Imagina unas galletas decoradas con azúcar sabor a fresa y vainilla o usar azúcar sabor a albahaca para escarchar el borde de un vaso de coctel. Imagínate jugándole una broma a tu peor enemigo con azúcar roca sabor a pimienta de cayena. Es hora de llevar este ingrediente simple al siguiente nivel.

Método 1
Método 1 de 4:
Darle sabor con especias molidas

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    Elige el azúcar. El azúcar blanco normalmente tiene un sabor menos complejo que otros azúcares, así que constituye una buena base para añadirle nuevos sabores. El azúcar moreno o el azúcar crudo también son útiles, pero el resultado de estos últimos será un sabor menos predecible debido a su alto contenido de melaza.
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    Vierte 1 taza (240 ml) de azúcar en un recipiente hermético. Vierte el azúcar en una bolsa con cierre hermético, un recipiente tupperware, un frasco o cualquier otro recipiente hermético limpio. No será necesario usar una licuadora u otra herramienta puesto que este método usa especias secas en polvo.
    • Puedes hacer fácilmente una tanda más pequeña o más grande con estas mismas instrucciones. Solo recuerda multiplicar la cantidad de especias usadas.
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    Añade 2 a 10 cucharaditas (10 a 50 ml) de especias. Para este método, usa una especia seca molida o en polvo (o muele la especie en un triturador de especias o un mortero). Las distintas especias tienen distintas cualidades, así que experimenta con toda libertad. El rango de cantidades que indicamos es un buen punto de inicio: desde 2 cucharaditas (10 ml) para un toque de sabor hasta 10 cucharaditas (50 ml) para un sabor fuerte.
    • La canela, el cardamomo, el jengibre y la nuez moscada son muy usados en postres, lo cual los convierte en una opción obvia para combinarlos con el azúcar. Estos funcionan bien solos o mezclados para hacer varias combinaciones.
    • El azúcar con pimienta de cayena es un sabor para los valientes y permite añadir un toque intenso a un plato o coctel.
    • Con este método también puedes agregar cacao en polvo sin azúcar, café instantáneo u otro ingrediente en polvo lleno de sabor. Usa 1/4 taza (60 ml) de estos ingredientes, ya que tienden a tener un sabor menos concentrado que las especias.
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    Mezcla bien los ingredientes. Cierra el recipiente hermético y agítalo para mezclar el azúcar con las especias. Otra alternativa es mezclarlos con un tenedor u otro utensilio, pero asegúrate de que los ingredientes estén bien distribuidos antes de cerrar el recipiente.
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    Deja reposar el azúcar durante toda la noche o más tiempo antes de usarlo. El azúcar requiere tiempo para absorber los sabores añadidos y volverse más intenso durante los próximos días. Ya que todos los ingredientes que se usan en este método son secos, podrías almacenar este azúcar en un salero común o un azucarero.

Método 2
Método 2 de 4:
Darle sabor con hierbas o cáscara de cítricos

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    Elige un sabor. Con este método puedes agregar cualquier hierba de hoja verde o cáscara de cítricos. Estas son algunas ideas, además de las cantidades estimadas que debes usar por cada taza (240 ml) de azúcar:
    • El romero, los capullos de rosa secos o la lavanda seca de uso culinario son sabores aromáticos. La lavanda producirá un aroma especialmente intenso. Reserva cerca de 3 cucharadas (45 ml) por taza (240 ml) de azúcar.[1]
    • La menta permite obtener un azúcar que queda bien con los productos de pastelería y los cocteles. Usa 1/2 taza (120 ml) de hojas de menta sueltas.[2]
    • La albahaca es un sabor más inusual para los dulces y podría quedar bien con la lima. Usa cerca de 1,5 cucharadas (22 ml).[3]
    • También puedes añadir al azúcar la cáscara de limón, lima, naranja o cualquier otra fruta cítrica. Pela la cáscara exterior colorida de la fruta y evita la piel blanca. Usa la cáscara de dos frutas para obtener un sabor moderado o varias más para un sabor más intenso.
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    Seca los ingredientes húmedos, luego deja enfriar. Debes secar las hojas frescas y la cáscara de los cítricos antes de agregarlos para evitar llenar el azúcar de humedad. Hay varias formas de lograrlo:
    • Extiéndelos en una capa de toallas de papel, sin que se superpongan y caliéntalos en el microondas en intervalos de 30 segundos. Verifica entre cada intervalo y retíralos cuando las hierbas estén crujientes.[4]
    • Enciende el horno en la temperatura más baja, coloca las hierbas sobre una bandeja para horno y calienta durante 20 minutos o hasta que se sequen. No es recomendable usar un horno a una temperatura superior, debido al riesgo de quemar las hierbas.[5]
    • Deja las hierbas en un lugar con una ligera brisa para que sequen durante 8 a 24 horas. La luz solar directa podría reducir el sabor.
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    Muele los ingredientes. El azúcar absorberá los aromas mucho más rápido si mueles los demás ingredientes en un triturador de especias o un molinillo de café. Esto también permitirá obtener un producto final con un color y textura más homogéneos.
    • Un procesador de alimentos también podría funcionar, pero es posible que no pulverice por completo los ingredientes.[6]
    • Si usas lavanda seca, tal vez prefieras dejar las flores enteras en el azúcar y colarlas antes de usar el azúcar. Luego, puedes usar las flores de lavanda (o algunas cucharadas de azúcar con sabor a lavanda) para hacer un par más de tandas de azúcar antes de que pierdan su potencia.[7]
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    Mezcla los ingredientes en 1 taza (240 ml) de azúcar. El azúcar blanco granulado tiene menos probabilidades de amontonarse que la mayoría de los demás azúcares, lo cual lo convierte en una buena opción para estos ingredientes que contienen humedad. Experimenta con toda libertad con otras opciones, si lo deseas.
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    Almacena el azúcar en un recipiente hermético. El azúcar debe reposar durante toda la noche y mantener su sabor intenso durante los próximos días. Almacénalo en un recipiente hermético seco para protegerlo de la humedad y los microorganismos.
    • Usa el azúcar con cáscara de cítricos dentro de dos semanas.[8]

