El síndrome carcinoide es una enfermedad muy poco común que se caracteriza por un grupo de síntomas que ocurren cuando un tumor carcinoide canceroso libera hormonas y proteínas en el torrente sanguíneo. La mayoría de las personas no son propensas a experimentarlo, ya que suele deberse a tumores avanzados, por lo general en el tracto gastrointestinal o los pulmones.[1] Puedes diagnosticar este síndrome al identificar los síntomas. Dado que estos síntomas pueden asemejarse a los de otras enfermedades, también debes someterte a algunas pruebas médicas. Si lo padeces, tu equipo médico lo tratará al combatir el cáncer y aliviar los síntomas.

Método 1
Método 1 de 3:
Identificar los síntomas del síndrome carcinoide

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    Observa si tienes el rostro y el cuello enrojecidos. El color de tu piel puede variar de rosado claro a rojo o púrpura, y tu piel se sentirá caliente. Algunas personas experimentan enrojecimiento sin ningún motivo, pero esto también puede tener un desencadenante. La piel podría permanecer enrojecida solo por unos minutos, pero esto también podría durar horas.[2]
    • Los desencadenantes comunes para el enrojecimiento comprenden al ejercicio, el estrés y las bebidas alcohólicas.
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    Identifica la dificultad para respirar, sobre todo si no tienes asma. Las personas con el síndrome carcinoide podrían presentar síntomas como el asma, a pesar de no sufrir de esta enfermedad. Esto puede comprender a las sibilancias, la falta de aire y sentir que no puedes respirar.
    • Podrías experimentarlo durante un episodio de enrojecimiento de la piel.[3] Si esto ocurre, conversa con un médico tan pronto como puedas para descartar las posibles causas.
    • Solicita atención de emergencia si no puedes recuperar el aliento.
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    Presta atención a los episodios reiterados de diarrea sin una causa evidente. La diarrea es un síntoma con muchas causas. Si tienes el síndrome carcinoide, este puede generar deposiciones sueltas y líquidas que van acompañadas de calambres abdominales. Este es un síntoma común de las personas con la afección, pero la diarrea por sí sola no implica que tienes el síndrome carcinoide.[4]
    • Conversa con el médico para descartar otras causas de la diarrea antes de determinar que padeces del síndrome carcinoide.
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    Detecta los vasos sanguíneos púrpuras en la nariz y el labio superior. Los vasos sanguíneos lucirán como telarañas que se extienden por el área de la nariz y la boca. Si los notas en tu rostro, deberás comunicarte con el médico de inmediato para que revise tus síntomas.[5]
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    Presta atención a los episodios de latidos cardiacos rápidos, junto con otros síntomas. Los latidos cardiacos rápidos podrían durar por periodos cortos o prolongados. Estos por sí solos no indican que padeces el síndrome carcinoide, pero podrían indicar la presencia del mismo si van acompañados de otros síntomas.[6]
    • Una reducción de la presión arterial podría surgir de forma concomitante con cambios en tus latidos cardiacos.
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    Observa si hay una tos persistente cuando no has tenido una enfermedad respiratoria. Si el tumor está en los pulmones, también podría causar una tos persistente. Esto solo suele ser una inquietud si no has tenido una infección previa.
    • También podrías toser sangre.
    • Si la afección no se detecta por un periodo prolongado, podrías desarrollar neumonía.
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    Identifica el aumento de peso sin justificación. Dado que el síndrome carcinoide puede generar químicos adicionales en tu torrente sanguíneo, podrías subir de peso sin una razón aparente. Lo mejor es registrar lo que comes y la frecuencia con la que te ejercitas, de modo que el médico pueda determinar si el aumento de peso podría deberse a una enfermedad.
    • Recuerda que el aumento de peso por sí solo no significa que tengas el síndrome carcinoide.
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    Observa si hay un aumento del vello facial y corporal. Del mismo modo que el aumento de peso, los químicos segregados en el torrente sanguíneo podrían aumentar el crecimiento del vello en el rostro o el cuerpo, sobre todo si eres mujer. Si notas la presencia de vello adicional, conversa con un médico sobre ello.
    • El aumento de vello puede tener muchas causas. El médico puede descubrir la causa del crecimiento del vello e identificar posibles tratamientos.
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Método 2
Método 2 de 3:
Solicitar la opinión de un médico

