El autoexamen de mamas es un procedimiento opcional que permite a las mujeres examinarse a sí mismas para detectar síntomas tempranos de cáncer de mama. Un autoexamen mamario mensual puede ayudarte a conocer, observar y aprender a sentir tus mamas para poder percibir con mayor facilidad cualquier cambio.[1] Aunque en algún momento el autoexamen de mamas era considerado como un examen indispensable para detectar el cáncer de mama, hoy en día se tiene en cuenta como una prueba útil y optativa.

Parte 1
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Conocer más acerca del examen de mamas

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    Aprende por qué debes realizarlo. Algunas mujeres se realizan el autoexamen de mamas periódicamente. Los chequeos regulares ayudan en la detección del cáncer, ya que te permiten percibir cualquier cambio que de otra forma no hubieras notado. No obstante, el autoexamen nunca debe sustituir a la mamografía, ya que se considera que esta es una prueba más acertada.
    • Este examen se realiza en busca de lesiones precancerosas o síntomas tempranos de cáncer antes de que este se propague. En esta etapa, el cáncer de mama se puede tratar para evitar que se extienda y se convierta en un riesgo para tu vida. Además del autoexamen, las pruebas médicas incluyen una mamografía. Una mamografía es un tipo de exploración radiográfica que se utiliza específicamente para examinar las glándulas mamarias y detectar la presencia de masas, calcificaciones y otros síntomas de cáncer.[2]
    • Ninguna investigación ha podido evidenciar que el autoexamen mamario disminuye el riesgo de muerte por cáncer de seno, por este motivo muchos especialistas no lo recomiendan. Por esta misma razón, muchas mujeres no lo toman en cuenta; a pesar de eso, puede ser de utilidad.[3] [4]

    ¿Quién debe realizar autoexámenes de mamas? Todos deben hacerlo, sin importar el género. Si bien el riesgo de sufrir cáncer de mama es más bajo en los hombres, puede producirse a una edad avanzada, y podría diagnosticarse tarde cuando es más difícil de tratar.

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    Averigua si estás en riesgo. Existen grupos de personas que tienen más factores de riesgo de contraer cáncer de seno. Asimismo, la preexistencia de características genéticas y ciertas incidencias en tu historia médica pueden ponerte en riesgo. Estos factores son:[5]
    • una mutación en los genes BRCA
    • preexistencia de cáncer de mamas
    • antecedentes familiares de cáncer de seno, en especial a temprana edad
    • mujeres que entre los 10 y 30 años fueron tratadas con radiación en el pecho
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    Empieza en el momento adecuado. La autoevaluación mamaria debería hacerse a partir de los 20 años de edad, y a partir de entonces, una vez al mes para percibir cualquier cambio conforme avance el tiempo.[6] Además del autoexamen, es necesario realizar una evaluación mamográfica anual a partir de los 45 años como máximo; sin embargo, puedes someterte a esta prueba desde los 40 años.
    • Puedes continuar con las mamografías anuales que iniciaste a los 45 o puedes disminuir la frecuencia a una vez cada dos años.[7]
    • Si perteneces al grupo de personas con mayores probabilidades de tener cáncer de seno, debes empezar a someterte a los chequeos a los 40 años. Teniendo en cuenta que el riesgo de adquirir cáncer es alto, probablemente tu médico te indique exámenes más frecuentes.
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    Sométete a un examen clínico de seno (CBE clinical breast exam). Además del autoexamen mensual, el médico debe realizar un examen de seno al menos una vez al año durante tu chequeo anual físico y ginecológico. En primer lugar, observará tus senos y tus pezones. Luego realizará una evaluación física parecida al autoexamen que consiste en palpar el tejido mamario y el tejido debajo de tus brazos.
    • El objetivo es detectar cualquier arrugamiento o cambio en la piel alrededor de los senos, secreción anómala, orientación irregular de los pezones o algún nódulo que pueda ser un síntoma de la presencia de un cáncer subyacente.[8]
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    Sométete a pruebas especiales. En ocasiones, un autoexamen no será suficiente. Si te encuentras particularmente en riesgo, como por ejemplo, si tienes una larga historia familiar con elevados casos de cáncer; probablemente el médico te recomiende una resonancia magnética de seno. Las resonancias magnéticas son pruebas más sensibles que permiten obtener imágenes más exactas. No obstante, a menudo conducen a falsos positivos que a su vez conllevan a biopsias innecesarias.[9] [10]

Parte 2
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Realizar un autoexamen de mamas