Método 3
Método 3 de 4:
Darle sabor con otros ingredientes

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    Usa extractos saborizados. El extracto de almendras, el extracto de vainilla y los extractos de frutas son formas simples de darle sabor al azúcar. Empieza añadiendo solo 2 a 4 gotas del extracto por cada taza (240 ml) de azúcar, ya que estos sabores son concentrados. Revuelve bien hasta obtener un color homogéneo, usando una cuchara para aplastar los grumos de azúcar húmedo.
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    Añade una semilla de vainilla. Corta una vaina de semilla de vainilla a lo largo y saca la mayor cantidad posible del material pegajoso que se encuentra al interior. Revuelve o mezcla bien este material pegajoso con 2 a 4 tazas (480 a 960 ml) de azúcar, dependiendo de la intensidad de sabor que deseas lograr.[9] Agrega la vaina al azúcar y guárdalo en un recipiente hermético. Espera al menos 48 horas antes de usarlo, mientras el azúcar absorbe el sabor.
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    Dale sabor al azúcar con bíter (bebida alcohólica amarga elaborada a base de hierbas). Tal vez nunca antes pensaste en hacer azúcar alcoholizado, pero ahora de seguro que te interesa. Los bíteres usualmente tienen un sabor fuerte, así que empieza con 2 o 3 cucharaditas (10 a 15 ml) por taza (240 ml) de azúcar y añade más si es necesario.
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    Muele frutas liofilizadas. Puedes molerlas en un triturador de especias o un molinillo de café, luego mézclalas con el azúcar manualmente.[10] Esto también le añadirá color al azúcar más que la mayoría de los demás sabores.

Método 4
Método 4 de 4:
Usar el azúcar saborizado

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    Agrega el azúcar a las bebidas. Incorpora azúcar de vainilla o azúcar de cacao a la leche caliente. Usa azúcar de menta o azúcar cítrico en el té helado o los mojitos. Puedes usar casi cualquier azúcar saborizado para decorar cocteles. Frota una rodaja del limón por el borde del vaso, luego espolvorea los cristales de azúcar por encima de él.
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    Úsalo en postres. Muchas especias y extractos que se usan para darle sabor al azúcar ya se usan en los postres. Sustituye el azúcar común con azúcar saborizado en una receta de postre o resalta más su sabor usándolo para decorar muffins, arroz con leche o un postre helado. Usa azúcar cítrico para añadir un matiz agrio adicional.
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    Haz cubos o formas de azúcar. Puedes usar el azúcar granulado para hacer cubos de azúcar añadiendo 1 cucharadita (5 ml) de agua por cada 1/2 taza (120 ml) de azúcar. Si es necesario, añade más agua o azúcar en cantidades pequeñas y revuelve bien hasta que el azúcar esté ligeramente húmedo y tenga una textura desmenuzable. Coloca la mezcla en una cubitera pequeña para hacer cubos de azúcar tradicionales o en un molde de silicona para obtener formas más inusuales. Déjalos a temperatura ambiente hasta que se endurezcan (durante una a ocho horas) y luego trasládalos a un recipiente hermético.[11]
    • Si no dispones de moldes, puedes apretar el azúcar en una bandeja para horno forrada con papel manteca. Córtalo en cuadrículas (o en cualquier forma que desees darle) y luego déjalo secar.[12]
    • Puedes darle sabor al azúcar al mismo tiempo que haces los trozos de azúcar sustituyendo la mitad del agua con un extracto o un bíter.
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    Haz azúcar roca. Una vez que el azúcar haya pasado dos días absorbiendo los aromas, convierte tu azúcar saborizado en azúcar roca. Ata una cuerda a un bolígrafo y colócalo sobre un vaso de vidrio limpio. Calienta el azúcar saborizado en una cacerola con agua para hacer un jarabe simple y luego viértelo en el frasco. Si usaste un saborizante de textura más gruesa que el polvo, puedes colar el jarabe a través de un colador mientras lo viertes en el frasco.
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    Haz algodón de azúcar. Es posible hacer algodón de azúcar incluso sin usar una máquina, aunque el proceso es complicado. Si usaste ingredientes húmedos, permite que el azúcar seque al menos dos semanas antes de usarlo para hacer algodón de azúcar. También necesitarás colar el azúcar a través de un colador fino para eliminar los ingredientes gruesos.

Consejos

  • Haz el azúcar aún más único añadiéndole un par de gotas de colorante para alimentos.
  • Marca el frasco de azúcar con el ingrediente y la fecha de elaboración.

Cosas que necesitarás

  • Un bol para mezclar
  • Un triturador de especias, un molinillo de café, un procesador de alimentos o una licuadora
  • Un microondas o un horno común (opcional)
  • Una cuchara o un batidor de alambre

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