Si has empezado a notar la presencia de un bulto raro alrededor de la base del cuello, es posible que sea un nódulo tiroideo. Se trata de crecimientos anormales de las células tiroideas dentro de la glándula tiroides, los cuales generalmente son benignos; no obstante, algunas veces pueden ser cancerosos. Aunque la aparición de estos bultos en el cuello puede generar temor, la mayoría de las veces son inocuos y tienen tratamiento. El tipo de tratamiento y la forma de reducirlos depende de sus características en cada caso; por lo tanto, para saber si lo más adecuado para ti es la medicación o una cirugía es necesario que el médico realice un diagnóstico.

Parte 1
Parte 1 de 2:
Realizar un diagnóstico

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    Acude al médico para determinar mediante una evaluación física si tienes nódulos tiroideos. El médico buscará indicios de hipertiroidismo (tiroides hiperactiva) y de hipotiroidismo (tiroides hipofuncionante); además, examinará tu tiroides al tragar. Si los bultos que se encuentran en el cuello se desplazan hacia arriba y hacia abajo, el médico comprobará que se trata de nódulos tiroideos.[1]
    • Los síntomas más comunes de hipertiroidismo incluyen temblores, ansiedad, insomnio, exaltación de los reflejos y ritmo cardíaco acelerado e irregular. Los síntomas más comunes del hipotiroidismo incluyen piel seca, sensibilidad al frío, aumento de peso y ritmo cardíaco lento.
    • Si es posible, visita a un endocrinólogo para que te realice esta evaluación, ya que es el especialista en problemas de la tiroides.
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    Hazte un análisis de sangre para comprobar el funcionamiento adecuado de la tiroides. Para evaluar la función tiroidea y determinar si existe hipertiroidismo o hipotiroidismo se miden los niveles en sangre de la hormona estimulante de la tiroides (TSH), la triyodotironina (T3) y la tiroxina (T4). Asimismo, quizá ordene una prueba de anticuerpos antiperoxidasa tiroidea y de anticuerpos antitiroglobulina, los cuales sirven para determinar si la presencia de nódulos indica una afección mayor de la glándula tiroides.[2]
    • Los exámenes para medir la función tiroidea pueden realizarse a cualquier hora del día y no requieren de ninguna preparación anticipada como el ayuno.
    • Ten presente que a pesar de que los análisis de sangre son de mucha utilidad para determinar si la tiroides está funcionando bien, lo más probable es que no sirvan para constatar si los nódulos son cancerosos. Si tu médico sospecha que puede tratarse de un cáncer, deberás someterte a unas cuantas pruebas adicionales para comprobarlo.
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    Sométete a una ecografía de tiroides para saber si los nódulos son sólidos. La ecografía le permite al médico hacer un diagnóstico acerca de la forma y estructura de los nódulos tiroideos; además, podrá determinar si se trata de nódulos sólidos o quísticos. Asimismo, mediante la ecografía se puede detectar la presencia de algún nódulo difícil de localizar al tacto. [3]
    • Los nódulos sólidos suelen ser cancerosos y no quísticos, los cuales contienen líquido, por eso es importante realizar esta prueba desde el principio.
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    Pídele al médico que realice una biopsia para determinar si los nódulos con cancerosos. La biopsia por aspiración con aguja fina (BAAF) consiste en tomar una muestra de las células del nódulo tiroideo con una aguja delgada, la cual será examinada más a fondo en un laboratorio. Generalmente, este tipo de pruebas permiten determinar si un nódulo es canceroso o no.[4]
    • Si el resultado de la biopsia no es concluyente, quizá sea necesario repetir el procedimiento o realizar pruebas más profundas que permitan llegar a un diagnóstico más certero.
    • La biopsia se lleva a cabo en el consultorio del médico y dura 20 minutos aproximadamente. Probablemente no sea necesaria ninguna preparación previa; sin embargo, tu médico podría pedirte que no comas ni bebas nada durante algunas horas antes del procedimiento.
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    Sométete a una tomografía de tiroides para saber si los nódulos son cancerosos. Si mediante la biopsia no es posible determinar si los nódulos son cancerosos, lo más probable es que el médico recomiende una tomografía de tiroides, ya que es el procedimiento más efectivo para evaluar los nódulos. La tomografía permite obtener imágenes detalladas de la estructura de la tiroides para determinar con certeza si los nódulos son una señal de cáncer de tiroides.[5]
    • Antes de iniciar el procedimiento, el paciente recibe una cantidad pequeña de yodo radioactivo en forma líquida, pastillas o inyectable. Luego, se acuesta sobre la mesa de exploración con el cuello extendido mientras que un escáner gamma rastrea el yodo y aporta imágenes de la forma en que la tiroides lo procesa.
    • Generalmente, una tomografía dura 30 minutos e implica que el paciente reciba una cantidad pequeña de radiación, pero de manera segura. Para poder tomar las imágenes deberás inclinar tu cabeza hacia atrás.
    • Normalmente, este tipo de procedimientos de llevan a cabo en el departamento de medicina nuclear de un hospital de forma ambulatoria.

