tierra en la parte superior debe evitar que el agua las desplace. Aun así, riega las semillas suavemente con un atomizador o una regadera para no interrumpir su crecimiento.
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    Coloca la bandeja de semillas a la luz solar indirecta en el interior. Evita colocar la bandeja de semillas a la luz solar directa inmediatamente después de plantarlas. En su lugar, coloca la bandeja de semillas en el alféizar de una ventana o una mesa con luz solar indirecta. Está bien si el lugar algunas veces recibe sombra, pero debe permanecer cálido para que las semillas puedan germinar.[6]
    • Asegúrate de que las semillas reciban al menos 6 horas de luz solar indirecta al día. Si las condiciones interiores no son lo suficientemente cálidas o brillantes, usa una estera de calentamiento de semillas y una luz de cultivo, disponibles en la mayoría de las tiendas de jardinería.
    • Considera usar un invernadero de plástico para interiores para ayudar a conservar el calor para que las semillas puedan germinar.
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    Riega las semillas, revisando la tierra a diario para asegurarte de que esté húmeda. Dale un buen riego a las semillas inmediatamente después de plantarlas y luego revisa la tierra todos los días para asegurarte de que todavía esté húmeda. Ten cuidado de no regar en exceso la tierra, ya que a las plantas de chile no les gusta el exceso de agua.[7]
    • Si presionas la tierra y todavía sientes que está ligera y aireada, pero húmeda, significa que está perfecta. Si la presionas, y tu dedo se hunde en ella y salen algunas gotas de agua, significa que está demasiado mojada.
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    Espera de 6 a 8 días para que las semillas germinen. Continúa revisando las semillas para asegurarte de que la tierra esté húmeda y reciba suficiente luz solar. Después de 6 a 8 días, debes ver pequeños brotes verdes que brotan de la tierra, lo que indica que las semillas han germinado.[8]

Parte 2
Parte 2 de 4:
Trasplantar las plántulas

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    Mueve la planta a un lugar más soleado después de que las semillas hayan germinado. Una vez que las semillas han brotado, es seguro trasladar la planta a un lugar más soleado con luz más directa. Sigue revisando la tierra para asegurarte de que la planta no se seque ahora que está en un lugar más cálido.
    • Un lugar más cálido puede ser un invernadero o justo enfrente de una ventana soleada.
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    Transfiere la planta a una maceta más grande una vez que las plántulas tengan 4 cm (1,6 pulgadas) de altura. Una maceta de 20 a 25 cm (8 a 10 pulgadas) sirve mejor, aunque puedes usar una que sea un poco más pequeña y transferir la planta nuevamente más adelante, si es necesario. Cuando muevas la planta a la maceta más grande, añade un poco de tierra fresca y riégala bien una vez que hayas terminado.[9]
    • Las plántulas deben tardar aproximadamente 1 mes en crecer lo suficiente como para que puedas trasplantarlas.
    • Siéntete libre de colocar esta maceta al aire libre en lugar de solamente dentro de la casa.
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    Usa una tierra fértil y con buen drenaje. Puedes encontrar tierra rica en nutrientes en una tienda de jardinería o un vivero. Si lo deseas, añade un poco de abono orgánico a la tienda que mantendrá la planta de chile saludable y feliz.[10]
    • Revisa las instrucciones del abono para que sepas cuánto agregar a la tierra.
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    Asegúrate de que la maceta tenga un drenaje excelente. Una forma de ayudar a asegurar que el agua se drene bien es rociar grava gruesa en el fondo de la maceta. Esto facilita que el agua se drene y los orificios de drenaje de la maceta no se obstruyan con tierra fácilmente. Siempre revisa la maceta para asegurarte de que tenga los orificios adecuados de drenaje.[11]
    • Si vas a colocar la planta en interiores sobre una mesa o alféizar de la ventana, coloca un plato o una bandeja debajo de la maceta para recolectar el exceso de agua.
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    Evita dañar las raíces al transferir la planta. Ten mucho cuidado al sacar la planta de la celda de la bandeja. En su lugar, usa una pala pequeña para cavar suavemente alrededor de las raíces para aflojarlas del suelo. Mueve todo el cepellón a la maceta con tierra nueva, cubriendo las raíces con tierra para que queden cubiertas nuevamente.[12]
    • Si te preocupa dañar las raíces con la pala, usa una cuchara para mover suavemente la tierra.

