Desde niños que esperan la visita del hada de los dientes adultos que le tienen terror a ir al dentista, sacarse un diente es una experiencia en la que casi no se derrama sangre. Sin embargo, cuando realmente ocurre un sangrado después de que uno se saca un diente, se puede usar estrategias simples que por lo general abordan el problema rápidamente. No obstante, no reemplaces este consejo por el de un profesional de la salud dental, ya que podrías causarte un sangrado excesivo que no puedas detener.

Método 1
Método 1 de 2:
Detener el sangrado de la extirpación de un diente de leche

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    Deja que la naturaleza siga su curso. Cuando la extirpación del diente de leche causa más que un poco de sangrado, por lo general es una señal de que se ha sacado antes de tiempo. Dejar que el diente se afloje naturalmente al punto en el que se salga incluso con la más ligera intervención es casi siempre el método recomendado, menos doloroso y con menos sangre.[1]
    • En vez de tomar el hilo dental y arrancar el diente de un tirón como tu padre tal vez lo haya hecho, anima a tu hijo a voltear el diente por sí solo. La lengua es la mejor herramienta para realizarlo, y al final un movimiento ligeramente oscilante será de gran ayuda.
    • Si necesitas ayudarle a tu hijo a sacarse el diente, aprieta el diente entre tu dedo pulgar e índice con una gasa de algodón cubriendo el diente y mueve de adelante hacia atrás con cuidado. Si te cuesta sacarlo, aún no es tiempo de extraerlo.
    • Si te preocupa que un diente flojo no se caiga, consulta con el dentista de tu hijo.
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    Debes esperar que salga un poco de sangre. Algunos dientes de leche se caerán sin causar ningún sangrado, pero es normal que sangre un poco. Recuerda que algunas gotas de una mezcla de sangre con saliva puede darte la idea de que hay un sangrado excesivo, así que prepara a tu hijo (y no reacciones de manera exagerada) si ves un poco de sangre en su boca.
    • Enjuágate rápido y escupe con agua fría inmediatamente luego de haberte sacado el diente para limpiar tu boca de la sangre, pero no sigas enjuagándote después. Querrás evitar que se forme un coágulo, no lavarlo.
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    Ponte una gasa de algodón limpia y húmeda durante quince minutos. Si el sangrado es leve, como lo es generalmente con la extirpación de un diente de leche, es probable que no tengas que ponerte la gasa. Sin embargo, si todavía hay sangrado después de más o menos un minuto, usa la gasa para contener el flujo de sangre y facilitar la coagulación.
    • Enrolla un poco de gasa limpia que hayas empapado con agua, que evitará que la sangre se pegue a ella. Haz que tu hijo muerda la gasa durante quince minutos.[2]
    • Enséñale a tu hijo a no dejar de presionar la gasa ni que la mueva. Dile que la muerda constantemente. Tal vez no sea fácil, pero hazle recordar la recompensa que traerá el hada de los dientes.
    • A lo mejor tengas que sostener la gasa para un niño pequeño, en especial si te preocupa que se la trague.
    • Revisa después de quince minutos. Si el sangrado no se ha detenido, coloca una nueva gasa y comunícate con el dentista de tu hijo.[3]
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    Mantén la cabeza de tu hijo levantada, con el rostro inclinado. Si necesitas usar una gasa para detener el sangrado, mantener la cabeza levantada utiliza la gravedad para limitar el flujo sanguíneo al área, mientras que inclinar la cabeza evita que la sangre (o la gasa) entre en la garganta.[4]
    • Tragar sangre puede dar náuseas. Esa también es la razón por la que uno debe inclinar la cabeza cuando le sangra la nariz.
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    No sigas enjuagando la boca del niño. Usar agua tibia y salada como un enjuague es un remedio común para detener el sangrado de un diente flojo. Sin embargo, si lo haces cuando el coágulo se está formando o se acaba de formar, es probable que disuelvas o desprendas un coágulo y vuelvas a sangrar.
    • Tampoco uses enjuagues hechos a base de peróxido de hidrógeno o alcohol. También pueden disolver o desprender los coágulos.[5]
    • Las bebidas y comidas calientes también pueden hacer que vuelvas a sangrar, así que no tomes sopa hasta el día siguiente. Tomar agua fría es la mejor manera de hidratarse después de la extirpación de un diente en niños y adultos.
    • Puedes empezar a enjuagarte con agua tibia y sal (una cucharadita por cada taza de agua) un día después de haberte sacado el diente para mantener el área limpia. Sin embargo, en el caso de tu hijo, debes asegurarte de que escupa el agua salada.[6]
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    Comunícate con el dentista de tu hijo si sigue sangrando más de quince minutos. Vale la pena reiterar esto, porque un diente de leche flojo no debe causar un sangrado a ese nivel.[7]
    • El sangrado constante puede ser una señal de que permanece un pedazo de diente, que se ha dañado el área o que tu hijo tiene un problema de salud que causa el exceso de sangrado. Ve sobre seguro y comunícate con un profesional.
    • Con esto en cuenta, un poquito de goteo en el área del diente suelto o un poquito de sangre en la saliva de tu hijo no indica un sangrado activo. Si no hay un sangrado abundante en el área, por lo general es mejor que esperes a que deje de sangrar.[8]

