Un jamón demasiado salado puede arruinar los planes para una cena perfecta. Puedes quitarle la sal antes de cocinarlo remojándolo en agua fresca y luego enjuagando cualquier residuo de sal que quede. Otra opción es hervirlo para quitarle la sal o usar menos en una receta para que no quede tan salado.

Método 1
Método 1 de 2:
Retirar la sal de un jamón

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    Desala el jamón antes de cocinarlo. Lo mejor es desalar el jamón antes de cocinarlo si es posible. Procura desalar el jamón antes de hornearlo, asarlo o recalentarlo, siempre que sea posible. Esto asegurará que puedas eliminar la mayor cantidad de sal que se pueda.
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    Remójalo en agua. La dilución es una muy buena manera de eliminar parte de la sal, si el jamón tiene demasiada. Colócalo en un recipiente con agua fría y fresca. Cubre el recipiente con una tapa o papel aluminio. Luego coloca el recipiente en el refrigerador al menos de 2 a 4 horas. Esto ayudará a reducir la sal en el jamón.[1]
    • Para eliminar la sal de un jamón, puedes remojarlo por hasta 72 horas. Entre más tiempo lo remojes, menos salado quedará.
    • Asegúrate de cambiar el agua regularmente si remojas el jamón por más de 4 horas. Reemplaza el agua cada 2 horas para reducir el crecimiento de bacterias.
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    Después de remojar el jamón, enjuágalo. Enjuaga el jamón con agua después de remojarlo. Lo mejor es usar agua fresca y fría. Enjuágalo por completo. Esto ayudará a eliminar el exceso de sal en la superficie del jamón. Una vez lo hayas hecho, puedes cocinarlo.[2]
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    Puedes hervir el jamón. Puedes intentar hervirlo si remojarlo no elimina la sal. Corta el jamón en trozos grandes y coloca la carne en una olla con agua hirviendo. Déjalo hervir durante unos diez minutos. Esto puede ayudar a extraer la sal restante.[3]
    • Prueba el jamón después de hervirlo durante unos diez minutos. hiérvelo durante uno o dos minutos más si todavía está demasiado salado.
    • No hiervas el jamón por más tiempo del necesario para eliminar la sal. Si lo haces, quedará duro, seco o poco apetitoso.
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Método 2
Método 2 de 2:
Disimular la salinidad

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    Sírvelo con productos lácteos. Sirve el jamón con productos lácteos como queso, crema agria o queso cottage para reducir un poco de la salinidad del jamón si es demasiada. Los productos lácteos ayudarán a neutralizar la sal.[4]
    • Puedes picar el jamón y agregarlo a unas papas gratinadas.
    • Agrégale el jamón salado a un omelette con queso cheddar y vegetales para hacer un desayuno o almuerzo rápido.
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    Ponle un poco de jugo de limón al jamón cocido. El ácido puede ayudar a neutralizar el exceso de sal. Si está demasiado salado, considera rociarle un poco de limón para ayudar a disimular la sal. Asegúrate de usar solo una pequeña cantidad y no más de una cucharada para todo el jamón. Frota jugo de limón en la superficie del jamón y déjalo reposar durante unos 15 minutos antes de servir.[5]
    • Puedes neutralizar la sal con vinagre blanco.
    • Después de quince minutos prueba el jamón. Si aún está muy salado, déjalo que absorba el vinagre o el jugo de limón durante otros diez a quince minutos.
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    Utiliza menos jamón en las recetas. Si son sobras de jamón demasiado salado, aún puedes aprovecharlo usando menos. Por ejemplo, si agregas el jamón a una sopa o estofado, usa dos tercios de la cantidad indicada en la receta. Esto puede ayudar a reducir el exceso de sal al mismo tiempo que te permite aprovechar al máximo las sobras.[6]
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Categorías: Salchichas y jamones
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