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    Reserva una cita con el médico. Solicita la cita más próxima. Lleva una lista de tus síntomas, incluidos los que no creas que sean relevantes. También debes indicarle al médico si algo en tu vida ha cambiado recientemente.
    • Pregúntale si hay algunas restricciones previas a la cita que debas seguir, como ayunar.
    • Si el médico cree que tienes el síndrome carcinoide, te derivará a un especialista, como un oncólogo, un endocrinólogo o un cirujano.[7]
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    Permite que el médico te realice un examen físico. Este es un procedimiento no invasivo que se realiza en el consultorio para descartar otras causas. El médico podría buscar los signos de otras enfermedades, como el asma no diagnosticado. Luego determinará si se necesitan más pruebas a fin de detectar la causa subyacente.[8]
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    Sométete a una prueba de orina para identificar los derivados de los químicos segregados. El médico buscará los niveles elevados de determinadas hormonas o sus componentes descompuestos remanentes. Es probable que esto comprenda a una recolección de orina de 24 horas.[9]
    • Esta prueba no genera dolor en lo absoluto, pero podrías tener contratiempos si el médico decide que recolectes la orina en el transcurso de 24 horas. Tendrás que miccionar en una taza o bandeja especial a fin de recolectar la orina. Luego tendrás que guardarla en la refrigeradora hasta la próxima cita con el médico. Lo mejor es hacerlo un día en el que estarás en casa.[10]
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    Sométete a un análisis de sangre para detectar los químicos en tu torrente sanguíneo. Dado que el tumor segregará químicos en tu torrente sanguíneo, un análisis de sangre simple puede indicarle mucho al médico sobre tus síntomas. Él buscará substancias como la cromogranina A. El análisis de sangre no dolerá, pero podrías sentir incomodidad por unos minutos.[11]
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    Hazte una prueba de imágenes como una tomografía o una resonancia magnética si el médico cree que tienes un tumor. Las pruebas de imágenes pueden permitir que el médico observe el tumor y determine si está creciendo. Puedes tener que hacerte una tomografía o una resonancia, lo que dependerá de las recomendaciones del médico. Él podría darte un radioisótopo antes de realizar el examen, de modo que pueda buscar un tumor.
    • El radioisótopo es una cantidad pequeña de una substancia radioactiva, por lo que aparecerá en la tomografía o la resonancia. Esto permitirá que el médico busque áreas o masas anómalas, las que podrían indicar la presencia de un tumor.[12]
    • El médico empezará en el abdomen, el cual es el punto en el que estos tumores suelen ubicarse con mayor frecuencia.[13]
    • Él también podría solicitar un ultrasonido para evaluar el tumor.
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    Permite que el médico use una cámara endoscópica para buscar el tumor. Él introducirá la cámara por la garganta o el recto, lo que dependerá del punto en el que busque el tumor. La cámara endoscópica permitirá que vea y evalúe cualquier tumor que puedas tener.[14]
    • Es probable que esta prueba te genere incomodidad, pero no te dolerá porque se te sedará.
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    Acepta someterte a una biopsia si el médico la considera necesaria. Es probable que tome la biopsia usando una aguja larga que se introduce en el tumor. Él la guiará usando una tomografía o un ultrasonido.[15]
    • El médico podría realizar una biopsia en el hospital o como un procedimiento ambulatorio. Es probable que sientas un poco de incomodidad, pero el médico te dará medicamento para reducir el dolor.
    • En el caso de una biopsia de pulmón, el médico podría optar por enviar una cámara endoscópica por la garganta para recuperar la muestra. Este procedimiento también se puede realizar en la parte exterior de la caja torácica mientras se te administra anestesia general.
    • Si van a realizarte una cirugía cerca del área, el médico podría tomar la biopsia en ese momento.
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Método 3
Método 3 de 3:
Tratar el síndrome carcinoide

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    Sométete a cirugía para extirpar el tumor y el tejido afectado. La cirugía suele ser la mejor opción de tratamiento. Si este está en el pulmón, el médico lo extraerá junto con una porción del mismo. Si está en el tracto gastrointestinal, se extirpará el tumor y los ganglios linfáticos a su alrededor.
    • Este procedimiento es ambulatorio. En algunas personas, este aliviará los síntomas. Sin embargo, podrías necesitar más tratamiento si el cáncer se ha extendido.
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    Toma el octreótido o el lanreótido para tratar los síntomas causados por el síndrome carcinoide. El médico podría recetarte estos medicamentos para ayudarte a lidiar con los síntomas como el enrojecimiento, la diarrea y los problemas relacionados. Estos evitan que el tumor excrete más químicos. Por lo general, estos se administran junto con otros tratamientos, como la cirugía.
    • Estos medicamentos suelen recetarse mayormente cuando el tumor se ha extendido.
    • En algunos casos, el médico también recetará interferón alfa, el cual ayuda a mejorar el sistema inmunitario. Juntos, estos medicamentos pueden reducir el tamaño del tumor.
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    Recibe quimioterapia o radioterapia si el cáncer se ha extendido. El síndrome carcinoide no responderá bien a la quimioterapia, pero podría ser necesaria si el cáncer se ha extendido. La radioterapia y la inmunoterapia también podrían usarse para tratar un cáncer en progreso. El médico determinará si es la mejor opción de tratamiento para ti.
    • Él podría no recomendar la quimioterapia si te sigues sintiendo mal.
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Consejos

  • Acude al médico tan pronto como creas que algo anda mal. Si el síndrome carcinoide se detecta de forma temprana, ¡tu pronóstico de recuperación será bueno!
  • Busca grupos de ayuda para el cáncer en tu área. La página web de la Carcinoid Cancer Foundation cuenta con algunos dirigidos específicamente para las personas con el síndrome carcinoide.
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Acerca de este wikiHow

Marsha Durkin, RN
Coescrito por:
Enfermera registrada
Este artículo fue coescrito por Marsha Durkin, RN. Marsha Durkin es enfermera registrada y especialista en información de laboratorio para Mercy Hospital and Medical Center en Illinois. Recibió su título de auxiliar en enfermería en Olney Central College en 1987. Este artículo ha sido visto 5277 veces.
Categorías: Cáncer
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