Parte 3
Parte 3 de 4:
Mantener las plantas

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    Asegúrate de que la planta de chile reciba al menos 6 horas de luz solar al día. Mantén la planta en un lugar cálido y protegido, como el alféizar de una ventana. La cantidad mínima de luz que la planta necesita para crecer es 6 horas, aunque más luz solar es mejor.[13]
    • Donde sea que coloques la planta de chile, asegúrate de que la temperatura no baje de los 15 °C (59 °F).
    • Se requiere luz solar directa para cultivar chiles, así que debes mantenerlos al aire libre el mayor tiempo posible.
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    Riega la planta 2 o 3 veces a la semana. Está bien si la planta se seca un poco entre los días de riego, ya que a las plantas de chile les gusta secarse un poco. Cuando riegues la tierra, riégala generosamente y asegúrate de que la tierra todavía esté húmeda una vez que hayas terminado.[14]
    • Si la tierra está blanda o el agua cae constantemente de la maceta, es una señal de que regaste la planta en exceso.
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    Dale a la planta un fertilizante líquido una vez que empiece a producir frutos. Si quieres facilitar el crecimiento de la planta, compra un fertilizante orgánico en una tienda de jardinería o en línea. Sigue las instrucciones del fertilizante para alimentar a la planta cada 3 semanas aproximadamente una vez que veas que los chiles empiezan a crecer de la planta.[15]
    • El fertilizante líquido les dará más nutrientes a las plantas.
    • Busca un fertilizante que esté orientado a la producción de frutos.

Parte 4
Parte 4 de 4:
Cosechar chiles verdes

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    Cosecha los chiles cuando estén verdes. Después de aproximadamente 2 o 3 meses, los chiles verdes empezarán a crecer de la planta. Cuando estés contento con su tamaño, es hora de cosecharlos. Si quieres chiles verdes, recuerda cortarlos antes de que empiecen a ponerse rojos.[16]
    • Los chiles se volverán rojos cuanto más tiempo se dejen en la planta y su sabor picante también aumentará con el tiempo.
    • Empezarán a ponerse rojos varias semanas después de que los chiles verdes hayan crecido por completo.
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    Fíjate si los chiles de desprenden fácilmente de la planta. Esta es una señal de que están maduros. Si tiras del pimiento y es muy difícil sacarlo de la planta, es mejor esperar más tiempo para que continúe creciendo y madurando.[17]
    • Tira suavemente de la planta para no dañarla.
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    Usa tijeras de podar o un cuchillo para cosechar los chiles. Toma el cuchillo o las tijeras de podar y corta el chile por su tallo verde, justo encima de la parte superior del chile físico. Hazlo con todos los chiles que planeas cosechar.[18]
    • Corta los chiles cuando la planta esté seca en lugar de húmeda para evitar la propagación de enfermedades.
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    Considera la posibilidad de protegerte las manos cuando manipules los chiles. Los aceites de los pimientos pueden irritar la piel y especialmente los ojos. Para evitar que el aceite de pimiento manche tus manos, usa guantes de jardinería para protegerlas.[19]
    • También es una buena idea lavarte las manos inmediatamente después de tocar los chiles verdes.

Consejos

  • Guarda los chiles sobrantes que hayas cosechado colocándolos en una bolsa sellada en el congelador, aunque ten en cuenta que esto podría cambiar su textura.
  • Lleva la planta en la maceta adentro si el clima se torna helado.

Cosas que necesitarás

  • semillas de chile
  • bandeja de germinación
  • tierra para macetas
  • pala
  • maceta
  • tijeras de podar o cuchillo
  • fertilizante líquido (opcional)
  • guantes de jardinería (opcional)

Acerca de este wikiHow

Lauren Kurtz
Coescrito por:
Horticultora profesional
Este artículo fue coescrito por Lauren Kurtz. Lauren Kurtz es especialista en naturalismo y horticultura. Lauren ha trabajado para Aurora, Colorado administrando el jardín Water-Wise en el Centro Municipal de Aurora para el Departamento de Conservación del Agua. Recibió una licenciatura en estudios ambientales y de sostenibilidad en la universidad Western Michigan en 2014. Este artículo ha sido visto 1950 veces.
Categorías: Siembra y cultivos