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    Realiza la prueba una vez al mes. Si sueles autoexaminar tus mamas, trata de hacerlo una vez al mes. El momento idóneo para llevarla a cabo es aproximadamente una semana después del final de tu menstruación. En este momento, tus senos están menos suaves y grumosos, ya que durante la menstruación los senos suelen tomar esa textura debido a cambios hormonales.[11]
    • Si tus menstruaciones son irregulares, realiza el autoexamen el mismo día cada mes.
    • Si no deseas autoexaminarte una vez al mes, puedes hacerlo con menos frecuencia. Todo depende de lo que te haga sentir más cómoda.[12] [13]
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    Realiza un examen visual. Una forma de identificar algún problema con tus mamas es buscar algún cambio en su aspecto. Párate frente a un espejo sin blusa y sin sostén (brasier). Coloca tus manos en a tus caderas. Presiona con firmeza hacia abajo con tus caderas para contraer los músculos; esto ayudará a notar algún cambio. Presta atención a cualquier enrojecimiento o descamación en la piel o pezones, cualquier variación en el tamaño, contorno o forma; asimismo, fíjate en la presencia de algún arrugamiento o hundimiento en esa zona.
    • Adicionalmente, revisa debajo de tus mamas. Chequea de lado a lado levantando tus senos para que puedas observar la parte inferior y a los costados.
    • De igual manera, levanta tu brazo solo hasta la altura de la cabeza y mantenlo en esa posición para que puedas examinar la zona de la axila. De esta forma evitarás que los músculos de la zona se contraigan demasiado, ya que esto podría distorsionar tu percepción.[14]
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    Colócate en posición. La mejor posición para llevar a cabo un autoexamen físico es acostada boca arriba, pues así se facilita la evaluación, ya que el tejido mamario se aplana horizontalmente sobre el pecho. Acuéstate sobre tu cama o en un sofá con el brazo derecho levantado sobre tu cabeza.
    • Algunos expertos recomiendan realizar el examen de pie o en ambas posiciones: parada y acostada para garantizar la evaluación exhaustiva de cada una de las capas del tejido mamario. Puedes realizar este procedimiento con toda comodidad durante el baño o después de él. Elige la forma que funcione mejor para ti. [15] [16]
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    Comienza el examen. Con la ayuda de tu mano izquierda, palpa alrededor de tu seno derecho. Empieza por la zona debajo de la axila. Al principio debes presionar suavemente pero con firmeza. Esto te ayudará a palpar la primera capa de tejido debajo de tu seno. Con la ayuda de las yemas (no de las puntas) de los tres dedos medios forma pequeños círculos. Continúa con este movimiento hacia arriba y hacia abajo sobre el tejido mamario (como si estuvieras moviendo una máquina cortadora de césped) hasta que hayas cubierto todo el seno y la zona de la axila.[17]
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    Repite el movimiento con más fuerza. Una vez cubierta toda la mama, repite el movimiento, esta vez presionando con un poco más de fuerza. De esta manera, llegarás a la zona más profunda y podrás examinar las capas internas del tejido mamario.[18]
    • Es normal que sientas tus costillas durante el procedimiento.
    • Es normal sentir un área más gruesa cerca y debajo de los pezones donde se encuentran los conductos lácteos.
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    Revisa tu pezón. Después de examinar tu seno, es necesario que evalúes tus pezones en busca de alguna anomalía. Presiona ligeramente tu pezón, pero con firmeza; apriétalo con el dedo pulgar y el índice. Observa la presencia de cualquier nódulo o secreción.[19]
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    Pasa a revisar el otro seno. Una vez culminado el autoexamen completo de tu seno y pezón derecho, repite el procedimiento de principio a fin en tu seno izquierdo. Cambia de brazo, colócalo detrás de tu cabeza y examina tu seno izquierdo con la mano derecha.
    • Si prefieres realizar el examen de pie debes seguir el mismo procedimiento.[20]
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    Comunícate con tu médico. Si notas la presencia de un nódulo, fíjate en su textura. Los nódulos anómalos, que pueden ser motivo de preocupación, suelen ser firmes y grumosos al tacto, tienen bordes irregulares y se sienten como si estuvieran pegados a tu pecho. Si percibes algo similar, comunícate con tu médico y pídele una cita para que te examine lo más pronto posible.
    • A muchas personas les cuesta mucho determinar si un nódulo mamario es normal o no. Uno de los objetivos de realizar los autoexamenes periódicamente es aprender a reconocer los nódulos habituales y los recientes. Si tienes dudas al respecto, pídele a tu médico que te muestre qué es normal y qué no lo es. Probablemente, en su consultorio pueda enseñarte algunas imágenes que puedan ayudarte.
    • Si el nódulo es pequeño y no presenta las características antes mencionadas, aun así es mejor comunicarse con el médico para confirmar que no se trata de un tumor maligno. No entres en pánico. Ocho de cada diez nódulos son benignos.[21] [22]

Consejos

  • Los autoexamenes por sí solos no bastan para diagnosticar con certeza un cáncer de mama. Siempre deben complementarse con exámenes mamográficos regulares. No olvides que mediante la mamografía se puede detectar el cáncer de mama antes que algún nódulo se vuelva visible o palpable.
  • Los hombres también pueden padecer de cáncer de mama. Por lo tanto, ellos también deberían hacerse un autoexamen; sin embargo, el cáncer de mama es 100 veces más común en mujeres.[23]

Acerca de este wikiHow

Carrie Noriega, MD
Coescrito por:
Obstetra y ginecóloga certificada por el colegio oficial
Este artículo fue coescrito por Carrie Noriega, MD. La Dra. Noriega es una obstetra y ginecóloga certificada por el colegio oficial, y escritora médica en Colorado. Se especializa en salud de la mujer, reumatología, neumología, enfermedades infecciosas y gastroenterología. Recibió su doctorado en la Creighton School of Medicine en Omaha, Nebraska, y completó su residencia en la Universidad de Missouri - Kansas City en 2005. Este artículo ha sido visto 10 251 veces.