Método 2
Método 2 de 2:
Detener el sangrado de la extirpación de un diente permanente

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    Deja que un dentista te saque el diente. No vale la pena ahorrar un poco de dinero para tomar un alicate y sacártelo tú mismo. Puedes romper el diente, causarte un daño en los nervios, encías o mandíbula, infectarte o sangrar en exceso.
    • Deja que un profesional de la salud dental diagnostique tu problema y lo resuelva de forma adecuada, y a lo mejor incluso conserve tu diente durante el proceso.[9]
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    Sigue las indicaciones de tu dentista para cuidarte después de haberte sacado un diente. El cuidado recomendado variará según el tiempo de diente extirpado, el método de extracción, tu historia clínica y varios otros factores.
    • Los siguientes pasos brindan un consejo general para el cuidado después de la extirpación de un diente. Sin embargo, no reemplazan el consejo específico de tu dentista.
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    Muerde una gasa limpia, húmeda para formar un coágulo. El dentista te dirá que lo hagas después de sacarte el diente. Los dentistas por lo general te indican que lo mantengas así al menos quince minutos y tal vez treinta o sesenta minutos, dependiendo de las características particulares de la extracción.[10] [11]
    • Sigue presionando constantemente y mantenlo en su lugar en tu boca. No querrás interrumpir la formación del coágulo.
    • Si la gasa se empapa de sangre en quince minutos, ponte una nueva gasa sin sacar la anterior. Una vez más, no querrás interrumpir la formación del coágulo.
    • Después de ponerte la primera gasa de 45 a 60 minutos, quizás tengas que seguir poniéndote nuevas gasas por tres o cinco horas más, o incluso más tiempo. Sigue las indicaciones del dentista.
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    Mantén tu cabeza levantada, con tu rostro ligeramente inclinado. Como se mencionó en la sección de un diente de leche flojo, usa la gravedad a tu favor para reducir el flujo sanguíneo a tu cabeza y limitar el drenaje de sangre hacia tu garganta.[12]
    • También vale la pena repetir el proceso de la sección del diente de leche. Las náuseas es una consecuencia común por tragar sangre, así que inclina la cabeza un poco siempre que tu boca (o nariz) sangre.
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    Usa una bolsita de té. No, no tomes té caliente (ni café ni caliente ni ninguna bebida ni comida caliente el primer día o según te lo indique el dentista), ya que puede disolver los coágulos sanguíneos. Más bien, confía en las cualidades para la coagulación que se encuentran en el té negro.
    • El ácido tánico que se encuentra en el té negro promueve la coagulación sanguínea, así que humecta una bolsita de té negro normal y muérdela al igual que lo harías con la gasa.[13] Mantenla en su lugar durante quince minutos y fíjate si el sangrado se ha detenido o si sangras menos. Repite lo que sea necesario con otras bolsitas .[14]
    • El té puede manchar de forma temporal los dientes y encía que están alrededor, pero la mancha desaparecerá en poco tiempo.
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    No te enjuagues con agua salada hasta el siguiente día. No sigas las afirmaciones que indican que le agua salada tibia detendrá el sangrado en la boca; es mucho más probable que disuelvas los coágulos que se están formando en el lugar de la extracción del diente. Sin embargo, el agua salada mantendrá el área limpia, así que tiene algo de valor.
    • Enjuágate y escupe una mezcla de una taza de agua tibia y una cucharadita de sal. Hazlo una vez o más al día, 24 horas después de que te hayan sacado el diente o según te lo recomiende el dentista.[15]
    • Además de evitar enjuagarte justo después de sacarte el diente, también debes evitar enjuagarte y escupir cuando la sangre se está coagulando en tu boca. Los enjuagues hechos a base de peróxido y alcohol en particular pueden inhibir la formación de coágulos.[16]
    • A lo mejor tu dentista quiera que no te enjuagues los días después de la extracción para prevenir un alveolo seco, que es cuando un coágulo disuelto expone el agujero que deja una extracción. Esto puede dolerte o infectarse.
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    Comunícate con tu dentista si sigues sangrando después del periodo de tiempo recomendado. Los goteos y manchas de sangre por varios días después son normales y por lo general no son preocupantes, pero el sangrado activo puede ser una señal de complicaciones por el procedimiento o un problema de salud no relacionado con la extirpación del diente.
    • Los goteos de sangre en el lugar de la extracción de 15 a 20 segundos después de sacar una gasa indica un sangrado activo.[17]
    • Además de mantener tu cabeza levantada, limitar la cantidad de ejercicios que realices algunos días es otra manera de reducir tus probabilidades de seguir sangrando. El ejercicio aumenta la presión arterial, que a su vez hace que sea más probable que sangres.[18]

Acerca de este wikiHow

Ken Miyazato, DDS
Coescrito por:
Doctor en Cirugía Dental
Este artículo fue coescrito por Ken Miyazato, DDS. El Dr. Miyazato es dentista en el Centro Médico del Valle de Santa Clara en el área de la Bahía de San Francisco. Recibió su Doctor en Cirugía Dental en la Universidad del Pacífico en 2013 y completó su residencia en el Centro Médico Luterano en 2014. Este artículo ha sido visto 85 902 veces.
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