Parte 2
Parte 2 de 2:
Seguir el esquema de tratamiento adecuado

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    Mantén una actitud expectante si tu médico te lo aconseja. Es posible que el médico llegue a la conclusión de que no necesitas ningún tratamiento en particular, ya que la gran mayoría de nódulos tiroideos resultan ser benignos. Mantente a la expectativa y observa el nódulo para detectar algún cambio. Además, debes acudir al médico periódicamente para que te tomen las pruebas para evaluar la función tiroidea.[6]
    • Incluso si el médico te recomienda que esperes después de la primera consulta, debes programar una visita de seguimiento a intervalos de 6 a 18 meses para asegurarte de que no tienes nada de qué preocuparte.
    • Si se trata de un nódulo tiroideo benigno y no presenta ningún cambio, ¡quizá nunca siquiera necesites tratamiento!
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    Toma en cuenta la terapia de supresión hormonal para reducir los nódulos benignos. Esta terapia consiste en tomar pastillas de tiroxina sintética, la hormona que produce la tiroides. En teoría, es una forma de ordenarle a la glándula pituitaria que detenga la estimulación de tejido tiroideo en la zona del cuello. Sin embargo, no existe evidencia sólida de que este tratamiento reduzca los nódulos tiroideos en todos los casos.[7]
    • Además, no se ha demostrado con claridad en lo absoluto que haya necesidad de reducir los nódulos tiroideos, así que quizá el médico no te recomiende este tratamiento.
    • Algunos ejemplos de tiroxina sintética son el Levoxyl y el Synthroid.
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    Utiliza yodo radioactivo para tratar el hipertiroidismo ocasionado por los nódulos. La glándula tiroides absorbe el yodo radioactivo que se administra en forma líquida o en cápsulas. Una vez que lo absorbe, los nódulos comenzarán a reducirse y los síntomas del hipertiroidismo irán desapareciendo en un período de 3 meses.[8]
    • A pesar de que consumir algo que contiene radioactividad puede provocar temor, en realidad, en la mayoría de los casos, se trata de un procedimiento muy seguro y efectivo. La cantidad de yodo radioactivo que se utiliza no es suficiente para ocasionar ningún daño de gravedad.
    • Ten en cuenta que, por lo general, este tratamiento está contraindicado para mujeres embarazadas o para aquellas que lo sospechan.
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    Toma fármacos antitiroideos si el médico te lo recomienda. Del mismo modo que el yodo radioactivo, los fármacos antitiroideos se usan para tratar los nódulos que pueden provocar hipertiroidismo. No obstante, estos medicamentos son parte de un esquema de tratamiento a largo plazo que puede dañar gravemente al hígado, así que tómalos únicamente si tu médico cree que los necesitas.[9]
    • Algunos ejemplos de estos fármacos son el propiltiouracilo y el metimazol.
    • Además de daño hepático en casos excepcionales, algunos efectos colaterales de los fármacos antitiroideos incluyen sarpullido, picazón, pérdida de cabello y fiebre.
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    Sométete a cirugía para eliminar nódulos complicados o cancerosos. La cirugía está indicada para extirpar nódulos malignos o que ocasionan síntomas obstructivos, como dificultad respiratoria grave o problemas de deglución. Si los nódulos son cancerosos o hay sospecha de que lo sean, quizá el médico recomiende extirpar también el resto de la tiroides para evitar que el cáncer se disemine.[10]
    • Generalmente, la cirugía de tiroides requiere hospitalización y anestesia general. Tras la cirugía es posible que sientas dolor en el cuello durante 1 o 2 días, además, la incisión te dejará una cicatriz pequeña.
    • Después de este procedimiento, llamado tiroidectomía, tu cuerpo necesitará recibir la cantidad normal de hormona tiroidea, por lo que tendrás que tomar tiroxina sintética de por vida.[11]
    • La tiroidectomía es el tratamiento más frecuente y exitoso para tratar el cáncer de tiroides; además, el riesgo que implica es mínimo.

Consejos

  • A pesar de que no siempre se logra identificar la causa de la aparición de nódulos tiroideos, a veces sucede debido a una deficiencia de yodo. Para disminuir el riesgo de desarrollar nódulos tiroideos en un futuro, asegúrate de incorporar a tu dieta alimentos ricos en yodo, tales como, mariscos, algas marinas, huevos y productos lácteos.

Acerca de este wikiHow

Luba Lee, FNP-BC, MS
Coescrito por:
Junta de revisión médica
Este artículo fue coescrito por Luba Lee, FNP-BC, MS. Luba Lee es una enfermera profesional certificada en Tennessee. Recibió su maestría en Ciencias de Enfermería en la Universidad de Tennesee en 2006. Este artículo ha sido visto 3322 veces.
Categorías: Cáncer